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COMENTARIOS PARA CONSTRUIR UN MANIFIESTO COMUNISTA LIBERTARIO. Por Tomas Rodríguez león

17 de marzo 2018

“Ejercer el poder corrompe, someterse al poder degrada.Mijaíl Bakunin

Si amas sin despertar amor, esto es, si tu amor, en cuanto amor, no produce amor recíproco, si mediante una exteriorización vital como hombre amante no te conviertes en hombre amado, tu amor es impotente, una desgracia”. K Marx

Una imagen del mundo es un modelo y un conjunto de reglas que relacionan los elementos del modelo con las observaciones…carece de sentido preguntar si un modelo es real o no; solo tiene sentido preguntar si concuerda o no con las observaciones… si hay dos modelos que concuerden con las observaciones no se puede decir que uno sea más real que otro. Stephen Hawking

La historia de  la humanidad es la historia de la lucha de clases, pero es también la historia de la opresión del Estado, de  su poder esencial para esclavizar al individuo y a la sociedad. El Estado procura que unos gobiernen y otros obedezcan: timocracia, oligarquía, democracia, aristocracia, tiranía, son algunas de sus formas.

En la Edad Media, el Estado se subordinó a la Iglesia de Dios padre castigador y ausente. En el Renacimiento el predominio religioso cedió ante los Estados nacionales que surgieron destilando sangre y guerra contra pueblos empobrecidos, mientras reyes y consortes danzaban en macabros ritos. Y ya entonces, los primeros comunistas empiezan a soñar:  la Utopía de Moro, o La Ciudad del Sol de Campanela anhelan una sociedad sin amos y sin estado, donde la paz y la justicia, son posibles.

En los  albores del capitalismo se presume que el hombre debe aceptar la mediación de un ente de poder para un pacto general, y así  evitar el aniquilamiento social (Hobbes). En otro enfoque, será necesario el sometimiento a la voluntad general (Rousseau) o la comunidad de hombres libres, garantizando la libertad (Spinoza). Son las falacias de la ilusión romántica del liberalismo. Es cuando el Estado se preña de filosofía.

Hegel, glorificador del Estado, es el pensador de los totalitarios, con sus bárbaras concepciones de “espíritu del pueblo” o “espíritu nacional”. Y todos los ideólogos no escatimaran esfuerzos para reconocer que el poder deberá recurrir a la fuerza y a la amenaza contra los que no acepten la vida social organizada y el monopolio legítimo de la fuerza.” (M Weber) en tanto en la vertiente libertaria sobre el estado  se expresa: hermano menor de la Iglesia y negación de la libertad (Bakunim).  Concentrador  y enemigo de las clases oprimidas (Kropotkin).  Mecanismo de opresión de clase, dictadura que reprime (violencia organizada – ejército, policía, judicatura), administra (partidos, aparatos administradores) y se legitima (iglesia, medios de comunicación, sistema educativo, etc.) (Marx, Engels, Lanin) “es pura y simplemente, un consejo de administración que rige los intereses colectivos de la clase burguesa” (Marx).

La libertad para anarquistas y marxistas ácratas se consigue cuando la igualdad de los individuos y la solidaridad se dan sin imposiciones externas artificiales. No obstante, en la modernidad se deformó el marxismo ante la inmutable ideología burguesa que permanece como era desde sus orígenes. En la revolución Rusa post leninista, se consolidó la idea de estado y gobierno revolucionario (aunque estado revolucionario era un contrasentido para Marx) llegándose a exagerar a través del Instituto de Ciencias de la URSS, la versión Hegeliana del marxismo para legitimar el estado omnipresente.

Ahora vivimos solo sociedades estatales: el socialismo y el capitalismo pugnan contra la libertad y garantizan el sistema de castas y privilegios. El Estado y la dominación de clases son formas de opresión de burócratas y burgueses que actúan como especímenes infestantes contra los trabajadores, explotando su trabajo. Socialismo o Barbarie no es más una disyuntiva histórica. El capitalismo imperialista no necesita  pruebas de sus barbaridades pero las iniquidades del socialismo no se pueden ocultar, el socialismo usurpó y denigró al comunismo. El comunismo, esencia de la libertad y sueño de sociedad sin clases, difiere de los ensayos social estatistas con sus perversidades.

Mientras exista, el estado se opondrá en lo posible a la autonomía individual y colectiva, Hobbes (Estado absolutista), Locke (Estado liberal), Rousseau (Estado soberano), y Hegel (estado eterno)  deifican su existencia. Pero Marx no defendió su eternidad y omnipresencia. La ideología de los capitalistas y el revisionismo socialista mantienen en vigencia el orden estatal. El socialismo estatista, haciendo prorrogas de los sueños libertarios, consolidó el aparato dominante; en todas sus experiencias se vive no la  socialización de los medios de producción sino la estatización de la producción y distribución, casi nunca equitativa.

Maquiavelo creía en un aparato garante de la paz, pero la historia de guerras y maldades lo contradice. Otros lo postulaban para la conjugación de voluntades particulares (contrato social) sin saber que devendría en un monstruo de control y vigilancia. El estado tiene como función primordial la garantía jerárquica de todos los poderes y no la superación de una etapa pre-social. El pactum unionis, donde los seres humanos delegan su derecho de autogobierno a gobernantes inmorales, es el fin de la democracia y hasta la democracia participativa no es sino otra falacia donde los gobiernos legitiman sus discursos ante los subordinados.

Los regímenes totalitarios socialistas no difieren en mucho de los infames regímenes imperialistas ni de los despóticos regímenes del tercer mundo, pero además, aquellos  mistifican la realidad a punta de ideología, recurriendo a representaciones fantásticas que exigen heroísmo a los pueblos mientras los burócratas viven a placer. La imaginación radical, la oferta del Mesías, cabalgan sobre necesidades y crean cadenas de ilusión propendiendo la muerte del sujeto individual al tiempo que hacen uso indebido de la clase obrera como fetiche del poder.

La única realidad válida para el sujeto plural en la sociedad estatal es la divinización del mercado o del estado, un dicho inconsciente en posesión de los ciudadanos que  produce una realidad alterada, una imaginación radical desde lo vertical. Es ajena pero aceptada, y lleva a todos en la sociedad socialista o capitalista a subsumirse a las fatalidades que nacen de la democracia o la “revolución”. Los insumisos serán de inmediato empujados a la disidencia y el circo de la inquisición con su aparataje jurídico o la clínica con su martirio terapéutico harán el resto.

Con el máximo de los posibilismos,  se nos ha hecho creer que el socialismo y el capitalismo son la giro versión dialéctica entre lo instituyente y lo instituido, siempre reparando o sosteniendo las coordenadas del estado. Se nos ha planteado que lo instituyente o constituyente siempre son favorables, benéficos, revolucionarios, alternativos, y que lo instituido es desfavorable, maligno, contrarrevolucionario, conservador y fijo. La historia enseña: las revoluciones socialistas se hacen gobierno y los burócratas hacen de las suyas. Al despotismo burgués le sigue el despotismo de las castas de administradores del aparato del poder. El determinismo socialista y el determinismo liberal coinciden, la sociedad es producto de la historia o viceversa. La creación y destrucción social son fatalidades y los seres humanos hacedores pasivos del devenir que ocurrirá indefectiblemente. Ante el acontecimiento inefable, los individuos deben someterse o sacrificarse. Todo esto es contrario al pensamiento (pensador) comunista libre, a quien le importa un pepino defender o violentar las leyes de la historia si se trata de afirmar la libertad y la vida de la gente

Los mundos y sus formas sociales son efecto de la capacidad que tienen los colectivos humanos para hacer surgir esquemas, con o sin leyes. La historia también demuestra que ensayos y experimentos dan lugar a sociedades dulces o bárbaras de entornos democráticos y revolucionarios. Los  escenarios son impredecibles: producen satisfacción o delirio, sacrificio o martirio, y todo a nombre de la historia. No son las leyes, son los hombres (y no lo saben) los creadores  del destino. ¿Acaso existen leyes, en la naturaleza, la sociedad y el pensamiento? ¿Son obras divinas o quién las creo?

Pero subyace el pensamiento libertario con su utopía comunista gestando una realidad al margen del poder político o económico que será posible solo en libertad, donde a más de la justicia el individuo no tendrá crecimiento vegetativo y será un sujeto social solidario con razones, pensamientos, afectos, sentimientos, deseos, palabras, actos, fantasías y  sueños (fin de la alienación según  Marx, sin cadenas de ilusión para Eric Fromm)

El marxismo para resarcirse de los malos tiempos, no hará de la historia el mero conjunto de fuerzas productivas, ni hará de la economía la fuente de toda explicación o proyecto, se refundará con más democracia y más libertad, impulsado el desarrollo feliz, con más energía y convicción desde la conciencia y la creación. La clase obrera, como lo decía Marx, trabajará para extinguirse como clase y el individuo será un  producto social pero también un productor social magnifico y sobresaliente, nunca más invisibilizado ni ausente.

 

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