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domingo, diciembre 22, 2024

Las izquierdas y las elecciones

Por Jaime Chuchuca Serrano*

En estos momentos es fundamental recordar la participación de las izquierdas en sus competencias en la primera vuelta presidencial, para fortalecer el enfoque respecto de las elecciones generales que se avecinan. Incluso comicios en los que se han obtenido triunfos, la mayoría de procesos han estado atravesados por la separación, la dispersión y el enfrentamiento a las maquinarias del poder político y económico.

El panorama unitario de las izquierdas ha sido más discursivo que ontológico político. En la mayoría de procesos electorales, desde el retorno a la democracia, es difícil distinguir de modo simple entre la izquierda, lo que se ha denominado la izquierda radical, la socialdemocracia de izquierda o derechizada. A pesar de lo anterior, el objetivo del artículo es aclarar la historia del comportamiento político porcentual alrededor de estas tendencias.

En 1979, la formación del PCE, Unión Democrática Popular (UDP), participó con René Maugé y Aníbal Muñoz y llegó al 4,73%; el Tribunal Supremo Electoral no reconoció al Movimiento Popular Democrático (MPD) y al binomio presidencial de Camilo Mena y Jaime Hurtado.  

En 1984, el Partido Socialista Ecuatoriano (PSE) terció con Manuel Salgado y Elías Sánchez, sacando el 0,84%; el FADI, con René Maugé y Humberto Vinueza, obtuvo 4,26%, y el MPD, con Jaime Hurtado y Alfonso Yánez, 7,33%.

En 1988, Rodrigo Borja y su Izquierda Democrática –expresión de la socialdemocracia derechizada– obtuvo 28,7%; la Unidad Patriótica del Pueblo salió con Frank Vargas Pazzos y Enrique Ayala Mora, teniendo 12,63%; el Frente de Izquierda Unida (FIU), con Jaime Hurtado y Efraín Álvarez, llegó al 5,03%.

La Perestroika y la Glásnost afectaron a la izquierda de todo el mundo y en los ochenta y comienzos de los noventa se desarticularon varias organizaciones, pero también surgieron nuevas organizaciones como el Movimiento Plurinacional Pachakutik-NP, heredera del levantamiento popular de los años noventa, un nuevo actor político en el Ecuador.

En 1992, el FADI, con Gustavo Iturralde y Edison Fonseca, obtuvo 0,46%; el MPD con Fausto Moreno y Carlos Carrillo, bajó al 1,95%; el PSE con León Roldós y Alejandro Carrión llegaron al 2,58%.

En 1996, el Partido Acción Popular Revolucionaria Ecuatoriana (APRE), con Frank Vargas y Leonardo Vicuña, llegó al 4,93%; el MPD, con Juan José Castelló y Lenin Rosero, obtuvo 2,35%. La alianza Movimiento Unidad Plurinacional Pachakutik-Nuevo País (PCHK-NP), -una alianza con la socialdemocracia derechizada- con Freddy Ehlers y Rosana Vinueza, obtuvo el 20,61%.

En 1998, el MPD, con María Eugenia Lima y Ricardo Ramírez, 2.37%; la socialdemocracia terció con el Movimiento Ciudadano Nuevo País, apoyando Freddy Ehlers y Jorge Gallardo, alcanzado 14,55%. A pesar del levantamiento contra Bucaram en 1997, estas fuerzas no lograron tener posiciones unitarias en las elecciones de 1998.

Después del levantamiento popular que derribó a Jamil Mahuad (DM) en el año 2000, vinieron las elecciones de 2002, el Movimiento Indígena Amauta Jatari, propuso a Antonio Vargas y Modesto Vela, llegando al 0,86%; la socialdemocracia se unió con RED-ID, con León Roldós y Dolores Padilla, obteniendo el 15,4%; la alianza Sociedad Patriótica 21 de Enero (PSP) y Pachakutik-Nuevo País, con Lucio Gutiérrez y Alfredo Palacio, obtuvo en primera vuelta el 20,64%. 

En 2006, en la primera vuelta, el MPD, con Luis Villacís y César Buelva, sacó 1,33% de la votación; Pachakutik-Nuevo País, con Luis Macas y César Sacoto, el 2,19%; la Alianza Tercera República-ALBA, de Marcelo Larrea y Miguel Morán, se acercaron al 0,43%; la unidad Movimiento Alianza PAIS y el Partido Socialista-Frente Amplio, con Rafael Correa y Lenin Moreno, llegaron a 22,84% de la votación y pasaron a segunda vuelta. El correísmo tanto por su gobierno como por su proceso permanente de cooptación estatal y organizativa, de persecución y estrategia comunicativa, subsumió organizaciones, colectivos y dirigentes de distintas tendencias ideológicas.

En 2009, el Movimiento Alianza PAIS, Patria Altiva I Soberana, apoyado por la mayoría de organizaciones de izquierda y populares, llegó con Rafael Correa y Lenin Moreno al 51,99% de la votación; la Izquierda Unida, de Martha Roldós y Eduardo Delgado, obtuvo 4,33%; y el Movimiento Integración y Transformación Social, de Diego Delgado y Ménthor Sánchez, alcanzó 0,63%. 

En 2013, el Movimiento Alianza PAIS, Patria Altiva I Soberana, con Rafael Correa y Jorge Glas, ganan en primera vuelta con el 57,17%; la Unidad Plurinacional de las Izquierdas, con Alberto Acosta y Marcia Caicedo, alcanzan el 3,26%. En 2017, el Movimiento Alianza PAIS, Patria Altiva I Soberana, con Lenin Moreno y Jorge Glas, consiguieron 39,3 % en primera vuelta; la unidad de las izquierdas y la socialdemocracia agrupados en el Acuerdo Nacional por el Cambio, con Paco Moncayo y Monserratt Bustamante, obtuvo 6,71%.

En esta historia electoral, únicamente cuando las alianzas de la socialdemocracia, de algunas izquierdas y de organizaciones conservadoras llegaron al gobierno se convirtieron en maquinaria electoral obteniendo en las primeras vueltas: 51,99% (2009), 57,17% (2013) y 39,3% (2017); aquí palpablemente primó el fenómeno populista y la degeneración de las demandas populares. Cuando han llegado al gobierno, ha habido una contradicción entre un proceso de expansión y de retiro de derechos sociales, participación y autoritarismo; ha habido poca claridad político ideológica, los programas administrativos han sido coactivos, la obra pública llena de corrupción y ha quedado un gran saldo de saqueos e irrupción de grupos empresariales y conservadores. Un punto crítico de esta historia es el egocentrismo de las personalidades carismáticas, la desconexión con las bases sociales y el énfasis en sus intereses privados y de nuevas oligarquías.

En la mayoría de los procesos electorales presidenciales, las izquierdas en primera vuelta no han superado el 3%, en menos ocasiones han estado en el rango del 4% al 7%. En otras situaciones, de porcentajes electorales intermedios, donde no han pasado a la segunda vuelta, se ha producido el fenómeno de la personalidad carismática, outsider o populista, con un media del 14%. Como muchos anotan, las izquierdas han mantenido su sobrevivencia electoral con las votaciones de los gobiernos seccionales y el legislativo, consolidándose en determinadas circunscripciones territoriales. En las primeras vueltas, la unidad de las izquierdas con la socialdemocracia no ha superado el 23%. En 2002 y 2006 los proyectos de alianzas obtuvieron 20,6% y 22,84%, respectivamente, momentos que derivaron en la segunda vuelta y sus victorias; esta situación puede replicarse en el escenario electoral 2020-2021.

Las elecciones primarias que vienen realizando Pachakutik y la CONAIE con Leonidas Iza y Yaku Pérez a la cabeza, han dado mucho de qué hablar, contradicciones y debates políticos, que en democracia no puede ser más que elogiables, mientras los partidos del centro a la derecha designan a los dueños del capital mayoritario.

En este proceso muchos actores de derecha y el correísmo han preparado una contracampaña para impedir alianzas sociales y el impulso del movimiento indígena. Queda claro que sin un proceso unitario de la mayoría de organizaciones de izquierda, populares y sociales no es posible obtener una victoria electoral en primera vuelta.

Finalmente, la unidad de los votos tiene que traducirse en un programa político desde la ciencia, la sabiduría ancestral y la ética para superar la crisis y el Estado anoréxico y fallido. Los Levantamientos Populares han articulado, salvo en 1998, el comportamiento político de las organizaciones políticas de izquierda y populares y la población, el Levantamiento de Octubre ha construido esta situación política. El gobierno de Lenín Moreno y el pacto político empresarial lo saben y tienen gran temor de las próximas elecciones.

“La Perestroika y la Glásnost afectaron a la izquierda de todo el mundo y en los ochenta y comienzos de los noventa se desarticularon varias organizaciones, pero también surgieron nuevas organizaciones como el Movimiento Plurinacional Pachakutik-NP, heredera del levantamiento popular de los años noventa, un nuevo actor político en el Ecuador”.


*Jaime Chuchuca Serrano, abogado, licenciado en Filosofía y magíster en Sociología. Actualmente, docente de la Universidad de Cuenca.


La Línea de FuegoFotografía: Diego Vaca, Comunicación MICC.

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