PRIMERO DE MAYO: CONTESTACIÓN VS CLIENTELISMO. Por Jorge León Trujillo

08 Mayo 2013

Otra vez la polarización política definió el primero de mayo. Las dos marchas en Quito, no fueron sólo contrapuestas políticamente al ser la una, la de la Plaza de San Francisco, favorable al gobierno y ampliamente organizada por este o AP, y la otra la de Santo Domingo, organizada por el FUT, opuesta al gobierno, sino que se contraponían en sus aspectos principales.

La Marcha del FUT

La del FUT, de lejos más numerosa, estaba compuesta mayoritariamente por trabajadores sindicalizados. En contraste con un pasado reciente, incluido el año pasado, en que predominaban los trabajadores informales o las asociaciones de alguna causa social, esta vez fueron los trabajadores formales más numerosos. Es acaso signo que el aparato productivo se reanima y las organizaciones sindicales hacen esfuerzos de recuperar organizaciones de fábrica. En cambio, la marcha cual espejo revela que hay centrales que han perdido trabajadores de empresas productivas y que han tratado de compensar incorporando asociaciones de informales o sociales. Otras ahora tienen más trabajadores de fábrica y otras de empresas públicas que no lo tenían recientemente. El predominio de trabajadores del sector público parece persistir pero no en todas las centrales.

Esta marcha del FUT es también la que abriga a la mayoría de las fuerzas contestatarias. El año pasado preveíamos que su creciente expresión decía de un cambio de legitimidad del gobierno y que sus efectos se vería en poco. En las elecciones seccionales de febrero ya se expresaron. Ahora, los descontentos se han multiplicado, los que defienden al Yasuní, ya no son pocos, confluyen por ejemplo con los que dicen Basta Ya! formados por varios casos de los que rechazan los abusos de poder. Puede ser un signo del tiempo de regreso del conservadorismo que también estuvo una simbólica organización de “Guardianes de la fé” y el Centro Católico de Obreros. En esta marcha no hay el predominio de una causa ni se sigue las mismas consignas, cada cual se expresa y se hace conocer. La organización de la marcha lo refleja, el orden no es muy cuidado, los grupos se precipitan unos sobre otros, cada grupo define su escenario. No hay orientación compartida, inclusive están posiciones contrapuestas.

Del lado sindical se ve la perdida de cohesión política aún mayor a la que ya había entre los miembros del FUT, no digamos con las centrales que ahora apoyan al gobierno, y su fraccionamiento actual con centrales sindicales divididas y debilitadas. La CEOSL que fue la mayor central sindical en número de organizaciones tiene ahora sus miembros en varias centrales sindicales y sorprendentemente ahora presenta numerosas organizaciones informales. Signo del tiempo, la CTE tenía organizaciones miembros divididas, la gran mayoría en la una marcha gubernamental y algunas en la otra. La UGTE no demuestra gran presencia laboral pero integra mucho más a militantes de varias organizaciones de su tendencia política.

Pueda ser que las propuestas gubernamentales, con el nuevo Código Laboral, entre otros para crear una central única lleve a que las centrales reaccionen con propuestas propias, no sólo porque este proceso unitario debería ser definido solamente por ellas, sino porque está en juego el espacio mismo del sindicalismo tanto frente a los trabajadores como en el espacio público, en la sociedad. Que existan ocho centrales sindicales, todas minoritarias y endebles, debería llevar a fusionarse tanto más que ahora sus definiciones ideológicas no pesan y el peso de sus lideres que fue uno de los principales obstáculos para su fusión está también debilitado; ahora, incide mucho mas la acción gubernamental, al punto que existen dos marchas polarizadas por ello, no por contraposición de posiciones entre ellas. Al menos podría esperarse que se fusionen entre ellas las cuatro centrales cercanas al gobierno y por su lado las cuatro centrales contrapuestas, asociadas en el FUT.

La Marcha Gubernamental

La marcha gubernamental, al inverso de la del FUT es bien organizada, cada grupo marca su distancia del otro, sigue un orden que permite ampliar el espacio de los caminantes al respetarse los espacios. Aún así, no alcanzó a ser ni el tercio de la otra, ni al punto de salida ni al de llegada, a la gran plaza de San Francisco que el gobierno se reserva para sí, con visos a demostrar predominio sobre la otra, relegada precisamente a la pequeña plaza de Santo Domingo. Muy simbólicamente, mientras la marcha del FUT sale casi dos horas antes de la otra, terminan al mismo tiempo; las 14 o 16 cuadras compactas de participantes en la marcha del FUT revelan bien que este ha crecido, aunque al igual que en la del gobierno, la mayoría se dispersa al llegar a la plaza de destino.

En la marcha gubernamental predominaban los verdes militantes de AP, los empleados públicos, los sindicalistas ligados más aún a las empresas públicas, y signo del tiempo, son realmente numerosos los participantes que vienen de afuera de la ciudad, de diversas provincias, muchos del sector rural, lo que muestra no sólo la organización y recursos gubernamentales para ello, sino la importancia de las prácticas clientelares del gobierno, pues son personas que integran proyectos que ahora dirige el gobierno o son beneficiarios de las políticas sociales. Sin embargo, en sus consignas todos, militantes, sindicalistas, empleados públicos y gente de todas partes del país unidos por las prácticas clientelares, todos confluyen en defender al gobierno y en ensalzar lo que se llamaría políticas sociales. Aquí se nota orientación política clara.

Al final se precipitan para recibir su comida e ir a los buses, lo cual indica los recursos que disponen los organizadores (buses, refrigerios, almuerzos…), al igual que tanta bandera verde, afiches, y una tarima siempre imponente con sistema de sonido impecable y orquestas. La Plaza de San Francisco sin embargo, no se llena ni de mitad, sin contar el gran espacio de la inmensa tarima. Los que ahí hacen presencia son los sindicalizados, en particular los de las empresas públicas, como los trabajadores del sector eléctrico o los operadores mecánicos. La organización de la CTE cumple aquí un rol visible al tener a sus miembros muy presentes.

Así, la polarización política actual que alimenta el gobierno de Correa como estrategia política hace que sea más la disputa de saber quien tiene más gente en sus respectivas marchas, para medir fuerzas, antes que debatir ideas y propuestas. Unos contestan al gobierno y otros están ahí para apoyarlo, sus causas se vuelven secundarias, otro efecto de la polarización despolitizante. Sin embargo, es previsible que los signos contestatarios que se reflejan en la muy variopinta marcha del FUT se incrementen más, es la sociedad activa que gana espacio en la contestación ante la reiterada afirmación de simple poder por parte del gobierno; legitimación vs deslegitimación.