De la doctrina Monroe a la diplomacia del palo y la zanahoria.
Desarrollar un ejercicio de aproximación a la situación de las economías latinoamericanas y en particular a la de nuestro país, supone ubicar la problemática en el contexto de la estrategia seguida por las economías centrales, especialmente EEUU y su gobierno de turno, en el marco de sus políticas de supremacía en la región.
El propósito de este ensayo es el de identificar el carácter que tiene la diplomacia actual de EEUU en su manifiesta apetencia por afianzarse como potencia hegemónica, asegurar el control del mercado latinoamericano; y desterrar las posibilidades de retorno del progresismo político que, como movimiento contrahegemónico, si podría causar severos dolores de cabeza a la política imperial.
La aspiración hegemónica, que no es nueva, continúa una ruta histórica que nos recuerda el uso de los tradicionales procedimientos de la Doctrina Monroe, del Destino Manifiesto de O´Sullivan, de la política del Gran Garrote de T. Roosevelt, y que hoy, en el Siglo XXI, convergen hacia los caminos deliberadamente desplegados por Donald Trump, en su agridulce disputa económica y política con China y con Rusia, principalmente, aunque en el tablero geopolítico confluyen otras potencias y naciones que conforme a sus intereses mantienen bajos perfiles tácticos.
¿Cómo se manifiesta la ofensiva económica y política de EEUU? ¿Cuáles son las principales características de la situación económica de la potencia mundial? ¿De qué manera el comportamiento del hegemón refleja la intencionalidad geoestratégica de control y aislamiento de las economías subalternas? ¿Significa esta coyuntura, un desesperado esfuerzo por frenar el rango de influencia que han ido alcanzando potencias emergentes como China y Rusia en la región? ¿Hasta qué punto Cuba, Nicaragua, Bolivia y Venezuela provocan temor entre los halcones del Pentágono, de que pueda producirse una resurrección del progresismo, en un contexto en el que la mayoría de países latinoamericanos ha declinado a favor del imperio y de su política de expansión?
Estos y otros puntos son posibles de analizar, siempre y cuando en primer lugar, se examinen brevemente las condiciones actuales de la economía norteamericana, requisito importante para poder tener un acercamiento a las particularidades de la estrategia implementada y sus consecuencias en la profundización de la dependencia de nuestra región a los intereses de EEUU.
La situación actual de la economía norteamericana: contraste entre la versión oficial y un intento de versión crítica
B.1. Es conocido que el antónimo de crecimiento no es la estabilidad económica sino la recesión y esta es un fantasma que recorre incesantemente el mundo del capitalismo planetario y que ha llevado a la implementación de múltiples medidas para combatirla. Entre ellas se destaca el plan realizado por la Reserva Federal de los EEUU (FED) para inyectar 3.7 trillones de dólares adicionales a la economía con el objeto de sacarla de “cuidados intensivos a una unidad de recuperación” logrando con ello un espectacular operativo de salvataje de las instituciones financieras atrapadas en los efectos de la Gran Recesión del 2008.
En el cuadro siguiente se pueden apreciar los resultados de dicha intervención en una línea de tiempo desde el 2015, donde se comienza a sentir la recuperación:
Se observa que la principal diferencia entre las economías en desarrollo y las desarrolladas está en el ritmo de crecimiento. Las economías desarrolladas como EE.UU., Reino Unido, Japón, entre otras, consideran que un aumento alrededor del 2% del PIB anual, es aceptable y estaría acorde con sus expectativas de economías maduras.
En cambio, las economías en desarrollo como lo son los BRICS (Brasil, Rusia, India y China), se piensan en buen estado cuando crecen entre el 6 – 8% del PIB de forma anual.
Según la información del Cuadro 1, el crecimiento del PIB de EEUU en el período descrito ha sido positivo y con un comportamiento estable, aunque con tendencia a reducirse en 2020 y 2021. Si se lo mira en comparación con sus aliados más cercanos Reino Unido y Japón el crecimiento en 2019 será mayor en EEUU (2,3%) que la suma de sus dos aliados (2,1%), mientras que en 2020 y 2021 los datos PIB de Reino Unido y Japón juntos superan al de EEUU. El ritmo de actividad de la economía norteamericana comienza a frenarse respecto del dinamismo ostensible en los períodos 2017, 2018 y 2019.
EEUU, según la fuente consultada, espera un crecimiento del PIB de 2,3% para 2019 y 1,9% en 2020. Esta ralentización, pues en 2018 el crecimiento es de 3.0%, estaría originada en factores internos (fin de la reforma fiscal de Trump y el impacto retardado de las cuatro subidas de las tasas de interés determinadas por la FED en 2018) y externos (la guerra comercial que redundaría en una desaceleración global de la economía). La propia FED ha señalado que el ritmo de la actividad económica actual de los EEUU, como moderada en comparación con los períodos anteriores.
La interpretación que podría hacerse en torno a esta realidad está relacionada con los efectos de la guerra comercial que EEUU mantiene con China, también influyen las discrepancias y desencuentros que se han observado con Rusia, Unión Europea, Corea del Norte, México, Cuba, Venezuela e Irán, que han motivado la imposición de múltiples sanciones de todo tipo, que afectan sensiblemente el libre curso del comercio internacional.
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