El pensamiento postmoderno hace esfuerzos para explicar el complejo mundo en el que vivimos. En lo económico, AmartyaSen o Manfred Max-Neef son claros ejemplos de búsqueda cuyos resultados nos ayudan a ver con ojos diferentes la realidad.
Pero pese a esos esfuerzos nada nuevo se ha dicho desde la caída del “socialismo real”. Las teorías del desarrollo no sólo que están en crisis, sino que se han demostrado erróneas. Para los países latinoamericanos se levanta como una dudosa alternativa el llamado socialismo del siglo XXI que, en la medida que el tiempo pasa, se demuestra más como una alternativa al decadente capitalismo tradicional que a los intereses populares.
Nuestro presidente -que es partidario de hacer anuncios estrafalarios-, ha lanzado a los cuatro vientos la novedosísima teoría de la “sociedad del conocimiento”. Según ella, la alternativa más eficaz al capitalismo salvaje es estar mejor preparados. Pasaremos, dice uno de sus ideólogos, del reino de la oscuridad, al de la iluminación, del mundo finito, al infinito. Estamos ya pasando de un sistema de educación, a uno de innovación social, dice René Ramírez.
Pero, ¿qué cosa es un sistema de innovación social? Un sistema en el que seremos capaces de rescatar el “sentido de lo público”, dice Ramírez. O sea, un sistema en el que el conocimiento privado dará paso al público con lo cual se logrará la democratización del conocimiento. Se abrirá apenas una válvula, para seguir haciendo lo mismo.
Creo que nada de esto será posible mientras no cambiemos las bases gnoseológicas del conocimiento. Si las teorías del desarrollo están en crisis es porque la ciencia cartesiana está en crisis.
La alternativa real es el Sumak Kawsay Revolucionario, pero eso, amigos, es harina de otro costal.
fuente: http://www.lahora.com.ec/noticias/show/1101607551#.Urg2v_vMve0