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“HAY QUE CREAR NUEVAS FORMAS DE PARTICIPACIÓN DIRECTA” Entrevista a Tarso Genro

 

Joseba Elola

El País www.elpais.com

11 Agosto 2013

Los ciudadanos de Río Grande del Sur no estaban contentos con las prestaciones sanitarias. Consideraban que había grandes carencias en la red asistencial de su Estado, de diez millones de habitantes, uno de los 26 que componen Brasil. Tuvieron la suerte de contar con un mecanismo de participación directa para expresarlo. El año pasado, el Gobierno regional les invitó a pronunciarse sobre las prioridades que debían seguir los presupuestos. Mediante Internet, votaron que se destinara un 12% de la recaudación a la sanidad, cuando hasta entonces solo se asignaba un 5,7%. Y así ha sido en 2013.
 
Tarso Genro esboza una sonrisa de satisfacción al contarlo. El exministro de Justicia y de Educación de Lula, de paso por Lisboa para unas jornadas sobre participación ciudadana, aparece con una insignia del PT, el Partido de los Trabajadores, prendida en la solapa. El político brasileño, de 66 años, es el gobernador de Río Grande del Sur desde 2011 y toda una referencia mundial para los que abogan por la tecnopolítica, por la participación de los ciudadanos en las decisiones mediante tecnologías digitales. Su compromiso con la voz de la ciudadanía arrancó en 1990, cuando era vicealcalde de Porto Alegre. Fue en aquel año cuando puso en marcha los presupuestos participativos, mediante los cuales el ciudadano empezó a influir en la decisión de qué calle se asfaltaba o en cuál hacían falta más farolas.
 
Pregunta. ¿Considera usted que la democracia participativa será capaz de frenar la creciente desafección hacia la clase política?

Los ciudadanos de Río Grande del Sur no estaban contentos con las prestaciones sanitarias. Consideraban que había grandes carencias en la red asistencial de su Estado, de diez millones de habitantes, uno de los 26 que componen Brasil. Tuvieron la suerte de contar con un mecanismo de participación directa para expresarlo. El año pasado, el Gobierno regional les invitó a pronunciarse sobre las prioridades que debían seguir los presupuestos. Mediante Internet, votaron que se destinara un 12% de la recaudación a la sanidad, cuando hasta entonces solo se asignaba un 5,7%. Y así ha sido en 2013.

Tarso Genro esboza una sonrisa de satisfacción al contarlo. El ex-ministro de Justicia y de Educación de Lula, de paso por Lisboa para unas jornadas sobre participación ciudadana, aparece con una insignia del PT, el Partido de los Trabajadores, prendida en la solapa. El político brasileño, de 66 años, es el gobernador de Río Grande del Sur desde 2011 y toda una referencia mundial para los que abogan por la tecnopolítica, por la participación de los ciudadanos en las decisiones mediante tecnologías digitales. Su compromiso con la voz de la ciudadanía arrancó en 1990, cuando era vicealcalde de Porto Alegre. Fue en aquel año cuando puso en marcha los presupuestos participativos, mediante los cuales el ciudadano empezó a influir en la decisión de qué calle se asfaltaba o en cuál hacían falta más farolas.

 Pregunta. ¿Considera usted que la democracia participativa será capaz de frenar la creciente desafección hacia la clase política?

 Tarso Genro es un hombre de discurso apasionado. Despliega las manos mientras habla, quiere convencer. Sus gestos son los del que tiene claro que lo que dice es fruto del puro sentido común. Asume que las democracias parlamentarias también tienen “su lógica autoritaria y excluyente”. Y ahonda en su análisis: “La democracia representativa se fue vaciando hasta vaciarse del todo y generar un alejamiento completo entre Estado y sociedad. Y la izquierda no se preocupó de renovar en profundidad la democracia”.

Fue alcalde de Porto Alegre entre 1993 y 1997, y entre 2001 y 2002. Su apuesta por la democracia directa fue creciendo al ritmo de las tecnologías digitales. Este respetado verso suelto del PT brasileño, con 53.000 seguidores en Twitter, hace funcionar a pleno rendimiento su Gabinete digital, una herramienta que permite a los habitantes de Río Grande del Sur pronunciarse sobre prioridades políticas, controlar el ritmo al que van las obras, responder a las consultas que se le hacen o pedir cuentas directamente al gobernador a través de un portal.
 
P. Paralela a la desafección hacia la clase política discurre la corrupción, que afecta tanto al partido en el Gobierno en España como al de la oposición, como a su propio partido, el PT, en Brasil. ¿A qué atribuye la rampante corrupción que afecta a tantos responsables políticos?

R. Siempre va a haber corrupción, en mayor o menor medida. Pero la que vemos ahora en Estados y partidos es consecuencia de todas las políticas neoliberales que permitieron las desregulaciones, las privatizaciones y la captura del Estado por parte del capital financiero. Siempre ha habido corrupción en Estados democráticos, pero no con la extraordinaria dimensión de los últimos 30 años. Tras cada negocio que se hace con una privatización, aparece poco después el proceso de corrupción que estaba en su base.
 
P. ¿La corrupción se debe a los procesos de privatización?

R. Determinantemente, sí. La explosión de la corrupción se debe a las privatizaciones, a la privatización de los procesos políticos, y a la injerencia brutal del capital en la financiación de los partidos para mantener sus objetivos. De todos modos, hay que decir que no habrá jamás un Estado puro, ni ninguna comunidad pura.
 
P. El Estado del Bienestar que tantos años costó construir…

R. El Estado de bienestar fue producto de un contrato político entre capital y trabajo, que organizaron un sistema de protección. Pero este sistema no fue acompañado de políticas fiscales en el mundo desarrollado, de modo que la socialdemocracia tuvo que endeudarse para mantener las conquistas sociales. Debemos pensar en un nuevo contrato social que contemple un sistema de protección que combata desigualdades sociales.

P. Con la experiencia que usted tiene con las fórmulas de participación directa de los ciudadanos en la política, ¿qué le recomendaría a un gobernante que quisiera abrir este tipo de cauces?

R. Para el gobernante este tipo de fórmulas resulta agotadora porque tiene que participar directamente en ellas para que resulten fiables. Pero es algo que hay que hacer. Hay que combinar cámaras de concertación estratégica, participación presencial, participación digital y consejos regionales específicos, que es donde están las personas que conocen bien su región. Es fundamental prestar atención a los Consejos de Desarrollo Económico y Social, que son consejos que no deciden por mayoría, sino por convergencia, por concertación.
 
P. ¿Qué peligro hay de que los procesos de participación ciudadana que ustedes han puesto en marcha terminen siendo un simple instrumento de marketing político?
 
R. Es un peligro permanente. Procesos de esta naturaleza solo son durables y sostenibles en el tiempo si la ciudadanía se apropia de ellos. Son como cualquier otra conquista democrática: puede ser manipulada, puede ser bloqueada, o revalorizada. Ahí entra en juego el desafío de la imaginación, el desafío de la creatividad política. Y hay que contar con la creatividad política de la propia ciudadanía.

 P. ¿Hacia dónde camina el mundo en el que vivimos? ¿Es usted optimista o pesimista con respecto al futuro?

R. Confieso que, a mis 66 años, soy más pesimista que optimista. Pero creo que es posible construir salidas dentro de la democracia. Porque habrá una salida a la situación actual; podrá ser una salida autoritaria, o una quiebra del Estado democrático hacia una situación indeterminada. Tenemos un tercio de posibilidades de crear salidas para recomponer la democracia con nuevas formas de participación directa. Si no construimos caminos en esa dirección es posible que asistamos a explosiones y transformaciones económicas y sociales incontrolables, de las que se apropiarán algunas formas de autoritarismo.

 

 

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