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lunes, diciembre 23, 2024

OJOS QUE NO VEN (1ª. PARTE) : el gobierno de Correa en la mirada de las izquierdas

Ojos que no ven (1ª. parte)

EL GOBIERNO DE CORREA EN LA MIRADA DE LAS IZQUIERDAS

Mario Unda*

Nos proponemos examinar y discutir de manera crítica, en una serie de tres artículos, la mirada de las izquierdas sobre el gobierno de Correa.Sostendremos que esas miradas generan distorsiones opuestas, pero simétricas, que no permiten apreciar en su complejidad al régimen de la “revolución ciudadana” y, por lo tanto, que han dificultado (casi nos sentimos tentados a decir: “impedido”) la posibilidad de construir una posición política autónoma. Un poeta español del siglo 19, Ramón de Campoamor, había escrito que “todo es según el color del cristal con que se mira”; argumentaremos que los cristales utilizados por los pensamientos de izquierdas y progresistas están marcados por las lecturas que fueron hegemónicas en el pasado y por el modo en que la realidad actual las convoca.

¿Qué miran los ojos de las izquierdas?

 ¿Qué miran los ojos de las izquierdas cuando enfocan al gobierno de Correa? ¿Cómo explicarnos que sea visto igual como revolucionario que como fascista? Ilusión y descontento han acompañado el proceso de elección y consolidación del régimende la “revolución ciudadana” desde sus inicios. La ilusión fue más visible, al principio, en parte por las expectativas sociales, en parte por las realizaciones gubernamentales (particularmente en las políticas sociales). Sin embargo, esa primera fase de ilusiones también dejó damnificados y descontentos: los trabajadores públicos hubieron de ver cómo sus derechos a la organización y a la acción sindical resultaron sacrificados en aras del “bien mayor” constitucional. Los ecologistas resultaron sacrificados en el altar del productivismo y del desarrollismo economicista. Los campesinos e indígenas cuyas tierras están sobre importantes yacimientos mineros, han sido y serán sacrificados en el tabernáculo sagrado del “interés nacional” y del “bien común”, que es el discurso con el que se recubre la búsqueda de recursos para financiar el proyecto de modernización capitalista…

 No obstante, las evidentes contradicciones del proceso permanecieron ocultas y silenciadas parauna buena parte del pensamiento de izquierdas, o, en general, progresista. Pueden ser los efectos de la tensión contenida en las resistencias colectivas al neoliberalismoy en los descontentos y frustraciones individuales; pueden ser los sueños de que los cambios se produzcan sin tanto sobresalto; puede ser que se comparte la creencia de que, algún día, algún mesías vendrá a dirigirnos por fin a la tierra prometida a través de este valle de lágrimas;

Pero el punto es: ¿por qué comparten algunos sectores de las izquierdas las ilusiones sobre el gobierno? ¿Por qué se fueron adaptando a un modelo de modernización capitalista centrado en el rol hegemónico del Estado y sustentado en la típica relación líder caudillista-masa desorganizada? ¿Por qué terminan justificando los evidentes intentos gubernamentales de desestructurar a quienes fueron los verdaderos sujetos de la resistencia al neoliberalismo, las organizaciones populares con mayor capacidad de organización, movilización y propuesta, las que habían logrado defender su independencia política de todas las expresiones de las clases dominantes?

El balance entre lo positivo y lo negativo

 En el pensamiento progresista, que contaminó por cercanía ciertas perspectivas de izquierdas, la ilusión se expresaba, queriendo ser crítica, en la búsqueda de imposibles balances entre lo positivo y lo negativo. Pero adaptarse desde un discurso de base progresista o cuasi-progresista, igual que adaptarse desde un discurso “revolucionario”, produce el mismo efecto final: ambos terminan subsumiéndose en el discurso hegemónico de Correa y de su círculo de gobierno, legitimándolo con más razones que las que realmente le adornan. Las ilusiones devienen en un rumbo de asimilación. El 30 de septiembre alentó ese último desplazamiento, o lo expresó más claramente; la consulta popular del 7 de mayo no hizo más que confirmarlo.

 ¿Cómo justipreciar un régimen como el de Correa? En el balancín entre lo bueno y lo malo puede perderse de vista el conjunto. Si constatamos, por un lado unas políticas sociales extendidas y focalizadas, como los bonos, los uniformes, los borregos, etc., y, por otro lado, los intentos sistemáticos de desconstituir a los movimientos sociales; si tenemos, por un lado una limitación de la precarización laboral en el mandato 8, y, por otro lado, las limitaciones de los derechos sindicales a los trabajadores públicos y una propuesta de volver a ciertas formas de flexibilización; si tenemos, por un lado, políticas sociales en cierto sentido redistributivas (así sea redistributivas de los recursos públicos), y, por otro lado, unas políticas de incentivos a los empresarios en el código de la producción; si, somos testigos, por un lado, de un enfrentamiento público con la banca, y, por otro lado, constatamos que la banca continúa acumulando ingentes ganancias;…¿bastará solo discernir entre lo positivo y lo negativo, lo bueno y lo malo, sumar y restar? ¿Es que no hay posibilidades de realizar una caracterización de conjunto que nos permita comprender la articulación profunda de estos elementos de apariencia contradictoria?

 Si lo miramos desde el pensamiento progresista, el régimen se nos aparecerá revestido de una cierta opacidad que se expresa en la fórmula “gobierno en disputa”, igual que en sus inicios se expresaba en la de “gobierno de transición” (¿de transición a qué?).

 Pero quizás no sea problema del gobierno sino de las miradas. [Continuará. En la siguiente entrega: las miradas de la izquierda desde su propia historia]

 

lalineadefuego
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PENSAMIENTO CRÍTICO
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2 COMENTARIOS

  1. Me sumo al comentario anterior: interesante preámbulo. No obstante si quisiera comentar que a estas alturas ya me cuesta emocionarme al escuchar el término izquierda. Y eso en todo el mundo. Menos mal que creo haber entendido que izquierda y progresistas no son sinónimos.
    Que un “mismo” sector político mire al presidente como revolucionario y como fascista quizá sea razón para considerar que la izquierda es hoy por hoy una invención, un imaginario(una palabra). Por eso mas bien creo que la labor imposible (posible) sería cómo englobar a los diferentes actores que desde una hacer ético ciudadano o hacer ético simplemente (valga la redundancia) cuestionan o apoyan al gobierno. Quizá así podamos encontrar menos contradicciones y más bien una coherencia, libre o al menos no plagada, de beneficios personales.

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