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LA CONSTRUCCIÓN DEL “TELEVIDENTE-CONSUMIDOR-USUARIO”. Por José Luis Bedón *

Revista Mediciones (CIESPAL)
30 abril 2014

El proceso de implementación de la televisión digital terrestre (TDT) concluirá en el Ecuador el 31 de diciembre de 2018; la Ley Orgánica de Comunicación (LOC) comenzó a aplicarse vía Reglamento desde el 21 de enero de 2014; el gobierno desarrolla un proceso de optimización de la infraestructura tecnológica para mejor la conectividad por Internet y las telecomunicaciones; la clase media sigue creciendo y su emergencia dinamiza el consumo digital. Estos factores pueden ser considerados como gravitantes en la reconfiguración del horizonte mediático más próximo, e influir en los modos de relacionamiento social en el campo de la comunicación del país.

Para analizar lo que viene ocurriendo en esta coyuntura destaquemos que los procesos en marcha persiguen mejorar las condiciones de vida, al menos en la dimensión simbólica y cultural, optimizando la calidad de los contenidos que circulan en los medios. En este sentido, el Ministerio de Telecomunicaciones y Sociedad de la Información (Mintel) creó el Grupo de Contenidos del Comité Interinstitucional Técnico para la Introducción de la Televisión Digital Terrestre en Ecuador (CITDT). Este grupo promueve el cuidado de la cadena de valor para la generación de contenidos audiovisuales de calidad en la televisión ecuatoriana. Con los ministerios de Educación y Cultura, y el Consejo Nacional de Cine trabajan en la construcción de un repositorio nacional y regional de contenidos de tendencia educativa y cultural, que se compartirá con los canales de televisión.

La Televisión de alta definición (HDTV) implica una gran responsabilidad social pero también una oportunidad y un desafío para superar la pobre propuesta de la televisión nacional. En este sentido y con el apoyo de la Superintendencia de Telecomunicaciones (Supertel), la Escuela Politécnica Nacional, la Escuela Politécnica del Ejército, la Universidad de Cuenca, la Escuela Politécnica del Litoral desarrollan estudios para nuevas aplicaciones interactivas de juegos que estimulen la capacidad intelectual de niños y adolescentes, interacción con redes sociales por smart TV, alertas e información sobre desastres naturales y aplicaciones con potencial de negocio y comercio electrónico.

Infraestructura tecnológica, redes, interacción.

Es frecuente que la ciberfascinación tecnófila, imaginario dominante y de moda en la academia y la sociedad, confunda la incorporación tecnológica y su racionalidad técnica con la calidad y atributos que requieren los contenidos audiovisuales ahora digitales.

Revisemos el cambio en ciernes. Según el Mintel, el 30,7% de la población ecuatoriana cuenta con acceso a la televisión de alta definición. En 2013, 25 estaciones de televisión solicitaron autorización al Consejo Nacional de Telecomunicaciones (CNT) para operar en señales de prueba en HDTV; 17 operan ya con la nueva tecnología en las ciudades de Quito, Guayaquil, Cuenca, Ambato, Latacunga, Manta, Portoviejo y Santo Domingo de los Tsáchilas.

Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Inec), el 65% de la población tiene acceso a internet, y 10,3 millones de personas son usuarias activas de la red, es decir 10 de cada 15 habitantes; de ellos el 32,6% lo emplean como herramienta de comunicación, en especial para las redes sociales. Las tres principales redes digitales de Ecuador son Facebook, Twitter y You Tube. Se destaca que el número de cuentas de Facebook llega ya a 5´589.080 cuentas, que constituye más de la tercera parte de la población ecuatoriana.

De acuerdo con Social Bakers, herramienta de medición de datos y estadísticas sobre redes sociales, y el sitio Cobertura Digital, Ecuavisa tiene 744.630 fans en Facebook, seguido de RTS con 490.197 fans, TC Televisión con 365.390 fans y Teleamazonas con 301.997 fans. Sin embargo, el promedio de interacción con el medio no pasa de 0.022% al 0.060%, por tanto el nivel de compromiso e implicación (engagement) es un trabajo pendiente para dichos medios de comunicación. La interacción entre canales y fans en las redes digitales es incipiente pero con un gran potencial.

Hasta marzo de 2013, las conexiones fijas a internet, es decir aquellas que permanecen estables y situadas en un lugar preciso, crecieron a 4´463.390. Se multiplicó por 21 con respecto al 2006, mientras que las conexiones activas, las del internet móvil alcanzaron los 3´521.966. A este ritmo, en poco tiempo, el internet móvil alcanzará y rebasará al internet fijo. La red de fibra óptica para banda ancha pasó de 3.500 km en 2007 a 35.111 km en 2013. Desde el 2010 el precio de Kbps (1.000 bits por segundo) se disminuyó en un 60% y la velocidad de navegación creció en 50%. Las líneas activas totales de telefonía móvil alcanzaron los 17´402.572, que representan el 115.04% de penetración en la población.

Marco legal, ascenso social y estructura de propiedad

En el reverso de la implementación tecnológica la compleja dialéctica de la regulación social y las contradicciones se procesan a partir de la promulgación de la Ley Orgánica de Comunicación, su Reglamento y las instituciones de control creadas en este marco como el Consejo de Regulación y Desarrollo de la información y la Comunicación (Cordicom) y la Superintendencia de la Información y Comunicación (Supercom). La nueva normativa enfrenta ya las primeras escaramuzas entre los intereses lucrativos de los medios, muchas veces incompatibles, con la exigibilidad social de mejorar la calidad de los contenidos mediáticos con sujeción y respeto a los derechos sociales y los derechos a la comunicación y a la información, establecidos en la Constitución.

El panorama social y técnico de coyuntura no estaría completo si dejáramos de mencionar que las clases medias, especialmente urbanas, constituyen y siguen siendo la base material de la diversificación del consumo audiovisual, el incremento de usuarios del Internet y la adquisición de dispositivos tecnológicos que estimulan la interacción y la recepción transmediática. El informe del PNUD destaca que las clases medias en las urbes de Ecuador pasaron del 19 al 45% entre el 2003 y el 2012. También un estudio del Banco Mundial (BM) titulado “Movilidad económica y crecimiento de la clase media en América Latina” señala que un tercio de la población pertenece a la clase media.

En la base material de la contradicción social la ineludible estructura de propiedad de los medios en el Ecuador. Las cadenas de la televisión abierta de cobertura nacional que suman siete, cuatro de ellas están en manos privadas: Grupo Teleamazonas, Red Telesistema (RTS), Televisora Nacional (Ecuavisa) y Canal Uno. Las cadenas TC Televisión y Televisión del Pacífico (Gama TV), como se sabe, permanecen incautadas por el Estado ecuatoriano. Existe desde hace siete años la televisión pública: Ecuador TV, y aún no existen canales de propiedad comunitaria en VHF, pese a que la Ley Orgánica de Comunicación, en su artículo 106, dispone que el 34% de frecuencias del espectro radioeléctrico, destinadas a radio y televisión abierta, son para la operación de medios comunitarios.

En la banda UHF se replica la misma concentración de canales de televisión en manos privadas y sin necesidad de comprobación estadística. A pesar de que algunos se hagan llamar comunitarios y se agrupen en la organización de Canales Comunitarios Regionales Ecuatorianos Asociados (CCREA), la tipificación de medios de la LOC pondrá en evidencia la inexistencia de medios audiovisuales verdaderamente comunitarios. La desproporción amenaza con ser mayor si no se opera una redistribución de las nuevas frecuencias digitales de televisión, que se multiplicarán por cuatro canales de emisión digital en manos de los mismos concesionarios.

Contenidos digitales de calidad versus interacción comercial

La producción de contenidos para la televisión digital en Ecuador podría repetir la experiencia española y de otros países en que el paso de la televisión analógica a la digital no mejoró, ni mínimamente, la propuesta de contenidos audiovisuales y la calidad nunca llegó a la televisión ibérica. Así el cambio tecnológico fue asimilado por el mercado y la población no recibió ningún beneficio.

Si la pregunta es: ¿Por qué mejorar la calidad de los contenidos en la televisión digital?, la respuesta es más compleja y podría decirse que en sociedades de cultura visual como las nuestras, el habitar una de las pantallas, que todavía ocupan la centralidad de nuestras vidas, no tiene porque ser una experiencia frustrante y negativa.

La aspiración social para aprobar la Ley de comunicación era la de alejarse de la Ley de Radiodifusión y Televisión, promulgada por la dictadura militar del Gral. Guillermo Rodríguez Lara, el 18 de abril de 1975. La caduca Ley que supervive con algunas modificaciones privilegia los intereses comerciales, tecnológicos, de control y de orden, que caracterizaban a los regímenes militares de la época y que hoy siguen siendo funcionales. En la Ley Especial de Telecomunicaciones del 4 de agosto de 1995 los ciudadanos no eran más que usuarios de empresas proveedoras de servicios de telecomunicaciones.

Mejorar la calidad de la producción audiovisual que vemos por televisión tiene que ver con la prevalencia de contenidos informativos, educativos y culturales, que deben propender a la calidad, difusión de valores y cumplimiento de los derechos fundamentales garantizados por la Constitución y las normas internacionales, según el Contenido de la LOC.

Mejorar, cualificar, diversificar la calidad de los contenidos digitales está íntimamente ligada a los principios y derechos enunciados por sectores sociales progresistas que nutrieron la LOC, como el principio de interculturalidad y plurinacionalidad, participación e inclusión, interés superior de niños, niñas y adolescentes, transparencia, democratización de la información y la comunicación y acción afirmativa.
Exigir contenidos de calidad a la televisión digital compromete una responsabilidad social compartida entre medios, audiencias y autoridades para construir televidentes activos, conscientes, comprometidos con la historia, la cultura y el futuro de la sociedad.

Históricamente la televisión analógica y comercial, no sólo en el Ecuador, ha sacrificado la calidad de los contenidos a la obtención de rating, a la venta de audiencias a sus anunciantes y a la consecución de amplios márgenes de ganancia vía espacios publicitarios. La televisión digital si no rebasa la fascinación tecnológica y si no sale del snob acrítico, y de vaciadas prácticas interactivas, será presa fácil de las urgencias del capital, de la creativa destrucción del mercado. La acumulación de plusvalía no es una voluntad subjetiva, es una ley objetiva inherente al capital y sus formas de reproducción han invadido el mundo de la interacción humana, potenciada por las tecnologías.

A un click de distancia, en el interface de la pantalla, las promesas del mercado y las argucias del capital podrían licuar los sueños de una televisión de calidad en el país.

Quizá ha llegado la hora de que se entienda la verdadera dimensión de lo público, que es social y no institucional para multiplicar las voces, las imágenes y las perspectivas de los otros, de los subalternos, los de abajo, a partir de la incursión de televisoras comunitarias que diversifiquen la expresión y la riqueza de lo alterno y plural, que caracteriza al Ecuador. Otras expresiones que contribuyan a democratizar la comunicación.

Una sinergia social debería intervenir y aprovechar para el interés común el cambio tecnológico de la televisión, sin ella y sin voluntad política quedaremos a merced de los poderosos intereses del capital transnacional, que controlan los flujos de los contenidos informativos, del entretenimiento y la ficción, el negocio sub cultural que no repara en la calidad. La reprivatización de las frecuencias digitales en manos de los mismos concesionarios de siempre no hará más que consolidar la construcción del nuevo prototipo de “televidente-consumidor-usuario”, tan necesario para el desenfreno hiperconsumista del capitalismo globalizado, que precisa desalojar sus stocks y superar su crisis de sobreproducción.

* Área de Investigación del Ciespal

Fuentes de referencia documental:

– Ley Orgánica de Comunicación; Sección V, Publicidad; Artículos: 92, 93, 94, 95 96 y Reglamento; Capítulo V, Publicidad; Artículos: 38 al 71. http://www.registroficial.gob.ec/
– Páginas instituciones públicas relacionadas al tema: Cordicom: http://www.cordicom.gob.ec/, Supercom: http://www.supercom.gob.ec/, Mintel: http://www.telecomunicaciones.gob.ec/, Supertel: http://www.supertel.gob.ec/, Inec: http://www.ecuadorencifras.gob.ec/
– Investigación: “La transición de contenidos en la televisión ecuatoriana como consecuencia de la implementación de la televisión digital y la Ley Orgánica de Comunicación”, Acta – V Congreso Internacional Latina de Comunicación Social –V CILCS- Universidad de La Laguna, diciembre 2013. http://www.revistalatinacs.org/13SLCS/2013_actas/151_Suing.pdf
– Informe del MIES 2013. http://www.inclusion.gob.ec/wp-content/uploads/downloads/2013/05/INFORME-MIESS.pdf
– Social Bakers, http://www.socialbakers.com/facebook-statistics/ecuador
– Informe: radiografía del usuario y marcas de Ecuador Facebook (II Informe 2013). http://www.slideshare.net/mktfan/informe-usuarios-facebookmarcasecuador2013-24291684

Fuente: http://186.5.95.154:22000/mediaciones/index.php/108-analisis/2768-la-construccion-del-televidente-consumidor-usuario

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