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jueves, noviembre 21, 2024

TRABAJO ASALARIADO Y LIBERTAD. por Tomas Rodríguez León

El comunismo representa la solución del problema de la alienación, pues ha de permitir a todos los miembros de la sociedad apropiarse de la riqueza. El único modo de realizar una “vida buena” es constituir comunidades de individuos libres con valores universales, sobre cuya base los individuos libres desarrollan formas específicas de la vida buena en comunidad. En consecuencia, la utopía racional moderna debe postular la pluralidad de valores y formas de vida

Heller, A.

 

Nació una plataforma de repliegue ideológico y político  cuando el discurso anti neoliberal  ganó fuerza y los movimientos sociales lo posicionaron como bandera de acción; implícitamente ganó el precepto de conciliación de clases. La caída del “socialismo” real fue el contexto que permitió al débil  anticapitalismo de la izquierda, hacerse del credo anti neoliberal un digerible  axioma posibilista que en el fondo  aceptaba   la  existencia de capitalistas buenos y capitalistas malos. Los buenos y éticos  viviendo de la explotación del trabajo  y los malos   atrapando  los ladrillos del estado que se derriba. La izquierda pasó del discurso contra el capital  a la defensa del estado capitalista, clamando por su rostro humano.

El escenario internacional fue muy  favorable para el repliegue, el thatcherismo y el reaganismo,  convencidos del triunfo contra el “comunismo”, promovieron una nueva realidad que extrae la economía del estado. Los efectos no se dieron a esperar y los daños colaterales  sembraron piedad en los reformistas – despidos, destrucción de pequeñas empresas,  pensionistas empobrecidos. La humanización de la izquierda era todo un acto de ternura, y así el discurso anti neoliberal   encubrió la renuncia a la propuesta de  destrucción revolucionaria del capitalismo. La crisis que siempre fue fermento de revolución en este caso fue dulce  sensibilidad  de curanderos sociales.

Si los neoliberales preconizaban  el Estado mínimo los reformista preconizan el Estado máximo, no importa que el estado sea el mismo estado capitalista. La izquierda derrotista  apadrinó su recuperación, clamando por la  intervención reguladora en la economía. Los vientos soplaron  a  favor de los extraviados porque el fastidio neoliberal entro en fracaso dada la rapacidad de la burguesía y la orientación lumpen  hacia el capital especulativo,  lo que provocó  en su ejemplo emblemático, Chile,  el retroceso económico del 15%, o el desempleo del 20%. En otros países se ahondó la crisis con iguales o peores consecuencias.

La crítica al modelo neoliberal,  al no ser  critica al modelo de acumulación, reasumió los viejos esquemas keynesianos y populistas, cargados a hombro por  quienes  confundieron táctica con estrategia y no supieron ni pudieron utilizar  la crítica al modelo como critica al modo de producción capitalista,  subsumiéndose  a la ideología desideologizada del populismo con una mascarada revolucionaria. En el plano teórico,  la rendición intelectual de los marxistas post modernos  fue similar a la rendición explicable de los súbditos de los partidos comunistas pro soviéticos,  que sin argumentos se pasaron a decorar el espectro pseudo revolucionario de una pseudo teoría del socialismo del siglo XXI,  y en la práctica  se fueron graduando como verdaderos brazos ejecutores del nuevo capitalismo.

En nuestro país, el  modelo neoliberal tuvo menos resultados por la resistencias sociales: en el gobierno de Sixto Duran Ballen las masas ganaron 3 referendos contra la privatización. Pero la izquierda  no forjó conciencia anticapitalista  porque  hizo suyos todos los imaginarios de la pequeño burguesía: el populismo, el cuasi fascismo estatista, y el socialismo del siglo XXI. Cuándo se requería un retorno a fuente del socialismo decimonónico, la izquierda criolla  avergonzada por la distrofia del  “socialismo real”  se escondía  en las faldas  del socialismo del siglo de Dutscher,  dándose lujos prospectivos  hablando del trabajo sobre el capital , pero respetando  y protegiendo   la propiedad  privada capitalista. En el camino, el realismo económico obligaría a los neófitos y allegados a reelaborar el formato  neoliberal  sin dejar de “recuperar el estado”. Dicho pragmatismo se reencontró con la flexibilidad laboral, la ausencia de protección del empleo, la  represión a la  movilidad social,  los tratados de libre comercio, el re endeudamiento público y la relativización del concepto de soberanía .

Se tapiñaron  maldades con canticos del inventario simbólico de la revolución para hablar de trabajo negando  sindicalización y  huelgo o ejerciendo poder disciplinador  contra  un pueblo contestatario.

La confusión  de la  trifulca  tomó discursos de la extrema derecha; “sabotaje, terrorismo subversión”  asimiló las leyes de seguridad del estado, satanizó el concepto universal de derechos humanos y  recuperó con muy  mala fe  la dicotomía entre libertad individual y social. Los restauradores del estado restauraron lo peor del socialismo,  recogiendo del basurero histórico el formato formal de dictadura popular o del proletariado, sin el proletariado y contra el proletariado, aunque sí con la burguesía y por la burguesía burocrática, para hacer sentir su  poder contra la disidencia. En los peores términos algo recoge del estalinismo su forma agresiva pero en este caso solo lo hace para justificar la liquidación del liberalismo político. No obstante, al respetar a la burguesía termina siendo más una apuesta nacional socialista.

Los daños a la noción de libertad  han sido peores. La libertad siempre  inherente en el pensamiento marxista sufrió de fatalidad con el determinismo historicista – economicista. El derecho y la libertad  personal fueron extirpados porque el  esquematismo del socialismo autoritario convocó  al martirio, “no importa el sacrificio de un hombre cuando está en juego el destino de la humanidad” y el resultado fue la consolidación del totalitarismo ajeno a la filosofía libertaria del marxismo. Hoy  los neo nacionalsocialistas repiten el esquema precario y ahistórico  de anteponer lo plural a lo individual. Marx no separó la libertad  al concepto de necesidad, sino en la temporalidad política del momento,  en el terreno axiológico, el concepto esencial del marxismo es la libertad.

El tema de la libertad y el marxismo fue intenso fuera de los países donde se lo oficializó  como doctrina. La Academia de Ciencias de la URSS, icono teórico de los países “ socialistas” en la Europa del este, acalló  los enunciados de  Escuela de Budapest tanto como deslegitimó a la escuela de Frankfurt y al pensamiento sartreano, que  pretendían recuperar  la visión antropológica del concepto de libertad. La libertad en la vertiente histórico-filosófica de  Marx  criticó el intercambio en la sociedad mercantil  pero postuló una libertad efectiva contra los efectos de  alienación del trabajo asalariado. El obrero está más necesitado de dignidad que de pan (Marx).

El trabajador es  esclavo a tiempo parcial en la realidad del capitalismo, pero sometido a la explotación,  sin libertad individual y social, es un esclavo a tiempo completo. Hablar de libertad como diferenciadora del sistema democrático liberal es una falacia, el mismo Gramsci nos dice que el marxismo no niega las formas liberales  como legado de la revolución francesa, sino que las supera al ser más  libres y más democráticas. Este será también el componente del pensamiento de Rosa Luxemburgo, Mariátegui y el Che Guevara. Re-descubrir a Marx humano es encontrarlo en su visión no dicotómica entre necesidad y libertad,  es recordar que con el manifiesto que Marx y Engels se proclaman comunistas, es decir enemigos de la explotación  del trabajo y enemigos del estado como expresión de no libertad y dominio. Es verdad, el estalinismo para racionalizar su práctica también exageró el debate entre Marx y Bakunim sobre el tema del estado. El trabajo  libre y desalienado es la manifestación más visible  de la libertad marxista y no el concepto malogrado de dictadura. Los marxistas y comunistas libertarios no volverán a comerse el cuento del amo estado como mejor reemplazo de la propiedad capitalista. En Ecuador se fortalece la presencia de ambos amos: amo estado y amo capitalista  ¡a esto le llaman buen vivir¡

Lo dijeron Marx, Engels: sólo cuando la enajenación desaparezca el hombre podrá desarrollarse libremente. Las libertades son autonomía y auto desarrollo,  un “reino de la libertad” -que supere la dominación de la sociedad burguesa-, asumirá el  comunismo como comunalismo no y no como estatismo. La historia ha demostrado que cuando la explotación del trabajo es ejercida por la burguesía y por el estado, a las penurias se agregan las maldades del poder.

 

 

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