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PERÚ: LA BANCARROTA DEL OPORTUNISMO. por Víctor Montes

PERÚ: LA BANCARROTA DEL OPORTUNISMO
 por Víctor Montes   <www.litci.org>
04 de Enero de 2012
La renuncia de Salomón Lerner al cargo de Primer Ministro, el cambio de la mayoría del gabinete (11 ministros), y la designación de ex ministro del interior Oscar Valdez como Premier, han abierto una crisis en la izquierda oficial.

En especial en el Partido Comunista Peruano (PC) y el Partido Socialista (PS), quienes incluso hoy, después de los acontecimientos políticos de las últimas semanas (declaratoria del Estado de emergencia en Cajamarca, cambios en el gabinete, detención ilegal de los dirigentes cajamarquinos, etc.) mantienen su apoyo a Ollanta Humala.

La posición adoptada por estas organizaciones pone en evidencia la bancarrota absoluta de los principios que dicen defender y de su política orientada permanentemente a la conciliación de clases, cuya máxima expresión en la actualidad es su capitulación ante un gobierno patronal, como el de Ollanta Humala, que a poco más de 130 días de haber asumido el poder se ha deshecho de la careta “concertadora” para imponer una política de “orden” al servicio de garantizar las ganancias de las grandes mineras que saquean los recursos del país.

La primera respuesta del PC: “Crónica de una derrota política”

A penas a dos días de la salida del gabinete Lerner y su cambio por el gabinete Valdez, el PC publicaba en su página web un artículo de Ítalo Sánchez titulado “Crónica de una derrota política”. En el mismo se decía:

“Con la renuncia de Salomón Lerner, el frágil equilibrio político instaurado en el país luego del proceso electoral se ha roto. En esta corta disputa por el control gubernamental, la derecha neoliberal ha salido victoriosa, ha logrado su principal objetivo político: retomar el control total del gobierno. La derecha, la que perdió las elecciones, hoy coloca sus hombres en el gabinete para defender sus intereses y desarrollar su programa económico.

Las fuerzas del cambio, las que trabajamos por la construcción de un nuevo bloque nacional popular para desplazar a la derecha neoliberal del gobierno y apostamos por el programa de cambios enarbolado por la candidatura presidencial de Ollanta Humala, hemos sido derrotados#.

El endurecimiento del gobierno frente a la lucha del pueblo cajamarquino contra el proyecto minero Conga significó a todas luces una derrota para el PC, el PS y toda la izquierda oficial que llevaba años apostando a Humala como figura del “cambio” y que ahora se encontraban con la realidad: el gobierno cerró posiciones con la gran patronal minera en contra de la población de Cajamarca y de sus propias promesas electorales.

¿Por qué Humala pagaba tan mal a tan sumisos colaboradores?

Humala: ¿un gobierno “en disputa”?

Para el PC, con la victoria electoral de Ollanta Humala se había abierto un periodo de “frágil equilibrio político” entre la “derecha” y las “fuerzas del cambio”. El gobierno asumido en 28 de julio era un gobierno “de concertación” y a la vez “en disputa”, presionado por la “derecha” hacia la senda del continuismo neoliberal y por la “izquierda” hacia la realización de la “gran transformación”.

De este análisis el PC llegaba a la conclusión que las “fuerzas del cambio” tenían el gobierno con Ollanta Humala, pero no el poder, que se encontraba en manos de la “derecha”, dueña del “teje y maneje” económico. Visto así, la tarea que se plantearon el PC, el PS y compañía fue apoyar al gobierno, intentando constituirse como base social del mismo, organizando a los trabajadores tras el gobierno para impedir que la derecha haga “fracasar” el “proceso de cambio abierto”.

Por eso se jugaron sin la menor vergüenza, a organizar la movilización del 12 de octubre, en abierto apoyo al gobierno, echando por tierra la independencia política de clase de la CGTP y en contraposición, no han sacado ninguna convocatoria nacional en respaldo a la lucha del pueblo de Cajamarca, lo que significaría enfrentar abiertamente al gobierno.

Para el PC no existe la lucha de clases

Habría que decir que esta política no es novedosa. El PC, que se dice marxista y un partido de la clase obrera, practica la política de la conciliación de clases como principio prácticamente desde vísperas de la segunda guerra mundial.

Esta política oportunista se sustenta en “hacer desaparecer” a las clases sociales y a la lucha de clases como motor de la historia – tal como lo planteó Marx – para reemplazarlas por la pugna entre dos “campos”: uno “progresivo” (democrático, antiimperialista, antifascista…) y otro “reaccionario” (autoritario, proimperialista, fascista…).

Para el PC, en el Perú sucede exactamente lo mismo que describimos antes. La lucha social y política – nosotros la llamamos, con Marx, lucha de clases – no se produce entre los burgueses (patrones) y los proletarios (obreros), organizados cada cual en sindicatos, gremios, partidos políticos, etc. Para el PC la lucha política se produce entre las “fuerzas del cambio” – donde se ubicaría la izquierda, los “progresistas”, “patrióticos”, el “pequeño empresariado” y con su máxima figura Humala: el “campo progresivo”. Y la “derecha” que agruparía a la gran patronal nacional y transnacional, los medios de comunicación, los partidos tradicionales de la burguesía (el PPC), el fujimorismo y los sectores más reaccionarios de la Iglesia (Opus Dei): el “campo reaccionario”.

De esta manera, borrando las fronteras de clase y llevando la lucha política al terreno de los “campos”, el PC justifica su política permanente de conciliación con Humala y su gobierno. Política que los lleva a llorar, hoy en día, la salida de Lerner – un gran empresario nacional – del premierato.

La realidad derrotó al PC y compañía

Pero la realidad se mueve en el terreno de la lucha de clases, no de las falsas ideologías colaboracionistas o de los “campos”. De ahí que paso a paso, desde las mismas elecciones, la realidad fue echando por tierra los análisis y la política oportunista del PC y compañía, aunque se nieguen a verlo.

La caída del gabinete Lerner, cara del “gobierno de concertación” de Ollanta Humala, iniciado el 28 de julio de 2011, fue producto de la lucha de clases y no, como dice el PC y el PS, de las presiones de la “derecha” sobre Humala. Fue producto de su incapacidad para desviar, por la vía muerta del “diálogo”, la lucha del pueblo cajamarquino contra el proyecto minero Conga, propiedad de la transnacional minera Newmont y de Buenaventura, mayor empresa minera nacional.

Incapacidad que potenciaba su peligrosidad en medio del recrudecimiento de la crisis económica mundial, la que obliga al gobierno a cerrar decididamente filas con los patrones en defensa de sus ganancias. Cerrar Conga, como lo exige el pueblo cajamarquino, era una “señal” para los mercados que el gobierno no se podía permitir. Humala retrocedió todo lo que pudo, forzado por la lucha de Cajamarca, hasta que acorralado, se lanzó a resolver sus propias contradicciones internas – ser un gobierno que encerraba enormes expectativas de las masas que anhelan un cambio y tener que defender las ganancias de los patrones – imponiendo una política de “orden”, con el apoyo de las Fuerzas Armadas y “expulsando” algunas figuras de “izquierda” del gabinete y del gobierno.

El PC y PS le capitulan a Humala…

Pero para el PC y el PS todo esto no importa.

Ellos reivindican el haberse pasado los últimos 5 años impulsando en forma sistemática, a través de la dirección de la CGTP, los sindicatos y cuanto foro tenían la oportunidad de ir, la candidatura de Ollanta Humala, intentando convencernos que el entonces candidato Humala era el candidato del cambio.

Gracias a esta política, tanto el PS como el PC entraron al gobierno – el PS mediante la ministra de la mujer, Aída García Naranjo, y el PC por medio del viceministro de trabajo, Pablo Checa (además de muchos otros funcionarios de segunda y tercera categoría, muchos de los cuales hoy mantienen sus cargos).

Después convocaron desde la dirección de la CGTP una marcha en apoyo a Ollanta Humala el 12 de octubre de 2011, marcha que llegó hasta el frontis del Congreso Nacional – algo que está prohibido para cualquier marcha de protesta – y recibidos por el presidente del mismo, el congresista nacionalista Daniel Abugattas, quien habló en el acto en nombre del Presidente.

Durante el XIII Congreso Nacional ordinario de la CGTP, realizado del 16 al 19 de noviembre – justo cuando Humala declaró que Conga iba “sí o sí” – aún la dirigencia de Mario Huamán hablaba de “apoyar al gobierno en los cambios que implemente y criticarlo en lo que vaya en contra de los mismos”. Es decir, una perogrullada para disfrazar la continuidad de su apoyo al gobierno.

Lo real es que el máximo evento de la CGTP culminó sin acordar ninguna medida de lucha en solidaridad con el pueblo de Cajamarca. Pedía, en su lugar, al presidente “del cambio” que “escuche al pueblo” y “no sólo a los empresarios”.

Finalmente, hoy mismo, tras el famoso “Conga va sí o sí” del presidente Humala, tras el estado de emergencia en Cajamarca, tras la detención ilegal por 10 horas de los dirigentes del frente de defensa ambiental de Cajamarca, tras el cambio del gabinete que tanto lloran… el PC ha decidido que “…esta situación compleja, no nos lleva sin embargo, a romper, como quisiera la derecha, el Acuerdo Político Electoral y de Gobierno que suscribimos, junto con la izquierda y el nacionalismo”. El PS por su parte, mediante su máxima figura, el congresista Javier Diez Canseco, ha descartado alejarse de la alianza de gobierno Gana Perú: “No queremos alejarnos de Gana Perú ni del programa que planteamos, sino defenderlos y llevarlos a la practica en amplia unidad (…) Si otros se alejan del compromiso programático y político que ganó el voto popular, no seremos los socialistas”.

¡Cuánta consecuencia!

El PC y el PS hipotecan su presente y futuro a un gobierno patronal

Por eso es normal que haya crisis. Muchos jóvenes, otrora entusiastas impulsores de la candidatura humalista ahora ven caer el antifaz “progresista” del presidente y no están de acuerdo con ese “giro”. Además no saben cómo defender ante sus bases o compañeros la política sumisa de sus partidos ante el gobierno.

El PC y el PS han abierto la puerta del gabinete del “orden” de Oscar Valdez al renunciar a enfrentar a Humala cuando debieron salir a respaldar unitariamente la lucha de Cajamarca. Los soldados que llegaron a la ciudad para imponer el estado de emergencia lo hicieron montados en la política traidora del PC y el PS, más allá de pronunciamientos ambiguos contra el decreto del presidente.

Responsabilidad que también recae con todo su peso sobre Patria Roja – de quien casi no hemos hablado en este artículo pero que ha jugado una cuota importantísima por su política inconsecuente al frente del paro en Cajamarca – en tanto presidió el “diálogo” con Lerner ya con la ciudad tomada por las tropas del Ejército.

Por eso aseguramos que tanto el Partido de Mario Huamán como el de Diez Canseco han hipotecado su presente y futuro a los vaivenes del gobierno humalista: un gobierno que ha cerrado filas con las grandes mineras y lo patrones, en defensa de sus ganancias, contra los trabajadores y el pueblo.

Los militantes honestos del PC y el PS, sus amigos o simpatizantes no pueden acompañar esta política: su partido los engaña y se somete a la voluntad del gobierno.

Nosotros exigimos a la cúpula del PC, PS y Patria Roja (la Unidad de Izquierda), que rompan con el gobierno y reconstruyan la unidad de la clase obrera y el pueblo: la CGTP, CNA, CCP… y las organizaciones de izquierda, para llevar adelante un plan de lucha unitario para exigir al gobierno el cumplimiento de sus promesas: el aumento salarial, la eliminación del CAS, etc….

De otra parte, llamamos a los militantes de izquierda honestos que realmente luchan por el cambio, que luego de esta experiencia frustrante de apoyar a un caudillo militar con la ilusión del cambio y que ha terminado de servil de las mineras y grandes empresarios incluso con amenazas represivas, a retomar el camino señalado por nuestros maestros, Mariátegui, Marx, Lenin: Construir el partido independiente y de clase de los trabajadores para luchar por el cambio, que no es otra cosa que luchar por el poder.

En este proyecto el PST pone todo su esfuerzo, militancia y tradición, sin pretensiones y sólo con la condición de discutir a fondo el programa, el carácter y el proyecto de este partido, para lo cual reivindicamos la herencia política y programática de los maestros del marxismo. La clase obrera y la juventud sólo tienen una salida: construir una nueva dirección un nuevo partido obrero independiente del gobierno, que se constituya en su oposición de izquierda, para liderar sus luchas en forma consecuente. De lo contrario, nuevamente la política de capitulación del PC, el PS y compañía abrirán el camino a una derrota de la clase obrera y sus aliados por parte de Humala y los grandes empresarios.

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