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viernes, noviembre 15, 2024

PENSAMIENTO DIALÉCTICO (I) Leonardo Ogaz Arce

 

 “Los hombres ignoran que lo divergente está de acuerdo consigo mismo. Es una armonía de tensiones opuestas, como la del arco y la lira.”

Heráclito

 

Introducción

 

Si pensamos la dialéctica como una forma del pensamiento que opera en función de captar la realidad en sus dinámicas y procesos esta contribuye al desarrollo del mismo describiendo evoluciones, rupturas, y ejes de contradicción que explican finalmente  el desarrollo del pensamiento como un devenir. Entiendo que desarrollar el pensamiento implica encontrar formas explicativas que desde una determinada lógica puedan enriquecer la comprensión de ese devenir. Este artículo tratará de mostrar cómo el pensamiento dialéctico puede contribuir a ese propósito.

Mostramos aquí en primer término una conceptualización abierta de lo que puede entenderse como pensamiento dialéctico, diferentes entradas y diferentes aspectos, luego nos ocupamos de exponer, describir, reflexionar sobre sus leyes principales haciendo relación con la educación, la comunicación, la política, y otros aspectos, la idea es mostrar su carácter más o menos transversal. Partimos de la base de que la dialéctica es una matriz integradora que tiene diferentes aspectos y que puede ser comprendida en su amplitud como una lógica, como una forma de percibir el mundo, como un método  general como lo son la inducción y la deducción y también como un método de investigación, pero es una forma abierta ligada a una praxis que genera conocimientos, es decir es una actividad investigativa, no se apega sino a los hechos, a la realidad y combina lo macro y lo micro, lo cuantitativo y lo cualitativo, teoría y praxis, pensamiento y acción, las dicotomías las trata como procesos de unidad de los contrarios.

Terminamos esta introducción presentado este poema de indudable facetas dialécticas.

 

 

EL JUEGO EN QUE ANDAMOS

Juan Gelman

Si me dieran a elegir, yo elegiría

esta salud de saber que estamos muy enfermos

esta dicha de andar tan infelices.

Si me dieran a elegir, yo elegiría

esta inocencia de no ser inocente

esta pureza en que ando por impuro.

Si me dieran a elegir, yo elegiría

este amor con que odio

esta esperanza que come panes desesperados.

Aquí pasa señores

que me juego la muerte.

 

El poema de Juan Gelman es una muestra nítida no solo de las potencialidades expresivas de la dialéctica, sino, además de la profundidad para penetrar, en este caso, en sentimientos complejos y comunicarlos. Más adelante, veremos un poema de Mario Benedetti que tiene las mismas características.

 

Las cuestiones generales de la dialéctica

“Puesto que el movimiento universal caracteriza toda la existencia se puede decir que hay rasgos comunes entre el movimiento de la materia (de la naturaleza), el movimiento de la sociedad humana, y el movimiento de nuestros conocimientos (de la ciencia, del espíritu humano)” (Mandel, 1979: 188). Mandel ubica aquí al movimiento como una de las características esenciales de la existencia y plantea que existe una relación entre el movimiento de la naturaleza y el movimiento del pensamiento, en la conjugación de ambos movimientos se da el proceso de desarrollo del conocimiento.

En el diccionario Pequeño Larousse se expone el siguiente significado de dialéctica: “del griego dialegomai, raciocinio. Arte de razonar metódica y justamente”. Es evidente que esta acepción tiene un carácter un tanto logicista, pero el sentido del término, como veremos más adelante, es mucho más amplio. No vamos a entrar aquí en la discusión de si la dialéctica es una lógica, un procedimiento de análisis, una forma (percepción) de conocimiento, un método de investigación o la manera en que se desenvuelve la realidad. Por ahora diremos que comprenderemos a la dialéctica como todos estos aspectos a la vez.

El término dialéctica proviene del griego dialego: conversación, controversia. En la antigüedad se entendía por dialéctica el arte de establecer la verdad mediante la revelación y superación de las contradicciones en los razonamientos del adversario. Posteriormente empezó a ser comprendida como método de conocimiento de la realidad, como una lógica concreta. También se la emplea como sinónimo de movimiento, proceso o evolución, por ejemplo, cuando se habla de la dialéctica de la economía ecuatoriana. Como sea, es claro que en su raíz, la dialéctica tiene que ver con el diálogo, es decir, está asociada estrechamente a la comunicación. El diálogo concebido como intercambio de ideas es una poderosa fuente de surgimiento de nuevas ideas, constituye una posibilidad de desarrollo del pensamiento si este es concebido como procesos de búsqueda, de alternativas a las formas existentes.

En el diccionario filosófico de Pelayo García Sierra (2001) se mencionan cuatro acepciones del término dialéctica. Resumimos brevemente cada una de ellas:

1. Como concepción no solo de un método sino de la realidad. Se subraya aquí la movilidad o carácter dinámico de todo. La dialéctica podría definirse como “la ciencia del movimiento” (Heráclito podría servir de emblema) y se opondría a la metafísica, entendida como concepción inmóvil de la realidad, aun de la realidad última (Parménides, Zenón).

2. Como concepción que defiende la “multilateralidad de relaciones” implicadas en cualquier proceso real (frente a la restricción esquemática de un proceso cualquiera a una “única línea” de relaciones, restricción en la que se haría coincidir el modo de pensar metafísico). “El término dialéctica significa que todo está interconectado y que hay un proceso continuo de cambio en esta interrelación”. Emparentada con esta idea, se encuentra la postura que subordina la dialéctica a la totalidad (G. Lukács, L. Goldman).

3. Como concepción que subraya la “retroalimentación negativa” de ciertas totalidades o sistemas, llamados dialécticos precisamente por ese motivo (Klaus, M. Harris).

4. Concepciones que se proponen definirlas en función de las contradicciones implicadas en los procesos analizados (si bien los papeles que se atribuyen a estas contradicciones pueden ser muy distintos). Esta concepción es la más antigua que tiene la tradición académica y escolástica (Platón, Aristóteles, Kant, Hegel).

A mi juicio, las acepciones que presenta García Sierra no pueden calificarse de contradictorias, sino que constituyen diferentes aspectos de lo que puede entenderse como “dialéctica” en un sentido global, independientemente del hecho que cada pensador priorice en sus estudios uno u otro aspecto de la misma. Es decir, este autor no hace sino dar cuenta de los diferentes aspectos de una forma común del pensar que está caracterizada por dar cuenta de la dinámica, la contradicción entre opuestos, la relación de todas las cosas con todo, interdependencia e influencias recíprocas de los procesos entre sí.

Ernest Mandel señala que:

La dialéctica tiene un origen muy antiguo. Se le encuentra desde el alba del         pensamiento filosófico, particularmente en el filósofo griego Heráclito (“todo cambia”, “todo se mueve”, “todo se transforma”; en griego: “panta rei”) y varios pensadores chinos como Kung-sun y Tai-chen. Posteriormente fue desarrollada por el filósofo judeo-holandés Spinoza (siglo XVII). Fue llevada a su más altos niveles por la filosofía clásica alemana encarnada por Hegel uno de los más grandes pensadores de todos los tiempos. (Mandel, 1986: 11-12).

El autor antes mencionado estima que los logros del pensamiento dialéctico son por una parte el concebir que la realidad está en cambio continuo y que es una combinación de procesos, que esta realidad no puede ser comprendida aisladamente sino en su relación con las partes, el movimiento es el resultado de las contradicciones, se trata de  la aprehensión de lo real por el pensamiento,  el sujeto con esa aprehensión tiende a transformar lo real y al hacer esto se transforma a sí mismo. Finalmente, se concibe el conocimiento como obtención, mediante el análisis y la acción, de leyes de desarrollo inherentes a los procesos que se estudian, la dialéctica del pensamiento debe ajustarse al movimiento real para comprenderlo.

Esta metodología general, (señala Mandel) del pensamiento eficaz científico, del pensamiento que permite acercarse a través de aproximaciones sucesivas a una comprensión de la realidad en su totalidad, constituye un enorme paso adelante en relación al método puramente analítico del saber fragmentado, especializado excesivamente, fundado esencialmente en la experimentación parcial y la lógica formal.

La dialéctica no rechaza la experimentación parcial y la lógica formal, las incorpora. Pero al mismo tiempo capta sus límites: Permite así, un progreso pluridisciplinario del conocimiento que el marxismo cristaliza particularmente en el terreno de las ciencias que tienen como objeto a toda la sociedad y que alcanzará tarde o temprano al conjunto de las ciencias humanas (Mandel, 1986: 11-12).

Se puede observar aquí a través de este autor como la dialéctica pasa del materialismo al idealismo y vuelve al materialismo filosófico, en el recorrido se va enriqueciendo y desarrollando muestra además esa integración entre teoría y praxis, investigación acción, su preocupación de analizar cómo y porqué cambian las cosas, en definitiva como integra los diversos aspectos que en pensamiento formal se tienden a fragmentar y a dicotomizar.

En otro texto, Mandel dice que el proceso dialéctico integra pensamiento y acción: el método marxista solo es concebible considerado en tanto que “integración” del racionalismo dialéctico y la aprehensión empírica (y práctica) de los hechos. Este autor también señala cuatro características esenciales que debe tener el método dialéctico de investigación: genético-evolutivo, crítico, materialista y dialéctico.

Es “genético-evolutivo” porque el secreto de toda “categoría” no puede ser revelado sin examinar a la vez su origen y evolución, lo cual implica examinar el desarrollo de sus contradicciones internas, es decir, la revelación de su naturaleza propia. Es “crítico” porque ninguna “categoría” debe ser aceptada como “evidente” en sí misma. Finalmente, el método es “materialista y dialéctico” puesto que el secreto último de toda categoría económica no se halla en las cabezas de los hombres, sino en las relaciones sociales que estas personas se han visto obligadas a constituir entre sí, en la producción de su vida material. Y tanto esta vida como esas relaciones, son examinadas a la vez como un todo indisoluble y como un todo contradictorio que evoluciona al impulso de sus propias contradicciones (Mandel, 1980: 18-19).

En el primer capítulo de su obra El capitalismo tardío, Mandel sugiere una articulación de seis procesos del método dialéctico:

1. La apropiación abarcadora del material empírico y un dominio de este material (apariencias superficiales) en todos sus detalles históricos pertinentes, es decir, acumulación de toda la información necesaria y el manejo de esta.

2. La división analítica de este material en sus elementos abstractos constituyentes (progresión de lo concreto a lo abstracto), lo que implica una clasificación de esta información de acuerdo a las categorías planteadas.

3. La exploración de las conexiones generales decisivas entre estos elementos, que explican las leyes abstractas del movimiento del material, en otras palabras, su esencia. De la revisión analítica surgen las conexiones que son expresadas a manera de síntesis.

4. El descubrimiento de los vínculos intermedios decisivos que efectúan la mediación entre la esencia y las apariencias superficiales del material (progresión de lo abstracto a lo concreto o reproducción de lo concreto en el pensamiento como una combinación de múltiples determinaciones). Descubrir no solo la forma y el contenido, la apariencia y la esencia, sino las mediaciones entre ambas para desde la esencia explicar lo real.

5. La verificación empírica y práctica del análisis (2, 3 y 4) en el movimiento en desarrollo de la historia concreta, es decir, la confrontación con la praxis.

6. Descubrimiento de datos nuevos y pertinentes empíricamente, y de nuevas conexiones –incluso de nuevas determinaciones abstractas elementales–, a través de la aplicación de los resultados del conocimiento y la práctica basada en él, sobre la infinita complejidad de la realidad. Proceso de realimentación constante que permiten enriquecer el conocimiento.

No se trata aquí de etapas estrictamente separadas del proceso cognoscitivo, pues algunos de estos momentos están intervinculados y existe un tráfico inevitable entre ellos. Podemos ver así que el método de Marx es mucho más rico que los procedimientos de la “concretización sucesiva” o las “aproximaciones” típicas de la ciencia académica (Mandel, 1987: 17-18).

Estos textos de Mandel tienen una clara orientación epistemológica, es decir, la dialéctica es concebida aquí como un método de investigación. El mérito es que no se limita a repetir a los clásicos, sino que de alguna manera los recrea, proporcionándonos unas herramientas conceptuales útiles para pensar los problemas que nos interesan.

Pero veamos a manera de ejemplo cómo Mandel, en Introducción al marxismo, en el subcapítulo titulado “Producción y comunicaciones humanas”, nos muestra la fecundidad del método que propone, en lo que considero un aporte a la explicación sobre el origen y desarrollo de la comunicación. Mandel dice que el hombre ha llegado a ser un animal peculiar por las necesidades que su supervivencia le ha planteado, ya que el imperativo de fabricar instrumentos para procurarse sustento le ha permitido completar sus insuficiencias, y en la combinación de cualidades e insuficiencias está anclada la posibilidad y la necesidad de la organización social, la cual presupone formas de comunicación superiores cualitativamente a las de otras especies. Estas formas superiores de lenguaje están relacionadas con el desarrollo del cerebro, la capacidad de abstracción y el aprendizaje (la conservación y transmisión de experiencias), y permiten la producción de conceptos, del pensamiento y de la conciencia. En este sentido, las diferentes características del ser humano –nuestra “calidad antropológica”– están estrechamente ligadas unas con otras.

Hay numerosas especies que conocen formas rudimentarias de cooperación colectiva y otras no menos numerosas que conocen formas básicas de comunicación. Pero solo la especie humana es capaz de fabricar útiles de manera deliberada (tecnología) para que vayan perfeccionándose más, después de haber sido concebidos como tales sobre la base de la experiencia progresiva, transmitida gracias a comunicaciones cada vez más numerosas y complejas.

El útil permite liberar la boca, lo cual, al perfeccionar el lenguaje y la capacidad de abstracción, permite mejorar el útil a su vez. La mano libera el cerebro que, perfeccionando el empleo de la mano, crea las condiciones de su propio perfeccionamiento. La dialéctica “producción/comunicación” crea la posibilidad de un desarrollo ilimitado en la fabricación de útiles y en la recopilación de experiencias y aprendizajes, por ello el género humano posee una plasticidad y una adaptabilidad sin límites. La sociedad y la cultura material del hombre llegan a ser su segunda naturaleza.

La dialéctica “producción/comunicación” domina por completo la condición humana. Todo cuanto el hombre hace, “pasa por su cabeza”. La producción humana se distingue de la apropiación animal del alimento porque no es una actividad instintiva. Constituye generalmente la realización de un “proyecto” que en principio estuvo en su cabeza. Pero este “proyecto” no cae del cielo. Es la reproducción o recomposición, por parte del cerebro, de elementos, problemas y actividades indispensables para su supervivencia, las cuales han sido mil veces experimentadas y registradas en base a la práctica vivida (Mandel, 1979: 204-206).

Por otra parte, Georges Gurvitch, un neopositivista dialéctico – una combinación algo extraña, pero real–, caracteriza la dialéctica de la siguiente manera:

 En tanto que movimiento real, la dialéctica es el camino emprendido por las totalidades humanas, y en primer lugar por las totalidades sociales e históricas, en vías de hacerse y deshacerse, en la generación recíproca de sus conjuntos y de sus partes, de sus actos y de sus obras, así como en la lucha que estas totalidades desarrollan contra obstáculos internos y externos con que tropiezan en su camino. (Gurvitch, 1971: 40-41).

 

Más adelante agrega que en tanto que método, la dialéctica es ante todo el modo de conocer adecuadamente el movimiento de las totalidades sociales reales e históricas. Adiciona por fin, un tercer aspecto en que la dialéctica es concebida como una relación  que se establece entre el objeto construido por una ciencia, el método empleado y el ser real.

Para Gurvitch la dialéctica es solo aplicable a la sociedad y a la historia y parcialmente a la naturaleza, pero niega rotundamente que la naturaleza tenga un carácter dialéctico, es decir, para él la sociedad es enteramente dialéctica en sí misma, pero la naturaleza no.

 

 

Hacemos ahora una breve síntesis de la compresión que tenía acerca de la dialéctica Wilhelm Reich (1971: 92-97), autor precursor de la síntesis entre marxismo y psicoanálisis y que logró una fecunda aplicación de esta a los fenómenos del psiquismo. Para él los principios esenciales de la dialéctica son:

1. La dialéctica no es solo una forma de pensamiento; existe en la materia con independencia del pensamiento. En otros términos, el movimiento de la materia es objetivamente dialéctico.

2. El desarrollo resulta de una contradicción interna, de contradicciones contenidas en la materia, de un conflicto entre estas, conflicto que no puede ser resuelto en el modo de existencia dado de la materia, de modo que las contradicciones lo rompen para crear otro, en el que aparecen nuevas contradicciones, y así sucesivamente.

3. Objetivamente, lo que engendra el desarrollo dialéctico no es bueno ni malo, es necesario. No obstante, lo que comenzó por favorecer el desarrollo puede terminar por paralizarlo.

4. El desarrollo dialéctico, surgido de contradicciones, hace que nada sea durable. Todo lo que adviene trae en sí el germen de su desaparición.

5. Todo desarrollo es la expresión y la consecuencia de una doble negación: negación de la negación.

6. Las contradicciones no son absolutas, sino que se interpenetran mutuamente. En un punto determinado la cantidad se trueca en calidad. Toda causa de un efecto dado es al mismo tiempo efecto de este último que actúa como causa. No hay simplemente acción recíproca de fenómenos separados, hay interpenetración de estos; acción y reacción de uno sobre otro. Además, en determinadas condiciones, un elemento puede transformarse en su contrario.

7. El desarrollo dialéctico es progresivo, pero en ciertos momentos avanza por saltos.

Cuando Reich señala esa identidad entre naturaleza dialéctica y pensamiento dialéctico daría la impresión de una identificación mecánica, pero no lo es, porque esta relación es siempre un asunto a investigarse en sus formas específicas y estas casi siempre configuran el aparecimiento de formas nuevas y complejas del desarrollo de la realidad como por ejemplo los desarrollos de las neuro ciencias que ha dado lugar al paradigma de la complejidad, que sin lugar a dudas tiene un configuración dialéctica.

 

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