¿POR QUÉ VUELVE A DAMASCO EL EMBAJADOR ESTADOUNIDENSE? Los árabes los retiran y occidente los restablece
Abdelbari Atwan. Al-Quds al-Arabi <www.alquds.co.uk>
Los EEUU y sus aliados en Francia y Alemania nos han sorprendido con su decisión de hacer volver sus embajadores a Siria, precisamente en el momento en el que los ministros de Exteriores de los países árabes decidían cerrar sus embajadas en Damasco y suspender la participación de Siria en la Liga Arabe.
Se trata de una extraña decisión difícil de entender, pues los gobiernos occidentales no han dejado de repetir día y noche que el régimen sirio ha perdido legitimidad; mientras el presidente Obama insistía en que Bachar Al-Assad debe marcharse, el ministro de Exteriores francés, Alain Juppé, volvía a decir que el presidente sirio “tiene los días contados”.
Si el régimen sirio debe caer, ¿por qué los gobiernos que encabezan el frente que pide su caída, que apoyan a la oposición siria y se reúnen con el Consejo Nacional, al que reconocen como su representante, devuelven todos juntos a sus embajadores a Damasco?
En la lengua de la diplomacia, la retirada de embajadores implica un gesto de protesta contra el Estado anfitrión y una tentativa de cuestionar su legitimidad, y por lo tanto su regreso significa exactamente todo lo contrario. ¿Cómo explican EEUU y sus seguidores este paso? ¿Y qué pasa con sus aliados árabes, los cuales apoyaron a sus ministros de Exteriores en la decisión no sólo de retirar a sus embajadores sino de cerrar las embajadas e imponer sanciones económicas encaminadas a paralizar la economía siria?
No sabemos si los gobiernos árabes se habrán sorprendido tanto como nosotros o si hubo alguna coordinación previa entre ellos, pero la intuición nos dice que fueron los últimos en saberlo, como les pasa siempre a los maridos engañados, y así lo demuestra el hecho de que los ministros de Exteriores árabes y el secretario general de la Liga Árabe celebraran una reunión en Doha el pasado fin de semana para acordar nuevas sanciones económicas, entre ellas la prohibición de los vuelos civiles; y esto en respuesta a la negativa de Siria a firmar el protocolo relativo a la delegación árabe e internacional que debe investigar el asesinato de civiles sirios y vigilar el cumplimiento del compromiso del régimen con la iniciativa árabe encaminada a terminar con las matanzas y liberar a los detenidos.
La justificación estadounidense para este retorno “colectivo” de los embajadores a Damasco es, según el portavoz de Exteriores, “la intención de hacer llegar el mensaje de que los gobiernos occidentales, y concretamente EEUU, están al lado del pueblo sirio”. Pero esta justificación no concuerda con los usos diplomáticos, además de que el gesto emite el mensaje exactamente contrario: el pueblo sirio entiende que los gobiernos occidentales siguen reconociendo el régimen, legitiman su obcecación e incluso dan por superada la crisis, aceptando su dominio sobre el país, así como el fin de la legítima intifada por la dignidad y la libertad.
EEUU, Alemania y Francia retiraron sus embajadores porque sufrieron el lanzamiento de huevos y tomates podridos cuando trataron de establecer contactos con algunos de los dirigentes de la oposición, y para protestar por la insuficiente seguridad de las delegaciones diplomáticas extranjeras en Damasco. ¿Qué ha cambiado? Los partidarios del régimen tienen todavía montones de huevos podridos y una nueva retirada de los embajadores ya no tendría ningún efecto sobre las autoridades sirias, sabedoras de la hipocresía y el miedo de las potencias occidentales, que no pueden reproducir el guión libio en Siria. Una intervención está rodeada de peligros y Rusia y China permanecen vigilantes para evitar cualquier tentativa del Consejo de Seguridad de aprobar una resolución en esa dirección.
La oposición siria que se reunió hace dos días en Ginebra con Hilary Clinton sentirá una fuerte decepción, así como los ministros de Exteriores árabes, sobre todo los “halcones”, los cuales se envalentonaron con la decisión occidental de retirar sus embajadores y fueron más lejos, cerrando sus embajadas en Damasco.
¿Podemos deducir de esta decisión que los gobiernos occidentales se inclinan ahora hacia una solución política en Siria basada en el principio del diálogo y no en el del enfrentamiento? ¿O que el ataque militar contra Irán es inminente una vez completada la retirada de las tropas estadounidenses de Iraq? No hay que olvidar que más de un responsable estadounidense ha declarado que no descarta la osadía de un ataque israelí unilateral contra el programa nuclear iraní, sin previa consulta o coordinación con la Mamá-América, tal y como ocurrió con el reactor nuclear iraquí de Tamuz en 1981.
Lo que es seguro es que algo se está cocinando en la oscuridad y falta muy poco para que alcance el punto de cocción. Lo que quiera que sea, el retorno de los embajadores marca la luz verde para su activación, mediante la paz o mediante la guerra.
Los partidarios del gobierno sirio en Beirut respiran aliviados, confiados en que el régimen va a recuperar el control en el interior; algunos aseguran, aún más, que en pocos días el presidente sirio anunciará en un discurso oficial el fin de la intifada. Nosotros les preguntamos: pero entonces, ¿qué pasa con los mártires? ¿Qué pasa con el cambio democrático? ¿Con la independencia judicial? ¿Con el multipartidismo? La respuesta viene en forma de sonrisa, una sonrisa cargada de significados que no puede alegrar a los que apostamos por estas justísimas reivindicaciones.
Lo que sabemos es que EEUU prescinde de sus aliados y los vende al más bajo precio si ello conviene a sus intereses (los kurdos del norte de Iraq poseen una larga lista de agravios en este terreno); y mucho nos tememos que la intifada siria será la próxima víctima.
http://alquds.co.uk/index.asp?fname=today7z999.htm&arc=data\2011\12\12-077z999.htm
Traducido del árabe por Alma Allende