El estatus de Jerusalén es un tema central, dentro del conflicto palestino-israelí y es una de las áreas más polémicas de la disputa entre israelíes y palestinos.
Israel reclama la totalidad de Jerusalén como su capital, mientras que la visión palestina es que Jerusalén Este, sobre la base de las fronteras establecidas en 1967, sea la capital reconocida de su futuro Estado Palestino, totalmente integrado con Cisjordania y Gaza. Los palestinos también exigen libertad de movimiento entre Jerusalén Oriental y Occidental, sin ningún bloqueo.
Desalojos, desplazamientos y asentamientos
Esta visión es diametralmente opuesta a la matriz de políticas implementadas por Israel en Jerusalén Oriental desde 1967, la cual ha tenido como objetivo separar Jerusalén de Cisjordania y obstruir el crecimiento y desarrollo de la población palestina en Jerusalén Oriental.
Estas políticas van desde la confiscación de tierras, la construcción de asentamientos, la utilización de leyes de zonificación y planificación para limitar la expansión palestina. Esta es una política demográfica destinada a limitar el número de palestinos que puedan residir en Jerusalén, prohibiendo la entrada de palestinos procedentes de Cisjordania y Gaza a Jerusalén, sin permisos emitidos por Israel, los cuales solo se otorgan en circunstancias extremadamente limitadas.
Israel ha venido diseñando y estableciendo esta política para tener una mayor presencia judía en Jerusalén, esto con el objetivo de crear una nueva realidad que beneficie más a Israel, que haga imposible la realización de los acuerdos sobre un territorio dos estados y la soberanía de Palestina sobre Jerusalén.
Aproximadamente 370.000 palestinos y 200.000 colonos judíos viven en Jerusalén del Este, mientras que alrededor de 2.500 de judíos ultraortodoxos y reaccionarios, viven en edificios comprados dentro de los vecindarios palestinos.
En varios fallos separados emitidos en los últimos meses, los tribunales israelíes ordenaron desalojos de un gran número de familias palestinas de sus hogares en los barrios de Sheikh Jarrah y Silwan y la entrega de sus propiedades a las organizaciones de colonos israelíes.
En los últimos años, el número de desalojos ha aumentado, en particular en los barrios de Sheikh Jarrah y Silwan, donde comunidades enteras están en riesgo. Solo en el barrio de Batan al-Hawa, 14 familias ya han perdido sus hogares desde el 2015 y más de 80 hogares se enfrentan a demandas de desalojo y corren un riesgo inminente de desplazamiento.
Privar a familias de sus hogares, fuentes de seguridad física y económica y un derecho universal, termina con mucha frecuencia, en un deterioro de la calidad de vida y un aumento de la pobreza, además, que genera graves repercusiones físicas y emocionales en los miembros de las familias afectadas.
Leyes y políticas
La Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA por sus siglas en inglés) estimó recientemente que más de 800 familias palestinas están en riesgo de desalojo forzoso en Jerusalén del Este, debido a casos presentados ante los tribunales israelíes, principalmente por grupos de colonos israelíes ultraortodoxos.
Este es el resultado de la aplicación de la legislación israelí en los territorios ocupados, incluidas leyes específicas que facilitan la toma de propiedades para el establecimiento de asentamientos israelíes. La Ley de Asuntos Legales y Administrativos, que fue promulgada por El Knesset (parlamento israelí) en 1970, fue creada para tratar muchos problemas diferentes relacionados con las personas y las áreas anexadas a Jerusalén en 1967, uno de esos problemas fue actualizar el estado y situación de las propiedades judías antes de 1948. Esta misma ley, tenía la intención de corregir lo que consideraba una “injusticia histórica” al restaurar propiedades a sus dueños judíos originales al tanto que la misma, no se aplicaba de la misma forma con las propiedades palestinas.
En la guerra árabe-israelí de 1948 , unos 35.000 palestinos huyeron o se vieron obligados a huir de sus hogares en Jerusalén Occidental, y unos 2.000 judíos evacuaron de Jerusalén del Este, principalmente del Barrio Judío de la Ciudad Vieja, pero solo los ciudadanos israelíes, amparados bajo esta ley de Asuntos Legales y Administrativos, tienen derecho a regresar a sus propiedades, mientras que los palestinos, que muchas veces viven a unos pocos de metros de sus propiedades, no pueden regresar a ellas.
“La Ciudad de David”
Poco después de capturar Jerusalén Este durante la guerra árabae-israelí de 1967 llamada de Los seis días, Israel expandió los límites municipales de Jerusalén para abarcar grandes áreas de tierra en las que luego se construyeron asentamientos judíos y, al mismo tiempo, se limitó ferozmente la expansión de los barrios palestinos.
Durante años, el barrio de Silwan ha sido objeto de repetidas actividades colonizadoras por parte del gobierno israelí y las organizaciones de colonos ultraortodoxos. Estas actividades incluyen excavaciones arqueológicas debajo de las casas palestinas para buscar la bíblica “Ciudad de David”. Estas actividades son parte de una expansión más amplia de los asentamientos dentro de las zonas residenciales palestinas en la denominada zona de la “Cuenca Santa” de Jerusalén Oriental.
Desde 1995, la Dirección y Departamento de Cultura de Israel con el apoyo de la Fundación David, ha estado excavando en diversos sitios dentro del barrio Silwan, para crear una nueva atracción turística y encontrar pruebas de la existencia de la “Ciudad de David”, de tres milenios de antigüedad.
La finalización del proyecto “Ciudad de David”, incluida una “avenida” de estilo romano construida sobre calles que han sido el hogar de generaciones de palestinos, consolidaría la posición de los 450 colonos ilegales que viven actualmente en Silwan y marginaría a los más de 10.000 residentes palestinos del barrio.
El impacto de la actividad de asentamientos en áreas palestinas como en el barrio Silwan incluye restricciones en el espacio público, el crecimiento residencial y la libertad de movimiento, que sobrevienen con una mayor fricción y violencia. En los casos más graves, como en los barrios de Silwan, la Ciudad Vieja y Sheikh Jarrah, la expropiaciónde por parte de los colonos ha resultado en la pérdida de propiedades y el desalojo de residentes palestinos de larga data.
Hoy, el 86% de Jerusalén del Este está bajo el control directo de las autoridades israelíes y los colonos judíos. Alrededor de 200.000 colonos viven en asentamientos que en su mayoría se han construido total o parcialmente en propiedad privada palestina, mientras que 2.000 de ellos viven en medio de barrios palestinos bajo la protección del ejército.
Demolición y judaización
Después de la Guerra de los Seis Días en 1967 y de la toma de Cisjordania, Israel ha transferido a miles de sus propios ciudadanos judíos a Jerusalén del Este, mientras se niega a aprobar la mayoría de los planes de zonificación en los vecindarios palestinos que permitirían la expansión. Sin otra opción, los palestinos tienen que construir y ampliar sus casas sin permisos, viviendo bajo la constante amenaza de demolición.
En 2019, las autoridades israelíes demolieron al menos 140 viviendas palestinas en la Jerusalén Oriental ocupada, el número anual más alto desde que comenzó a llevar registros en 2004, y 238 palestinos, incluidos 127 menores, han perdido sus casas por demoliciones. El segundo número más alto de demoliciones registrado fue en 2016 cuando se demolieron 92 casas.
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— Alerta News 24 (@AlertaNews24) May 11, 2021
Durante la última década, más de 2.600 personas se han quedado sin hogar después de que sus casas fueron demolidas. Las autoridades israelíes afirman que los edificios carecen de los permisos necesarios, los cuales, los residentes dicen que son imposibles de obtener.
Según un informe de la Oficina de las Naciones Unidas para Asuntos Humanitarios (OCAH), las autoridades israelíes han demolido al menos 90 viviendas en Jerusalén Oriental desde principios de 2020. En consecuencia, más de 100 palestinos se quedaron sin hogar. Al señalar que no existe una base legal para implementar tales medidas, los palestinos dicen que es “parte de la política israelí de intimidación y judaización de la ciudad”.
El desalojo silencioso y la escalada de violencia
Los habitantes palestinos de la Jerusalén Oriental ocupada se encuentran atrapados y asfixiados, mientras Israel intenta por todos los medios sacarlos de la ciudad santa donde nacieron. Desde que Israel se apoderó de la parte oriental de Jerusalén en 1967 y la anexó ilegalmente en 1981, ha dejado sin resolver intencionalmente el estado de la población palestina que vive allí. El gobierno israelí trabaja para imponer una mayoría judía superior en Jerusalén del Este en una proporción de 70 a 30 para evitar la realización de las aspiraciones nacionales palestinas en la ciudad. Por otro lado, el “muro de separación” que Israel comenzó a construir en 2002, cortó Jerusalén del Este dividiendo aldeas y separando familias entre sí.
Las medidas pro-asentamientos y antipalestinas de Israel, han agravado aún más las condiciones de vida de los residentes palestinos de Jerusalén Oriental. Todas estas medidas fueron diseñadas para expulsar a los palestinos de la ciudad, generalmente hacia área fuera del muro o hacia ciudades palestinas cercanas. Además, los palestinos en Jerusalén están obligados a pagar grandes sumas de impuestos, como el impuesto al seguro nacional por los servicios que apenas reciben, en contravención del derecho internacional, que considera a Jerusalén Oriental como territorio ocupado y, por lo tanto, la ley israelí no debe aplicarse a la zona.
A pesar de la claridad del derecho internacional, Israel continúa con sus políticas ilegales de asentamiento de anexión de Jerusalén Oriental y el desalojo silencioso de sus residentes palestinos. El tribunal de justicia israelí sigue aceptando ilegítimamente la jurisdicción sobre las reclamaciones de los colonos sobre tierras palestinas en Jerusalén oriental, mientras que la extensión de la jurisdicción civil israelí a las tierras ocupadas es ilegal.
La tasa de demolición, discriminación y desplazamiento se está acelerando sistemáticamente, lo que pone a la ciudad santa y en una tensa y peligrosa situación que ya está estallando este momento con la escalada de violencia y el reinicio de situaciones bélicas que no se daban desde el 2014.
El conflicto árabe-israelí y la situación de Palestina debe ocupar un lugar destacado en la agenda política de la comunidad internacional, que debe ejercer la máxima presión sobre Israel para garantizar el pleno cumplimiento del derecho internacional y detener aquellas actividades que alteran el statu-quo de la Ciudad Santa y que atentan contra los derechos que legítimamente tiene la comunidad Palestina.
La finalización del proyecto “Ciudad de David”, incluida una “avenida” de estilo romano construida sobre calles que han sido el hogar de generaciones de palestinos, consolidaría la posición de los 450 colonos ilegales que viven actualmente en Silwan y marginaría a los más de 10.000 residentes palestinos del barrio.
–César R. Espín
*César R. Espín es geógrafo por Indiana University y master en Relaciones Internacionales por Universidad Nacional de Costa Rica. Actualmente Académico investigador Universitario Ecotec University, escritor y fotógrafo documentalista.