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QUIEN HEREDA NO PECA ¿O SI ? Por Tomas Rodríguez León

09 junio 2015

“Si bien un príncipe puede preferir ser temido a ser amado, siempre debe evitar ser aborrecido, lo cual sucederá si no respeta los bienes de sus súbditos.”

N Maquiavelo
No basta el fortalecimiento del impuesto a la renta y la creación de nuevos tributos, el impuesto a las sucesiones es la novísima noticia que no incentiva  el ahorro y  tampoco la  inversión (‘a fin de cuentas si  me lo van a quitar mejor me lo gasto, o lo llevo a buen recaudo’, podría estarse fijando en el imaginario general). Asoma un riesgo competitivo para la inversión o una invitación a que las grandes fortunas viajen  a tierras próximas y lejanas.

Hay formas de heredar; licitas e ilícitas,  materiales e inmateriales; hay también la herencia genética y la herencia de  órganos y tejidos.  La más digna  forma  de fortuna para  heredar tiene formas intangibles, se expresa como heredad  cultural y hace que progenitores dejen para posteridad intelecto, formación, honestidad y ejemplo. Tratándose de herencias materiales estas se califican  en bienes y capitales, los bienes pueden ser pequeños y grandes y los capitales insignificantes o constatables o magníficos y casi virtuales.

Los pobres al morir generalmente dejan deudas y pequeños bienes acumulados a lo largo de la vida, al estar impedidos de la capacidad de ahorro, hacen de sus  mínimos bienes una forma de previsión y heredad. El banco de los pobres es su casita y el sueño de los pobres dejar una casita para sus hijos, en lo posible para  cada  uno. Estos bienes puede que superen los 35.000 dólares.

Los ricos heredan bienes y capitales, sobre todo lo último,  su dinero se parece a ellos, viaja por  diversión o por negocios, también  la moneda se traslada a recibir terapia a fin de gozar de buena salud. Cuando los impactos tributarios se anuncian, la burguesía considera que sus dineros podrían enfermar y los llevan  bien lejos. Pero pobres y ricos cada vez confían menos en la capacidad de custodia del estado y esto es un fenómeno mundial, porque los gobiernos-estados cada vez  son menos honestos y más permeables a la corrupción; la heredad administrada por el estado no es ninguna garantía y toda la sociedad ha puesto a la burocracia bajo sospecha.

Cierto,  el pensamiento anarquista y comunista plantearon la abolición del derecho de herencia como una forma de suprimir la desigualdad económica hereditaria y  la desigualdad artificial de clases. La libertad para la izquierda primigenia está pensada como igualdad que comienza con la vida y termina con la vida de cada uno. En principio la riqueza debe ser el producto de propios esfuerzos y la herencia solo cultural o formativa, legado filial a ser protegido. Pero en la realidad global actual donde se han creado los mecanismos para que las herencias de la explotación del trabajo se volaticen, se protejan en los escudos del sistema financiero internacional o peregrinen en búsqueda de  opciones de acumulación, toda reglamentación al derecho de herencia puede ser más bien una fuente de inequidad que terminará  como siempre haciendo que los pobres y la clase media paguen y tributen a un estado lleno de burócratas y bandidos.

Una propuesta libertaria: promover la generosidad comunitaria que impulse a los ancianos a apadrinar directamente a niños desprotegidos para garantizar educación y salud. Fomentar también tours internacionales de adultos mayores de  clases populares para que se gasten su dinero conociendo el mundo que les fue negado y se lleven a la tumba una libertaria idea de haber cumplido la existencia  sin acumular.

 

lalineadefuego
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PENSAMIENTO CRÍTICO
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2 COMENTARIOS

  1. Excelente artículo. Yo añadiría que el “gran estado” llamado “ogro filantrópico” es un pésimo redistribuidor de la riqueza no solo por corrupto sino por ineficiente. Por eso, la idea de entregar parte de la herencia a los trabajadores parece buena, sin embargo, cuando el poder está concentrado, quién les garantiza a los trabajadores que esa “herencia” será mantenida porque bien pueden decir que fue contribución del mismo estado y por tanto como los fondos de pensiones “puede ser administrado por el mismo” y años después sería confiscado como ha ocurrido con los fondos de cesantía del magisterio. Entonces, lo que importa no es la propiedad sino el poder.

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