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domingo, noviembre 24, 2024

¿QUÉ PASA CON EL TURISMO RURAL Y COMUNITARIO EN ECUADOR? Por Bernarda Gui*

16 Diciembre 2014

“¿qué ocurre lejos de las grandes ciudades, donde se encuentra la esencia de nuestra cultura, donde están los nevados, las playas y la fauna; donde no existe la gran empresa, sino el pequeño emprendimiento…”

Hormiga Verde

 

En abril de este año, el presidente Rafael Correa declaraba su firme intención de convertir al Ecuador en potencia turística a nivel internacional, aunque no dejó de admitir “que son necesarias mejoras en infraestructura, capacitación del talento humano y otros aspectos.” Implícito en este mensaje y la promesa del turismo, es que nuestras bellezas naturales y culturales nos traerán riqueza y empleo. Nos traerán el buen vivir.Si bien hay deficiencias evidentes, a pesar de ellas, el país parece estar en buen camino. Las cifras no mienten: el primer trimestre del 2014 registró un 20 % más de visitantes que el mismo período en el 2013. Los datos son alentadores, aunque, después examinarlos detenidamente siempre queda la duda de qué tanto de esos visitantes pueden considerarse turistas.

Como señaló el presidente, convertirnos en potencia turística no es simplemente cuestión de correr una cortina y dejarnos ver por un mundo ávido de paisajes y folklore. Son justamente esos ‘otros aspectos’ que menciona, los que determinan la brecha entre las empresas ya establecidas, algunas dominando el sector, y las nacientes iniciativas individuales o comunitarias que ven en el turismo una forma digna de ganarse la vida.

Para los hoteles de estrellas, las aerolíneas y las agencias de viajes que disponen del capital necesario el panorama luce brillante, y no dejan de aplaudir las costosas pautas publicitarias, ya que serán sus beneficiarios directos. Se preparan para recibir ese flujo de extranjeros que vendrá como resultado de los reconocimientos internacionales a Ecuador como destino turístico, sobre todo a Quito y Galápagos, o de campañas como All you need…

Pero, ¿qué ocurre lejos de las grandes ciudades, donde se encuentra la esencia de nuestra cultura, donde están los nevados, las playas y la fauna; donde no existe la gran empresa, sino el pequeño emprendimiento; donde el eco turismo es una esperanza económica plantada y cultivada por esfuerzos particulares, en algunos casos o por la cooperación extranjera, en otros?

En efecto es otro mundo

Martha Beltrán, dueña de un modesto alojamiento en el Puyo, se enteró del financiamiento para proyectos turísticos en una sabatina presidencial. Fue al Banco de Fomento y le dijeron que para acceder al crédito tenía que hipotecar un bien inmueble por el valor del ciento veinte por ciento sobre el monto del préstamo. Su proyecto de mejorar la infraestructura de su hostal quedó en el aire por tiempo indefinido. Es cierto que las líneas de crédito están abiertas: la Corporación Financiera Nacional, el Banco de Fomento y el Banco del Pacífico ofrecen créditos a bajo interés, sin embargo el mayor obstáculo para el emprendedor de las zonas rurales es que no hay créditos sin hipotecas, y gran parte de las propiedades no son hipotecables. Las razones son varias, pero la más común es que están en proceso de legalización. Es el caso de la señora Beltrán.

Hay también incentivos para emprendedores que se organizan a través de distintas instituciones. Carlos Muñoz, propietario de un bosque en la parroquia de Nono, participó en un concurso del Ministerio de Producción con un proyecto de aviturismo, y ganó. El premio consistía en un estudio de factibilidad realizado por un equipo profesional. Muñoz afirma que ahora tiene el estudio hecho y los resultados indican que su proyecto es rentable. No obstante, el premio no contempla ninguna facilidad de financiamiento. “Nos dijeron que nos llamarían a un encuentro con posibles inversionistas, pero nunca recibímos el llamado.” Explica que actualmente está tratando de levantar el proyecto con sus propios recursos.

Elizabeth Riofrío, quien eventualmente transporta turistas desde Quito hasta los alojamientos de Mindo, refiere que el Ministerio del Turismo concedió la licencia de guías nativos a ella y a varias decenas de habitantes de la zona, pero que la mayoría no puede conseguir trabajo porque no hablan inglés. Nos ofrecieron capacitar en idiomas, comenta, pero hasta ahora estamos esperando. Riofrío es bastante crítica al respecto, “La capacitación que nos dan es muy simple, no tiene seguimiento. Nos dieron el papelito y se olvidaron.” Ella cree que en Mindo el turismo ha decaído en los últimos años porque la atención no es buena. Se queja de que fuera de los feriados, prácticamente tienen que arrancharse los pocos turistas que llegan. El propietario de una hostería en el mismo sector, coincide con Riofrío: “Mindo tiene menos turistas cada año.” Este empresario afirma que ha inscrito a su personal en los programas para mejorar la calidad del servicio, e indica que también ha logrado obtener el certificado Q, un certificado internacional de calidad turística, pero que los resultados todavía no se ven. Considera que unos cuantos cursos no son suficientes, que hace falta una política integral. Pone como ejemplo, que de nada le sirven los certificados si sus huéspedes tienen que soportar la música a todo volumen de los bares cercanos, o el ruido de las motocicletas circulando hasta altas horas de la noche.

Germán Shiguango

Germán Shiguango, guía de selva.

No todo es gris, pero…

Desde luego, aunque no abundan, existen casos de comunidades organizadas que sacan a flote sus proyectos al margen del apoyo del gobierno. Una muestra de ello la tenemos en la comunidad Tsáchila. Henrry Calazacón, quien lidera un emprendimiento de turismo étnico, sostiene que la autogestión y las alianzas estratégicas con la empresa privada han sido la claves para desarrollar su actividad. Al ser consultado sobre los programas estatales de apoyo al turismo comunitario, reconoce que no tiene ninguna información al respecto. “Todo lo estamos logrando a base se nuestro trabajo. Sería bueno que nos dieran a conocer si hay alguna forma de ayuda”   Un caso similar es el de la Comunidad Yunguilla, cuyo dirigente, Germán Collahuazo, asegura que sin el asesoría de la cooperación internacional, no habría sido posible su empresa turística que actualmente da sustento a más de cincuenta familias.No es la suerte de todas las comunidades contar con la organización ni el conocimiento necesario para ingresar en este mercado, aunque cuenten con los recursos humanos y naturales apropiados. Lo que podría ser una alternativa, el programa del Ministerio de Turismo destinado al turismo comunitario, es poco difundido. Germán Shiguango, miembro de la comunidad Kichwa y guía de selva de la localidad Shiripuno, admite que el gobierno ha dotado a su comunidad de casas del Miduvi, de dispensarios médicos, de escuela del Milenio, pero no de facilidades ni capacitación para desarrollar su trabajo. Otras comunidades que sí se enteraron del programa, encuentran un obstáculo en el requisito de ser una comunidad legalmente reconocida por la Secretaría de Pueblos. Están destinadas, por lo tanto, a trabajar precariamente.

Jascivan Carvalho gerente de Tropic, operadora especializada en turismo comunitario y de naturaleza, encuentra una falta de consistencia en las políticas diseñadas para promover esta clase de turismo. Afirma que este es un mercado exigente, y que todavía estamos lejos de satisfacer la expectativa de un turista extranjero. Comenta además, que desconocemos como lograr alianzas estratégicas para posicionar nuestro producto. Ciertamente, la inconsistencia de la que habla Carvalho explicaría que se inviertan cuantiosos recursos en promoción, teniendo todavía tantos cabos sueltos y sin un plan a la vista que proponga atarlos.

Carvalho conoce el mercado y tiene la experiencia suficiente para saber que este es el momento para despegar. Dice que tenemos carreteras, conectividad, buena imagen internacional, además, la crisis sanitaria en África y la inestabilidad en Medio Oriente juegan a nuestro favor. “Es como si hubiera conjunción de astros.” Pregunta por qué no aprovechar esta oportunidad única con una política más coherente de adentro hacia fuera. De lo contrario, advierte que “toda esa promoción puede resultar una espada de doble filo.”

Por desgracia el Ministerio de Turismo no supo responder a tiempo para incluir su punto de vista en este análisis. No cabe duda, sin embargo, de que su participación, además de la de Rafael Correa, es esencial para que los beneficios de un posible futuro prometedor no terminen en manos de los de siempre.

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PENSAMIENTO CRÍTICO
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4 COMENTARIOS

  1. Excelente artículo nos muestra la realidad del país, en cuanto a turismo. Y en sí es cierto, porque las zonas rurales son las que mejor potencialidad en desarrollarse, pero el apoyo es el más bajo del mercado.

  2. De entre las tantas novedosas propuestas en turismo que estarán esperando su oportunidad para difundirse y posiblemente concretarse, cierta experiencia me da para difundir tan sólo cuatro de ellas.
    1.- TIRAR LA CASA POR LA VENTANA: Con los números de la cédula de ciudadanía para nacionales y de los pasaportes para extranjeros, cada hora rifar unos US $ 5.000 (5.000 x 24 x 365 = 43.800.000 anuales, con los extras para redondear en 45.000.000).

    Un estimado de 40.000.000 que serían reinvertidos, directo en la economía nacional y que serían devueltos al arca fiscal con la buena propaganda internacional, las divisas del turismo internacional incrementado, un estimado de 8.000 nacionales que dispondrían de US $ 5.000 c/u., para sus menesteres mientras la dinámica de la rutina social se vuelve un poco más divertida. Una medida en la que la justicia divina participa en la administración pública con la parcial distribución de la energía del dinero. Más justo que eso, ¿dónde?.

    2.- SEÑALIZACIÓN DE VÍAS DE SEGUNDO Y TERCER ORDEN: Si uno recorre los apartados caseríos del Ecuador profundo, se topa conque no hay señalización y corresponde esperar a algún transeúnte en las “Y” para que informe sobre los destinos de las direccionadas vías.

    3.- MIRADORES TURÍSTICOS: En los trayectos de las vías de primer y segundo orden se podrían adecuar miradores estratégicos, para que los viajeros en vehículos particulares hagan sus paradas de descanso y esparcimiento, lugar en donde podrían funcionar cafeterías y la venta de artesanías, esto donde existe la concurrencia frecuente y donde no, servicio público encaminado a lo veraz de volver al territorio nacional una potencia turística.

    4.- SITIOS DE ACAMPADA: Al recorrer los caseríos del Ecuador profundo, bellos escenarios naturales se presentan por doquier pero resulta difícil encontrar los espacios adecuados para acampar y con mayor razón si ya a entrado la tarde. Claro que en ciertos lugares, los particulares podrían ofrecer el servicio y tanto en uno u otro caso, se necesita del pronunciamiento del gobierno en esa línea, lo que incluye la señalización, necesaria para la programación de tiempos.

    Cabe esperar que el nuevo gobierno, cualquiera que sea, tome en cuenta estas y otras posibilidades en bien del esparcimiento nacional con proyección internacional, tarea que, a excepción de la primera propuesta, no requieren de cuantiosas inversiones económicas, sin embargo, grandes serían los beneficios sociales. Cordiales saludos.

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