05 de Diciembre 2015
Cuando el Presidente Erdogan declara que considerará una agresión a Turquía cualquier derribo de aviones turcos sobre el territorio de Siria, óigase bien, sobre territorio sirio, no turco, demuestra estar apadrinado por EE.UU. y la OTAN, protectores del Estado Islámico. Sólo así se explica esta fanfarronada, y es de suponer que los atentados perpetrados en el mundo entero por el EI han contado con la venia de Erdogan, que le concede paso libre a través de la frontera turca, por la que también sale el contrabando del petróleo que le financia. Es imposible suponer que el servicio de Inteligencia Nacional de Turquía, MIT, y los de Occidente, desconozcan lo que sucede; todo lo demás es un soberano embuste.
El EI es el producto de la intervención de EE.UU. en Siria. Según el senador Rand Paul, “el EI creció porque los halcones de nuestro partido republicano dieron armas indiscriminadamente, y la mayoría de esas armas fueron arrebatadas por los yihadistas”, lo que complementa la declaración de Joe Biden de que, para derrocar al gobierno de al Assad, EE.UU. y sus aliados del Medio Oriente crearon al EI.
Pero no sólo eso, el EI tiene en Libia campamentos a cielo abierto, donde sus miembros se especializan en la preparación de coches-bomba, en la colocación de explosivos y demás actividades terroristas. Los alumnos mejor preparados en estas “universidades”, cuyos profesores son de la más variada nacionalidad, van luego a aplicar sus conocimientos en India, Ucrania o en cualquier lugar donde los requieran; por ejemplo, a Siria llegaron miles de miles de estos yihadistas.
¿Se exagera? ¡No! Según el Almirante Guillaud, exdirector de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Francia, Libia es centro gravitacional del terrorismo y se ha convertido en espacio de regeneración y abastecimiento de armas para los terroristas. Sin hilar muy fino, pues las pruebas abundan aunque la ‘prensa libre’ no las publicite, se puede concluir que EE.UU. es el principal promotor del terrorismo. Duro de digerir, pero cierto.
A Erdogan le interesa el EI como un medio para resolver sus propios problemas. Busca, con el apoyo de Occidente, la creación del Califato Islámico y el exterminio del pueblo kurdo. Sólo así se explica el rosario de torpezas que comete: Ser cómplice del tráfico para el petróleo extraído por el EI en Siria e Irak, su posterior venta en el mercado negro y el atentado contra el Su-24 ruso. Todo esto, luego de que el Presidente Putin viajara a Ankara, donde presentó una oferta de alianza económica entre Rusia y Turquía. El presidente Erdogan firmó todo lo que, a cambio de productos agrícolas, le propusieron los rusos: Ampliación del gaseoducto submarino que une a Turquía con Rusia a través del Mar Negro; la compra de gas ruso a bajo precio y la construcción de varias centrales nucleares para uso civiles. Pero tanta belleza no podía ser aceptada por Washington que, para escarmentar a Erdogan lo debió agarrar por el cogollo y luego de envalentonarlo con unas cuantas carantoñas, lo obligó a recular, a perder el miedo y a declarar en tono beligerante que Turquía no se iba a disculpar por el derribo del avión de Rusia y que, más bien, Putin debía disculparse por haber violado el espacio aéreo turco.
Se ve que lo zurraron de lo lindo, pues para aclarar los latines ni siquiera se puso en contacto con Rusia sino que, sin chistar, se dirigió a la OTAN que, aparentemente, lo apoyó de mala gana. Luego esperó salir indemne del berenjenal en que se había metido alegando desconocer la nacionalidad del avión derribado, lo que es una soberana mentira porque el Presidente Putin había informado a la coalición encabezada por EE.UU., de la que Turquía también forma parte, todo lo concerniente a las operaciones aéreas rusas sobre territorio sirio. Este hecho, el de recurrir a la OTAN, indica que Erdogan se atrevió a dar tan malhadado paso por contar con el apoyo y la protección de EE.UU. y la OTAN, que era consciente del ilícito que había cometido, una provocación en contra de Rusia, para complicar más aún la situación de Siria.
Por otra parte, según informa el ‘Daily News’, la Fiscalía de Turquía detuvo al general Ibrahim Aydin, al coronel Burhanettin Cihangiroglu y al general Hamza Celepoglu y los acusó de espionaje y alta traición por desvelar secretos de Estado y formar y dirigir un grupo terrorista para derrocar al gobierno. El verdadero “delito”, impedir la partida de tres camiones pertenecientes al MIT, con arma destinadas a terroristas sirios que operan en el territorio donde fue derribado el Su-24. (Las autoridades turcas habían declarado que esos camiones llevaban ayuda humanitaria a los sirios turcomanos). En abril pasado, por el mismo caso, se detuvo 17 militares turcos y se arrestó a cuatro fiscales de la provincia de Adana y al exjefe de la Gendarmería. En pocas palabras, el MIT transporta armas y suministros a terroristas en camiones con aparente ayuda humanitaria. Cae por los suelos la acusación de Erdogan de que Rusia había bombardeado a civiles turcomanos que recibían ayuda humanitaria. Los periodistas del periódico turco ‘La República’, que denunciaron e informaron de la presencia de armas en dichos vehículos, también fueron detenidos y encarcelados por igual motivo. Al pueblo que defendía a los arrestados, como siempre, palo con ellos.
Por lo antedicho se concluye que Erdogan, una marioneta manipulada tanto interna como externamente, hace el juego a EE.UU. y actúa con fingida prepotencia contra Rusia por contar con el apoyo de quienes acusan al Presidente Putin de cometer los delitos que ellos cometen; no es un caprichoso impredecible, como lo intenta presentar la Canciller Merkel. Según el Presidente Putin “El pueblo turco es bueno, trabajador y talentoso. En Turquía tenemos muchos amigos de confianza. Y hago hincapié en que no establecemos una igualdad entre ellos y los gobernantes, que son responsables directos de la muerte de nuestros militares en Siria”.
Todo lo que hace Erdogan no responde a los intereses de Turquía sino al proyecto hegemónico de EE.UU.; sin embargo, el haber derribado el Su-24, una provocación premeditada, pone fin a sucarrera política, pues, igual que todos los títeres, sus días están contados. El pueblo turco triunfará definitivamente, más temprano que tarde.