Los tumores malignos tienen significancia clínica, epidemiológica y por sus características sociales afectan económica y afectivamente a la familia.
También, cuestionan la gestión sanitaria del Estado por sus consecuencias dramáticas para el enfermo y su entorno porque los más pobres, al igual que en toda morbilidad, son los más afectados.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estimó que en Ecuador hay una incidencia de cáncer de 162 casos por 100.000 habitantes, cifra por encima de países como Perú que registra 140.9 o Venezuela con 146. 9.
Las mujeres presentan con mayor frecuencia el cáncer de mama con 34.7 casos por cada 100.000 mujeres, a este le sigue el cáncer de cuello uterino y la tiroides. Mientras que para los hombres, el cáncer de próstata es el más frecuente con una incidencia de 37.8 casos por cada 100.000 hombres, seguido por el cáncer de estómago, colorrectal y de pulmón.
El cáncer de estómago ocupa el cuarto lugar entre mujeres y el segundo en hombres. La mayor parte de muertes por este tipo de cáncer en el país se producen por malignidades en la región estomacal. También, la mortalidad por cáncer colorrectal y el de mama se ha incrementado.
Alrededor del 80% de pacientes con tumores llegan a la consulta en estadios avanzados y sus tratamientos se dificultan generando mayor costo y bajo rendimiento que repercute de forma negativa en el mundo laboral y en la vida personal de los pacientes y sus familias. Esta situación se agrava más porque la terapia oncológica no existe, ni tampoco las acciones de control o soporte a tratamientos especializados en el país.
Para asumir modificaciones en el modelo de gestión es imperativo evaluar las nuevas tecnologías que se ofertan y sus demoras. En el caso ecuatoriano, las evaluaciones costo efectivas de los tratamientos de tumores es incipiente y el Estado asume solo colateralmente el peso de la enfermedad siendo la Sociedad de Lucha Contra el Cáncer (Solca), la institución que rectoriza el tema a nivel nacional. Así, las políticas públicas de prevención y diagnóstico precoz son de bajo impacto.
La prevención frente a las adicciones a tabaco, alcohol, malos hábitos alimenticios u otras tendientes a afectar conductas sexuales de riesgo, exposición a agentes cancerígenos físicos y químicos podría conducir a una reducción de prevalencia y mortalidad, pero son estrategias solo complementarias.
El diagnóstico temprano seguido de un tratamiento inmediato permitiría curar, en promedio, algo más del 50% de los casos de cáncer en general. Este porcentaje puede llegar a ser mayor en algunas neoplasias. Por ejemplo, en el cáncer de cérvix en estadios iniciales el porcentaje de curación se aproxima al 100% y en el cáncer de mama temprano, es mayor al 95%. Estos dos cánceres son las más frecuentes en nuestro medio en las mujeres contribuyendo con más del 50% de la incidencia total de cáncer en ambos sexos.
El cáncer en la naturaleza del mercado sanitario
El tema de la relación cáncer-mercado tiene significancia estadística financiera y política que se cuenta por miles y millones de dólares en la inversión y resolución parcial del problema. Las morbilidades oncológicas han pasado a ser elementos claves del mercado sanitario dado el crecimiento potencial demográfico por el envejecimiento de la población.
Durante la última década, la industria de nuevos medicamentos oncológicos se ha expandido en más de un 60%. IMS Health calcula que el mercado global alcanza los 132.000 millones de euros y los EE.UU están a la cabeza con un 42%, seguido de los cinco principales mercados europeos: Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia y España
En Europa el coste medio por paciente en casos con diagnóstico in situ fue de 6573 € y este aumentó en estadios más avanzados y llegó a los 36.894 € en la fase III. Los principales componentes del coste fueron la cirugía-hospitalización con un 59,2% y la quimioterapia con 19,4%. En fases más avanzadas, el peso de la cirugía-hospitalización es menor, mientras que el de la quimioterapia es más alta.
Un tratamiento oncológico mínimo supera los 20.000 euros, mientras que las últimas terapias génicas lo elevan a 400.000 euros por paciente. Los expertos aseguran que se trata una revolucionaria forma de combatir el cáncer de manera personalizada. A cada paciente se le extraen las células que son modificadas en laboratorios para inducirles un gen capaz de actuar contra las malignas.
Dos grandes multinacionales, la suiza Novartis y la estadounidense Gilead presentan tasas de curaciones superiores al 80%, con un fármaco denominado Kymriah y otro llamado Yescata. Los nuevos tratamientos han sido aprobados por la FDA (Agencia Competente en EEUU), con un precio de 400.000 y 315.000 euros, respectivamente. La industria de fármaco oncología ha solicitado que la Agencia Europea del Medicamento (EMA) les de su aval.
El negocio de la innovación no cuenta en sus proyecciones con las miserias del tercer mundo y las negociaciones llegan a la administración de Donal Trump, quien declaró que no soporta la financiación total como en Europa, sino que corre en buena parte bajo la responsabilidad de las aseguradoras privadas.
En España, en el último año, se gastaron 2.000 millones en terapias oncológicas, el 12% del gasto farmacéutico total. Pero su condición es deficitaria respecto a otras inversiones primer mundistas pues para estar al día y no perder el tren de la innovación la sanidad española debería destinar al menos otros 1.000 millones más al año hasta el 2020.
Algunos expertos denuncian que actualmente existe una auténtica burbuja de medicamentos oncológicos y otros, señalan que muchos han sido insertados en el mercado sin demostrar grandes mejoras.
En los últimos cinco años se han lanzado al mercado 75 nuevos productos oncológicos para tratar 22 tipos de diferentes tumores. La actividad investigadora es tan gigantesca que ocupa a 500 laboratorios, sólo en los casos de cáncer de pulmón y melanoma hay en marcha 130 ensayos clínicos, última fase para darles luz verde.
¿Existe una oncoplutocracia?
Hasta en el mundo desarrollado el acceso a las nuevas terapias es restringido. Sólo Estados Unidos, Alemania, Reino Unido, Francia y Canadá garantizan el acceso a la mitad de los nuevos 50 fármacos lanzados y muchos menos los financian. Los elevados precios de medicamentos oncológicos dejan por los suelos a los destinados a combatir otras patologías en incremento, lo que nos hace reflexionar ¿qué pasa con los países pobres? La oncología apuesta a los ricos.
Las desigualdades económicas son inversamente proporcionales con las tasas de inversión y ganancia, estas no reparan en medir las tasas globales de supervivencia de los pacientes con cáncer. En Europa, del 27% de los pacientes diagnosticados con cáncer en 2017, unas 25.000 personas están en riesgo de exclusión social por el impacto económico. Esto a pesar de las coberturas democráticas del sistema público de salud y de la mayor capacidad de pago de bolsillo de la población. Los fármacos de la oncología no mira a los pobres
El estudio ‘Concord-3’2000-2014 realizado a nivel mundial en 40 millones de casos de 70 países sobre supervivencia al cáncer entre países “pobres” y “ricos” establece las diferencias en el acceso a terapias de tratamiento o curación del cáncer dependiendo del país de residencia o, incluso, de la etnia o color de la piel. El estudio da lugar al término “oncoplutocracia” que es la dominación del dinero en la lucha contra el cáncer.
La supervivencia a 5 años del diagnóstico se considera el indicador básico internacional para medir los resultados asistenciales, son una llamada de atención a las políticas de control de la enfermedad. Para llegar al indicador de supervivencia el gasto es superlativo y discriminante, un fracaso terapéutico con daño social agregado
En investigaciones actuales de enfermedades neoplásicas se sostiene que el cáncer tiene un espectro de ‘200 enfermedades diferentes’, situación difícil para asumir una comprensión racional del tumor en su variabilidad clínica. Aspirar a prevenirla como a tratarla adecuadamente una vez se haya manifestado, es ya una complejidad diagnóstica y terapéutica, pero al mismo tiempo, es una oportunidad para la industria
El cáncer ‘paradigma emergente’, es una tragedia para quienes lo padecen, un desafío investigativo y un menú de opciones para la inversión farmacéutica y diagnostica. Atrás una superestructura ideológica que pone a toda la sociedad en sospecha, aun a los que están sanos porque todo ciudadano debe sentirse en condición preclínica y merecer un diagnóstico. Los sistemas de salud actuaran como el Gran Hermano que todo lo controla, para nuestro bien.
La era de la quimioterapia: única y monopólica empieza a ser cuestionada no solo desde la empírea sino desde estudios epidemiológicos que miran con prudencia el tratamiento sistémico que involucra todo el cuerpo para llegar hasta las células del citotóxica. Terapia que deja al paso eventos adversos y daños colaterales, las quimio son tóxicos de efectividad selectiva. Cierto, abunda la charlatanería y las buenas expectativas de fuente fito terapéutica quedan en deuda por falta de investigación, pero esto no valida esquemas costo efectivos en déficit y con prácticas de exclusión
La “medicalización de la vida” posiciona el imaginario de la enfermedad y no de la salud, en las enfermedades oncológicas se pone más en evidencia. Para el cambio, la atención a tumores deberá presionar desde la demanda social a coberturas universales e investigaciones solidarias que conjuntamente con estilos saludables de vida, serán menos subsidiarias a esquemas terapéuticos inspirados en la industria diagnostica y fármaco oncológica
Los médicos y salubristas deben actuar como intelectuales orgánicos y no como ejército de reserva especializado para la industria, el mundo farmacéutico y el estado curador y no deben asumir conductas plañideras más gremialistas que científicas
La prestación limitada de servicios oncológicos se contradice con la expansión del mercado de fármacos y medios diagnósticos, sembrando una realidad donde hay más fármacos, más enfermos y más fracasos terapéuticos.
NOTAS
- ALVAREZ B., BACUÑANA E. et. al. Protocolo Cáncer de Mama: Prevención, diagnóstico, tratamiento y seguimiento. Hospital Universitario Reina Sofía.
- Beahrs OH, Henson DE, Hutter RVP, Kenedy BJ, eds. American JointCommittee on Cancer, 4ta. Ed. Philadelphia, Pa:JB Lippincott Co; 1992.2. Black HS, Chan JT: Experimental ultraviolet light carcinogenesis.Photochem Photobiol. 1977; 29: 183-199.3. BERKOW, Robert.
- MANUAL DE MERCK, Océano grupoeditorial.Novena edición. España 1992.4. Daniel RK: Toward na anatomical and hemodynamic classification of skinflaps. Plast
- https://bit.ly/PCKgT3
- https://bit.ly/2I324q0
- https://bit.ly/2rwCSx0
- https://bit.ly/1fucaJE
- https://bit.ly/2I6d5T7
Leer más: https://bit.ly/2rxJvyU
Buenas tardes, todas vuestra entregas, al pasarlas a fasebook, se muestran sin titulares, ya han sido pasadas a vuestra página de fasebook, desde fasebook…y quedo mal yo… ________________________________
Muy bien Tomás por ese enfoque que contribuye a la comprensión del cáncer y su contexto social y ecnómico, más allá de la simplista y sui generis visión “cuántica” del presidente Moreno. Sólo una observación, respecto de los “estilos de vida saludables” (a los que alude también Moreno), en realidad la posibilidad de que los individuos asumamos decisiones saludables, son pocas, pues la determinación social en la salud es muy importante. Nosotros como individuos no, pero las grandes corporaciones si (tabacaleras, industria de alcohol, industria de alimentos y bebidas procesados, industria de medicamentos, de tecnologías médicas, etc.) son las que deciden sobre nuestros consumos y poco hemos hecho para enfrentarlas.
Gracias Hugo, lo que si fastidia es el gremialismo que en un formato parecido a la UNE defiende desde lo general una supuesta pulcritud inexistente de los profesionales que hace rato sucumbio al mercado sanitario y es subsidirio a los negocios transnacionales