Lo que sucede con Fernanda Melchor es que nada de lo que dice nos es indiferente. Es una escritora demasiado intimidante, al abrir su más reciente novela Páradais ya te ha tomado del brazo con un poco de fuerza para decirte suavemente: ¡ven te cuento! No te suelta, no te deja escapar, salir, parar o abandonar. Esa pulsión es envolvente y fascinante aunque se repita una y otra vez.