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EL BONO TIENE QUE SER REPENSADO: ENTREVISTA KATIUSKA KING

Saudia Levoyer <www.hoy.com.ec>

03 noviembre 2012

El proyecto del Ejecutivo para financiar el bono de desarrollo humano tiene contradicciones para Katiuska King. Dice que la deuda del Gobierno es el impulso a la producción para generar empleo

El personaje

Katiushka King, economista y máster en Estadística y Econometría. Es profesora investigadora asociada de Flacso y coordinadora del Centro de Investigaciones Económicas de la Pequeña y la Mediana Empresas. Exministra de la Política Económica.

El 26 de octubre pasado, se cumplió un año desde que Katiuska King dejó el Ministerio de Coordinación de la Política Económica. Sin las presiones del alto cargo que desempeñó por 19 meses, recibe a HOY en su oficina ubicada en el séptimo piso de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso).

En un extremo del escritorio está su cartera. Tiene la computadora encendida y hay pocos papeles a la vista.

La repisa de libros, que va casi hasta el techo, no tiene muchos libros. Resalta una caricatura de ella, en la que luce con el cabello más largo.

El diálogo se desarrolla sin prisa. Es muy amable en sus respuestas, pero siempre son de gran precisión y denotan su especialidad: la economía.

Le molesta que quiera fotografiarla. Su primera reacción ante la lente es que hay muchas fotos de ella en los archivos y que no siempre le sacan unas bonitas. Solo accede al pedido cuando se ha terminado de grabar la entrevista y luego de haberse cepillado su cabello para, según dijo, no salir despeinda.

¿El bono de desarrollo humano busca ayudar a salir a la gente de la pobreza y que se conviertan en actores productivos?

Cuando se inició el bono, en el Gobierno de Mahuad, era una compensación a las personas más pobres ante la eliminación del subsidio al gas. No se pudo eliminar ese subsidio y se mantuvo el programa. En 2003 se cambió su nombre a bono de desarrollo humano y se puso dos condiciones: que los niños acudan a las escuelas y que los menores de 5 años vayan a los controles médicos. Los controles se implementaron en 2008, y así nació el programa de transferencia condicionada. En el Ecuador cubre los quintiles I y II, es decir, a 40% de la población más pobre, y recientemente se incluyó a discapacitados y a la tercera edad.

¿Es por eso que los beneficiarios son 1,9 millones de personas?

Exactamente. 1,2 millones son madres y casi 600 mil son de la tercera edad.

Pero se dijo que el bono era para que la gente sea más productiva

El bono no está planteado con un enfoque productivo, y esa es la crítica que plantea Alberto Acosta. No se lo repiensa desde una visión productiva. El bono es una forma de compensación que trata de paliar, de alguna manera, los efectos de la pobreza. Con una transferencia de $35 no logran salir de la pobreza. Lo que tienen es un ingreso que, de alguna manera, les ayuda a cubrir sus necesidades básicas de alimento.

Subiéndolo a $50, ¿seguimos con un bono para manutención?

Sí. Este no es un bono que va a permitir ni mejorar la redistribución ni sacar a la gente de la pobreza. Es básicamente una entrega de recursos. Lo que se procura es que las personas manden a sus hijos a la escuela, a los controles de salud, y hacer que la situación social no sea tan grave. El bono mitiga los efectos de la pobreza como tal.

El candidato presidencial Alberto Acosta dijo que el aumento sería bueno si es para alternativas productivas. ¿Cuál es su criterio?

Es interesante. Cómo se repiensa el bono, cómo se hace que no sea solo una transferencia, que incluso termina en consumo de bienes importados, cómo se logra que estos recursos sirvan para lograr mayor producción local. Aquí hay una contradicción muy fuerte, porque alrededor del bono hay algunos programas conexos, y uno de ellos es socio ahorro, en el que los beneficiarios del bono tienen un descuento del 8% en las grandes cadenas de supermercados. Esto, de alguna manera, se contradice con la idea de lo que se quiere: generar producción y economía local. Los grandes supermercados podrían tener un mercado cautivo de beneficiarios del bono.

¿De cuánta gente hablamos?

Cuando hablo de mercado cautivo me refiero a que todos podrían ir. Lo que se ve es que, mientras se mantenga el descuento, las compras mensuales van a aumentar. Hay una complicación en términos productivos, porque hacemos que los grandes oligopolios, las grandes comercializadoras, puedan tener mayor poder de mercado, mayor peso en la economía. Y lo que se quiere, y está proponiendo Acosta, es cómo se logra que el bono, que son básicamente $700 millones, se conviertan en una forma de incentivar las economías locales: cómo hago yo que esto me haga comprar lo que mi comunidad también está vendiendo. De esa forma, el dinero se queda en el territorio

¿Así es como se convierte en un bono de producción?

Exactamente. Tendría otro enfoque que no es solo mitigar los efectos de la pobreza. Se está diciendo cómo se hace que este bono se transforme en una forma de dinamización de esas economías, de esos pequeños mercados, de esos pequeños productores, y que no tengan que verse obligados a migrar.

¿Cuál es el problema de que el bono se distribuya por la banca?

Ahí hay un problema complicado. Quien plantea la medida es el banquero Guillermo Lasso, y él dice: “Yo voy a incrementar el bono a $50”. Las personas reciben el bono a través del sistema financiero. Si es a través de una institución financiera privada, pueden pensar o hacerles pensar que quienes les están entregando el bono es la institución financiera. Pongo el ejemplo del Banco del Barrio: si reciben el bono a través de esa entidad, puedo pensar que es el banquero Lasso el que distribuye el bono, con lo cual, políticamente, quien está capitalizando el incremento es el mismo banquero. No es el Estado o el Gobierno el que dice “Yo incrementé el bono”. Hay que entender también cuál es la lógica, y, en este caso, el imaginario de los beneficiarios funciona en términos de que el que me está entregando es el banco privado. El crédito productivo, que es el adelanto del bono de dos años, no se permitió que fuera entregado por el sistema financiero privado, pues podía haber esta mala percepción.

¿Por eso el financiamiento debe salir de la misma banca?

Son dos temas distintos. Es como que se estuviera pensando que esto está golpeando a la banca, y no, en algunos casos la terminará beneficiando, porque, si lo entrego a través de los canales del Banco de Guayaquil, el incremento del bono se percibirá como que lo da el banco y no como programa de Gobierno.

¿Qué se puede hacer para que esas madres, que son las beneficiarias mayoritarias del bono, tengan mayores ingresos?

La alternativa es que se genere más empleo y que se permita una alternativa productiva. Aquí es donde hay que rediscutir el bono, repensarlo, y la propuesta de cómo puede mejorárselo productivamente es importante. La iniciativa del crédito de desarrollo humano fue una iniciativa que permitió, en 2010, generar ciertos emprendiemintos productivos y un 70% del crédito sirvió para ello. Esto tiene que ser complementado. No puede ser solo el tema de incrementarlo, sino cómo haremos que se generen iniciativas asociativas.

Si se tiene que repensar el bono, ¿está la gente está lista para enfrentarlo?

Hay elementos que se van aprendiendo. Si una persona nunca ha tenido acceso a un crédito, una alterantiva es darle recursos para iniciar una actividad. Hay mujeres emprendedoras que les ha ido bien.

¿Falta una mayor promoción de este crédito?

Sí puede faltar difusión, pero el programa existe. Pero es contradictorio a veces, como el programa Socio Ahorro, que lo que hace es promover que vaya a los grandes supermercados en vez de promover iniciativas locales más solidarias.

¿Esa es una falla de una política gubernamental?

Es una falla de pensar integralmente. El Socio Ahorro es contradictorio con lo que se quiere, con el eje que se quiere: solo una transferencia de dinero o que sea algo productivo. Falta repensar y rediscutir, y eso no se ha hecho. Hay que hacerlo para que no se quede en los grandes oligopolios. En el tema productivo no se ha avanzado y se mantiene en la misma situación que antes.

Entonces, ¿cómo se explican los resultados de la lucha contra la pobreza que, según el Gobierno, ha disminuido?

Cuando se habla de pobreza hay que hablar de distribución de los recursos. No solo se trata de que los pobres estén mejor, que no paguen consultas médicas, por recibir los textos escolares, por tener menos gastos. Vemos que ha habido mejoras, que los pobres están en mejor situación. Dentro de la economía con mayores recursos también ha habido mejoras. El punto es cómo se distribuye todo el ingreso en el interior y cómo se logra transformar esto es a través de un cambio de matriz productiva, cómo repensamos productivamente al país. Ahí hay una deuda pendiente.

La reforma legal presentada por el Gobierno ¿es una alternativa adecuada para financiar el incremento del bono?

Tiene algunas contradicciones. Una es que no logra financiar el incremento. La medida incluye una devolución que es contradictoria con todo el espíritu de la reforma y que va a representar un costo mayor, porque hay que devolver todo el impuesto por salida de divisas. La propuesta es discrecional y se podría haber corregido de otra forma. En vez de regular utilidades altas, parece que anticipa utilidades. Si se quiere regular los sueldos y salarios que son altos, se podría subir el impuesto a la renta en los tramos más altos, para que todos los que ganen más de una cantidad determinada tenga que pagar una tarifa más alta de impuesto a la renta. Con eso se lograba que todos contribuyan. O si es que se quería regular las utilidades de los sectores que han ganado extraordinariamente en los últimos años se podía generar un impuesto a los ingresos extraordinarios. En algunos casos se premia a algunas instituciones financieras que no les fue bien y no tendrán que pagar este rubro. Hay que pensar cómo la totalidad

del sistema financiero se consolida y se convierte en una herramienta para más colocación de crédito productivo. Si se elimina la reinversión de utilidades, de acuerdo, pero cuáles son las alternativas para el crédito productivo. Parece que la medida está pensada como respuesta política y no para activar la producción.

 

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