Por Campaña Al Grano
Mayo 04 de 2017
Diferentes son los escenarios históricos en los que se han librado las disputas por el sentido de la agricultura en el Ecuador y América Latina.
Actualmente, una nueva disputa enfrenta a las organizaciones indígenas, campesinas, pueblos y nacionalidades frente a los capitales transnacionales y los estados neoliberales y “progresistas” en la lucha por la definición de la propiedad y administración de la vida. Las nuevas leyes de semillas que se han desplegado sobre los Estados, en coalición con el capital, representan una amenaza para la soberanía alimentaria.
Hoy jueves 4 de mayo tendrá lugar el segundo debate sobre el proyecto de Ley Orgánica de Agrobiodiversidad, Semillas y Fomento de la Agricultura Sustentable, en la Asamblea Nacional. La Campaña Al Grano ha estado conversando con diversos actores de la Soberanía Alimentaria y, en esta ocasión, entrevistamos a José Buñay, Presidente de la COPISA (Conferencia Plurinacional e Intercultural de Soberanía Alimentaria).
¿Cómo surge la COPISA?
Para la Conferencia Plurinacional e Intercultural de Soberanía Alimentaria es un placer conversar y dialogar con los actores propios de la Soberanía Alimentaria. En ese sentido, la COPISA nace de la propuesta, desde la lucha histórica de las organizaciones en torno al acceso a la tierra, al agua, a las semillas, créditos y otros factores de la producción que debe tener un campesino para producir los alimentos. Nace de la necesidad de tener presencia en los espacios públicos para formular políticas públicas y por la participación que han de tener los actores propios de la soberanía alimentaria.
¿Bajo qué marco normativo se crea la COPISA y cuáles son sus objetivos?
Por la demanda de nuestras organizaciones y de los sectores que aglutinan la COPISA, se creó la Ley Orgánica del Régimen de Soberanía Alimentaria en 2009. Tomó el sentido institucional de una entidad pública con la característica especial de articular, por un lado, a las organizaciones de la sociedad civil; y por otro lado, al Estado.
El Estado, ante una política pública o una ley debe contar con la participación de la sociedad civil. Hablamos de una participación real. La COPISA se crea para generar esta participación y para que se analicen, se discutan y se formulen propuestas. En otros casos, se formulan sugerencias, observaciones a los proyectos de leyes que se debaten en la Asamblea Nacional y las políticas públicas que se discuten en el ejecutivo a través de los ministerios.
¿Cuáles han sido las propuestas de ley conexas a la Soberanía Alimentaria formuladas por la COPISA?
Con el objetivo de generar un análisis para la discusión, se construyeron nueve propuestas de ley conexas a la Soberanía Alimentaria. Entre ellas tenemos la Ley de Tierras, la Ley de Semillas, la Ley de Sanidad Animal y Vegetal, la Ley de Pesca y la Ley de Fomento a la Agrobiodiversidad. En la LORSA (Ley Orgánica del Régimen de Soberanía Alimentaria) se les otorgan otras acciones a la COPISA, como es la formulación de las políticas públicas y la coordinación del SISAN (Sistema de Indicadores para la Soberanía Alimentaria y Nutricional).
¿Cómo transcurrió el debate inicial en relación a la propuesta de Ley de Semillas de la COPISA presentada en 2012?
Inicialmente, la propuesta de la Ley de Agrobiodiversidad, Semillas y Fomento Agroecológico, desde la COPISA y con amplia participación de organizaciones, se elaboró gracias a las propuestas de los sectores campesinos. Se trató de una propuesta de la agricultura familiar campesina y comunitaria donde se establecía que la semilla campesina, nativa y ancestral, debe ser protegida y cuidada en manos de nuestros campesinos, de nuestros productores. El Estado debe dar mayor apoyo a los sectores campesinos. En la propuesta inicial se planteó: la conservación, el cuidado y la preservación de las semillas campesinas, nativas y ancestrales.
Cuéntenos sobre las características del proyecto de Ley Orgánica de Agrobiodiversidad, Semillas y fomento de la Agricultura Sustentable que está en debate en la Asamblea Nacional.
En el proyecto de ley que se va configurando en la Asamblea Nacional, se ha dado mayor fuerza a las empresas privadas de producción y comercialización de las semillas. En ese sentido, nuestros campesinos, nuestras organizaciones, han dicho que es una amenaza para las semillas campesinas. Es peligroso porque, históricamente, la vida de nuestros campesinos, la vida de nuestros pueblos, radican en la conservación de los territorios, en la protección de las semillas.
¿Cuáles son las propuestas planteadas recientemente por las organizaciones producto de su debate en torno a la Ley de Semillas?
El debate que hemos generado desde las organizaciones, ha manifestado los siete puntos irrenunciables que garanticen las semillas de los campesinos:
- Reconocer a las semillas ancestrales y campesinas como patrimonio de los pueblos al servicio de la humanidad.
- Incentivar y fomentar la agricultura orgánica y la agroecológica. Todos sabemos que la agricultura del futuro es la agroecología porque implica la conservación de los recursos naturales, la producción limpia, sana, cuidando de los recursos naturales sin alterar a través de los factores químicos a nuestra naturaleza, nuestra madre tierra.
- Fomentar el uso de las semillas ancestrales y campesinas en defensa de la Soberanía Alimentaria. El Estado debe promover el uso de nuestras propias semillas ancestrales, nuestras propias semillas nativas.
- Garantizar el libre flujo e intercambio de semillas ancestrales y campesinas y que, por ningún motivo, debe ser convertido en una práctica ilegal.
- Proteger las semillas ancestrales y campesinas y la agrobiodiversidad para garantizar la alimentación sana y segura.
- Cumplir con el mandato constitucional que establece que el Ecuador es un país libre de cultivos y semillas transgénicas.
- Por último, está fomentar la investigación participativa, formación y educación en el diálogo de saberes porque nuestros pueblos milenarios han venido sobreviviendo a través de la sabiduría y conocimiento ancestral.
A modo de conclusión, ¿cree que hace falta una nueva ley?
No hace falta una nueva ley porque la normativa que está vigente recoge mejores elementos que el proyecto de ley que abre la posibilidad a las empresas privadas a producir, comercializar y obtener ventajas económicas. Este aspecto no es viable para una agricultura familiar, campesina y comunitaria ni para la soberanía alimentaria.
Una soberanía alimentaria donde la producción de alimentos no debe depender de los factores externos y donde la mano de obra provenga de los sectores campesinos; donde la mujer juegue un rol muy importante en la producción de los alimentos; donde la sabiduría ancestral sea prioritaria; y donde las semillas campesinas sea lo más importante.
La normativa vigente recoge todos estos elementos en favor de la semilla campesina.