Ayer 30 de enero la AEDEP (asociación ecuatoriana de editores de periódico) hizo la entrega del premio Juan Montalvo a las libertades a la Hermana Elsi Monge. Quiero aprovechar esta oportunidad, disculpándome por no haberlo hecho antes, para públicamente agradecer a Elsi Monge por, como dijo alguien en las intervenciones de ayer, existir. Simplemente por existir, pues a seres humanos que encarnan, como Elsi, la generosidad humana en su significación más pura hay que agradecerles por existir. Elsi, más que hermana, ha sido una madre compañera que ha ofrendado su vida a los otros y otras que hemos necesitado que nos acojan, nos hospeden y nos den fuerza para enfrentar la violencia de los poderes, tanto en sus diversos rostros de dominación, cuanto en su distintas épocas de ejecución.
Quiero también, en esta ocasión, interpelar a todos y todas los y las que no acompañaron a Elsi en este justo homenaje pudiendo hacerlo, en particular a aquellos que directamente fuimos acogidos por Elsi en la época del gobierno socialcristiano de Febres Cordero.
Creo que de las miserias humanas es la ingratitud indigna la que más humilla la humanidad de lo humano. Aunque se sabe que el poder de dominación es brutal e inhumano, también quiero aprovechar para expresar mi total rechazo e indignación con las declaraciones gubernamentales que han agredido a Elsi Monge por haber cometido el “crimen” de entregar y seguir entregando su vida a la defensa de los derechos humanos.
Por último solo decir GRACIAS ELSI, GRACIAS POR EXISTIR, GRACIAS POR ACOGERNOS, GRACIAS POR ENSEÑARNOS A LUCHAR.
Natalia Sierra