05 de Abril 2016
El presente ensayo analiza la relación entre el Gobierno Nacional y los campesinos y pescadores artesanales que integran –a través de la CONFEUNASSC- el Seguro Social Campesino, usando como evidencia el VII Encuentro de Fortalecimiento de esta entidad, que se llevó a cabo en la parroquia de Cangahua el 14 de abril de 2015 y el discurso que ofreció para este evento el Presidente de la República, economista Rafael Correa.
Lo que intento describir son los distintos parámetros bajo los cuales el Presidente Correa construye una representación estereotipada de las Otredades.
Debo aclarar que este trabajo no tiene como finalidad caracterizar las prácticas clientelares del Gobierno Nacional, que a través de este tipo de eventos, suelen responder política y mediáticamente a las marchas de los movimientos y organizaciones sociales de izquierda.
Esta política parroquial se visibiliza en los distintos espacios de toma de decisiones, donde los derechos claudican ante el capricho y el ego de cuasi-líderes que intentan imponer como dogma de fe una enfermiza lealtad ideológica, propia de los Estados totalitarios.
Con el permiso de los lectores me permito hablar en primera persona para decir abierta y públicamente que no me sujeto ni me sujetaré a ese pernicioso dogma de fe. Considero que estos espacios y este tipo de esfuerzos son muestra de que las voces disidentes deben seguir faltándole el respeto al poder y a sus custodios. Este trabajo, a pesar de las consecuencias laborales, es muestra de ello…
La diferenciación y la construcción de verdad sobre la otredad política
El Encuentro de Fortalecimiento del Seguro Social Campesino que se realizó el 14 de abril de 2015 en Cangahua, Cayambe, formó parte de una estrategia gubernamental que tuvo cuatro objetivos: Primero, crear el escenario propicio para que el Presidente de la República desmienta cualquier intento de desaparición de este seguro especial con la aprobación de la Ley de Justicia Laboral que sustituyó (eliminó) el 40% para el pago de las pensiones jubilares.
Segundo, afirmar que la implementación de la Red Integral Pública de Salud no causaría la eliminación de –por lo menos- el 60% de los dispensarios del Seguro Social Campesino.
Aquí un extracto de su intervención:
La Red Pública Integral de Salud permite que los afiliados al Seguro Social Campesino se puedan atender en cualquier Unidad Médica del Sistema Nacional de Salud de manera digna y rápida. El IESS en coordinación con el MSP construirá unidades de salud estandarizadas. La primera etapa cuenta con 33 centros de atención médica que ya tienen presupuesto asignado. De esta manera, se invierte con responsabilidad los recursos de nuestros afiliados y sus familias. Aquí está invertido el tan satanizado gasto público (Correa 2015).
Tercero, responder a las movilizaciones previas de la FEUNASSC que tuvieron lugar en Quito el pasado 26 de marzo del 2015, donde asistieron aproximadamente 600 personas; y a la vez demostrar su capacidad de convocatoria al desarrollar una mayor concentración con afiliados y beneficiarios del Seguro Social Campesino.
Cuarto, ratificar y relegitimar al Presidente de la República y a sus funcionarios como “gente ‘buena’, ‘que ayuda’, ‘que se sacrifica’, con las que los detentadores de problemas tienen una relación personal, una relación que a veces es descripta como ‘amistad’, pero siempre expresada como valiosa y digna de ser mantenida” (Auyero 2001, 178).
Así lo dejó entrever el Mandatario:
Prohibido olvidar el abandono al que quisieron condenarnos en todos los niveles: además de las pésimas condiciones de atención, de maltrato, antes ni siquiera llegaban las medicinas a los centros médicos del Seguro Social Campesino; con la Revolución Ciudadana, la medicina está asegurada, solo en este año, existe un presupuesto de 10 millones de dólares para la compra de medicinas. ¡Esta Revolución sanitaria ya nos pone entre los mejores servicios de salud de Latinoamérica! Ustedes lo saben, son testigos de cómo se ha transformado el país, y han visto en cada cambio la alegría y la esperanza de los beneficiarios mientras los de siempre se quejan, se oponen a todo, y no se cansan de mentir. (Correa 2015).
De esta manera, tanto la credibilidad como la transparencia en la gestión de la política gubernamental se expresan a través de un lenguaje que responde a esquemas de pensamiento dicotómicos, donde las diferencias entre opuestos se convierten en elementos constitutivos para su significación y caracterización (Hall 2010, 432). Dicho de otra forma, se dota de significado y se conceptualiza sobre la Revolución Ciudadana al momento de establecer distinciones respecto a los Otros no revolucionarios. Es decir, la Revolución Ciudadana no es la partidocracia, no son los banqueros, no es la “izquierda infantil”.
Este maniqueísmo encubre la presencia de posibles verdades distintas a las que publicitan quienes ejercen la hegemonía del Estado. Al respecto, Andrevol (2004, 70) sostiene que “La verdad está construida sobre la base de la negación de otras verdades posibles. Mi identidad, mi yo, se construye también en función de todo lo que yo no soy, de todo aquello en lo que no me reconozco”.
En este sentido, hay que ir más allá del análisis del lenguaje como un sistema objetivo, tal como lo concibe Saussure; ya que este es un campo en disputa útil como mecanismo de poder en la producción de verdad. Según Foucault (2001, 34), “estamos sometidos a la producción de la verdad desde el poder y no podemos ejercitar el poder más que a través de la producción de la verdad”.
En el extracto de la intervención del Presidente Correa en el VII Encuentro del Seguro Social Campesino, se puede evidenciar: Primero, la negación rotunda a la existencia de otras verdades y relatos que intenten constituirse como tal; esto implica la adjudicación de una verdad absoluta y totalizante en el seno del poder Estatal transfigurado en la palabra del Primer Mandatario. Segundo, la producción de la verdad gubernamental está ligada a valores sociales como el trabajo, la eficiencia y la entrega al pueblo; frente a la puesta en escena de antivalores como la desidia, la ineficiencia y la mentira, los mismos que formarían parte de la praxis cotidiana de las otredades políticas de izquierda y derecha, homogenizadas en las narrativas oficiales.
Son estas otredades las que trastocan el horizonte de sentido del poder, porque para Correa no es sencillo lidiar con los Otros de izquierda y derecha distintos a él; tampoco tolera pensarse como una otredad más, ya que esto rompe con la hegemonía de su estado de soledad que reconoce únicamente como otredades a quienes mantienen una relación de subalternidad con el Estado y el Gobierno, aunque esto implique la pérdida de su autonomía.
Las palabras de Ociel Flores (1999), son apropiadas para describir este dilema que atraviesa el correísmo. “La otredad es para el hombre moderno un mal que se soporta con dolor: la conciencia moderna no acepta que su individualidad sea una realidad plural y que detrás del hombre que piensa se esconda otro que mantiene una vida “ilógica”, que sostiene a menudo lo que la razón reprueba”.
¿Cuál es el método que Correa utiliza frente a quienes irrumpen o intentan irrumpir con su estado de soledad en la hegemonía del poder? Simplemente la violencia verbal y el descrédito naturalizados en los discursos e intervenciones oficiales que niegan la existencia de cualquier tipo de otredad no subalterna.
Una mirada a la otredad subalterna del correísmo
En la intervención que realizó en Cangahua, el Primer Mandatario no solo visibilizó a la otredad política estereotipada con la que confronta en los espacios mediáticos de opinión pública; sino también a los ciudadanos de la periferia (indígenas y montubios que son campesinos y pescadores artesanales) como otredad subalterna y beneficiaria de las políticas públicas del Gobierno.
En el VII Encuentro del Seguro Social Campesino, Rafael Correa manifestó:
Recuerden, cuando llegamos al gobierno la pensión de jubilación en el Seguro Social Campesino era de apenas ¡tres dólares! ¡Eso recibían de jubilación los campesinos por toda una vida de trabajo! Esas pensiones, que siempre fueron paupérrimas, fueron pulverizadas por la dolarización creada por los banqueros que ahora quieren volver al poder. Ahora, con un aporte de apenas 2 dólares, la pensión jubilar es de casi 60 dólares (59,74) mensuales… El objetivo siempre es el mismo: el Buen Vivir, sobre todo para los más pobres, sobre todo para nuestros campesinos tanto tiempo olvidados por la partidocracia (Correa 2015).
Al respecto se puede mencionar: Primero, que la construcción de esta otredad subalterna en base a distinciones temporales marca un antes y un después no solo para el proyecto político de Alianza País, sino principalmente para los ciudadanos de la periferia. Es decir, no es lo mismo ser subalterno en la época neoliberal que en tiempos de Revolución Ciudadana.
Segundo, que este sector étnico-social compuesto por indígenas y montubios dedicados al campo y la pesca artesanal, no abandonó su condición de subalterno con el fin de los gobiernos neoliberales y la partidocracia, aunque algunos de los beneficios que reciben en materia de seguridad social se incrementaron con la Revolución Ciudadana (sin que esto signifique una mejora en su calidad).
Tercero, que la representación de campesinos y pescadores artesanales –con su diversidad étnica (indígenas y montubios)- está asociada a la noción de pobreza y exclusión social, que bien se puede traducir en el atraso o inferioridad causada por un Estado inequitativo y etnocéntrico liderado por blanco-mestizos y su proyecto político de identidad nacional que, según Patricio Guerrero (2002, 101) “es tremendamente homogeneizante y excluyente, pues no reconoce la existencia de la riqueza de la diversidad, pluralidad y diferencia, propia de nuestras realidades”.
Lo que evidencia el discurso del Presidente Correa en el VII Encuentro del Seguro Social Campesino es la presencia de una otredad pasiva, que no deja de ser más que un mero objeto de enunciación política y de espectacularización mediática para legitimar ante la opinión pública el papel benefactor y el rol social de la Revolución Ciudadana.
Adicionalmente, identifica como culpables del “retraso” y la pobreza de los indígenas y montubios, campesinos y pescadores artesanales a la partidocracia y las políticas de los gobiernos neoliberales que tuvieron como propósito -entre otras cosas- la privatización de la Seguridad Social en la década de los 90.
Pero hay un hecho más importante, la relación entre el Gobierno y estas otredades subalternas se muestra en los pocos espacios comunes que comparten, por ejemplo, en la espectacularización mediática del VII Encuentro de Fortalecimiento del Seguro Social Campesino; fuera de este espacio todo vínculo de comunión y cercanía entre el Mandatario y las identidades étnico-sociales se diluye, desaparece. Levinas (2000, 51) explica este tipo de relacionamiento social al sostener que:
La socialidad en el mundo es comunicación o comunión. Reñir es constatar que no se tiene nada en común. Se establece el contacto mediante una participación en algo común, en una idea, en un interés, en una obra, en una comida, en el «tercer hombre». Las personas no están una ante otra, simplemente, están unas con otras alrededor de algo.
Estos vínculos comunes que se crean desde la necesidad del gobernante para mantener su hegemonía frente a los subalternos, son idóneos al momento de reproducir relaciones de carácter utilitario, donde las identidades étnico-sociales aparecen esporádicamente para dotar –en las crisis políticas- de ciudadanos a la propia Revolución Ciudadana.
El uso de los medios de comunicación y el internet
Durante el VII Encuentro del Seguro Social Campesino, los medios de comunicación que mayormente se utilizaron para la difusión de este evento, así como para amplificar el mensaje del Primer Mandatario, fueron la televisión (pública, gubernamental e incautada) y el internet con la red social Twitter y la página web de videos YouTube.
Ambos espacios tecnológicos permitieron desterritorializar la comunicación oficial para conducir la centralidad del debate político, internalizado tanto en los poderes Ejecutivo como Legislativo, hacia nuevas plazas informativas y propagandistas carentes de regulación en la normativa nacional vigente, pero útiles a la hora de masificar el relato social proveniente de la hegemonía del poder estatal.
Por ello, las redes sociales son un nuevo campo en disputa entre el gobierno, los medios de comunicación privados, los líderes de partidos y movimientos políticos de oposición (izquierda y derecha) y los activistas sociales. Como diría Jesús Martín Barbero (1999, 12), “la tecnología protagoniza las nuevas formas de guerra, las transformaciones de la ciudad y del espacio doméstico, condiciona los cambios en el mundo del trabajo o en los tiempos y sentidos de ocio”.
Finalmente, los ciento cuarenta caracteres de Twitter (ciento diecisiete si se incluyen fotografías), el video con la intervención del Presidente Correa y sus funcionarios de Estado, y los productos comunicacionales de los medios públicos, incautados y gubernamentales no evidenciaron la presencia de una verdadera comunicación intercultural por fuera del intercambio de obsequios (ponchos) y la espectacularización mediática del evento.
Fornet es claro al respecto, la interculturalidad depende “de si aprendemos a plantear y a llevar a cabo la comunicación con los otros y las otras como un diálogo de, sobre y entre situaciones de lo humano y no como un intercambio de ideas abstractas orientado a embellecer la liturgia o culto del pensamiento desrealizante” (2006, 26).
En este último punto, mientras se afianza el monólogo gubernamental con actos como el VII Encuentro del Seguro Social Campesino, el Estado reconoce a las otredades étnico-sociales; pero tal solo como entes pasivos y subalternos, no partícipes ni dirimentes en la toma de decisiones.
Bibliografía:
Andrévol, Elisenda. 2004. “Representación y cultura audiovisual en la sociedad contemporánea”. Barcelona: UOC.
Auyero, Javier. 2004. “La política de los pobres. Las prácticas clientelares del peronismo”. Buenos Aires: Manantial. Cuadernos Argentinos.
Correa, Rafael. 2015. “Discurso VII Encuentro de Fortalecimiento del Seguro Social Campesino”. Cangahua. “s. e.”.
Guerrero, Patricio. 2002. “La cultura: Estrategias conceptuales para entender la identidad, la diversidad, la alteridad y la diferencia”. Quito: Abya- Yala.
Flores, Ociel. 1999. “Octavio Paz: La otredad, el amor y la poesía”. En Razón y Palabra, revista electrónica (15). Consulta: 28 de marzo. <http://www.razonypalabra.org.mx/anteriores/n15/oflores15.html>.
Fornet, Raúl. 2006. “Interculturalidad a prueba”. “s. l.” Herausgeber.
Foucault, Michel. 2001. “Defender la Sociedad”. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.
Hall, Stuart. 2010. “Sin garantías. Trayectorias y problemáticas en estudios culturales”. Quito: Instituto de Estudios Peruanos / Universidad Andina Simón Bolívar.
Levinas, Emmanuel. 2000. “De la existencia al existente”. Madrid: Arena Libros.
Martín Barbero, Jesús. 1999. “De los medios a las culturas”. En Proyectar la comunicación. Comp. Jesús Martín Barbero y Armando Silva. Bogotá: Tercer Mundo Editores.
Seguro Social Campesino. 2014. “Informe 2014”. “s. l.” Ediciones Continente.
Foto: La República