Han terminado las olimpiadas Tokio 2021 (previstas para el 2020 pero aplazadas por la pandemia de covid-19) y Ecuador aparece como una de las potencias deportivas de Latinoamérica y El Caribe, gracias a sus tres medallas olímpicas, dos de oro (Richard Carapaz en ciclismo de ruta y Neisi Dajomes en halterofilia 76 Kg.) y una de plata (Tamara Salazar, también en halterofilia 87 Kg.). Richard, Neisi y Tamara, así como Jefferson Pérez antes y otros deportistas que han obtenido diplomas olímpicos y grandes rendimientos, nos hacen sentir orgullosos y nos invitan a soñar.
El expresidente Lenín Moreno deberá retractarse de sus palabras (como tantos otros desatinos suyos) sobre los “cinco centros de alto rendimiento a los que casi nadie asiste, en Estados Unidos solo hay dos centros de alto rendimiento y siempre ganan las olimpiadas, en cambio nosotros no traemos una medalla nunca” (su ministra de deportes ofreció reducir a dos). Debe retractarse no tanto por lo de los centros, que probablemente no funcionaron como se esperaba, sino por las medallas obtenidas por nuestros deportistas.
Pero ¿por qué escogió Moreno el referente de USA, en lugar de Cuba, por ejemplo? Cuestiones ideológicas diríamos.
La afirmación de Moreno es además falsa, pues Estados Unidos de Norteamérica no siempre ha ganado las olimpiadas. La ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (ex URSS) las ganó en cinco ocasiones (1956, 1960, 1972, 1976 y 1980), incluso una vez más como equipo unificado ex URSS en 1992. China ganó en el 2008, Alemania en 1936, Gran Bretaña en 1908 y Francia en 1900. En 1976 USA fue incluso desplazada a un tercer lugar por la ex Alemania Oriental (GDR, República Democrática Alemana).
Por otro lado, Estados Unidos tiene todo un sistema conducido por su Comité Olímpico y Paralímpico, al menos diez y seis centros deportivos como sitios de entrenamiento olímpico y paralímpico, más otros servicios para los atletas, como centros de alto rendimiento conducidos por las Entidades Deportivas de Gobernación Nacional de alto nivel (NGB) y centros médicos afiliados al Comité Olímpico de los Estados Unidos (USOPC) [1]. No basta pues entonces tener dos o cinco centros, si no existe un plan estratégico y todo un sistema, una estructura con financiamiento garantizado y ejecutado con eficiencia y transparencia.
El ejemplo de Cuba
En Cuba hay un plan estratégico y una estructura institucional conocida como “pirámide de alto rendimiento”[2], que le ha permitido los enormes logros en competencias regionales y mundiales de alto nivel, incluidas las olimpiadas. El sistema cubano se organiza por niveles:
1er Nivel. La educación física y el área deportiva especializada (en todos los niveles de enseñanza, con formación integral, orientada científicamente).
2º Nivel. Escuelas de Iniciación Deportiva Escolar (EIDE), que son centros especializados dentro del sistema nacional de educación, donde se ofrecen las enseñanzas correspondientes a los planes de estudio y se enfatiza en el desarrollo de las habilidades y destrezas deportivas con los educandos, en edades tempranas. Están presentes en las 14 provincias y el municipio especial de Isla de la Juventud y cuentan con alojamiento, alimentación, implementos deportivos, servicios de medicina deportiva y con los mejores profesores y técnicos de cada una de las regiones; todos con carácter gratuito. Hay todo un proceso de selección.
3er Nivel. Escuela Superior de Perfeccionamiento Atlético (ESPA). Al término del ciclo anterior, si el rendimiento de los atletas continúa en ascenso, pasan a las ESPA, que están también en todas las regiones del país.
4º Nivel: Escuelas Superiores de Formación de Atletas de Alto Rendimiento (ESFAAR). Los mejores atletas son llamados a las ESFAAR, dentro de las que destacan: la Giraldo Córdova Cardín, la Marcelo Salado y la Cerro Pelado, la mayor parte de ellas en La Habana, donde militan los deportistas que representarán al país en certámenes internacionales.
Presencia de Cuba en los medalleros olímpicos después de la revolución (1959)
Cuba tiene también los Institutos Superiores de Cultura Física (ISFC), que son una formidable cantera de técnicos, y la Escuela Internacional de Cultura Física y Deportes, donde se forman técnicos de otras naciones (parte de la solidaridad internacionalista).
Ello ha facilitado que Cuba brille en los medalleros panamericanos, olímpicos (ver cuadro 1) y de otras competencias internacionales. En Tokio 2021 cumplió una mejor campaña que en las dos pasadas olimpiadas, se ubicó en el lugar 14 en el medallero.
Si bien Cuba ha tenido medallas olímpicas desde el mismo inicio de los juegos; el esgrimista José Ramón Fonts en los II Juegos Olímpicos celebrados en París 1900 obtuvo la primera medalla de oro en olimpiadas para Cuba y América Latina; en 1904 en San Luis USA, Cuba ocupó el tercer puesto en el medallero (en una competencia que fue una atracción secundaria dentro de una feria / exposición universal y donde de 650 atletas, 580 eran de Estados Unidos); sin embargo, no es sino a partir de las olimpiadas de Tokio 1964 (cinco años después de la revolución) en que inicia el proceso ascendente del deporte cubano y su importante presencia en medalleros olímpicos.
Sin duda, la mejor olimpiada para Cuba fue la de Barcelona 1992, con 31 medallas (14 de ellas de oro), pero en general los grandes éxitos comienzan en Múnich 1972 cuando la estructura cubana para el deporte de alto rendimiento estaba ya madura; y se mantiene a pesar de dificultades como el bloqueo económico. A más de los logros de 1900 y 1904, Cuba aparece entre los primeros cinco puestos del medallero en 1980 y 1992.
Personajes como Alberto Juantorena (400 y 800 metros planos, atletismo), Javier Sotomayor (salto de altura, atletismo), Teófilo Stevenson (box), Regla Torres (nombrada mejor jugadora de voleibol del mundo en el siglo XX por la Federación Internacional de ese deporte) o el reciente ganador de oro en Tokio Mijaín López (lucha grecorromana), el único ganador de cuatro medallas de oro consecutivas en olimpiadas; son verdaderas leyendas y la mejor expresión de que la inversión y prioridad del Estado cubano en el deporte de competencia, si vale la pena.
En los últimos años, el número de medallas de Cuba ha disminuido (comparando con las décadas de 1980, 1990 y 2000), pero ello ha sucedido también con otros países. Algunos estados otrora grandes potencias en olimpiadas, han desaparecido, como la ex URSS, Yugoslavia o la antigua República Democrática de Alemania (hoy fusionada en una Alemania unificada). Pero también han emergido otras que no tenían presencia hace varias décadas, especialmente la República Popular de China, que desde el año 2004 ha disputado el primer lugar en el medallero con Estados Unidos de Norteamérica, como antes sucedió con la ex URSS. Cada vez se reparten las medallas entre más cantidad de países; en las olimpiadas de Roma 1960 cuarenta y cuatro países obtuvieron medallas, en Río de Janeiro 2016 fueron ochenta y seis, en Tokio 2021 un récord de noventa y tres países con medallas.
En Latinoamérica y El Caribe, han emergido también potencias deportivas, como Colombia, Jamaica y otros países caribeños, incluso el mismo Ecuador; que despuntan en diferentes deportes.
El medallero de Tokio-2021, una mirada diferente
El medallero completo de Tokio 2020 se puede observar en el sitio oficial del Comité Olímpico Internacional.
En el último día de las olimpiadas, Estados Unidos de Norteamérica remontó a la República Popular de China (que se había mantenido en el primer sitial por varios días) con una medalla de oro olímpico. Los cinco mejores ubicados en el medallero son USA, China, Japón, Gran Bretaña y Rusia (hoy representada por el Comité Olímpico Ruso, ROC, por sanciones del COI). Pero Rusia ocupa el tercer lugar si se analiza por total de medallas, incluyendo la plata y el bronce que tienen igualmente mucho mérito (71 medallas en total).
Los diez primeros lugares se completan con otras potencias deportivas y económicas: Australia, Países Bajos, Francia, Alemania e Italia; que ya han tenido excelentes desempeños en otras olimpiadas. Corea del Norte decidió no participar en las Olimpiadas Tokio 2021, una lamentable baja, dado su papel protagónico en algunos deportes en las últimas olimpiadas.
Brasil (puesto 12) y Cuba (puesto 14) aparecen entre los privilegiados con 7 medallas de oro. Ecuador se ubica en un inédito puesto 38 en el medallero. La ubicación de los países de América Latina y El Caribe se puede ver en el cuadro Nº 2 (primera columna). Importantes potencias deportivas latinoamericanas como Colombia, México y Argentina no lograron oro en esta ocasión y otros como Chile, Perú, Guatemala, Panamá o Costa Rica, no alcanzaron medallas.
Cuadro Nº 2
Países de Latinoamérica y El Caribe en el medallero olímpico Tokio 2021
Relacionemos ahora el cuadro de medallas olímpicas Tokio 2021 con el tamaño de la población y con el PIB (producto interno bruto) per cápita de cada país; lo que parece ser más justo. No se puede comparar Bermudas, Granada o Ecuador con USA, China o países europeos, al menos si no se hace esos ajustes con la población y un indicador económico. Hagamos ese ejercicio con los ubicados en los cincuenta primeros lugares en Tokio 2021 (51 en realidad, porque hay dos empatados en el puesto 50), aunque muchos países queden fuera de este análisis; y solo con el oro (ver cuadro Nº 3). Podría ensayarse otros análisis más sofisticados, por ejemplo, considerar todas las medallas, oro, plata y bronce; o cruzar además indicadores sociales; o considerar el tamaño de las delegaciones de deportistas en esta olimpiada.
Cuadro Nº 3
Ubicación de los países en medallero olímpico Tokio 2021 según el COI y ajustes según tamaño de población y Producto Bruto Interno per cápita
El rendimiento, medido en oro obtenido, se modifica sin duda. Tomemos de trazadores a seis países: USA, China, Brasil, Cuba, Ecuador e India. Estados Unidos pasa del puesto 1 (COI) al puesto 33 si se ajusta con su población y al puesto 11 si el ajuste es con el PIB per cápita (PIBpc). China, ubicado en el puesto 2 según el COI, pasa al puesto 47 si se relaciona con su población y al puesto 1 si con el PIBpc. Brasil pasaría del puesto 12 (COI) al 46 si se ajusta por población y al 7 si por PIBpc. Cuba, ubicada en el puesto 14 según el COI, pasaría al puesto 10 según su población y al 9 según el PIBpc. Ecuador, ubicado en el puesto 38 (COI), sube hasta el 35 si se ajusta con la población y al 18 si se lo hace con el PIBpc. Finalmente, la India ubicada en el puesto 48 (COI), pasaría al último puesto en el cuadro de este ejercicio (posiblemente muy atrás si se considerase a todos los países) y al puesto 13 por su PIBpc.
Oro para refugiados, migrantes y rebeldes
Bien decía Galeano en sus Espejos: Una historia casi universal: “…en África empezó el viaje humano en el mundo. Desde allí emprendieron nuestros abuelos la conquista del planeta. Los diversos caminos fundaron los diversos destinos, y el sol se ocupó del reparto de los colores… nuestras piernas eran el único pasaporte exigido”. En esencia, todos somos migrantes, aunque hoy la desmemoria y la arrogancia nos hagan intolerantes. Los atletas sin patria, de uniformes blancos y el símbolo olímpico en sus pechos, lo saben muy bien.
Muchos de los descendientes de los esclavos africanos que sufrieron abusos inimaginables en los siglos XVIII y XIX, incluso en gran parte del siglo XX, son los que llenan de oro a Estados Unidos de Norteamérica en las olimpiadas. Cómo olvidar esa imagen de los atletas negros en México 1968, levantando en el podio sus puños con guantes, reivindicando el “Black Power”.
El Comité Olímpico Internacional está “analizando” una posible sanción por lo que hizo la atleta Raven Saunders de Estados Unidos de Norteamérica, cuando recibió la medalla de plata en el lanzamiento de bala en Tokio 2021. Saunders levantó los brazos en forma de X y explicó la razón para hacerlo: “para mí haber ganado esta medalla, y que eso sirva de inspiración al colectivo LGBTI, a las personas con enfermedades mentales y a las minorías negras, es algo que significa todo”.
El oro de los atletas europeos se engalana con nombres como Sifan Hassan (ganadora de bronce en 1.500 y oro en 5.000 y 10.000 metros en atletismo, Tokio 2021) o las medallas de plata y bronce en la emblemática maratón masculina con que se cierran las competencias atléticas, en los pechos de Abdi Nageeye y Bashir Abdi que no parecen tener nombres típicos de Holanda y Bélgica.
La historia de Sifan Hassan es impresionante, llegó de adolescente desde su nativa Etiopía en 2008 a los Países Bajos, donde se estableció como refugiada en la localidad de Eindhoven. Quiso ser enfermera y terminó siendo atleta de élite, que domina hoy en el mundo las pruebas de medio fondo y fondo.
Un caso similar es el de la levantadora de pesas Neisi Dajomes, ganadora con holgura de oro para Ecuador. Ella pertenece a una familia colombiana que buscó refugio huyendo de la violencia armada en su país de origen. Ecuador la acogió, pero ella entrega al país mucho más de lo que recibió. Dos pueblos vecinos y hermanos compartiendo triunfos y orgullo.
Y los casos son muchos más. El ganador de oro en Tokio en salto triple masculino para Portugal es Pedro Pichardo, un atleta cubano migrado recientemente al país europeo.
Europa es uno de los continentes que más ve cambiar la composición étnica de sus atletas actualmente. Llegará el día en el que los países europeos estarán mayoritariamente representados por atletas migrados o hijos de migrantes de África, Asia y Latinoamérica. Las olas migratorias tienen sus flujos y reflujos, y con ella van artistas, deportistas, técnicos y científicos, muchos en potencia, en una danza resiliente multicultural.
Algunas costuras sociales y económicas de las olimpiadas
Muchos recordarán las muestras de indignación de los habitantes de las favelas de Río de Janeiro y movimientos sociales, que ofrecieron incluso boicotear tanto el mundial de fútbol como las olimpiadas celebradas en esa ciudad brasileña en 2014 y 2016 respectivamente.
Mientras las grandes corporaciones hacen cálculos de cuánto van a ganar por estos mega eventos deportivos. Mientras los gobiernos y empresarios locales confirman que los beneficios no serán inmediatos, pero que en cambio habrá un impacto favorable a largo plazo, por el aperturismo comercial (en las olimpiadas la inversión suele ser mayor que lo recaudado por turismo, comunicación y otros rubros durante el evento).
Mientras ello sucede en esos círculos exclusivos de los negocios, los pueblos empobrecidos viven otra realidad, muchas veces son desplazados de sus barrios y viviendas para dar paso a construcciones para los eventos deportivos, o simplemente para lavar la imagen de la ciudad sede; no quieren que se vea la pobreza, tratan de ocultarla un tiempo bajo la alfombra, así la economía empresarial gana.
“El Centro por el Derecho a la Vivienda y contra los Desalojos informa que los Juegos Olímpicos han desplazado más de dos millones de personas en más de dos décadas, a menudo afectando desproporcionadamente a los grupos desfavorecidos.”[3]
Los juegos olímpicos de Río 2016, estuvieron marcados por la amenaza del Estado Islámico y los incidentes de inseguridad local. Este contexto llevó a organizar un amplio dispositivo de seguridad que ocupó unos 70.000 efectivos y significó acondicionar un edificio de varias plantas destinado exclusivamente para los servicios de inteligencia de distintos países del mundo. La ciudad de Río estuvo blindada durante los 18 días de competencias olímpicas, y particularmente en las áreas de residencia y desarrollo de las competencias (las sombras de Múnich 1972 volvieron a aparecer). Un contraste con la ciudad habitual y cotidiana donde el narcotráfico seguía dominando en las favelas y la inseguridad continuaba en los distintos barrios y en las playas.[4] Esos operativos extraordinarios de seguridad, en lugar de beneficiarlas, afectan de manera importante la vida cotidiana de las poblaciones, la complica más.
Las olimpiadas, además, como en el caso del Ecuador, desnudan falencias de los gobiernos y de las instituciones responsables de garantizar la preparación, soporte y participación de los deportistas. Incluso desnudan la indolencia y los abusos de muchos personajes involucrados.
Muchos de los deportistas que representan a los países son de hogares pobres, por lo que sus hazañas son extraordinarias. Solo cuando los atletas tienen importantes desempeños como la consecución de medallas, las autoridades recuerdan su origen y prometen solucionar las falencias, ofrecen regalos y anuncian un apoyo irrestricto para su preparación; lo cual probablemente quedará solo en ofrecimiento. Hasta las próximas olimpiadas, o quién sabe después de cuántas, donde seguramente surjan otros Jefferson Pérez, Richard Carapaz, Neisi Dajomes o Tamara Salazar, forjados con su propio coraje y algún apoyo privado que no escatima esfuerzos en sacar pecho por ello.
Nos vemos en París 2024, quizá con otros medallistas y otros damnificados.
En Latinoamérica y El Caribe, han emergido también potencias deportivas, como Colombia, Jamaica y otros países caribeños, incluso el mismo Ecuador; que despuntan en diferentes deportes.
[1] https://www.teamusa.org/Team-USA-Athlete-Services
[2] https://www.efdeportes.com/efd119/las-bases-del-deporte-de-alto-rendimiento-en-cuba.htm
[3] Glynn, M. A. (2008). «Configuring the field of play: how hosting the Olympic Games impacts civic community.» Journal of Management Studies, 45(6), 1117-1146. Tomado de Wikipedia https://es.wikipedia.org/wiki/Juegos_Ol%C3%ADmpicos#cite_note-82
[4] Shmite,S. M. (2017) Juegos Olímpicos y Territorio. Disputas y tensiones entre la emoción y la representación en Río 2016. Revista Huellas Volumen 21, Nº 2, Instituto de Geografía, EdUNLPam: Santa Rosa. Recuperado a partir de: http://cerac.unlpam.edu.ar/index.php/huellas
Casi siempre Hugo Noboa escribe buenos articulos y este no es la excepcion. Solo quiero comentar y comparar Cuba con Ecuador, ninguno de los medallistas ecuatorianos se preparo en los “Centros de Alto Rendimiento”, fueron esfuerzos individuales y en el caso de Carapaz, apoyo de empresas privadas especialmente en su carrera en Europa. Por tanto, si se quisiera emular a Cuba, hay que copiar toda la estructura deportiva y no desperdiciar el dinero financiando los altos salarios de los burocratas del Comite Olimpico Ecuatoriano.