El pasado 16 de septiembre, Alberto Ainaguano se posesionó como Hatun Curaca (gran Líder) de la Ecuarunari, la organización quichua más importante de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador, (Conaie).
El Estado es un conjunto de instituciones que se adecúa a la realidad social, desgraciadamente el Estado ecuatoriano ha dejado de lado a las naciones ancestrales que no tienen la posibilidad de crear autonomías para adquirir derechos históricos y políticos.
Se cumple un año más de la muerte de monseñor Leonidas Proaño. Sin embargo, sus ideas, su espíritu luchador continúan vivos y dando fuerza a las causas más justas. Se recuerda aún a monseñor caminando por los estrechos chaquiñanes que suben por las montañas del agreste paisaje andino de la zona de Chimborazo. Iba él de choza en choza, “viendo, juzgando y actuando”. Se sentaba en silencio a la salida de las humildes viviendas para escuchar voces desoídas, sentir soledades y olvidos.
En medio de la violencia verbal y física desatada en el marco del Paro Nacional 2022, hubo algo positivo: el reconocimiento por parte del Presidente de que el Ecuador es un país plurinacional. Reiteradamente Guillermo Lasso habló de los pueblos y nacionalidades indígenas, se concluye que efectivamente asume que el país es plurinacional. Esto es bueno porque entonces, se cumple una condición fundamental para promover cambios para el bien indígena.
A pesar de que los indígenas a lo largo de la historia han sido víctimas del olvido, en sus pequeños territorios el sentido de pertenencia a lo runa se mantiene. Aunque se las tilda de retardatarias, sobreviven, y constituyen una innegable realidad en nuestro país. Se calcula que en el Ecuador hay más de 2.000 comunidades indígenas.
Los juicios subjetivos que en Ecuador y en Perú se hacen sobre Atahualpa Inca llevan a pensar cuán importante es elaborar una nueva visión sobre el último soberano del Tahuantinsuyo. Más que en una insuficiencia de investigación - puesto que sobre el Inca se ha escrito extensamente- el problema se centra en las ideas y concepciones nacionalistas que no contribuyen a un estudio objetivo del personaje. Desde luego, reconocer al Inca en toda su verdad supone aceptar la existencia del pueblo quechua.
Las personas conocemos el mundo y los objetos a través de categorías: cualidad (características diferenciadoras), cantidad (gradación de la cualidad), espacio (lugar), tiempo (sucesión), causalidad (causa) y ley (entidad portadora de verdad). Estas líneas introductorias sirven para adentrarnos en algunos aspectos del pensamiento quechua/quichua a los que podemos acceder a través de la lengua viva o de la que se conserva en múltiples documentos.
Entre los quechuas del Tahuantinsuyo había varias formas de representar percepciones, pensamientos y conocimientos. Hasta nuestra época han llegado dos: los khipu y los tukapu. La raíz de khipu, (khi) significa “hacer hebras de hilo”; a esta raíz se suma la partícula pu que quiere decir representar a otro; de este modo es muy posible que signifique “hacer hebras de hilos para representar otra cosa.”
Es universalmente admirada hasta ahora la red de caminos que los incas construyeron a lo largo y ancho del Tahuantinsuyo, clara evidencia del dominio de una avanzada ingeniería. El Capac Ñan se extiende por territorios de Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Chile. El concepto kápaq=magno, principal, grande, es uno de los más relevantes en la lengua quechua y se lo asocia con el poder incásico.
La Corte Constitucional ha fallado a favor de los comuneros de Tunipamba Bella Vista, (Imbabura), el dictamen resulta casi un milagro y se constituye en el último capítulo de una larga querella por la tierra durante dos épocas: la de los viejos terratenientes y la de la privatización de las tierras.
Al comienzo el hombre de los Andes asoció el arco iris con algo digno de temor, lo llamaron kuychi en quechua y se pensó que se introducía en los seres humanos para causar males y zozobras. Quizás, se empezó a llamar wiphala cuando recibió forma de imagen, se la figuraba con la forma de serpiente de colores blanco, amarillo, verde, rojo y negro que salía del inframundo acuático y llegaba al cielo.
Dos temas fundamentales se han omitido en los diálogos entre las organizaciones indígenas y el gobierno: la presencia de las comunidades indígenas en el país y el carácter del Estado Plurinacional Ecuatoriano.
Un turista quiere saber que significan estas palabras y pregunta a los ecuatorianos. Nadie lo sabe, ni siquiera María. Uno de los presentes sentencia con un dejo de tristeza: -El coloniaje trae el olvido- Nadie replica, todos saben que es así.
Cuando comenzó la autonomía indígena con la Dineib, la idea que se hicieron los indígenas fue que, por primera vez, el desfase entre el Estado y ellos se reducía, y que se reconocía, al fin, el talento y conocimiento indígenas. Pero no fue así. Los gobiernos poco comprensibles de la importancia de la participación de los pueblos indígenas en la política de un Estado plurinacional, echaron abajo la Dineib. Tampoco las organizaciones indígenas parecen estar interesadas en la toma de decisiones sobre el cumplimiento de los derechos esenciales de sus pueblos: lengua, cultura y educación.
El parque Julio Andrade, en el centro norte de Quito, es más que un hermoso jardín, un oasis de tranquilidad. Huele a eucalipto cuando se camina por los senderos que serpentean entre collados y macizos de flores.