(primera parte)
ESTADO Y PODER LOCAL
Rousseau concibe el estado en la evolución social y Hegel le da categoría superior de orden y perfección. En la Alemania de Bismark, la Francia de Bonaparte o la Italia con Garibaldi la abstracción filosófica se hace concreción política con la tridimensional forma estado-patria-nación espectro ideológico (fatalismo de necesidad). La esencia del poder proyecta un reflejo subjetivo, imagen que mistifica razones lógicas del pensamiento; la filosofía, el derecho, la teoría pura, procrean la naturalización y divinización del Estado.
El refuerzo filosófico, su razón , tendrá otros aportes; Spinoza, la esencia del estado y del derecho a la luz del derecho natural, Montesquiu arquitecto institucional, (debe rescatarse en Rousseau la organización política como soberanía del pueblo) . La izquierda filosófica nace negando al estado y su divinización: los comunistas utópicos y los socialismos en la Europa del siglo XIX impugnan el rol de la propiedad y el estado, en ellos el concepto de justicia rebasa el concepto del derecho, y su vaticinio no es el nuevo estado sino la sociedad sin clases ni estado. Marx y el anarquismo se confrontan pero no en defensa del estado. Marx y Engels ya habían señalado que el mismo es la expresión de dominación de una clase sobre otra, manifestando que la libertad sería posible con su abolición. El principio libertario de supresión cobija a Marx y a Bakunin, la discrepancia es de tiempos y formas en cuanto a su disolución. Triunfa la tesis de la extinción gradual sobre la tesis de demolición (Marx / Bakunin). Marx, coherente con las necesidades políticas y objetivas de la organización de la I internacional, tenía que proponer la fase de transición no sin antes señalar su corta y efímera existencia.
Tal debate teórico político es de contenido actual.
El sustento anti estatal del marxismo se socava con propuestas evolucionistas, parlamentaristas y colaboracionistas de tipo liberal. Berstein y Kautski en la socialdemocracia alemana ya se refieren al estado obrero y revolucionario. El triunfo de la revolución rusa en 1917 luego de la fase leninista requiere del fortalecimiento estatal como estrategia de sobrevivencia, y el marxismo hace su más importante concesión conceptual con la incorporación del estado como fundamento de bienestar.
ESTADOS NACIONALES Y SUPRANACIONALES Y DERECHOS LOCALES
El desarrollo del sistema colonial y neocolonial como hegemonía y dominio en ejercicio de la fuerza dominante contra los estados pobres, fue el marco referente para que el marxismo en su extensión leninista contribuya a consolidar una concepción de “liberación nacional” “autodeterminación de los pueblos”, como también la oposición a las guerras imperialistas, fomentaron un derecho multinacional igualitario contra formas de subordinación política y militar. El antiimperialismo marxista de una u otra forma cimentó la emergencia de nacionalismos y estatismos de resistencia.
El modelo global de economía, efecto y no causa de la crisis estructural, coincidió con la caída del bloque soviético. Dio origen a una visión pesimista defensiva que aportó a un nacionalismo regional con poco soporte teórico, porque la recreación del pensamiento marxista sufrió una injusta regresión en el espectro de las ciencias sociales por su debacle política.
En la nueva realidad se expresaron grandes contradicciones entre economía y política. La economía internacionalizada, la política nacionalizada en tanto que la emergencia de las culturas locales pugnaba por determinar su peso en la realidad. La nación no quiso morir. Pero la consolidación de los estados se realiza en detrimento de las naciones y nacionalidades. Aun la equidad socialista en la experiencia histórica demostró que el centro subordinó a la periferia y que el principio de autodeterminación fue vulnerado. El modelo socialista Yugoslavo preconizó la libertad y la autonomía como conceptos políticos, y la autogestión económica como modelo de desarrollo, pero a la postre y en los hechos, el centro obtuvo ventajas en el desarrollo y relego a las periferias provocando a la larga en asociación sinérgica con otros factores el hundimiento del sistema.
El sistema liberal capitalista mucho menos ha sido respetuoso de modelos y formas de equidad y desarrollo regional, porque la desigualdad y los desequilibrios son consustanciales a la vida y función del sistema y el subdesarrollo no es una fase del desarrollo sino una consecuencia del desarrollo ajeno. El sistema capitalista mundial central y piramidalmente es el espacio referente y encumbrado de decisiones, poder y mando. Los estados imperialistas, los estados en desarrollo y el territorio mínimo son escalones donde los esquemas de poder se repiten. Los problemas de injusticia regional y centralismo son los constantes en los modelos imperantes.
El atraso de la periferia es una consecuencia no solo geográfica, el atraso regional es efecto de las políticas macro del centralismo pero también responsabilidad de los dirigentes locales, el centralismo en visión territorial o antropológica se incluye en el marco de las relaciones de producción y vida. Los proyectos de desarrollo alternativo (por ello) deben seguir generándose desde la única alternativa posible que no admite acuerdos históricos entre oprimidos y opresores.
El planteamiento del desarrollo local alternativo, pasa por la línea de visualizar al estado en su forma y extensión desde sus componentes primarios; municipios, consejos provinciales u otros, a las clases locales que los sustentan, a los efectos del sistema de producción imperante y por supuesto a la búsqueda y posicionamiento del poder popular en el escenario particular que no anula otras proyecciones de poder nacional.
Se ha pretendido el desarrollo local como propuesta universal policlasista, pero la versión de desarrollo desde los ojos del caciquismo o de la burguesía local es diferente a la percepción de desarrollo que sienten o necesitan los excluidos de la localidad o región. Es más, la burguesía nativa generalmente ha sido coautora del los esquemas centralistas de concentración y poder. El juego de reciprocidades entre facciones empresariales y terratenientes de la cual se excluye a la mayoría de la población puede hacer del desarrollo local un juego de intereses no comunes para todos.
Al plantearse un modelo alternativo, el mismo debe cuestionar las relaciones de poder y de clase que impiden un desarrollo social justo, de igual manera al plantearse el desarrollo nacional como región o patria se entenderá que el poder económico nacional o local tiene clases que lo sustentan y que no siempre como clase fueron víctimas del poder extranjero sino cómplices de sus intenciones y consecuencias.
NACION NACIONALISMO E INTERNACIONALISMO
Las categorías Ser social e historia, en las relaciones de producción determinan la existencia de clases y las forma de producción y vida. El estado y la nación son subproductos de la sociedad de clases. La sociedad comunista, sin clases, sin estado y sin patrias, es la superación del estado de necesidad y el arribo al reino de la libertad.
El respeto a las nacionalidades es un respeto a los pueblos y no a la nacionalidad y menos a los nacionalismos, ahí radica las imprecisiones de los marxismos y la omisión del concepto de internacionalismo como esencia. El deterioro de la concepción marxista de la nación se verificó en el socialismo real con el exacerbamiento del nacionalismo ruso (recurso del PCUS) ante la agresión imperialista, el mismo discurso consolidó el hegemonismo soviético de subordinación nacional. La mistificación de lo nacional tiene además otro efecto, constituye un medio muy eficaz y atractivo de ganarse a las masas imbuidas en el discurso patrioterismo y el nacionalismo sirve para consolidar la avanzada del capitalismo. Las dificultades para conjugar internacionalismo proletario y patriotismo nacionalista, ocurrirán si no se superan los etnocentrismos, que fortalecen a grupos sociales o naciones a costa de otros. Los nacionalistas son incapaces de resolver los problemas de la igualdad entre los pueblos, solo es posible resolverlos desde el punto de vista de la gran confraternidad de pueblos que desarraiga etnocentrismo y odios nacionales. En la reconstrucción del pensamiento marxista es vital la recuperación del germen internacionalista (los proletarios no tienen patria) como es también menester la recuperación de la antropología marxista, el hombre como unidad total en un destino común, la sociedad sin clases ni estado.
LO NACIONAL Y LO COLONIAL
El surgimiento del mundo colonial no es un hecho moral sino un producto del desarrollo desigual regional, el colonialismo es efecto y no causa de un modo de producción. Las necesidades enérgicas del mundo capitalista ha hecho del fenómeno colonial-colonialista una constante en todos los momentos de su desarrollo, la insipiencia en el desarrollo del capitalismo obligó a la búsqueda de mercados y territorios de abastecimiento, las necesidades del mundo globalizado siguen haciendo de la visión colonial un imperativo. El colonialismo, es el imperialismo y con más o menos ingredientes sigue siendo su práctica la misma desde sus orígenes; sometimiento, expoliación, subordinación política, sojuzgamiento cultural y ejercicio unilateral de la fuerza. Frente al imperialismo, el marxismo ha respondido de variadas maneras siendo sus respuestas más significativas, las de Marx Engels de contenido político- ético en el manifiesto cuando convocan a los comunistas a la defensa de todo pueblo o nación oprimida.
La unidad dialéctica entre la defensa de las naciones oprimidas, el internacionalismo (los proletarios no tienen patria) y el antiimperialismo es posible y no confusa si se considera que la opción es por los oprimidos y no por la nación. Sin embargo los movimientos de liberación nacional y la misma realidad del socialismo histórico han demostrado el surgimiento de un nacionalismo de izquierda que ya incorpora nociones y prejuicios subjetivos con su simbología ritual en defensa de las naciones. Es posible que este nacionalismo sea más una necesidad política que estimula conciencia y movilización social, sin embargo las consecuencias no siempre han sido alentadoras por lo que es significativo a la hora de la refundación de la izquierda considerar la unidad genética y dialéctica ya descrita desde una visión de clase