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FORO URBANO MUNDIAL: UN FORO DE DUDAS Y REPETICIONES. Por Equipo Desdeabajo.

Miércoles, 23 de Abril de 2014 09:46


 
 
Un Foro de dudas y repeticiones

 

Entre el 5-11 de abril se llevó a cabo en Medellín el Foro Urbano Mundial, según sus organizadores, “[…] el mayor encuentro de Naciones Unidas sobre el desarrollo urbano sostenible y la planificación de las ciudades”.

El Foro aparece en la agenda mundial producto de la preocupación de los grandes poderes mundiales por el incremento de las desigualdades en el mundo pero, sobre todo, por los alzamientos sociales que estas puedan propiciar. La concentración cada vez más notable de población en núcleos urbanos y su impacto en lo político, medio ambiente, economía, seguridad, desarrollo sostenible, también son parte constitutiva de estas preocupaciones.

El evento, que según los mismos organizadores es un espacio abierto, no incluyó dentro de su agenda los debates que más preocupan a las organizaciones sociales, entre ellas de viviendistas y ambientalistas, por lo cual tomó forma en la misma ciudad, de manera paralela, un Foro alternativo que sirvió como espacio para que infinidad de organizaciones populares debatieran, diagnosticaran y levantaran alternativas ante realidades cruciales que afectan a la mayoría de quienes habitan los núcleos urbanos. Este espacio sesionó de manera alterna entre las sedes de las universidades de Antioquia y Nacional.

Al mismo tiempo, y por espacio de tres noches, tomó cuerpo una agenda académica organizada por la universidad Nacional, en la cual se compartieron visiones sobre metodologías para la investigación urbana, así como experiencias de ocupación territorial.

El mercado

El Foro oficial sesionó en las instalaciones de Plaza Mayor, el centro de convenciones con que cuenta la ciudad. Un común denominador sobre este espacio es que parecía que allí tuviera lugar un evento cualquiera, pues la oferta de mercancías y servicios de todo tipo era la regla general.

Llamó la atención, de igual manera, que muchas de las sesiones o debates programados estuvieran a cargo de empresas privadas. Sin duda, y en contraste con el llamado a la equidad, el Foro parecía un espacio adecuado para comerciantes del más diverso pelambre, los cuales, sin duda estarían preocupados por obtener ganancias de cada metro cuadrado de la ciudad y no por diseñar e implementar medidas para posibilitar que la ciudad sea, de verdad, un espacio incluyente, donde todo aquella persona que la habite puede acceder a justicia plena y vida digna.

De esta manera, y más allá de lo que proclame, Naciones Unidas facilita una vez más espacios para que aquellos que impusieron el modelo neoliberal, por el cual entre 1980 y 2012 la desigualdad social creció como nunca antes en todo el mundo, prosigan en la acumulación de riqueza a expensas de la exclusión de las mayorías sociales.

Como puede pensarse, del Foro oficial no surgió la pregunta por el modelo de ciudad imperante, ni el cuestionamiento por los sistemas de transporte, vivienda, salud, educación, crisis del agua, etcétera, implementados e imperante en gran parte del mundo y en nuestro país en particular. Ni siquiera el tema de la equidad podía ser abordado de manera integral ya que el factor redistribución de la riqueza, como el de la propiedad de los medios de producción, no está dentro de su agenda. Por lo tanto, las medidas adoptadas por sus voceros no irán más allá de implementar y garantizar la redistribución de subsidios de manera más amplia, es decir, tratar que la pobreza no se note tanto en los hogares, cuyas viviendas –de interés social o prioritario– seguirán construidas en dimensiones de 30 metros cuadrados o un poco más. Es decir, en el mismo espacio que puede tener el baño o la habitación de una persona en una casa habitada por uno de los funcionarios de élite de las Naciones Unidas o la casa de uno de los empresarios que disertó sobre equidad en este evento.

En el Foro alterno, más allá de los deseos, tampoco se alcanzó a abordar con todo rigor estas problemáticas; de manera lamentable la construcción de alternativas no logra superar los lugares comunes, lo que impide que la cuestión urbana, de verdad, quede constituida en agenda central de todos los movimientos sociales citadinos.

Una pregunta, y una respuesta, sobre el actual modelo de ciudad, debió llevar a los movimientos sociales a considerar la necesidad de desconcentrar núcleos urbanos deformados, como Bogotá. Abrir un debate nacional sobre la necesidad de construir nuevas ciudades, en las cuales barrio e industria, lugar de vivienda y de trabajo, estén integrados de manera armoniosa y, por tanto, donde el transporte no termine siendo –como hasta ahora– el factor determinante en el diseño del tejido de la ciudad. Un proyecto que ahonde el país de ciudades que tenemos, y que evite que núcleos como Medellín, Cali, Barranquilla, prosigan la ruta de Bogotá, es una necesidad imperiosa.

Otras preguntas, por ejemplo sobre medio ambiente, y con éste producción y naturaleza, alimentación y territorio, trabajo e ingresos, hábitat –y en él vivienda digna y espacio público–, agua y espacio, debieron recibir, además del diagnóstico, alternativas concretas, abriendo al mismo tiempo mecanismos para implementar experiencias comunes de otra vida dentro de los espacios ahora controlados por la lógica reproductiva del capital.

Aunque aún faltan diagnósticos más precisos y alternativas más concretas, en el espacio alternativo ganó fuerza la denuncia y la coordinación para luchar contra los desalojos y las imposiciones del sistema financiero, reclamando del Estado una presencia real en estos órdenes.

Al final el Foro, en cualquiera de sus dos versiones, dejó abierta la preocupación de los movimientos sociales por el modelo de ciudad por construir. El reto está a la orden del día, para que sean de verdad las “ciudades por la vida”.

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