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CAMBIO DE MATRIZ PRODUCTIVA: ¿Ilusión movilizadora y lucha de posiciones? * por Francisco Muñoz Jaramillo** y Diego Carrión***

09 junio 2013.  Lalineadefeugo.info

En el mes de Octubre de 2012 en una entrevista de la televisión peruana[1], el presidente de la república reconoció paladinamente que no se había hecho ningún cambio de la matriz productiva durante sus cinco años de gestión gubernamental. A raíz de esta declaración, Alianza País retoma esta propuesta de inicios del gobierno en el 2006 y la presenta como emblema de campaña electoral para la reelección de Correa en el 2013

La coyuntura de mayo  del año en curso tiene como antecedente principal, precisamente este anuncio realizado por parte del Gobierno y Alianza País sobre el “cambio de matriz productiva”. Así el discurso oficial de la campaña electoral de Febrero – “cocinado” técnicamente en la SENPLADES – vuelve a ser planteado reiteradamente por parte de los funcionarios del gobierno y por el vice presidente de la república en su discurso en  la posesión del día 24 de Mayo[2].

Cambio de Matriz en este caso se refiere principalmente a la diversificación de la producción nacional, al auspicio de distintos sectores económicos y variedad de valores de uso: el extractivista, el   industrial y agroindustrial.  También incluye el impulso del sector comercial a través de la multiplicación de mercados para la exportación de nuestros productos, así como la promoción de los sectores de la biodiversidad y la industria del turismo. Esto implica desarrollo  científico tecnológico a través del modelo de universidad propuesto: todo encaminado efectivamente  al  cambio de matriz productiva, el desarrollo endógeno y con la intención de reducir el peso del eje extractivista o de la tradicional economía primario exportadora del Ecuador.

En esta comprensión, que da cuenta de la matriz productiva, queda en la sombra la política  orientada  al cambio de patrón de acumulación que se orienta a transformar las relaciones de producción y de propiedad en la línea de redistribución de los medios de producción a través, por caso, de la reforma agraria, la desprivatización del agua, la promoción privilegiada del pequeño y mediano productor así como la defensa de la soberanía nacional y la integración regional, es decir  de la periferia frente al avance comercial del centro, en la perspectiva de cambiar gradualmente las relaciones de producción y acumulación en tanto necesario tránsito hacia el paradigma propuesto del Sumak Kausay o Buen vivir.

La diversificación propuesta por el gobierno hace referencia a la relación que se establece entre los distintos sectores de la producción (matriz), caracterizándose por la importancia privilegiada en uno de ellos (el extractivista) dentro del proceso de acumulación, generación de empleo e innovación (Duque, 2013, p. 66).

El discurso oficial caracteriza las  categorías matriz productiva[3] y patrón de especialización[4] fuera de la historia y lejos de una comprensión de la dinámica estructura-clases. Es el caso de considerar la disponibilidad y distribución desigual de recursos productivos como un dato fijo, sobre el cual se puede actuar solo en sentido paliativo dentro del marco competitivo del mercado (que desconoce el carácter oligopolio de la economía nacional y sus rigideces) o por las transformaciones jurídicas[5], antes que por la acción distributiva directa del Estado apoyado y legitimado por la sociedad. Al igual que supone que los ejes de acumulación han sido escogidos con ajuste  a los intereses de los gobiernos de turno (El Telégrafo, 2013, pág. 8), y por lo tanto el patrón de especialización poco o nada tendría que ver con la influencia del carácter dependiente de la economía nacional, que puede determinar el rumbo del cambio de  la matriz.

A nivel conceptual, estas carencias terminan reduciendo el contenido de matriz productiva al patrón de especialización. Por tanto la transformación de la matriz productiva se resume en el cambio o diversificación de valores de uso que funcionan como ejes de acumulación. Se deja de lado la estructura de la propiedad y de los medios de producción, y no se abordan los límites estructurales de nuestra condición dependiente, propios de la categoría patrón de reproducción de capital.

En nuestro país se ha  podido observar históricamente que el sector extractivista hizo uso del Estado y su institucionalidad (estado  rentista  llamado oligárquico),  imponiendo a la conducción del Estado de manera inmediata los intereses de determinadas fracciones de clase ligadas al extractivismo. Esta forma de relación entre la institucionalidad del Estado y la economía extractivista se repite en muchos de los países que han privilegiado como ejes de acumulación los valores de uso primarios. Regímenes autoritarios, corrupción y control privado de los recursos son algunas de las características propias de los países donde la industria extractiva es el  eje de su economía, en tanto los grupos de poder tradicionales-oligárquicos y transnacionales han usufructuado históricamente de esta relación (Urteaga, 2011, pág. 33).

En este contexto conceptual (que define las principales características y enfoques de la matriz productiva) se encuentra  presente en el  debate nacional  la lucha de  posiciones, las mismas que reflejan los principales conflictos y coincidencias entre sectores y fracciones dominantes como: la oficial de un sector gubernamental representada por parte de Fander Falconi[6], secretario de Planificación (SENPLADES); la del ex Jefe negociador del TLC con EEUU, Manuel Chiriboga[7], así como Mauricio Dávalos, ex ministro del gobierno de Correa; y el editorialista guayaquileño Walter Spurrier[8].

Falconí propone una diversificación de mercados para la exportación, privilegiando un acuerdo con el MERCOSUR que garantizaría la sustitución selectiva de exportaciones – es decir el desarrollo endógeno – el impulso de la industria de base como petroquímica y siderurgia para que logre algunos encadenamientos productivos; y un importante impulso al desarrollo científico tecnológico a partir del modelo de universidad de la ciudad de conocimiento, Yachay.

Otros voceros como Mauricio Dávalos y Manuel Chiriboga sostienen la necesidad de ampliar las exportaciones basados principalmente en el acuerdo con la UE, la apertura hacia la inversión extranjera y un desarrollo endógeno centrado principalmente en los productos agrícolas y agroindustriales. Para esto se requiere principalmente la industria petroquímica como necesario soporte del desarrollo agrícola y agroindustrial. Una posición relativamente diferente es la de Spurrier[9] -representante de ciertos sectores guayaquileños – que manifiesta la necesidad de los mercados seguros con la Unión Europea y su oposición al cambio de matriz.

II

Hace unas semanas[10], luego del viaje efectuado  por el presidente Correa a Alemania y Milán, el gobierno nacional anunció la disposición de firmar un definitivo tratado de Comercio con la Unión Europea (UE) y discutir la suscripción de un tratado de protección de inversiones. Esto, por una parte, reubica y limita, paradójicamente, la posibilidad del desarrollo endógeno del programa de cambio de  matriz productiva planteado por la SENPLADES, y por otra, deja definitivamente de lado aspectos ligados a la transformación del patrón o régimen de acumulación. Por ejemplo,  temas como: la re-distribución de la tierra, des-privatización del  agua, soberanía alimentaria, agroecología, economía familiar campesina, economía social solidaria, limitación de la explotación extractivista minera a gran escala, etc. Por el contrario, se advierte que estas políticas, sectores y ofertas requieren ser subordinados a las necesidades de producción y productividad. Tal es el caso de los negocios de la agroindustria que afecta a la economía campesina y privilegiadamente se dirigen hacia los mercados de exportación, como el europeo, transformando limitadamente la matriz productiva y conservando el régimen o patrón de acumulación vigente.

Desde esta perspectiva, el Código de la Producción[11] aprobado hace unos meses se vuelve un instrumento de principal importancia en el camino de conservar el patrón de acumulación existente en un contexto de  limitados  cambios de la matriz productiva. Una y otra propuesta, el cambio de matriz productiva como el acuerdo comercial y el tratado de inversiones con la UE, evidencian y afianzan el modelo económico del proyecto de Correa y dejan ver las principales contradicciones al interior del gobierno en torno al enfoque de desarrollo a implementarse en este próximo período 2013-2017.

Contradicciones y conflictos en tanto se debate: ¿en qué dirección se avanza?, ¿qué modelo de desarrollo se implementa? Aquí se advierte que el gobierno de Correa se encuentra,  aparentemente, frente al siguiente dilema. O se establece el acuerdo propuesto  con la UE, que restringiendo mercados y limitando el cambio de matriz productiva, posición apoyada por sectores empresariales de viejo cuño ligados a la monopolización de la economía; o por el contrario, se avanza por el sendero defendido por funcionarios y tecnócratas del gobierno ligados a sectores e intereses de la mediana burguesía que aspiran a la producción interna y a mercados diversificados de exportación, la inclusión en el tratado del Mercosur y, en definitiva, el cambio de  matriz productiva.

Efectivamente, de concretarse el anunciado acuerdo comercial con la UE, se limitaría o anularía el cambio de matriz productiva, como se puede advertir de las conclusiones presentadas  por el  estudio dirigido por Fander Falconí y Hugo Jácome, en la FLACSO y publicado hace aproximadamente dos años en el libro “El retorno de las carabelas: Acuerdo comercial multipartes entre Ecuador y la Unión Europea”. En dicho libro, el artículo del economista Jácome sostiene  que el mencionado  acuerdo comercial beneficiaría especialmente la exportación del banano que tiene un alto arancel en Europa. Por otra parte, se dice que el nivel de incremento del PIB sería muy pequeño, apenas del 0,32% y los efectos sobre  la pobreza y desigualdad mínimos o nulos. Se incrementarían las importaciones, y se produciría un deterioro en el saldo comercial bilateral,  agravándose la balanza comercial global, y se perdería una importante recaudación fiscal efecto de la disminución de aranceles para productos provenientes de Europa. Los principales sectores europeos beneficiados  por este tratado  serían: el farmacéutico (química), metalmecánico, maquinaria y equipo, vehículos y otras manufacturas.

Los más perjudicados en Ecuador, por otro lado,  serían los pequeños productores campesinos y los consumidores. La ampliación de mercados para el banano generaría un incremento de la producción a costa de los recursos de otros productores agrícolas: tierra, mano de obra y capital se recanalizarían hacia el sector de exportación, mientras otros productos campesinos verían disminuir sus posibilidades de inversión. Una menor oferta de alimentos incrementaría los precios al consumidor, afectando la reducción de la pobreza (Wong, 2010, pág. 57).

La liberalización de barreras comerciales fomentaría, por otra parte, la competencia entre desiguales, generando una profundización de la precariedad en el campo, tal como ha acontecido, por caso,  en México, país que sostiene tratados con EE. UU. y  la Unión Europea[12]. Tal es el nivel de afectación que el actual gobierno mexicano ha tenido que implementar programas de repartición de alimentos, de limitada capacidad nutritiva (proporcionados por Pepsico y Nestlé), en las zonas rurales para aplacar el hambre. Esto en un país que hace poco era autosuficiente en materia alimentaria. (Bellinghausen, 2013); (Riveiro, 2013).

En consecuencia, dice el mencionado libro, se reforzaría la vía primaria exportadora del Ecuador (productos agrícolas, agroindustriales y pesqueros). Concluye señalando que: “En consecuencia las posibilidades de impulsar procesos de desarrollo endógeno con la industria nacional, en especial los de la pequeña y mediana escala, se verán amenazados con la firma de un TLC con Europa”  (Falconí, Jácome, & Acosta, 2011).

Y ”anulará” -dice Fander Falconí en el mismo libro- “cualquier opción de relativa autonomía que pudiera ejercer el Ecuador y contribuirá a subordinar el espacio económico del país a los requerimientos de la producción de bienes y de servicios de las transnacionales europeas, como ya lo hizo la Corona británica durante la segunda mitad del siglo XIX”  (Falconí, Jácome, & Acosta, 2011).

Adicionalmente, desde esta perspectiva analítica habría que considerar que la diversificación requiere de mercados para cambiar la matriz productiva, pero que variables económicas como la dolarización y la balanza negativa comercial impiden esta perspectiva, y limitando la viabilidad del desarrollo endógeno. La presencia del dólar y su apreciación, estimulan una rígida estructura de costos que, frente a la devaluación de países vecinos, vuelven menos competitivas a nuestras exportaciones (Duque, 2013, pp. 68-69).

Otro elemento a ser considerado en este examen – respecto a la viabilidad del cambio de matriz productiva propuesta – es el potencial de encadenamiento de las ramas productivas. Se ha comprobado que los sectores extractivos encadenan mucho menos y con menos sectores (Carrión, 2013). Esto significa que la demanda que generan para otros productores a nivel endógeno es mucho menor, por ejemplo, que el turismo o la agricultura relacionada a la soberanía alimentaria. Por tanto, la dinamización económica y el desarrollo endógeno que pueden apalancar es, a su vez, mucho menor. De hecho, hay evidencia sobre un encadenamiento circular entre sectores extractivos. Es decir que el sector primario apalanca exclusivamente a otros sectores primarios o a aquellos con poco valor agregado. Es el caso por ejemplo, de la agroindustria y la petroquímica: el desarrollo agroindustrial requiere de la producción de fertilizantes y pesticidas derivados del petróleo, o el caso de la metalurgia que se encadena principalmente con la minería metálica. Por esta razón, la priorización de la explotación extractiva se contradice con el cambio de matriz productiva: no existe por parte de la primera un apalancamiento significativo de la demanda interna que promueva el cambio de valores de uso como ejes de acumulación, quedando estos atados nuevamente al mercado externo.

 

III

Este modelo de desarrollo y el posible  acuerdo con la UE pondrían en cuestión la idea del tránsito defendido por la ideología y  discurso oficial. En este sentido se ha argumentado durante estos años la necesidad de ciertos cambios económicos y políticos  para avanzar en el tránsito al Sumak Kawsay o Buen Vivir. Es decir se evidenciaría críticamente el carácter de la llamada transición al que se ha hecho referencia en documentos oficiales: ‘Vamos a lograr’- dice el programa de Alianza País 2013- ‘una transición para la gran transformación…’ y continua… ‘La procura del Buen Vivir requiere políticas y programas que desestructuren las bases de una matriz productiva ya dada, que abra las posibilidades para la diversificación de la economía, logre la reactivación de las fuerzas productivas locales y la generación de empleo digno, para reforzar el carácter democrático del Estado.’ (Alianza País, 2013, p. 46).

Posición que a su vez desata y evidencia las controversias al interior del gobierno y Alianza País y determinados intereses de fracciones de clase: entre la posición expresada por Correa- a propósito de prometer firmar un tratado comercial con la UE- y aquellas que promueven un cambio de matriz productiva, la diversificación del comercio de exportación y el eventual ingreso al Mercosur como alternativo al tratado con la UE.  Contradicción que, por una parte, expresa la tensión que se da entre sectores e intereses ligados a la exportación – grupos económicos monopólicos,  exportadores de bienes primarios, importadores, etc. – y, por otra, aquellos sectores e intereses burgueses medios ligados a una  tecnocracia gubernamental que apuestan por el desarrollo endógeno, una industrialización que sustituya importaciones y limite los monopolios, y  la abierta transnacionalización de la economía.

Frente a esta tensión manifiesta, el Presidente Correa opta por una expresión ambigua de aparente conciliación[13] de las posiciones internas cuando, días después de su regreso de Europa, argumenta en la sabatina realizada el cuatro de Mayo a favor del acuerdo con la UE y la posibilidad del ingreso al Mercosur. Al parecer, en su discurso el presidente de la república  modifica la posición  asumida a su regreso de Europa.[14]

El examen realizado líneas antes trae a la reflexión problemáticas de distinto orden que en la inmediata coyuntura son necesarias plantear: ¿hasta dónde la propuesta de la SENPLADES tiene viabilidad política, técnica y estructural para implementarse?; ¿hasta dónde es viable  el cambio de matriz productiva en el sentido planteado por el programa de Alianza País en las últimas elecciones y el día de la posesión del presidente?; ¿cabe el desarrollo endógeno como un proceso de industrialización real, de sustitución de importaciones, en medio de un acuerdo comercial con la UE, o solo nos abocaremos con este acuerdo a la producción agroindustrial, agrícola y pesquera para la exportación a los mercados europeos, abriendo nuestra economía, mercado de importación y posibilidades de producción e inversión al capital transnacional europeo?; ¿cabe, como sostienen algunos integrantes del gobierno y el propio presidente Correa, un acuerdo con el Mercosur si se establece otro con la Unión Europea, y si expresa una contradicción de intereses e ideológica  entre  facciones de Alianza País?; ¿las condiciones políticas e institucionales del estado configurado en estos años, tienen la capacidad de actuar revirtiendo el peso de la determinación económico estructural que tiene como eje en Ecuador y América Latina el extractivismo?

En este sentido planteado, y frente a la situación conflictiva generada por el anuncio del tratado comercial con la UE,  quizás habría que hacerse la misma pregunta que se hace  la región: ¿Se  transita en la fase actual  a otro patrón de acumulación: de la matriz y patrón de acumulación primario exportador al patrón de exportación productiva especializada, como plantea Osorio?  (Osorio, 2006, pág. 74).

Problemáticas que requieren contextualizarse, atendiendo las características y tendencias económicas de la mundialización, en tanto la recuperación de la crisis del capitalismo mundial requiere la recomposición del capital transnacional financiero. Una de las salidas ensayadas es trasladar sus inversiones al sector real de altos ingresos (reconcentración de tierras, explotación minera). Los países periféricos deben aportar su cuota para un proceso que consiste en la entrega acelerada de sus recursos naturales. Otra vía es la búsqueda de la reducción de los costos de producción para la reactivación económica, lo que se pretende lograr mediante recortes sociales, flexibilidad laboral y  factores extra-económicos como el control político-militar de los recursos de Oriente Medio.

La propia crisis ha exigido a los países centrales mantener medidas de expansión monetaria, altas tasas de inflación y desempleo: inestabilidad que aporta en el corto y mediano plazo al incremento de los precios de los bienes primarios. La demanda mayor o menor de los BRICS, que depende de su dinámica productiva, es otra de las variables a considerar en la tendencia de crecimiento sostenido de los precios. En general los pronósticos son favorables para la industria extractiva en términos de precios. La rentabilidad anunciada podría lamentablemente frenar cualquier intento de modificación del patrón de acumulación y matriz productiva en el Ecuador, volviéndole inviable desde el eje extractivista.

Por otra parte a nivel regional se advierte la estructuración de un nuevo orden económico y político-ideológico que ha generado el “compromiso de los commodities”, sostenido precisamente por el boom de los precios internacionales de las materias primas y los bienes de consumo demandados cada vez más por los países centrales y las potencias emergentes[15].

 

IV

Una política comercial ligada principalmente a la UE  afectaría y reduciría el cambio de matriz productiva, posición reiterada una vez más en el discurso del vicepresidente de la república el día 24 de Mayo.

Situación, por otra parte que evidenciará – en el contexto de las contradicciones analizadas en este artículo – la mantención de la política económica asumida por Correa en su Gobierno durante estos años, en que no ha cambiado la matriz productiva. Políticamente habría que tener en cuenta los resultados de las elecciones del 17 de febrero, que crean determinadas  condiciones que permiten mantener la orientación de la mencionada política económica,  y que pueden sintetizarse en los siguientes aspectos:  a nivel de escena, la forma de estructuración partidaria de carácter predominante; a nivel estatal, el afianzamiento del rasgo intervencionista del Estado, su autonomía y concreción  hegemónica; la afirmación de los rasgos principales del régimen político. Son aspectos  que dan cuenta  del proceso de articulación de las  elites (clases, fracciones, sectores dominantes) con la institucionalidad política y económica generada, para ejercer el poder durante el gobierno y  encauzar y mantener la reproducción ampliada de  la matriz productiva, cuyo eje central es  el extractivismo o reprimarización de la economía.

En efecto, luego de las elecciones del 2013 (Muñoz F. , 2013) el Ecuador se encuentra ante una fortalecida posición política hegemónica, que principalmente afianzó el predomino  en la escena de la figura carismática-caudillista del presidente y, de manera secundaria, de su movimiento Alianza País. Se ha estructurado una escena en respuesta a la descomposición de las tradicionales representaciones partidarias, por la vía de la conformación de un  sistema de partidos predominante, articulado por Alianza País.

Este nuevo escenario  manifiesta, en contraste con el predominio del gobierno, la situación de las otras tendencias del sistema de partidos: de izquierda y centro izquierda que se encuentran seriamente afectadas o anuladas en su expresión y la limitada presencia de una neo derecha liderada por un banquero guayaquileño. Por otra parte, ha evidenciado la consolidación del régimen político construido en estos años a través de la concentración de poderes o funciones del Estado, el presidencialismo reforzado y la profundización de rasgos autoritarios, en   correspondencia con los requerimientos y condiciones políticas del eje económico del extractivismo (Muñoz Jaramillo, 2012, p. 108).

En este contexto descrito se ha posibilitado en la inmediata coyuntura la negociación de las dignidades del parlamento y el nuevo gabinete ministerial llevado a cabo por la autoridad  del presidente Correa, debilitando a sectores de Alianza País que se han visto marginados y limitados en su gestión técnico-política.

Predominio, en consecuencia que, a nivel de escena, copa por parte de Correa y su movimiento la representación, la conducción y el imaginario colectivo de la izquierda. Resultado que se ha logrado generando situaciones de ofensiva gubernamental para dividir a los movimientos sociales, principalmente el indígena, judicializar la protesta social, reprimir las acciones de rebeldía estudiantil, e influir en la descomposición partidaria a través especialmente   del control de la  reestructurada función judicial.

Al mismo tiempo se han promovido acciones paliativas y de control social  para enfrentar y prevenir los efectos  de la penetración del capital transnacional en las actividades extractivas que trae aparejado  incrementos importantes de la conflictividad social en los territorios afectados (Machado, Svampa, & et.al., 2012). En este sentido – suponiendo que el incremento del gasto social de los últimos años haya respondido a la intensión de incrementar el poder social en miras de fomentar el Sumak Kawsay – la presión transnacional y el poder demostrado para afianzar sus negocios, puede evidenciar el carácter de la política social orientada hacia la contención de conflictos existentes o potenciales. De hecho, hay indicios  de sesgos de carácter asistencial, en la medida que la acción del Estado en relación de la población más vulnerable no apunta a un cambio estructural, ni a generar mejores condiciones de inversión para los pequeños productores. Al contrario, se ha privilegiado a las llamadas economías viables en términos de productividad y eficiencia. Al mismo tiempo se ha demandado de la población más vulnerable afinidad electoral con el proyecto político y el gobierno, a cambio del mejoramiento relativo de sus condiciones básicas de existencia.[16] Cuestiones señaladas que se orientan hacia el control y relación represiva de los movimientos sociales y sus demandas.

Adicionalmente, el mencionado resultado electoral del 2013 fue posible a través de reformas y manipulaciones legales y administrativas de los dispositivos electorales. Es el caso del cambio de método de escaños como también la configuración de distritos en las provincias de mayoritaria población, lo que llevó a obtener una amplia representación parlamentaria a la agrupación oficialista. Son  formas y mecanismos que han significado una profundización de la influencia y el poder de Correa y Alianza País, convirtiéndose en las condiciones para emprender en políticas económicas – principalmente comerciales, como las analizadas en este artículo –  o medidas que reducen o limitan la posibilidad del cambio de matriz productiva propuesta y diseñada por la SENPLADES.

Proceso que, por otra parte,   ha consolidado el bloque del poder y su hegemonía como el carácter intervencionista de la forma de estado construido por el gobierno de Correa en sus cinco años de mandato. Desde la conducción y cohesión del estado se ha afianzado el bloque dominante estatal a partir de mantener y conservar una de las principales condiciones de la estructuración del estado, como es el patrón de acumulación anterior, centrado en la explotación extractivista ligada al capital transnacional de los recursos naturales (mineros, agrícolas, petroleros, transgénicos y biocombustibles), como también a formas oligárquicas de carácter monopólico y oligopólico.

Por otro lado, este patrón de acumulación ha articulado, conjuntamente con los intereses de la banca y el capital financiero, a sectores que han generado, aunque de manera débil, una línea de sustitución de importaciones en el contexto de la política anticrisis (2008) del gobierno nacional. Esto ha favorecido a segmentos de  la industria y a sectores agrícolas que producen para el consumo interno[17], así remozando y modernizando, sin cambiar su eje, la vieja matriz productiva,[18]donde los sectores oligárquicos refuncionalizados cumplen un papel en su relación con los  nuevos grupos  burgueses que han emergido en esta etapa como resultado, especialmente, del  impulso de la inversión público-estatal: configurando la base económica de la constitución del bloque en el poder del periodo.

La afirmación hipotética formulada en un anterior documento de investigación (Muñoz Jaramillo, 2012) se ve corroborada luego de las elecciones de 2013 y las tensiones en torno a las políticas comercial, productiva y extractivista[19] propuestas por el gobierno nacional. Ahí se preveía  la coincidencia entre las tendencias o posiciones neoliberales del periodo anterior y las neo desarrollistas de fuerte intervención estatal generadas y propugnadas, principalmente, por el presidente Correa (Muñoz Jaramillo, 2012) en la línea de afianzar una modernización tecnocrático capitalista. En el proceso de la coyuntura, se ha configurado a nivel del bloque de Estado una relación de disputa de  poder en medio de  la capacidad institucional propia del estado  desarrollada en estos años; habría que analizar si la consolidación de esta coincidencia se mantiene- de acuerdo al examen realizado – en este periodo gubernamental inaugurado el 24 de Mayo.  

En las circunstancias  de la coyuntura, se evidencia, entonces, una situación de tensión entre estas posiciones mencionadas, donde se puede así mismo advertir el peso estructural de sectores fácticos y sus voceros  ligados en el pasado a posiciones neoliberales. 

Hay en este equilibrio, resultado del dilema y contradicciones gubernamentales señaladas que se manifiesta en la escena política, algunos aspectos que caracterizan la forma de implementar la hegemonía y responder políticamente a las necesidades de la  economía: uno, el discurso amplio y abierto sobre la matriz productiva que permite alcanzar la cohesión e imaginario de izquierda del gobierno de Correa en base al emblema de la modernización; dos, la necesidad de cohesión y unidad de burócratas, tecnócratas y asambleístas del gobierno; y, tres, la necesidad de encubrir y/o desplazar  el peso de la tendencia neoliberal del pasado que presiona al gobierno a través de determinados grupos fácticos, sectores y fracciones de clase, así como de medios de opinión, que actúan para influir en la línea de la política comercial trazada por Correa a su regreso de Europa[20].

Sin duda nos encontramos ante el fenómeno que  revela este juego, propio de la autonomía relativa del Estado, al que se ha hecho referencia en la región (Zavaleta, 2006, pág. 34) con el calificativo de “bonapartismo”, para designar a estos regímenes populistas  que  ejercen el poder combinando relaciones con unas y otras fracciones dominantes en pugna por medio del carisma caudillista, a través de una suerte de equilibrio inestable, la retórica, y una forma institucional “gelatinosa”  (Gudynas, 2013, pág. 8).

Las declaraciones y adhesión a la política del gobierno de dirigentes de las cámaras de la producción y comercio y determinados medios de comunicación – expresadas en las últimas semanas a favor de la propuesta comercial con la UE – manifiestan el carácter de la tensión de clases y las fracciones dominantes en torno a la mencionada conducción estatal, desembozándose, por parte de Correa, una conducción y un imaginario gubernamental que confirma su cercanía a determinados intereses y aspiraciones empresariales.

Sin duda la necesidad de articulación y representación de determinadas fracciones dominantes  llevó al presidente de la república – a su regreso de Europa – a llamar a la unidad nacional a los empresarios ecuatorianos. Extraño llamado que dejó a sectores fuera de él, así revelando el peso de grupos fácticos e intereses de clase en el Estado, lo que desmistifica aquella retorica o formulación oficial que afirma que el estado es una representación nacional-popular, o que se encuentra – como dice el programa de Gobierno, en procura de ‘…edificar un estado popular, de todos, que desintegre las viejas estructuras heredadas del Estado burgués, de unos pocos’… que ‘conlleva’- dice el programa-  a ‘modificar las relaciones de poder’ (Alianza País, 2013, p. 45)[21].

Al mismo tiempo que deja al descubierto y en perspectiva del próximo periodo, una nueva coalición  donde ‘queda probado que hay, un desplazamiento definitivo de las posiciones de izquierda que pierden peso’ (Chiriboga 2013) aunque manteniendo la retórica y discurso de izquierdas.

La reorganización de gabinete, de otro lado, propuesta y realizada en las últimas semanas, deja “cabos sueltos”, propio de la expresión ambigua de Correa frente a la política comercial, resultado de la manipulación del acuerdo al interior del equipo gubernamental y  bloque dominante. Lo que deja  abierto el espacio a la controversia y el debate y su posible conclusión en los próximos meses cuando se avizore plenamente la política comercial del gobierno y otras ligadas al cambio de matriz productiva y  extractivismo minero. Queda así postergada (u ocultada) circunstancialmente la aspiración de los empresarios y promotores de este tratado comercial que se han expresado en diversos medios de comunicación, y a los que hicimos referencia al inicio de este artículo.

V.

Es un proceso económico y político  que se da en el contexto de previsibles cambios regionales relacionados con el llamado  ‘compromiso de los Commodities’ (Svampa, 2013) y la flamante integración regional de la Alianza del Pacífico, que tensiona otras formas de interrelación de AL. Se advierte el previsible cambio de la geopolítica latinoamericana: situaciones como la gubernamental de Venezuela luego de la muerte del presidente Hugo Chávez,  donde las contradicciones políticas y los intentos desestabilizadores suscitados a raíz de las elecciones de 2013,  revelan situaciones y expectativas nuevas en la región, y que se necesitan considerar, sobre todo aquellas que tienen que ver con las modificaciones geopolíticas que podrían avecinarse en América Latina en el futuro próximo inmediato.

En esta línea se puede prever formas y tendencias, distintas a las actuales, de reposicionamiento de América Latina en el concierto mundial. Al parecer se evoluciona hacia posturas ligadas a tendencias  de centro,  limitando  las posiciones que se han manifestado a través de la representación de  una suerte de “progresismo populista”. La clasificación que se ha desarrollado por parte de Atilio Borón (Borón, 2013) entre: la izquierda radical, la centro izquierda y la de centro derecha en el continente queda debilitada, advirtiéndose un cambio significativo en la región  en el que  el presidente Rafael Correa, al intentar asumir justamente la mencionada política comercial y  apertura a la inversión extranjera, daría un paso efectivo en la región; limitando la propuesta de cambio y diversificación productiva del Ecuador.

En definitiva, y ahí al parecer está la clave de la coyuntura, asistimos en América Latina al enfrentamiento de dos modelos de desarrollo: uno que es más soberano, vinculado a la producción nacional con la idea de cambiar la matriz productiva y dejar de ser solo países primarios exportadores, con una visión desde el sur;  y otro modelo, ahora hegemónico, que apuesta al libre comercio donde quienes dirigen el mercado terminan siendo las grandes corporaciones, los tratados neocoloniales de libre comercio con las grandes potencias que van contra la integración y la política económica y favorecen la especulación financiera, las importaciones y el consumismo (Lucas, 2013).

*Este artículo, documento de trabajo número 4, se elabora en el marco investigación Balance Crítico del gobierno de Rafael Correa, forma de Estado, Régimen político, desempeño económico y Sumak Kawsay (periodo 2007-2013), y  toma en cuenta los desarrollos  efectuados por los investigadores del equipo de investigación y que se encuentran consignados en la Revista Economía N°102 presentada el 22 de mayo de 2013. Además se ha contado con la participación de la estudiante de sociología-pasante, Gabriela Velarde

** Docente Facultad de Economía. Coordinador Proyecto Balance Crítico del gobierno de Rafael Correa (periodo 2007-2013). Director de la Revista La Tendencia.

***Docente F. Economía,  Miembro del equipo de investigación Balance Crítico del gobierno de Rafael Correa, forma de Estado, Régimen político, desempeño económico y Sumak Kawsay (periodo 2007-2013.)

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NOTAS

[1] Entrevista a Rafael Correa por Augusto Álvarez Rodrich, Televisión Peruana, Octubre 2012, Lima Perú.

[2] Jorge Glas, Vicepresidente de la Republica del Ecuador, se refiere en su discurso de posesión a este punto afirmando: “en este nuevo periodo de gobierno vamos a cambiar la matriz productiva. Llevaremos al Ecuador a la industrialización, impulsando el emprendimiento público y privado: el desarrollo de la siderurgia, metalurgia, petroquímica, como industrias “industrializantes” que desencadenan otros procesos industriales son fundamentales puesto que generan encadenamientos productivos y crean oportunidades para desarrollo de todos los ecuatorianos. El cambio de matriz productiva  tiene como objetivo primordial: ser menos dependientes de los recursos naturales… afirma también “los sectores estratégicos son las verdaderas herramientas de cambio para alcanzar el desarrollo económico y social de todo el Ecuador (…) desarrollaremos una nueva economía basada en el conocimiento, este es el modelos de las ideas y de saber; una economía innovadora, diversificada, solidaria, en clara contraposición al modelo de escasez de los recursos no renovables (…)” (Espinel, 2013).

 

[3] Desde el enfoque teórico de  la SENPLADES la matriz productiva es la forma como se organiza la sociedad para la producción. Es decir se refiere a “las interrelaciones entre distintos actores sociales que utilizan los recursos que tienen a su disposición para llevar adelante actividades productivas” (SENPLADES, 2012, pág. 7).

[4] La relación existente entre producto, procesos y relaciones sociales, se denomina patrón de especialización e indica la incidencia que tiene la elección  de ejes de acumulación particulares, en la concentración de la riqueza y en la relación desventajosa con el sector externo (SENPLADES, 2012, pág. 7).

[5] “… (un) efectivo régimen constitucional de derecho y justicia. (…) romperá el esquema de acumulación de riqueza que sostiene el mercado capitalista”. (El Telégrafo, 2013, pág. 10).

[6] Entrevista a Fander Falconí, del  día domingo 19 de mayo en que planeta las tres propuestas de cambio de matriz productiva: uno la diversificación de mercados para la exportación, dos las sustituciones selectiva de importaciones, es decir desarrollo endógeno, tres la industria de base, esto es petroquímica, siderúrgica, que logre algunos elementos de encadenamientos productivos en  la industria básica, ligados a un  nuevo  desarrollo científico tecnológico a través del modelo de universidad basado en la ciudad del conocimiento,  Yachay (Falconí F. , 2013).

[7] Manuel Chiriboga  pone el acento en los siguientes aspectos 1) Cambio en la matriz productiva;  2) Impulso a industrias básicas y a las prioritarias dice: Petroquímica, siderúrgica, procesamiento cobre, acuacultura, biocombustibles); 3) Sustitución de importaciones especialmente en el campo de la energía; 4) Atracción a la inversión extranjera; 5) apertura comercial paulatina y Regreso al mercado de capitales”. (Chiriboga, 10 años después en el país hay un apoyo favorable para los acuerdos comerciales, 2013)

[8] Mauricio Dávalos sostiene que la línea de sustitución debería anclarse en los productos agrícolas de exportación, también el impulso de la industria de la petroquímica que sustituiría importaciones (Dávalos, 2013).

[9] Spurrier ¿Qué hay que cambiar la matriz productiva?- se pregunta- Si hay que progresar. Pero debe ser un proceso gradual: al surgir una nueva actividad más rentable…lo que no cabe es que se busque destruir lo que tenemos…Un sesgo anti exportador y anti agroindustrial de las políticas públicas mataría la economía costeña…No lo permitamos”. ( El Universo, Domingo 19 de Mayo 2013).

[10] Gira realizada del 15 al 20 de abril del año en curso a Europa  por Rafael Correa Presidente Constitucional del Ecuador.

[11] Código de la Producción publicado en el registro oficial en diciembre 2010.

[12]“Los impactos no se refieren únicamente a la producción y la comercialización de productos agroalimentarios; también se han deteriorado las de por sí precarias condiciones de vida de las y los productores mexicanos…” (Sandoval, Becerra, & Mata, 2010).

[13] ¿Propio de un régimen bonapartista y prevalido de la autonomía relativa del estado en construcción?

[14]Correa Rafael:  “La decisión que hemos tomado- dice Correa-  es empezar el proceso para entrar al Mercosur, no hay que firmar nada todavía, hay que tan solo notificar y crear las correspondientes comisiones que empiecen a negociar con Mercosur el  ingreso del Ecuador. En todo caso – dice Correa en otra parte de su intervención- no perdemos absolutamente nada porque no nos afecta el negociar con la UE y la ruta crítica (sic) para  entrar al Mercosur, esto demora varios meses, tal vez más de un año este proceso de adhesión al Mercosur. Mientras tanto esperamos concretar el acuerdo comercial, no en cualquier condición, no de cualquier manera, sin traspasar ciertas líneas rojas;” Y concluye paladinamente: “Muy bien, no se preocupen, que en esta clase de negociaciones (con U. Europea) hasta que no se acuerde todo, no  está  nada acordado, podemos negociar diez, doce meses, y después evaluamos si no nos conviene decimos: bueno,  no entramos. (…)  Uno de los más graves errores es analizar la conveniencia de entrar en un acuerdo con nuestras condiciones actuales; lo que técnicamente se dice ventajas comparativas estáticas, entonces: No la UE es nuestro principal producto para el banano, entonces si firmamos un acuerdo, probablemente después de 50 años vamos a seguir siendo espectaculares productores de banano y de nada más.” (Enlace Ciudadano, 2013)

[15] Svampa subraya:  “Este orden va consolidando un estilo de desarrollo neo extractivista que genera ventajas comparativas, visibles en el crecimiento económico, al tiempo que produce nuevas asimetrías y conflictos sociales, económicos, ambientales y político-culturales. Tal conflictividad marca la apertura de un nuevo ciclo de luchas, centrado en la defensa del territorio y del ambiente, así como en la discusión sobre los modelos de desarrollo y las fronteras mismas de la democracia” (Svampa, 2013).

[16] Si definimos el asistencialismo como un conjunto de acciones destinadas a dar alivio para relativizar y frenar el conflicto social “…para garantizar la preservación de privilegios en manos de unos pocos” (Alayón, 2008, pág. 46) , es fácil aparejar la teoría a la acción asistencial del presente gobierno y sus resultados: amplio apoyo electoral, debilitamiento de las organizaciones sociales históricas, criminalización de la protesta, gobernabilidad y estabilidad para la inversión nacional y extranjera. Cabe recordar que la reproducción de capital no es solo a nivel económico-contable, sino también una reproducción política e ideológica de las relaciones sociales de producción.

No obstante, en miras de una lógica dialéctica y relacional, es importante apuntar que la inversión social del actual gobierno de ninguna manera puede ser considerada exclusivamente una dádiva de la tecnocracia de la Revolución Ciudadana. Pues fue la lucha social de las últimas dos décadas la que hizo imprescindible la aplicación de dichas medidas como conquista histórica de la movilización social. Incompleto afirmar que la asistencia es solo una manera de paliar la supuesta “ingobernabilidad”, pues desde la perspectiva de la población más vulnerable, representa también un triunfo de sus luchas y la posible plataforma para nuevos ciclos de movilización

[17] Nos referimos a que la política llamada por el gobierno de desarrollo endógeno ha estado ligada  a determinadas circunstancias económicas como la que se dio en el 2008 y que generó una política anticrisis; o en el 2012 por las medidas emergentes del gobierno para enfrentar el déficit de la balanza comercial que llevó a restringir las importaciones.

[18] Entrevista a Rafael Correa realizada por Augusto Álvarez  en octubre 2012. Cit. op

[19] En la  discusión sobre las  reformas de ley minera se advierte claramente la intención del Gobierno de favorecer la inversión de las transnacionales mineras en la línea extractivista propuesta.

[20]Aquí es interesante observar—como lo hicimos –  la posición de Spurrier en defensa de intereses sectores de Guayaquil.

[21] Al respecto Pavel Muñoz, dirá “por lo tanto es fundamental (…) que la propia ciudadanía sea un poder popular, un poder social que sostenga y  mantenga los logros alcanzados para la sostenibilidad de este proyecto de transformación. (…) Hemos hecho una transformación estatal extremadamente significativa (…) el Estado ecuatoriano estaba clarísimamente secuestrado por los grupos de interés, los  grupos de presión por las lógicas corporativas de las clases dominantes. (…)” (Muñoz P. , 2013)

 

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5 COMENTARIOS

  1. ¡¡¡Qué bien!!! significa que el inagotable talento humano, que asimila a la correcta organización social, va a sustituir a la bella pero perecible naturaleza en la consecución del necesitado bienestar social.

    Deduciendo de ello que va a ser una realidad aquello de los cargos públicos por mérito, van a ser incentivadas y difundidas las ideas, propuestas, soluciones, nuevas fuentes de trabajo, anticorrupción, etc., provistas por la ciudadanía.

    Pueblo y autoridades en equipo, calidad, así cualquier sociedad y hasta país sale porque sale del empantanado en el que se encuentre y para vivenciar el fantástico escenario de la libertad, justicia, honestidad, dignidad, salud, talento, bienestar, etc.

  2. Luego de este exhaustivo análisis, no se presenta alternativa alguna. sobre todo a la política extractivista, cuya crítica debería enfocarse a proponer alguna alternativa. La más radical, la del abandono del desarrollismo, que implica crear más consumidores -fortalecedores del sistema capitalista- Y viabilizar el sumak kawsay, entendido éste, desde la filosofía andina, como el buen vivir diseñado desde la socialización de los medios de producción, la abolición de la explotación del trabajo humano, la solidaridad, el abandono de la acumulación y la promoción del sentido de servicio a la comunidad. No a la estatización, sí a la socialización de las empresas, etc.

  3. […] parte de un extenso proyecto de investigación coordinado por Francisco Muñoz, bajo el título “Balance crítico del gobierno de Rafael Correa, 2007-2013”,  cuyo primer avance ha sido recogido en la mencionada publicación. Sus autores ponen en evidencia […]

  4. La propuesta de la matriz productiva es interesante pero utópica mientras no se comprendan, analicen y propongan modelos de ejecución dentro de los sistemas primarios por la diversidad de estos. Así mismo, y muy a pesar, aunque se comprendan, analicen y se propongan si haber resuelto componentes estructurales de estos sistemas primarios diversos la utopía aumenta. A todo esto, como un absurdo animado, esta la nube política de opiniones incoherentes que imprimen contextos legales normas que chocan contra la misma constitución, que aun estando bien planteada se hace utópica. Ahí, en ese contexto mandatario precisamente está la diversidad genética, su preservación, el agua y otros componentes aun inalcanzables para algunas poblaciones de esta patria. Sin embargo, la matriz productiva se abre camino con los grandes, drones, etc., mientras un productor primario sueña en tan solo un impulso para iniciar un cambio al menos en su núcleo pequeño, en un punto lejano de una provincia con enorme riqueza.

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