Esta es una radiografía necesaria de un colectivo de guambras con mucho de anarquía, algo de desorden, mucho corazón y poca unidad ideológica, que sin conocerse previamente se juntaron para defender la Vida del Yasuní y con ello a todo un país poner a pensar un modelo distinto de desarrollo y (sin querer queriendo como diría el chavo) de firma en firma, poner a tambalear la férrea estructura estatal en torno al extractivismo. ¿Cómo fue posible esto? Escudriñar en la ética nos da pistas valiosas para responder sobre cómo fue posible.
“Adriana” cumplía 16 años cuando Rafael Correa asumía el poder como presidente de los ecuatorianos, pasaba al bachillerato. En ese entonces le llamó la atención, como a muchos, el moderno discurso del Presidente sobre la equidad, igualdad, pero sobre todo la defensa de la naturaleza; dentro de ese aspecto el Yasuní como emblema era un aspecto que se volvió símbolo de la lucha por un ambiente sano para todos y por ello había que guardarlo para el mundo. Saber que los ecuatorianos ofrecíamos eso al mundo hacía sentir orgullosa a “Adriana”. Ese discurso muy coherente, era la muestra de una nueva ética, era algo a lo que había que apostarle para un futuro nuestro y posible.
En coherencia con ese discurso en su colegio se organizaron foros, mingas, maratones, colectas y otras muchas actividades que se extendieron en el barrio, la familia, etc. proteger el Yasuní no era por tanto, solo una opción, era un deber humano y ético que todos desde el Presidente hasta los más ancianos deben respetar. Para esta chica como a otros colegiales, el tema ambiental principalmente les llegó a través de la campaña en defensa de este emblemático Parque Nacional impulsada por el Gobierno y que se fortaleció con los derechos de la naturaleza en la constitución. Ya en la universidad, las actividades en defensa de la Amazonía continuaban con la misma fuerza. Pero no era solo eso del Yasuní lo que le llamaba la atención y motivaba, era también que se veía cambios en las instituciones, en las carreteras y la educación.
Pero así como se veía los cambios arquitectónicos, también se percibía, con mucha, con bastante fuerza, en el cuerpo, la familia, la sociedad, el sindicato, que las cosas de fondo no estaban modificándose, los cambios estructurales no estaban en la agenda de aquellos que ponían las obras como emblema para perpetuarse como autoridades (de esa manera solo ellas y ellos cuidaban su buen vivir). Los cambios eran sólo de forma. El discurso ético no permeaba a los cambios concretos y por eso el fondo tenía el mismo hedor de siempre, hedor de partidocracia corrupta combatida en el discurso por el presidente.
Es así que “Adriana” ahora de 22 años, al igual que “Francisco” (24), “Matías” (23), “Mencha” (20) y otros miles que nacieron como ciudadanos mayores al amparo de una ética en discurso, ahora ejercen la ética en la práctica y recogen firmas para salvar el Yasuní y sueñan en un mejor país. Con ello pretenden que esa Utopía – la de construir un país con una nueva ética que no esté basado en el sacrificio de la naturaleza – sea posible. Ellos y ellas, en un sentido figurado, son hijos o para decirlo más suave, son producto del discurso de la Revolución Ciudadana, de aquella que algún día soñó en un ética, maduraron en el discurso de ella, aunque no exista, como papá Noel.
Ellos y ellas también son hijos de una modernidad capitalista muy cómoda que trajo las redes sociales, el mundo cibernético, nuevos discursos de ciudadanía, entre otros aspectos de esta juventud. Y es precisamente ese mundo del cyber espacio una de sus principales armas para enfrentar la tarea salvadora. Esa es una importante arma considerando que son una generación sin experiencia y o práctica de lucha (como en los gloriosos años 90 o 2000 dónde hubo más de once levantamientos indígenas y no sé cuantos miles de marchas). Es decir en ellos y ellas hay un acumulado de luchas y discursos, pero casi nada de práctica.
Otra característica fundamental de los guambras del Yasuní, y en eso se diferencian de otros movimientos más viejitos, es su amplio sentido de la heterodoxia. Quiero decir que entre sus miembros se cuenta con activistas GLBTI, defensores de los animales, diversos géneros estéticos (musicales, escénicos, etc.), así como perspectivas harto plurales respecto a la política y los credos. Precisamente por esa fanesca que es ese colectivo es que mayor interés le pongo a conocerlo. Para hacerlo comparto con ellos un día de sus actividades y así poder conversar sin la formalidad de una entrevista.
Mientras se alistan carteles, se afinan instrumentos musicales, se preparan consignas, converso con ellos y ellas con curiosidad de gato, me interesa saber quiénes son, escudriñar sus intenciones, qué hacen y por qué se dedican, entre otros miles, a recoger firmas para una consulta popular en la que el pueblo decida si autoriza o no al gobierno nacional que extraiga petróleo del símbolo de defensa de la humanidad que es el Yasuní. No me interesan tanto los más grandecitos (que tienen más de treinta o cuarenta y una trayectoria organizativa) que si los hay y muchos, sino los guambras en tanto personas que crecieron oyendo el discurso de defensa del Yasuní de boca del presidente. En la conversa lanzo unas preguntas que las responden, algunos con más solvencia, otros a medias, otros y otras las complementan. Es obvio que aquí nadie pretende tener la verdad única, esto último me eriza, acostumbrado a la verdadera verdad de las sabatinas. Pero bueno, me digo para mí mismo, esto es un colectivo, no un gobierno.
Me lanzo con la primera, ¿por qué hay que defender al Yasuní? Uno de ellos, al que dicen Valderrama por su gran cabellera al estilo del Pibe, intenta una respuesta simple, mis padres lucharon por que no se lleven el Estado, me contaban que pasaron décadas peleando para que no lo privatice la salud o la educación y contra el neoliberalismo, eso hizo que caigan muchos gobiernos, yo era muy guagua en esa época. Yo lucho por defender el Yasuní, pero no por los pajaritos o las mariposas, sino porque el Estado ahora quiere destruirlo.
No entiendo y por ello repregunto ¿entonces tus padres se equivocaron al pelear por el Estado? De ninguna manera, responde José con ojos más pilas, el tema es que nunca estaba claro qué tipo de Estado queríamos. Se conformaron con derrotar al neoliberalismo, sacar a la petrolera Oxidental del país, impedir el TLC con USA y tener la nueva constitución. Pero nunca pensaron en el tipo de Estado que queríamos, ahí la lucha estuvo incompleta. Muchos compañeros o amigos de nuestros padres están en el gobierno, pero actúan como cualquier funcionario dentro de la lógica del mismo estado anterior.
Interviene la más guapa del grupo, con una sonrisa en su cara de luna y dice. Ahora ese mismo estado nos quiere controlar que hacemos, que pensamos, que estudiamos y no permite que nuestros padres salgan a manifestarse, criminaliza a todos los que piensan distinto. Pero ese estado es muy grande y para mantenerlo, de algún lado tiene que salir la plata, para eso quieren explotar el petróleo de la selva. Por eso esta lucha es una continuación de lo que ya hacían nuestros padres, solo que ahora se llama Yasuní, antes era TLC o defensa de la salud o educación intercultural o lo que sea. Estar metidos en esto nos ha llevado a pensar en muchas cosas como estas, sino hubiera sido por esto estaríamos en otro lado oyendo música aunque sea.
¿Y de dónde sacaremos la plata entonces? Pregunto con insistencia. Otra vez Valderrama responde, es que la meritocracia es cómoda. O sea, ellos con tal de tener su título de PHD y tener su puesto fijo en el gobierno, no se atreven a pensar cuál es la alternativa para no extraer petróleo. Lo más fácil es hacer lo que hemos venido haciendo, que es destruir la naturaleza y sacar petróleo o madera o minería. Eso es lo más fácil.
Otra vez “Adriana”, con su sagacidad dice, lo difícil y lo que no están haciendo es por ejemplo nacionalizar las telecomunicaciones o cobrar más tasas a los banqueros o reducir el gasto militar, hay muchas cosas que se pueden hacer en un país de paz como este dónde no se necesita tantas armas y uniformes, de ahí sacarían la plata y no tendrían que acabar con la selva. Pero no se las está pensando, en la selva no hay quienes protesten, no hay votantes y acá en la ciudad si, están los banqueros que han de protestar no financiando las campañas, a eso le temen.
¿Qué les llevó a dedicarse a esto? Lo principal para mí, responde Adriana, es que veíamos como todo lo que aprendimos en estos años, lo que sabíamos que era bueno; un día el mismo presidente nos dice que es malo. De un día para otro estaba mal cuidar la selva. Pero además era casi un crimen decir que había que cuidarla, esa tremenda contradicción a cualquiera con dos dedos de frente le en p….. (piiiii)
Esa última parte la edito, para evitar que el Señor Ochoa, que es el juez de la comunicación nos sancione por plagiar un típico lenguaje sabatino que no nos pertenece.
Sigo con mis preguntas ¿Qué pretenden con esto? Que se cumpla la constitución, dicen casi a coro, pero José, el de ojos pilas remata diciendo. Recogemos firmas para ir a la consulta, para que nos pregunten si queremos o no queremos que se extraiga petróleo. La constitución dice que no hay como hacerlo si hay grupos en aislamiento voluntario ahí. Además tenemos derecho a que nos consulten, en especial sobre un tema como este, nadie puede negarnos ese derecho.
No me digan que no pretenden desestabilizar al gobierno con esto, ¡eso no les creo ! Al decirlo les echo una sonrisa burlona y ellos seriamente me responden con una mirada de carcajada. Otra vez la chica guapa interviene. Eso es lo que el gobierno quiere hacer creer, pero el mismo presidente es garante de que la constitución se cumpla, por eso no debería preocuparse. Hacer una consulta, preguntar y obedecer al pueblo es democracia, no desestabilización. No obedecer la palabra del pueblo eso si desestabiliza.
Pero entonces para ver si entiendo lo que dicen, les hago un resumen. Primero que el Estado para funcionar necesita recursos, pero que se puede sacar de otros lados sin dañar la naturaleza, eso se resuelve con algo de voluntad política y una pisca de creatividad de parte de los funcionarios. Segundo, que recoger firmas para que haya una consulta para autorizar al presidente la explotación o no, es un derecho consagrado en la constitución. Tercero, que el Gobierno, es decir el garante de la democracia, tiene dudas de profundizar la democracia y por eso les acusa de desestabilizadores. ¿Es así o no es así?. Todos, con sus cabezas, afirman que están de acuerdo en mi resumen.
José otra vez interviene, afirmando que, “este es un problema ético”. Me quedo en silencio, trago saliva tratando de masticar lo que me dice, pero no quiero parecer ignorante ante estos guambras menores que yo. Para salvarme intento hacer una pregunta inteligente. ¿Ético? ¿Cómo entiendes la ética en todo esto?
Las múltiples respuestas las resumo de la siguiente manera….
• En este país, los jóvenes no podemos elegir qué carrera estudiar, eso nos da haciendo el Senescyt, pero si tenemos derecho a votar para presidentes, ahí si elegimos. No se puede tomar una cerveza los domingos pero si consumir drogas cualquier día. ¡ o sea !
• Cuando di el examen no había cupo en mi carrera, así que debo esperar hasta que haya y, como yo, hay muchísimos jóvenes. Otros que tenían plata pagaron un curso de nivelación y al parecer ahí, dónde fueron a prepararse tenían los exámenes que toma el Senescyt y ahora, esos que no aprobaron que tenían palta para, están entre los estudiantes de alto rendimiento, así con polla cualquierafff.
• Respecto a los Huaorani el presidente dice que no se puede dejar a la niña Toromenane en manos de los asesinos de su familia y se los quita para protegerla. Pero el presidente cree que si se puede obligar a las mujeres que se queden con un hijo producto de una violación y con ello niega el aborto en casos de violación. En los dos casos se supone que se está precautelando el bien superior que es el niño. Pero no se entiende esa ética.
• Quienes construyen las carreteras, puentes o edificios emblema para la revolución ciudadana, son las mismas empresas que se han alimentado del Estado, empresas de los banqueros, de la partidocracia. El puente o la carretera no tienen ideología. Los pequeños productores, campesinos, etc. no tienen cabida. Ahí no hay transformación, nada de revolucionario tiene contratar capitalistas para la revolución. Sacar petróleo para las empresas capitalista que construyen la revolución. No hay ética ahí.
Oyendo sus explicaciones reflexiono mientras siguen hablando, que no es la ausencia de ética de una gestión pública de la “revolución ciudadana” lo que cuestionan, sino la existencia de una ética precaria lo que hunde un proceso que pudo ser referente. Está claro que los cambios cualitativos, los de fondo, que ellos y ellas buscan con su defensa del Yasuní, están bañados y construídos de ética, pero no de esa ética precaria que privilegia a unos y niega a otros, que sostiene una verdad solo por sostenerla, sino de una que acompaña verdaderos cambios, dónde no haya diferencia entre el ser y el parecer.
En esa misma lógica, mientras continúan hablando del tema ético reflexiono sobre las cifras de la educación superior, en especial en aquellas que indican que de cada dos tesis que se han hecho en este país, una es plagiada. Entonces creo que saber si se plagió o no una tesis debe ser ahora un nuevo requisito para ser parte del estado revolucionario que funda una nueva ética. Es evidente que si eso se aplicara, la función pública perdería a la mitad de sus funcionarios (de cada dos directores uno plagio su tesis, de cada dos subsecretarios uno plagió su tesis, de cada dos asambleístas uno plagio su tesis, de cada dos alcaldes uno plagió su tesis y de los dos de Carondelet, uno plagió su tesis) si se ejecutara la ética se debería hacer eso, pero es un costo muy alto para un estado. Vale si queremos una revolución plagada de verdad.
Después de mi pausa para pensar lo que me estaban diciendo, retomo las preguntas…
A ustedes el país les ha visto en la calle, en las veredas recogiendo firmas, con sus tableros y pancartas ¿qué evaluación tienen de eso?. Valderrama dice, ha sido importante, es que en casi todos los parques, desfiles o conciertos que hay, hemos estado. Ha sido una acción silenciosa. La chica guapa, continúa con la idea y dice, esto de recoger firmas se volvió una acción política porque hemos estado presentes en todos lados, conversando con la gente que está a favor y en contra. Hemos mantenido esta acción con nuestros recursos y sin ser partido político o tener una organización y eso le ha hecho más importante, más político, más peligroso. Pero de una política de cara al aire, dice Juancho, que hasta entonces no había intervenido, no de esa política que se hace bajo cuatro paredes y que engaña o sirve para levantar la mano como en el congreso de los políticos.
“Adriana” dice “en todos estos meses, yo recogí 5000 firmas y al menos conversé con unas 500 personas que me preguntaban o cuestionaban o que querían información, ese ejercicio para alguien como yo que nunca hice algo como esto, me ha enriquecido mucho, no es fácil enfrentarse a la gente, yo era muy tímida. Había gente del gobierno que decía que quería firmar pero que tenía miedo de perder sus trabajos… quienes recogíamos firmas les consolábamos diciendo que esto es una lucha para todos y les regalábamos un calendario con la foto de un sapo, de esos del Yasuní, se iban contentos sin entender la indirecta”.
Finaliza Valderrama, para muchos esto ha sido una escuela, un gran aprendizaje que lo único que ha logrado es darnos más razones para defender la vida y saber que es posible tener un modelo de vida que no tenga que ver con destruir la naturaleza.
En mi mente calculo. Si cada guambra conversó en promedio con 500 personas, significa que hay miles de personas persuadidos y con criterios para diferenciar el discurso con y sin ética. Saben cuál discurso está lleno de esa ética precaria. Apago mi grabadora, les dejo para que continúen en sus actividades y salgo.
Es bastante tarde ya, pongo el punto final al artículo, desde mi ventana veo las luces de la ciudad, me acuesto sabiendo que estos guambras han puesto a temblar al Poder, mientras cierro los ojos, una sonrisa atestigua mi esperanza y mi sueño de un mañana mejor con verdades diversas.
Excelente. Ahora que los “guambras del Yasuní” lograron una cumbre, todos aquellos que estuvimos pasivos, vale que les ayudemos a llegar de vuelta sanos y salvos al campamento base. Esta condición la aprendí del discurso de nuestro andinista Vallejo. No hay cima sin campamento base!
Sole Jarrín
Buena ZANCUDO IRREVERENTE, me da mucha alegría que los guambras peleen a su manera. Qué importa si han leido a Montalvo o no; lo importante es que están haciendo temblar al tiranosaurio….
Lo siento Zancudo Irreverente, pero no me ha gustado tu crónica, ante todo porque pienso que más que una crónica es un acto de ventriloquía. Me parece que pones palabras y líneas de reflexión en los chicos que son preocupaciones más tuyas – y quizá de los más grandecitos como los describes – que de los chico/as de los Yasunidos. No sé si están muy preocupados por la gestión del Estado o el presidente, incluso no creo que su discurso haga referencia a “oligarquía” “partidocracia”… Ellos están participando desde una dimensión distinta de la política. Me paree que poner palabras en su boca es una manera de politizarlos forzosamente. Si creo que muchas de las respuestas que podrían dar a tus inquietudes pasarían más bien por dimensiones más sensibles de la existencia, cierta ética -no muy clara, más bien instintiva o pulsional digamos – hacia el otro y hacia lo otro (la naturaleza), un hartazgo de las formas de concebir la vida y la política – incluidas las formas de la izquierda o de la lucha social clásica – un deseo de inventar comunidades, grupos de afinidades, rebeldías distintas. No se si mejores o peores que las de la izquierda setentera, pero si bien diferentes, Por eso creo que no ayuda “darles pensando” o poner en ellos preocupaciones que muy pocos tienen. Me gustaría que escuchemos más y prediquemos (propagandicemos) menos. Buena falta nos hace a los izquierdistas grandecitos.
Salud y Alegría
David
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