Por Redacción La Línea de Fuego
En la madrugada del 10 de noviembre de 1990, el escritor ecuatoriano, Gustavo Garzón Guzmán, fue desaparecido. Eran los tiempos del gobierno de Rodrigo Borja (ID), quien mantuvo el Servicio de Inteligencia Criminal de Pichincha (SIC – 10) creado por su predecesor León Febres Cordero. Desde esa madrugada hasta el día de hoy, no se conoce si Garzón “está muerto o no”, dicen en el documental “Brutal como el rasgar de un fósforo”, que se estrenará mañana, miércoles 21 de julio en la sala de cine Ochoymedio.
Tras ser acusado de pertenecer al Movimiento Montoneras Patria Libre (MPL), en 1989, Garzón fue detenido durante un año y medio en el ex penal García Moreno, tiempo en el que se dedicó a escribir poesía. Una vez liberado, se enfocó en sus estudios de doctorado en literatura, pero fue por poco tiempo.
“El 9 de noviembre de 1990, Gustavo Garzón Guzmán fue a la biblioteca a continuar con su tesis sobre la poesía de Euler Granda para su doctorado de Literatura y Letras en la Pontificia Universidad Católica. Luego, a las tres de la tarde fue a cobrar un cheque en la editorial El Conejo por la publicación de su libro Las coplas populares del Azuay y en la noche se reunió con unos amigos en la conocida discoteca Son Candela. Llamó a las nueve de la noche a su madre, doña Clorinda Guzmán, para avisarle que se demoraría un poco. Han pasado 30 años y Gustavo no ha vuelto”, resume el comunicado de Fundación Regional de Asesoría en Derechos Humanos (Inredh).
Entre sus obras se destacan: Paralelo cero, narrativa joven del Ecuador (México, 1982); Libro de Posta (Quito, 1983); Quito: del arrabal a la paradoja (1985) y Nueva narrativa ecuatoriana (Revista Hispamérica, Gaithersburg, Meryland, USA, 1987). También publicó el Ensayo: Coplas populares del Azuay (1987) y estaba en la imprenta su obra Brutal como el rasgar de un fósforo (1991) cuando fue desaparecido. Su familia y amigos han publicado los libros: Del virus humano y su circunstancia (1992), Vivo en medio de tantos muertos (2010) y Más allá de la transparencia (2011).
El caso de desaparición forzada de Gustavo Garzón fue llevado a la Corte Interamericana de Derechos Humanos por su madre, Clorinda Guzmán, obligando al Estado ecuatoriano a aceptar que vulneró los derechos al reconocimiento de la personalidad jurídica, a la vida, a la integridad personal, a la libertad personal, a las garantías judiciales y a la protección judicial previstos en la Convención Americana, así como la Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas.
“Brutal como el rasgar de un fósforo”, documental de 120 minutos, fue dirigido por Elizabeth Ledesma, de Rec Films; producida por Mayra Caiza, ex editora de La Línea de Fuego; y con la coproducción de Luis Ángel Saavedra, escritor y director ejecutivo de la Fundación Regional de Asesoría en Derechos Humanos (Inredh).
Han pasado 31 años desde su desaparición y su madre y amigos aún lo esperan.
“Tras ser acusado de pertenecer al Movimiento Montoneras Patria Libre (MPL), en 1989, Garzón fue detenido durante un año y medio en el ex penal García Moreno, tiempo en el que se dedicó a escribir poesía”.