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martes, noviembre 5, 2024

VENEZUELA: LAS LECCIONES DEL CHAVISMO – entrevista a César Romero

El 5 de marzo de este año se conmemoró el tercer aniversario de la muerte del ex-presidente de Venezuela Hugo Chávez Frías. Como respuesta a este significativo evento, varios artículos han surgido haciendo un balance de los últimos 18 años de gobierno chavista – tanto los 15 años durante los cuales gobernó Chávez, como los últimos 3 que lleva liderando Maduro, su sucesor.

Para presentar una perspectiva socialista, Eva María entrevistó a César Romero, un militante de la Juventud de Marea Socialista. Marea Socialista (MS) es una organización revolucionaria socialista independiente que ha estado involucrada en el proceso del chavismo desde el principio.

Fueron miembros del PSUV desde 2007 hasta que se separaron en 2015. Con él hacemos un balance general del proceso que se ha ido desarrollando particularmente en Venezuela desde 1998, y que ha inspirado al resto de Latinoamérica con el ciclo de gobiernos progresistas que, según muchos, está llegando a su fin.

DE FORMA muy general, ¿cómo ves desde la Juventud de Marea el balance de estos últimos 18 años?

EL BALANCE de los 15 años de Chávez es distinto al de los últimos 3 años de Nicolás Maduro puesto que entiendo a la muerte de Chávez como el comienzo de una nueva etapa. Pero si vamos a hacer el balance del proceso que se desarrolló durante los años de Chávez en el poder, yo lo sintetizaría así: fue un periodo progresivo y sumamente contradictorio.

Es progresivo por dos cuestiones fundamentales: Lo primero es porque se instala en la dinámica política lo que nosotros llamamos una “clave constituyente”. Esto es la movilización y el impulso de la participación democrática de la gente en el ámbito político a nivel nacional. A través de la movilización social, se presionaba al gobierno para que éste tomara medidas de izquierda que favorecieran a la gente. Esto hizo que incluso a veces Chávez, después de implementar una medida regresiva como, por ejemplo, la subida del IVA, tenía que retroceder por presión del pueblo.

Lo segundo es que hubo un cambio en el patrón de acumulación de capital por parte de la renta petrolera, que es la fuente principal de riqueza en Venezuela. Con Chávez, después de ganar victorias políticas importantes como fueron la Ley Habilitante, la derrota del golpe de estado por presión popular, la derrota del paro petrolero y la obtención de la victoria en el referéndum revocatorio, él se impone como sujeto político para definir cómo se va a distribuir la renta en el país. Y nadie podía sobreponerse a eso porque esas victorias fueron con millones de personas en las calles. El nuevo patrón de distribución tiene un carácter popular.

Estos dos factores hacen que se instale un nuevo régimen en Venezuela, donde Chávez es el líder indiscutible y se forma una nueva dinámica social a nivel nacional.

De esta forma, lo caracterizo como un balance positivo porque hubo mucha inversión y un aumento sustancial de la calidad de vida de la mayoría de los venezolanos. Ejemplos concretos de este hecho son la disminución drástica de la pobreza extrema, el hecho de que el 98 por ciento de la población comía 3 veces al día y con la posibilidad de tener una dieta balanceada, se consigue en Venezuela obtener el salario mínimo más alto de Latinoamérica, etc. Esto marca un periodo en el que la clase trabajadora venezolana logra tener capacidad de ahorro y una mejor calidad vida en general.

Sin embargo, el balance no es únicamente positivo. Hay que entender que hubo cambios revolucionarios, pero nunca hubo una revolución socialista, y Chávez como líder del estado cometió importantes errores. Algunos de ellos fueron el hiper-liderazgo que asumió su figura y, por consiguiente, la falta de una dirección colectiva del proceso, la burocratización de las herramientas políticas (lo cual facilitó la consolidación de una casta burocrática importante y que Chávez nunca trató de parar), además del problema que constituye no impulsar una política anti-capitalista consecuente. Esta casta burocrática consolidó poder en el Estado y desde su estructura comenzó a acumular capital aceleradamente, a través de concesiones estatales y de negocios con empresas privadas y transnacionales. En pocos años se formó una nueva casta social, dueña de empresas, conocida coloquialmente como la boli-burguesía.

Con Chávez se planteó un modelo de economía mixta con acuerdos con el empresariado venezolano (parasitario por vivir de la renta petrolera), lo que generó un acrecentamiento del rentismo en el país. Para el empresario es mucho más barato importar que invertir, porque le permite adquirir dólares de manera más rápida. Para Chávez la lógica de este modelo era que el empresario iba a invertir en la capacidad productiva del país, pero esto nunca ocurrió. Así, pasamos a cifras alarmantes en las que el 98 por ciento de las divisas generadas por la nación fueron por exportación de petróleo y sólo el 2 por ciento correspondió a otras áreas económicas. Esto nunca había sido tan acentuado.

Otro problema fue la visión internacional errónea en la cual Chávez se aliaba con gobiernos simpatizantes y no con el pueblo que lucha. Y aunque sí que obtuvimos victorias internacionales importantes como la detención del ALCA, la iniciativa de Petrocaribe, etc., el modelo de Chávez a nivel internacional, termina derrumbándose tras su muerte por vincularse más con los gobiernos que con los pueblos que luchan.

Y ya para acabar, otro error fue que Chávez buscó hacer política confiando en el Estado y eso le limitó significativamente. El Estado venezolano es una institución capitalista, y por eso siempre se mantuvo un Estado clientelar y paternalista, no revolucionario.

Por estos motivos diría que el balance es progresivo, pero sumamente contradictorio.

¿Y QUÉ cambia con Maduro?

CON MADURO hay un cambio político con respecto al régimen de Chávez que se aceleró después de las “mesas de paz” de 2014. Con la muerte de Chávez, se quiebra su autoridad política y era esta la que podía definir cómo repartir la renta de forma más justa. Pero claro, tras su desaparición, todos los grupos históricos que siempre tuvieron la renta, querían más, y ahora la nueva burocracia también quería más. Eso le implicó al mandato de Maduro una decisión: o buscaba radicalizar el proceso para poder seguir teniendo apoyo de su base social, o buscaba una conciliación con los sectores políticos y económicos dominantes para mantenerse en el poder. Él, desafortunadamente, optó por la última opción. Esto resultó en una profundización de la crisis para los más necesitados, puesto que la manera más fácil de obtener renta es disminuyendo todas las conquistas que se habían obtenido en los años previos.

Se instalaron medidas estructurales anti-populares: Disminuyeron las tasas impositivas para los principales empresarios del país, se les facilitó, aún más, el otorgamiento de dólares y se instalaron zonas económicas especiales en regiones estratégicas. En dichas zonas no se cumple con la ley del trabajo y no se cobran impuestos a las empresas.

Además, hemos pasado de tener el salario más alto de Latinoamérica a uno de los más bajos. Maduro está empeñado en mantener el pago sostenido de la deuda que el año próximo va a superar los 12.000 millones de dólares y es completamente insostenible. Desde Marea Socialista hemos demostrado también cómo hubo una fuga de capital donde más de 250.000 millones de dólares han salido del país en los últimos años. Y con el bajo precio del petróleo, el gobierno está empleando una política de extracción minera acelerada que va a perjudicar enormemente la biodiversidad de algunas de las zonas más antiguas y ricas de nuestro país y del mundo, como la conocida área del Salto del Ángel. La distribución de la renta, también, está perdiendo su carácter meramente popular.

Todo esto ha hecho que Maduro pierda mucha popularidad, y el gobierno está respondiendo con características de índole autoritaria, cosa que nunca sucedió con Chávez. Los organismos del estado están coartando los derechos democráticos de partidos como el nuestro, por ejemplo, cuya tarjeta electoral ha sido denegada hasta el momento. Hay además más represión en los barrios pobres, siempre con la excusa de que hay que luchar en contra del problema de las drogas y la inseguridad.

La crisis lleva años, pero ahora está todo peor que nunca. La diferencia principal entre el gobierno de Chávez y el de Maduro es que, con Chávez, durante una crisis, nunca eran los trabajadores los que pagaban las consecuencias. Con Maduro, siempre son los trabajadores los que sufrimos más.

Es por todo esto que separo los dos balances. Hasta ahora, el balance de los años de Maduro es negativo.

HABLEMOS UN poco de la crisis actual. ¿Cómo dirías que es el día a día de un venezolano de a pie en comparación con los mejores años de este proceso?

ES INSOPORTABLE. El salario se deteriora aceleradamente, hay un nivel de escasez muy importante porque el gobierno ha reducido las importaciones en más de un 30 por ciento en comparación con el 2012, y todo eso ha hecho que haya un deterioro social muy grande y que haya aumentado la inseguridad enormemente. Hay símbolos de que aparecen nuevas epidemias, aumenta la pobreza extrema…se nota en la calle. Ha habido un empeoramiento total de todos los servicios públicos. Y para colmo, estamos en sequía y el 70 por ciento de nuestra energía es hidroeléctrica…es posible que dentro de 3 semanas, si no llueve, no haya luz. El descontento es muy palpable.

¿CUÁLES DIRÍAS que son los factores principales responsables de esta crisis?

EN SÍNTESIS, continúa la fuga de capitales, continúa la entrega de dólares a empresas internacionales, las zonas económicas especiales, el pago militante de la deuda externa, ajustes institucionales de todos los precios de lo necesario para vivir, la corrupción y el nuevo carácter rentista de la economía, además de la caída de los precios del petróleo.

¿PUEDES HABLARNOS un poco en rasgos generales de la composición actual del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y de su funcionamiento? Maduro lo cataloga como un partido revolucionario socialista. ¿Cómo lo ve Marea?

LO PRIMERO es que el socialismo en un solo país no existe. Ese fue uno de los más graves errores que tuvo y que tiene la dirección política del gobierno. El PSUV actualmente es la identificación de la mínima base social a la cual el gobierno da una serie de beneficios y es la estructura política de la casta que se ha enquistado en el Estado. No es una herramienta revolucionaria ni socialista porque no hay espacio para la participación, porque se cercena la crítica, se criminaliza a todo aquel que opine distinto, etc. y porque el PSUV es un aparato funcional al gobierno. Todo lo que diga el gobierno está bien y lo que hace es apoyarlo con un discurso bastante vacío. No hay propuestas para salir de la crisis y, lo que es más, la dirección del PSUV tanto regional como local y nacional, vive en una burbuja totalmente alejada de lo que padece la gente en general. Esta cúpula en verdad no padece la crisis. Viven con ostentosos privilegios que los desmarcan totalmente de la gente y por eso también en los discursos estas personas no concuerdan con lo que ésta siente. Esta es la razón por la cual el gobierno obtuvo una derrota electoral contundente en las pasadas elecciones del 6 de diciembre a la Asamblea Nacional.

¿Y ESO siempre ha sido así?

NO. CUANDO nosotros ingresamos al PSUV, podríamos hablar de unos 4 ó 5 millones de militantes al principio que participaban en asambleas comunitarias de cientos de personas.

Pero luego ya el PSUV se convirtió en un partido de la casta a través del cual ellos negocian y concilian con los principales actores de la oposición y la derecha tradicional en Venezuela, y pierde todo carácter participativo y democrático.

MAREA FUE parte del PSUV desde su fundación en 2007. ¿Cómo evalúa MS su decisión de entrar en el PSUV y cuál es su perspectiva actual?

ASÍ ES, Marea participó en el I Congreso fundacional y el I Congreso de la JPSUV (Juventud PSUV). En todos tuvimos representantes y en todos llevamos propuestas. Luego en el 2014 se convocó el III Congreso Extraordinario del PSUV y allí también escribimos un documento, a pesar de que teníamos a gente expulsada y de que no nos habían invitado. Allí decíamos que o se cambiaba el rumbo hacia la izquierda revolucionaria o se sepultaba el partido por completo como una opción verdadera para la gente. No nos dejaron participar. En ese momento también expulsaron y sometieron al comité disciplinario a algunos líderes que habían hecho algunas críticas y que ahora se relacionan bastante con nosotros.

Nosotros decidimos entrar en el PSUV porque había una gran parte de la vanguardia que protagonizaba los eventos más importantes del proceso hasta el momento. Hay cuadros que se desprendieron del PSUV y que ahora están en MS y que nos permiten hoy tener un gran impacto en la opinión pública porque fuimos consecuentes hasta el final con lo que decíamos.

La evaluación, por lo tanto, es positiva. Fue la decisión correcta entrar en su momento y también lo fue salir del PSUV el año pasado. Algunos dicen que fue muy tarde, pero nosotros lo vemos más como comprender el proceso de la gente. La idea no era salir solos sino también de mostrar políticamente que el PSUV ya no funcionaba más.

EN SU inauguración en enero, la Mesa de Unidad Democrática (MUD) declaró como sus objetivos principales la liberación de los “presos políticos,” y sacar a Maduro del poder este mismo año. ¿Nos puedes decir brevemente quiénes son estos “presos políticos” y por qué fueron encarcelados? ¿Crees que van a lograr estos objetivos?

LOS PRESOS políticos de los que habla la oposición optaron por promulgar una salida violenta de los gobiernos de Chávez y de Maduro y de carácter hasta fascista. Es una demanda únicamente de la derecha. Está claro que es una ley que lo que quiere es absolver a todos aquellos que estuvieron vinculados en caso de drogas, corrupción y provocaciones violentas.

Ahora, con respecto a la salida de Maduro…Para la oposición, conseguir eso está complicado porque no ha consolidado poder político. Lo que consolidó en enero fue una base electoral, pero eso no se ha transformado todavía en verdadero poder. Ahora mismo hay un conflicto institucional entre el Tribunal Supremo de Justicia que lo nombró la asamblea pasada y la actual asamblea. Cualquier cosa que intente la AN, el Tribunal Supremo de Justicia se lo está bloqueando.

No pueden tumbar al gobierno si no tienen una multitud que los respalde, y eso está complicado. La gente quiere que salga Maduro, pero tampoco confían en la oposición.

CON RESPECTO a los países del ciclo de gobiernos progresistas ¿Cuál piensas tú que es la conexión entre la crisis en Venezuela y en el resto de América Latina? ¿Cómo evalúas la coyuntura actual del continente?

UNO DE los factores fundamentales de la crisis lo representa el fallecimiento de Chávez. En Latinoamérica hubo durante muchos años, desde el 2000, dos proyectos que estuvieron en constante disputa. El proyecto de Chávez que era un proyecto más integracionista y anti-imperialista (con victorias como la derrota del ALCA, la salida de la comunidad andina, propuestas como el Banco del Sur, etc.) y el proyecto de Lula, un proyecto más ligado al capital financiero y al extractivismo de las transnacionales (con iniciativas como la de Mercosur). Chávez fue influenciado por ese proyecto de Lula, claro; ese era uno de los momentos de retroceso en Venezuela. Pero digo en disputa porque Chávez sirvió como motor para una gran visibilidad y movilización del pueblo en América Latina en contra del imperialismo.

Con su muerte, la crisis se acentúa porque con su desaparición se produce un estancamiento que coincide con un asentamiento de la crisis mundial en América del Sur. Hay un retroceso en el precio de las materias primas, no sólo en el petróleo, y eso ha traído un aumento del pago de la deuda en Argentina y Brasil, los principales países de Latinoamérica.

Así pues, vemos la coyuntura de esta forma: Se evidencia el fin del ciclo de los llamados gobiernos progresistas, como se ve con la derrota electoral de Evo en Bolivia, de Kirchner en Argentina, de Maduro aquí en Venezuela, y ya veremos cómo va lo de Dilma en Brasil. A su vez, ha surgido mucha movilización popular sobre todo con el tema del extractivismo, el racismo, las luchas de género, etc., y que tiene un carácter bastante anti-capitalista porque se enfocan contra del gobierno. Estas luchas, sin embargo, exponen un balance negativo con respecto a los partidos tradicionales de izquierda que llevaron a cabo las políticas progresistas a medias durante este ciclo. Hubo una oportunidad de crear una alternativa a la política a la derecha por parte de estos gobiernos y ni lo hicieron, ni lo van a hacer.

Esto es lo que nos queda a nosotros, a la izquierda revolucionaria. Tenemos que crear esa alternativa.

¿ES ESA la nueva tarea para Marea Socialista?

SÍ. LA estrategia nuestra es intentar instalar un referente político alternativo a nivel nacional. La única posibilidad que vemos de salir de la crisis es construir esa alternativa porque los dos grandes partidos (PSUV y MUD) hegemonizan la política nacional, y como la hegemonizan, no se visualizan otras propuestas. Como ya es un problema de crisis estructural, tienes que aspirar a ser parte del gobierno. Y sí, en conjunto con otros sectores críticos desde el chavismo, esa es la tarea nuestra. La izquierda revolucionaria, tanto en Venezuela como en el resto de países progresistas, tiene que desprenderse de esos partidos que, a lo largo de este ciclo, abandonaron el lado de las clases populares.

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