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jueves, noviembre 21, 2024

Elisa Loncón Antileo: una esperanza para Chile y Latinoamérica

Por Adriana Rodríguez Caguana*

En estos días celebramos con alegría que Elisa Loncón Antileo, mujer mapuche, académica y activista, sea elegida como presidenta de la Convención Constitucional. Ella liderará el cambio de la vieja Constitución de la dictadura militar hacia un nuevo pacto político, que lleva los colores de la interculturalidad. Más allá de lo institucional, esta elección significa un avance simbólico hacia el antirracismo, tan necesario en un país que vivió una de las dictaduras más cruentas de la región Latinoamericana.

En Chile, las brechas de desigualdad son alarmantes, especialmente en el campo de la educación. Según las cifras del Casen, la pobreza alcanza un 14,5% en los pueblos originarios de Chile y la pobreza multidimensional aumenta al 30.2%,  frente a un 19,7% de la población no indígena. Esta brecha se ha ido profundizando con la pandemia. El derecho a la educación ha sido uno de los más afectados, por la falta de acceso universal al internet.

A escala regional, según la Cepal, solo el 14% de la población rural de la región tiene acceso a algún tipo de conexión.  Durante la pandemia, la política educativa ha excluido a las poblaciones que no tienen el servicio, especialmente a la rural. Es en este contexto, que una educadora intercultural bilingüe será quien lidere el proceso de la Nueva Constitución en Chile y es una muestra de la sabiduría de los pueblos.

Elisa es una reconocida educadora, docente de la Universidad de Santiago (Usach), que es la sucesora de la Universidad Técnica del Estado, en donde también fue docente el inolvidable Víctor Jara, detenido, torturado y asesinado por la dictadura de Pinochet. Pertenece a la comunidad mapuche de Lefweluan, Región de la Araucanía. Su familia fue perseguida, especialmente su abuelo Ricardo Antileo, quien fue detenido por dirigir la recuperación de tierras. Hay que recordar que el pueblo Mapuche resistió ferozmente al régimen militar, que además de perseguir a las organizaciones, promovió una ley en 1979 para “terminar de una vez y por todas con el problema indígena”, a través de titulaciones individuales de propiedad para romper las comunidades.

En Ecuador tuvimos la suerte de tener a Elisa, quien nos visitó en el año 2016 en el marco del I Taller Internacional sobre Buenas Prácticas de Educación Intercultural Bilingüe. Pudimos escuchar su ponencia sobre la formación docente en Chile, las luchas académicas y políticas que se dieron en torno a la enseñanza del mapudungún. Las lenguas indígenas siempre han tenido que persistir en demandas y acciones dentro de la academia que sigue guardando vestigios coloniales.

Además, la presidenta de la Convención se define como feminista anticolonial, y no es para extrañarnos, lleva en sus espaldas la historia de resistencia de las mujeres originarias del continente que ha sido de dolor y lucha.

En la obra conmovedora de Gioconda Belli (1990) “La mujer habitada” se narra la historia de las mujeres indígenas de Tegucigalpa que decidieron no tener relaciones sexuales con sus esposos indios para impedir la procreación de hijos legítimos que fueran luego esclavizados por los invasores. Historias como esta, las escuchamos en cada pueblo originario del Abya Yala y es que el capitalismo moderno, heteropatriarcal y colonial, se ensaña contra las mujeres rebeldes, las de color cobrizo. La violación sexual, usada como arma de guerra colonial para someter la rebeldía y humillar a las comunidades, solo logró que las organizaciones de mujeres en las comunas tengan más fuerza. Actualmente las mujeres docentes de las comunidades ejercen liderazgo político y procesos de revitalización cultural, y se autoproclaman como “Las guardianas de la cultura y de la lengua”. Y es que las luchas por las identidades son siempre políticas. El feminismo subalterno tiene entre  sus  objetivos  reconstruir  la  historia  y  analizar  el  lugar de la resistencia de las mujeres en los diversos capítulos de la re-sistencia y re-existencia que poco o nada se conoce. Ahora Elisa cambia esta historia, el mundo entero la observa con admiración y esperanza.

La historia de las resistencias tiene sus recompensas. En medio de una de las mayores crisis civilizatorias de nuestra época con la pandemia, América Latina vuelve con sus oprimidos y oprimidas a dar luces de cambio. La promesa occidental civilizatoria ya no es bien recibida y se empieza a promover otros escenarios políticos: Chile lo demuestran diciendo adiós a la dictadura. Se demuestra entonces que el Estado plurinacional e intercultural sigue siendo un proyecto político que puede promover la emancipación o al menos democratizar las instituciones del Estado en sociedades que persisten en el autoritarismo-racista.

“ELISA se define como feminista anticolonial, y no es para extrañarnos, lleva en sus espaldas la historia de resistencia de las mujeres originarias del continente que ha sido de dolor y lucha”.


*Adriana Rodríguez Caguana, doctora en Derecho Internacional y magíster en Derechos Humanos por la Universidad Nacional de La Plata. Docente-Investigadora de la UASB, sede Ecuador. Investigadora en derechos humanos de pueblos indígenas y derechos de la naturaleza. 

Fotografía: Facebook/ElisaLoncon

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