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ELECCIONES FEBRERO 2013 – UN ANÁLISIS. por Francisco Muñoz Jaramillo

28 febrero 2013

 
Este documento examina los resultados electorales últimos y hace una comparación con los escenarios descritos en un artículo anterior, sobre  elecciones 2013;  divulgado en Lalíneadefuego 15 días antes del proceso de Febrero; así mismo contrasta el voto histórico de los candidatos, agrupaciones y tendencias del pasado inmediato (2009-2011) con la última votación; lo que  permite, de otro lado, dejar planteadas algunas inquietudes y conjeturas para comprender la situación creada y las posibles perspectivas del Ecuador en el futuro inmediato y mediato, las mismas que serán trabajadas posteriormente.

De los tres escenarios que destacamos en el mencionado artículo, de acuerdo al examen histórico e intención de voto, se ha impuesto en el 2013 el  siguiente

“… de acuerdo al pronóstico basado en intención de voto, -se prevé en el artículo en mención-Correa seria reelegido en primera vuelta con un 63% de sufragios y podría obtener-aplicando el método D´ Hont-  y aspirando a una influencia de la votación de presidente en la elección de asambleístas provinciales y nacionales, la mayoría de la Asamblea Nacional… “… para alcanzar esta alternativa se aspiraría a que la votación que migró de las fuerzas tradicionales al correismo en la consulta 2011, se mantenga apoyando en esta contienda a Correa, lo que manifestaría la debacle de Socialcristianos-Madera de Guerrero y del Prian. Adicionalmente debería producirse en Pichincha-Quito un crecimiento de la votación por el SI de la Consulta 2011 de 49% a 58% que obtuvo Correa en la reelección de 2009. Estas serian las condiciones para que este escenario se realice efectivamente, colocándonos en una situación política de clara diferencia con el pasado inmediato.”[1]

II

Uno de los aspectos a dilucidarse en la comprensión de la lucha política de un país, es el que se refiere a los procesos electorales. Tienen como función en las democracias representativas expresar los intereses y tendencias económico-políticas en juego. Es el medio principal para concretar el recambio gubernamental del poder del estado y conducir a los países dentro de la coyuntura de acuerdo a determinadas orientaciones y posiciones políticas. Por esto algunos autores consideran a la democracia un asunto procedimental; en cambio desde una posición critica, las contiendas electorales expresan un nivel dela lucha de clases en la sociedad, al mismo tiempo que legitiman y encausan posiciones, liderazgos y agrupaciones. Es por esto que su comprensión demanda el examen de la estructura  política de una sociedad en tanto las elecciones constituyen efectos en la escena de esta estructura. Los métodos de asignación de escaños apuntan a lograr una representación equitativa de acuerdo a la votación obtenida por los contendientes electorales de la sociedad, en el caso del método  D´Hont, se busca forzar situaciones de representación política para legitimar y posibilitar procesos de cambio a través  de amplias mayorías parlamentarias, que en condiciones de una realidad partidaria plural y fragmentada, como la ecuatoriana,  limita gravemente la legitimidad de la representación, en tanto sectores poblacionales y tendencias ideológicas son excluidos o debilitados intencionalmente.

III

Se coloca en primer lugar el cuadro  comparativo   electoral (a nivel presidencial, nacional y provincial) de la  reelección de Correa en el 2009,ylos resultados de las elecciones del 17 de Febrero. No se considera los datos del 2006 porque dicha  votación  se dio en segunda vuelta, en cambio la del 2009 y la del 2013 se hicieron en primera vuelta manifestando con claridad la evolución electoral.

tabla resultados 25 feb 2013

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

De este cuadro se desprende las siguientes conclusiones: el candidato Rafael Correa ha obtenido una votación equivalente al 56.7%, que remonta la declinación electoral que tuvo entre el 2006 y el 2009; donde se observa declinación electoral del 4%, aproximadamente.

El 17 de febrero,  en cambio, supera el resultado de su segunda elección (2009), con lo cual revierte la tendencia a la baja que se evidenció en la mencionada elección  y en el Referéndum del 2011.

En consecuencia estos resultados muestran  un triunfo amplio del correísmo. Importante resultado que incide adicionalmente en la obtención de la mayoría de Asambleístas, al menos 90, lo que determinar la presencia predominante del partido de gobierno en el parlamento.

Contrastando el voto histórico con el nivel de votación, especialmente, en los casos de Guayas-Guayaquil y Pichincha-Quito, (que  incide en el 39% de la votación nacional),encontramos que la situación de migración del voto socialcristiano-Madera de Guerreo y Prian, que se dio en el 2011, (cuando los electores se inclinaron por Correa a través del Sí de la Consulta)–como señalamos en el escenario descrito en esta elección 2013– se mantienen como votantes del correísmo, especialmente en el caso del Prian que desciende en votación respecto al 2009 en 7.7%. Y es que, Correa obtiene en el Guayas alrededor del 63.2%, con lo cual  sube en votación  en 20%  aproximadamente, con lo cual incrementa su índice nacional a 56.7%.

Por otra parte,  en el caso de Pichincha–Quito, se mantiene el 58% en promedio (tanto en  el año 2009 como en el 2013)y respecto a la Consulta Popular sube en 9 puntos (obtuvo49%) lo que refleja también una incidencia en el resultado nacional del candidato presidente.

Por otro lado es necesario examinar el caso del candidato Lasso quien obtiene 22.5%, expresando de una parte, el voto histórico del socialcristianismo que fue de 9.6%, en el 2006yla eventual migración de votos de Lucio Gutiérrez y Noboa hacia Lasso. Gutiérrez (que tuvo el apoyo de socialcristianos en el 2009) obtiene 28.2% en este año y ahora en este 17 de Febrero6.85%, decreciendo en alrededor de 21% aproximadamente, de lo cual colegimos que una parte de su electorado se desplazó hacia Lasso y otra  a Correa.

Cabe aquí, como conclusión de la lectura del cuadro,  describir el fenómeno y sugerir algunas interpretaciones  como por caso la evidencia de la situación de debacle de partidos y movimientos tradicionales como Prian, PSP, y PRE. También el debilitamiento importante de la izquierda escindida de Alianza País y contraria a Correa y una limitada emergencia de agrupaciones que han apostado por un centro político como el Movimiento Suma y el partido Avanza, aliado al correismo.

Se observa también el comportamiento electoral de los sectores medios de Quito y Cuenca, que  se mantienen  apoyando a Correa,  como también la votación de Guayas-Guayaquil, en general la Costa, que crece de manera significativa respecto al 2009, constatando un proceso de migración del voto de los tradicionales partidos hacia el correísmo, lo cual se evidencia en este evento. Finalmente, existe una  similar votación a niveles regionales, que podría  manifestar síntomas de una equilibrada representación nacional de Correa.

IV

¿De qué ha dependido este triunfo significativo del correísmo en este febrero 2013?

Uno de los factores que se debe analizar es el proceso de configuración y conducción de la escena electoral por parte del oficialismo, donde, el uso de recursos y mecanismos (legales, organizativos e institucionales) incidió en la  manipulación de la contienda electoral a favor del oficialismo.  Entre lo que citaremos:

–         La situación de caos y desconcierto  que fue provocada por las decisiones y acciones del CNE en torno a la inscripción legal  de partidos y movimientos políticos, donde se actuó para  influir en la configuración de la contienda electoral (al extremo incluso de pretender reducir el número de partidos  legales y obstaculizar la existencia de  algunos de ellos). Tiempo, recursos y dispersión significó para todas las fuerza políticas opuestas al oficialismo dicha actuación del CNE.

–         En segundo lugar el candidato –presidente, Rafael Correa,   contó abiertamente con la  posibilidad de promover a través de medios de comunicación-principalmente públicos- su imagen y propuesta presidencial durante el proceso electoral, así como  la intervención por parte de funcionarios de gobierno para difundir  las acciones y  obras de su régimen utilizando cadenas nacionales realizadas por el Vicepresidente,  ministros y funcionarios  en pos de alcanzar el favor de los votantes;

–         Tercero, se  utilizó medios y personal burocrático de la administración pública para apoyar la campaña de Rafael Corea, y se hizo uso de las empresas encuestadoras y sus resultados para influir sobre los votantes, motivo por el  cual se difundió los datos de intención  de voto  con el propósito manifiesto de incidir en los votantes orientándoles hacia Correa.

–         La imposición del método D´Hont, finalmente, a través de reforma legal efectuada meses antes de la contienda. Lo que significó  la  ampliación del número de asambleístas a favor de Alianza País, para lo cual fue necesario el triunfo de Correa en todos los bastiones electorales, que durante la consulta, y antes de ella, decrecieron entre 12 y 13. Método que genera una representación no correspondiente con el número de electores; lo que ha llevado a algunos analistas a calificar de ilegítimo el proceso, aunque sí legal, cuestión también a dilucidarse y que se enmarca en una política encaminada a forzar, para la conducción futura del Ecuador, la conformación de un régimen de partidos de carácter bipolar, con la presencia de un movimiento predominante, desconociendo la pluralidad de la realidad política ecuatoriana y dejando por fuera y/o debilitando la representación a  tendencias importantes como el centro político y la izquierda.

Estas son algunas de las formas y mecanismos  utilizados para favorecer, de manera directa, en la contienda electoral a la candidatura de Correa, lo que generó, indirectamente, en el ambiente una situación de incertidumbre, desconcierto y pesimismo; suerte de apatía que fue necesaria para la presencia predominante de la figura caudillista de Correa, y la incidencia en la generación de electores indecisos, en alrededor de  un  35% no registrado en otras elecciones, a pocos días del evento electoral,  lo cual favoreció la votación de Rafael Correa.

V

Más allá de esta constatación empírico-descriptiva que mide y argumenta sobre los motivos inmediatos que condujeron a la población a sufragar a favor de Correa, se requiere explicarlo, analizando algunos factores  estructurales que han condicionado  este importante resultado electoral:

En primer lugar, el contexto internacional determinado -en la  América Latina de las ultimas décadas-por las posiciones y tendencias del pos neoliberalismo, los gobiernos progresistas y los procesos de reprimarización de la economía; situación, que se enmarca en la necesidad de la región de transitar hacia una distinta ubicación geopolítica en el contexto de crisis y disputa de la hegemonía mundial. En consecuencia, se ha abierto  en la región un nuevo ciclo histórico, que decanta con el anterior,  incrementándose niveles de soberanía y relación con procesos políticos y potencias mundiales nuevas y distintas a Estados Unidos; así como, disputando un lugar en la nueva situación geopolítico planetaria, poniéndose de manifiesto al mismo tiempo reacciones sociales y políticas importantes en la perspectiva del tránsito civilizatorio. En nuestro país, el gobierno de Rafael Correa ha tenido en cuenta y promovido este contexto  regional, generando en la población ecuatoriana una importante  identificación con estos procesos y liderazgos. En este sentido, es necesario balancear algunos aspectos relativos a una demanda nacional y latinoamericanista que ha sido expresado, en algunas circunstancias, por Correa y que ha contribuido a la decisión de los ecuatorianos el 17 de Febrero y que la puesta a su punto en la región de  procesos integracionistas, como el Alba, la Celac y el Unasur, muestran esta dinámica.

En efecto “….la crisis multifacética del capitalismo que eclosionó  en la financiera en el 2008  ha puesto de manifiesto la disputa de la hegemonía mundial entre EE.UU. y las potencias que emergen a través de la asociación denominada BRICS, particularmente la China. Esto deja entrever la posibilidad de transitar, aunque débil, contradictoria y lentamente, hacia un nuevo patrón de acumulación mundial distinto al generado en la etapa de la Financierización (o modificarlo en la misma perspectiva del capital financiero mundial) que se dio a raíz de la crisis de 1970; lo que ha llevado, así mismo, a plantearse alternativamente como condición de la época un proceso de crisis y tránsito civilizatorio hacia la conformación de un nuevo sistema mundo”4[2].

En consonancia con el contexto internacional y, la fase pos neoliberal de la región, el correismo ha recuperado el Estado y su capacidad de representación e intervención en la economía, como también su autonomía relativa; lo que le ha permitido actuar en nombre de un sujeto e institucionalidad que determina y cohesiona la vida social y política. En estos años se ha reestructurado el Estado burgués capitalista y su institucionalidad, de tal manera  de deponer los intereses inmediatos de ciertos círculos o grupos económicos y políticos, que condujeron de manera inmediata desde sus intereses particulares el Estado en el pasado (estado oligárquico), y se ha orientado en la dimensión estratégica del dominio capitalista resguardando la autonomía del Estado Moderno. Es esto, lo que permite afirmar que se ha estructurado un estado capitalista de corte tecnocrático. Cuestión que ha dotado de importantes niveles de eficacia y representación social al régimen de Correa. Procesos fiscales como los que se han dado y determinada negociación de las transnacionales  petroleras y otras medidas han sido resultado de esta capacidad estatal.

El aspecto  nacional del desarrollo ecuatoriano, de otro lado, tiene especial significación en tanto el Estado asume la representación general estratégica para impulsar y conducir la economía y la sociedad, aunque se verá enfrentado, contradictoriamente, con la relación y dependencia de empresas y potencias transnacionales. En estas condiciones  la particularidad de los  intereses inmediatos y regionales se subsumen y reconocen en la representación general del estado. Las elecciones del 17 de Febrero en este aspecto también lo evidencian y se corrobora – a través de la votación- de las dos provincias principales (Guayas y Pichincha) que han representado en el pasado la disputa de las dos regiones, que tienen una votación equilibrada y similar,  la una el Guayas en 61% y la otra Pichincha Quito 58%. La presencia de intereses regionales y particulares de sectores, clases y grupos económicos, quedan incluidos en este proceso estatal descrito.

La victoria electoral del 17 de Febrero, junto a hitos anteriores como La reelección de Rafael Correa a la Presidencia de la República en abril de 2009, así como la consulta de mayo de 2011 “… son importantes hitos que manifiestan la consolidación del estado y su bloque hegemonizado, principalmente por la relación y coincidencia objetiva, entre las tendencias oligárquica-neoliberal del periodo anterior (1982-2006)  y la neo-desarrollista de corte neo-keynesiano propugnada por Correa; vale decir, entre el modelo extractivista ligado a la orientación neoliberal, con énfasis privatizador y exclusivamente especulativo y financiero (de carácter rentista) y el “modelo neo-desarrollista” que impulsa un régimen económico orientado a desplegar formas de organización económica de carácter mixto, con fuerte intervención estatal y desarrollo circunstancial productivo endógeno manteniendo espacios importantes y hegemónicos de economía extractivista. Este pacto ha dejado excluido del poder y las políticas económicas a las posiciones de carácter social y ambiental, que estuvieron presentes al inicio del régimen en el 2006”.[3]

“En definitiva, -continúa el documento en mención- la configuración actual del estado (un estado fuerte centralista que ha limitado la descentralización) evidencia un proceso de modernización tecnocrática y capitalista del país, que promueve una integración física, económica y social; donde el Código de Ordenamiento Territorial se constituye en la manifestación más clara, como uno de los aspectos principales del desarrollo de la unidad  e integración político-administrativa del Ecuador, de carácter centralista que impulsa limitadamente la descentralización y la propuesta constitucional del Estado plurinacional.”5[4]

Como consecuencia es pues necesario tomar en cuenta estos aspectos mencionados, de corte estructural e histórico, y otros que me permito enumerar a continuación para abordar la explicación hipotética del proceso del 17 de febrero y sus resultados.

En segundo lugar esta recuperación del estado descrita antes,  le ha permitido a  Correa durante estos  años de gobierno, echar mano de  dos aspectos centrales de toda gestión gubernamental: eficacia y legitimidad. El régimen se ha caracterizado por desplegar políticas y acciones encaminadas a la atención social (salud y educación principalmente) y obras de infraestructura, donde la mayoría de provincias, cantones y parroquias del país se han beneficiado. Ha destacado, por otra parte, en su gestión la legitimidad, a través, en primer lugar, de su carisma y en segundo lugar, de su capacidad de representarla confianza de amplios sectores ciudadanos populares y de sectores medios, en el contexto de un proceso de bonanza económica de los últimos años que ha beneficiado a importantes capas sociales, como también, ideológicamente,  a través de la representación del interés general del Estado.

En tercer lugar, durante estos 6 años de gobierno Correa ha disputado la  representación y conducción de los movimientos sociales como el indígena. Con este propósito ha actuado para dividir a  las organizaciones y  cooptar a importantes e históricos dirigentes sociales. Se han creado organizaciones sociales ligadas al gobierno y se ha generado niveles de represión a dirigentes sociales. Este accionar, combinado con políticas puntuales y precisas de clientelismo generado principalmente a través del bono de desarrollo humano,  y determinadas obras de infraestructura; así como de modificación y modernización capitalista en el agro de las relaciones sociales, (donde la proletarización de la Costa, combinado con la seguridad social y otras medidas son manifestación de este proceso) ha inclinado y mantenido a importantes porciones del electorado campesino-indígena a favor de Correa.

Como también la representación de los sectores medios urbanos, principalmente de Quito y Cuenca  cuyo comportamiento manifiesta que han continuado en su mayoría, por la opción electoral de Correa. Se entremezcla en esta situación la bonanza económica, por un lado, al que han accedido estas capas medias y, por otro, la imagen de izquierda del gobierno de Correa, expresándose en un decidido apoyo en las elecciones del 17 de febrero.

En el intento por dilucidar la situación objetiva de estos sectores se puede asumir – como conjetura -que se ha producido una “suerte” de derechización de la conciencia de estas capas medias, en tanto se encuentran hoy, más ligadas al consumo que a otras expectativas sociales.

En cuarto lugar, el triunfo del 17 de febrero también se explica por la disolución y descomposición del sistema de partidos. Se asiste en el Ecuador a la constatación de este fenómeno (que se ha generado en las últimas décadas) pero, que ha tenido importante incidencia por parte del gobierno de Correa para limitar la estructuración del sistema partidario a través de los incentivos y restricciones manifiestas en el Código de la Democracia, así como la propia acción del gobierno de Correa durante  estos seis años.

En consecuencia, en medio de la debacle partidaria, y como respuesta alternativa a ella se ha constituido por parte del oficialismo un movimiento de corte populista, con un liderazgo fuerte y decisivo, de nivel predominante, lo que ha permitido incidir en electores que han plegado ampliamente al correismo, abandonando otras tiendas políticas en descomposición. En el  triunfo significativo del 17 de Febrero la mencionada debacle partidaria constituye una de las claves de la victoria y, por otro lado, deja como saldo el afianzamiento de un sistema de partidos, débiles,  dispersos, y agónicos, como condición en la escena de la presencia fuerte de un movimiento predominante. Lo que se manifiesta luego  del 17 de Febrero como ausencia casi total de estas agrupaciones (descompuestas y sin posibilidad de reconstituirse) en el parlamento. En consecuencia asistimos en la coyuntura al vacío de contrapesos institucionales y el consecuente predominio del ejecutivo, lo que  puede acentuar niveles de concentración de poder y autoritarismo.

Proceso de reconfiguración partidaria pos electoral, por otra parte, que abre el espacio para la emergencia de un partido de derecha, al parecer ideológico y Moderno, CREO; que intenta constituirse luego de las elecciones en el “alter” del gobierno y la lucha política del correísmo. Especie de bipolaridad en la escena que se intentaría proyectar, pero que al parecer carece de realidad y fortaleza desde la derecha de Lasso. En esta dialéctica bipolar se evidencian determinadas posiciones, al interior de Alianza País, que podrían empujar a la  configuración -como dicen algunos- de un “partido Estado” al estilo del pasado PRI mexicano, que podría acentuar la línea de corte autoritario del régimen político, y que efectivamente se combina con las necesidades del extractivismo cuyo proceso desatará conflictos sociales importantes, situación que nos abocará a la devastación política que se ha revelado una vez más en estas elecciones.

Este intento de bipolaridad partidaria del sistema de partidos, por otra parte, evidencia la disolución del centro político (centro izquierda – centro derecha), que queda huérfano y/o  debilitado de representación y de parlamentarios en la Asamblea Nacional y, en consecuencia, deja abierto un espacio que eventualmente puede ser representado por el movimiento de derecha de Lasso o de Correa aliado a una de esas agrupaciones. Difícil encrucijada para estas posiciones que quedan reducidas y en lo inmediato sin perspectiva política.

Pero también, el saldo de la contienda electoral, deja en situación difícil y compleja a la izquierda, que  ha pasado por dos procesos  de colaboración con gobiernos, como el de Gutiérrez y el de Correa, lo que le ha alejado de importantes sectores poblacionales que votaron por ella en el pasado; debilitamiento que se ha reflejado históricamente en el 2006, luego en el 2009 y ahora en el 2013, en una significación electoral del 3 al 4% (2006 Macas 2.1%;2009 M. Roldos 4.3%; 2012 Acosta 3.3%). Desde las filas de estas tiendas políticas se aspira a salir del manifiesto límite en base a su renovación, no fácil de conseguirlo inmediatamente, pero que es una apuesta que pasa por repensar la realidad ecuatoriana en el contexto de un mundo en proceso  de cambio y transformación, como de recreación de los viejos paradigmas que condujeron la lucha social desde el siglo XIX. Su límite también se advierte por la presencia del imaginario colectivo de la izquierda constituido  por Alianza País, del cual la Unidad Plurinacional surge en estas elecciones para su participación electoral.

Finalmente se requiere examinar, para dilucidar el triunfo electoral de Correa, los efectos  de la reestructuración estatal que ha sido analizado líneas antes  para dar cuenta de las características del régimen político democrático en construcción.

Efectivamente,  este factor estatal  ha  gravitando fuertemente en el proceso de construcción del régimen político democrático y ha sido parte del nuevo ciclo histórico de América Latina, régimen que se ha encontrado  atado al “presidencialismo reforzado”, donde características institucionales como el “desicionismo fuerte” del gobierno de Correa, y  el rasgo histórico cultural del populismo-caudillismo se han convertido en aspectos que inciden en  la adhesión a la figura y carísima de  Correa. Populismo que ha permitido efectivamente permear la presencia de amplios sectores que han  votado por Alianza País por tercera vez y que se ha proyectado desde la necesidad de generar  orden, frente al caos, que representó y condujo en el pasado inmediato  la llamada “partidocracia” y el estado oligárquico en proceso de descomposición como resultado del  neoliberalismo que se dio en el Ecuador en las décadas anteriores. La necesidad del orden y la disciplina-luego de decenios de desorden y corrupción- es una característica  que se repite en la historia, “mutandis mutandi” del “garcíamorenismo” al que precisamente se lo caracteriza como aquel régimen de autoridad poderosa para hacer frente al caos que había llegado a su clímax con la crisis del 60 del siglo XIX6[5]; aspecto que al parecer en medio de la inseguridad existente, ha contribuido a la inclinación de la población por Correa.

También han incidido en este significativo triunfo de Correa  el proceso histórico de cambio de generación y élite económica y política en tanto respuesta social-principalmente de sectores medios y populares en ascenso-

“Proceso de reestructuración estatal que, por otra parte, desde el punto de vista histórico sociológico, tiene en el ascenso social de sectores populares y medios, uno de los elementos importantes de su desarrollo en tanto este elemento que presiona por el cambio de élite política, de aparato burocrático del estado, así como de relevo generacional de los dirigentes políticos y cuadros de conducción estatal; constituyéndose así en consecuencia en un aspecto  importante de la mutación histórica del Ecuador[6]que es lo que podría manifestarse en la fórmula “anti partidocracia” constituida en emblema oficialista”.7[7]

La línea de comunicación y representación ha sido, por otro lado,  uno de los aspectos mas importantes en que el Gobierno de Correa ha puesto especial atención, para resolver los límites de representación, de ausencia de un movimiento político activo, y en respuesta a  los conflictos importantes como el que se dio el 30S;  donde se constata la inexistencia en el gobierno de una línea de comunicación-propaganda, que ha sido reemplazada por el marketing y la publicidad, cuestión que ha estado en la gestión  gubernamental y ha contribuido al éxito electoral de Correa el día 17 de Febrero.

VI

Perspectivas: contradicciones y conflictos

En esta parte del artículo se enumera, como resultado del análisis realizado,  algunas problemáticas que estarán en juego en el próximo gobierno de Correa y, que eventualmente, generarán conflictos y contradicciones sociales, económicas y políticas. El nudo fundamental de estas problemáticas lo constituye la lucha de clases que se dará entre sectores sociales y el gobierno en torno a la definición e implementación de las políticas publicas.

  • La contradicción en torno a la implementación de la matriz productiva o patrón de acumulación que el gobierno y su programa  electoral – han expresado se  busca cambiar en este período a través del impulso de las llamadas industrias estratégicas, desarrollo endógeno, la biodiversidad y el conocimiento. En este aspecto se deja intocada y/o no se expresan propuestas como  la reforma del agro y el impulso de la soberanía alimentaria, así como la economía social solidaria como condiciones del cambio de matriz productivo o régimen de acumulación, y otras políticas que serán demandas por los sectores sociales creando conflicto y contradicción con el régimen.
  • Conflicto entre los grupos económicos en pos de conducir el dominio estratégico y hegemónico del Estado y las necesidades inmediatas que surge de estos intereses.
  • El proceso de construcción del estado capitalista, moderno tecnocrático y la demanda del estado plurinacional dispuesto en la constitución de Montecristi.
  • Entre el impulso del extractivismo (principalmente minero) y el conflicto con  la posición social ambiental de las poblaciones afectadas por esta explotación
  • Entre un régimen, con rasgos autoritarios, y la demanda  de diálogo, y libertad de expresión para las comunidades y pueblos, consenso y respeto a los sectores sociales para resolver los problemas fundamentales de la sociedad.
  • Entre una línea de  comunicación  aprobada legalmente y restrictiva  del derecho a la libre expresión de ciudadanos, pueblos y movimientos sociales y la demanda por libertad de expresión y comunicación.
  • Entre la necesidad de reforzar el partido predominante en línea PRI, restringiendo la participación de tendencias importantes de la sociedad, o generar, por el contrario, la perspectiva de un sistema de partidos abierto y plural que posibilite la expresión de la diversa y multifacética realidad ecuatoriana; al mismo tiempo que se enfrente posiciones en  el movimiento oficialista, entre aquellas que defienden una línea democrático y plural contraria a las posiciones que se encuentran en  línea autoritaria necesaria para el régimen político y la trayectoria de los últimos años de Correa.

[1] Muñoz, Francisco articulo Línea de Fuego febrero 2013 Quito- Ecuador

4 Muñoz Francisco, Artículo Forma de Estado y Régimen Político. Revista Economía (en imprenta), Facultad de Economía, Universidad Central, Diciembre 2012, Quito – Ecuador [2]

5[3] Ídem cita 4 pág. 11

 6[5] Ver Carlos Espinosa pág. 514, Historia del Ecuador- 2010 Quito- Ecuador.

7[6]Nuevo ciclo histórico, como han considerado algunos académicos que puede asimilarse a la categoría planteada por Gramsci de bloque histórico y hegemonía. Cabe aquí la reflexión en el período de Correa -a propósito del nuevo ciclo histórico- y examinar las características que se constituyen en  un nuevo Bloque Histórico y hegemonía en Ecuador del siglo XXI.

 

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