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martes, diciembre 24, 2024

RADIOGRAFÍA DE UN REMEZÓN: Informe de coyuntura, marzo de 2014. por Pablo Ospina Peralta.

Comité Ecuménico de Proyectos. CEP <www.cepecuador.org>

En sus primeras declaraciones públicas luego de conocidos los resultados de las elecciones locales realizadas el día 23 de febrero de 2014, Rafael Correa se negó a llamar “derrota” o “revés” a la jornada que acababa de terminar. Prefirió llamarla un “remezón”. Aludió a un “revés” en Quito pero dijo que en el resto del país su movimiento ganó y que incluso en casos como los de la ciudad de Cuenca, la derrota electoral no era tal porque el electo era un amigo, casi coideario, porque le había pedido alguna vez que formara parte de Movimiento País. El objetivo de este análisis de coyuntura es calcular aproximadamente las dimensiones del remezón y examinar sus implicaciones.

Alcances

Antes de la jornada electoral, el presidente Correa señaló que la importancia nacional de las elecciones locales no radicaba solamente en conseguir resultados favorables en Quito y Guayaquil sino también porque grupos extremistas querían utilizar los gobiernos locales como palancas para oponerse a la minería o la explotación petrolera.

La amplia dimensión de la derrota electoral en Quito ha sido reseñada por la toda la prensa: alrededor de 20 puntos porcentuales entre el candidato de centro – derecha Mauricio Rodas y el candidato gubernamental Augusto Barrera. En Guayaquil la derrota debe matizarse porque el derechista Jaime Nebot redujo en diez puntos su votación respecto a 2009 mientras la candidata del gobierno, Viviana Bonilla, aumentó en igual medida la del movimiento de gobierno. La gran derrota es que mientras la derecha logra la sexta reelección en Guayaquil, el gobierno no logra ni siquiera una en Quito a pesar de disponer de un enorme presupuesto y todo el apoyo de parte de las instituciones del gobierno central.

En las zonas mineras el gobierno tampoco logró destronar a los prefectos opositores. No solo eso, sino que la votación de los oponentes a la expansión petrolera y minera en el sur oriente del Ecuador se fortalecieron. Aunque Alianza País logró ganar apretadamente a Pachakutikalguna alcaldía en zonas mineras de Zamora, como El Pangui, según la información disponible al momento de escribir estas líneas, todos los prefectos que se pronunciaron contra la explotación minera a gran escala obtuvieron mayor votación que en 2009: Marcelino Chumpi, Prefecto de Pachakutik en Morona Santiago, Salvador Quishpe, Prefecto de Pachakutik en Zamora Chinchipe, y Paúl Carrasco, Prefecto del movimiento Participa en Azuay. En Cotacachi, otra zona minera, esta vez en el norte de la Sierra ecuatoriana, donde se formó uno de los movimientos anti-mineros más importantes, organizados y activos del país, el gobierno perdió las elecciones locales a favor de una coalición local que reivindica el lema de “municipio libre de minería”, con Jomar Cevallos a la cabeza.

El gobierno no solo sufrió un remezón en los tres reductos (Quito Guayaquil y las zonas mineras) que había definido previamente como “política de Estado”. Todas las señales que tenemos al momento hacen pensar que algo parecido pasó en casi todas partes. El listado de Prefecturas obtenidas en 2014, comparadas con las del 2009 nos ofrece algunos contrastes significativos.

PREFECTOS ELECTOS: COMPARACIÓN ENTRE 2009 Y 2014

 

2009

2014

OBSERVACIONES

Carchi ID (René Yandún) Integración Democrática (Local) (Guillermo Herrera) El actual movimiento local ganador está vinculado al Prefecto anterior
Imbabura AP (Diego García) Avanza (Pablo Jurado)  
Pichincha AP (Gustavo Baroja) AP (Gustavo Baroja)  
Cotopaxi MUPP-NP (César Umajinga) / sustituido por AP, Blanca Guamangate MUPP-NP (Jorge Guamán) El Prefecto anterior fue destituido a instancias del gobierno
Tungurahua AP (Fernando Naranjo) AP (Fernando Naranjo)  
Bolívar MIOSA (Local) (Carlos Chávez) SUMA (Vinicio Coloma) El candidato a la reelección se pasó a AP (y perdió)
Chimborazo MUPP-NP / AP (Mariano Curicama) MUPP-NP / AP (Mariano Curicama) Reelección (las dos veces en alianza con AP)
Cañar AP (Santiago Correa) AP (Santiago Correa)  
Azuay AP – MED (Paúl Carrasco) Participa con Igualdad (Local) (Paúl Carrasco) Prefecto opuesto a la gran minería
Loja AP (Rubén Bustamante) CREO (Rafael Dávila)  
Esmeraldas MPD (Lucía Sosa) MPD (Lucía Sosa) La Prefecta destituida a instancias del gobierno y ahora es reelegida(Votación muy ajustada)
Manabí MP-MMIN (local) (Mariano Zambrano) AP (Mariano Zambrano) El candidato a la reelección se pasó a AP (y ganó)
Santo Domingo AP (Geovanny Benítez) AP (Geovanny Benítez)  
Santa Elena MMIN (local) (Patricio Cisneros) MMIN-AP (local) (Patricio Cisneros) Reelección (ahora en alianza con AP)
Guayas UNO-PSP (Jimmy Jairala) CD (Local) (Jimmy Jairala) Reelección (ahora en alianza con AP)
Los Ríos AP (Marco Troya) AP (Marco Troya)  
El Oro MAAR (Local) (Montgomery Sánchez) PSC / SUMA (Esteban Quirola) El candidato a la reelección se pasó a AP (y perdió)
Sucumbíos PSP (Orlando Grefa) PSP (Guido Vargas) Gana el mismo movimiento político del prefecto anterior
Orellana MUPP-NP (Guadalupe Llori) MUPP-NP (Guadalupe Llori) La Prefecta destituida a instancias del gobierno y ahora es reelegida
Napo PSP (Sergio Chacón) AP (Sergio Chacón) El mismo prefecto, elegido por PSP se pasó a AP. (Votación muy ajustada)
Pastaza MIUP (Local) (Jaime Guevara) SUMA (Antonio Kubes)  
Morona MUPP-NP (Marcelino Chumpi) MUPP-NP (Marcelino Chumpi) Prefecto opuesto a la gran minería
Zamora MUPP-NP (Salvador Quishpe) MUPP-NP (Salvador Quishpe) Prefecto opuesto a la gran minería

Si uno ve los números, Alianza País mantiene aproximadamente la misma cantidad de prefectos en el país. Pero miradas las cosas más de cerca, aparece una imagen bastante diferente. Los candidatos del gobierno perdieron cinco reelecciones: Bolívar, Cotopaxi, Imbabura, Loja y El Oro. Las nuevas prefecturas ganadas por el gobierno provienen de alianzas por las que los prefectos en funciones, elegidos originalmente por otros movimientos, se pasaron al gobierno (Napo – PSP -, Manabí – Local-, la alianza en Guayas – ex – PSP- y Santa Elena – movimiento local). Más importante aún. En los últimos años el gobierno nacional auspició tres operaciones políticas arriesgadas por las que se destituyeron tres prefectos opositores de izquierdas: Guadalupe Llori (Pachakutik) en Orellana, César Umajinga (Pachakutik) en Cotopaxi y Lucía Sosa (MPD) en Esmeraldas.[1] En los tres casos, estos Prefectos o sus movimientos vuelven al gobierno provincial.

En el caso de las alcaldías, al momento de escribir estas líneas, cuando la información no es todavía completa, en las capitales de provincia, el gobierno perdió mucho más terreno del que ganó: dejó escapar las diezcapitales que tenía desde 2009 (Quito, Cuenca, Ibarra, Latacunga, Ambato, Santa Elena, Santo Domingo, Babahoyo, Lago Agrio y Zamora; a la que debe sumarse Guaranda, donde el alcalde, originalmente de Pachakutik, se pasó a AP) y solo ganó cuatro (Macas, Coca – por el cambio de partido de la alcaldesa-, San Cristóbal y Esmeraldas). A la luz de estos resultados nacionales, la derrota de Quito está muy lejos de ser la única. Solo es la más grande.

ALCALDES ELECTOS (CAPITALES PROVINCIALES) (2009-2014)

 

2009

2014

Tulcán MSC (Local), Julio Robles MSC (Local), Julio Robles
Ibarra AP, Jorge Martínez Avanza, Álvaro Castillo
Quito AP, Augusto Barrera SUMA, Mauricio Rodas
Latacunga AP, Rodrigo Espín Avanza, Patricio Sánchez
Ambato AP, Fernando Callejas Avanza, Luis Amoroso
Guaranda PK, Gustavo Jaramillo SUMA, Ramsés Torres
Riobamba MMIN (Local), Juan Salazar CREO, Napoleón Cadena
Azogues PSP, Eugenio Morocho CREO, Virgilio Saquicela
Cuenca AP, Paúl Granda Participa, Marcelo Cabrera
Loja PSE-FA, Jorge Bailón ARE (Local), Bolívar Castillo
Esmeraldas MPD, Ernesto Estupiñán AP, Lenin Lara
Portoviejo PSP, Humberto Guillén SUMA, Agustín Casanova
Santo Domingo AP, Verónica Zurita Avanza, Víctor Quirola
Santa Elena AP, Otto Vera Frente de Lucha Ciudadana, Dionicio Gonzabay
Guayaquil PSC, Jaime Nebot PSC, Jaime Nebot
Babahoyo AP, Karla Chávez PSC, Jhonny Terán
Machala PSC, Carlos Falquez PSC, Carlos Falquez
San Cristóbal Gal-PC (Local), Pedro Zapata AP, Pedro Zapata
Lago Agrio AP, Yofre Poma PSP, Vinicio Vega
Coca MUPP-NP, Anita Rivas AP, Anita Rivas
Tena MMIN (Local), Washington Varela CREO, Kléber Ron
Puyo MIUP (Local), Germán Flores SUMA, Roberto de la Torre
Macas MUPP-NP, Hipólito Entza AP, Roberto Villarroel
Zamora AP, Smilcar Rodríguez CREO, Héctor Apolo

Más allá de las capitales provinciales, el retroceso de Alianza País en los municipios parece generalizado. Aunque no tenemos datos globales, la situación en la Sierra, donde el movimiento de gobierno había conseguido la mayoría de sus alcaldías en 2009, es desoladora. En Imbabura, al norte, donde en 2009 ganó las 6 alcaldías, ahora solo retuvo una (Urcuquí). En el Carchi, en la frontera con Colombia, donde tenía 3 alcaldías de seis, las perdió todas a favor de movimientos locales. En Tungurahua, en la Sierra central, donde tenía 5 alcaldías, quedó solo con una en Tisaleo. En otras provincias, la caída es menor pero sigue siendo caída: en Azuay pasó de 7 alcaldías a 5, en Cañar de 3 a 1 y en Cotopaxi de 3 a 2. Solo en Chimborazo la alianza con Pachakutik le ha permitido aumentar las alcaldías. En Loja, concluidos los escrutinios, Alianza País perdió las 4 alcaldías que había conquistado en 2009. Los datos para la Costa y la Amazonía son todavía fragmentarios pero cae el número de alcaldías en El Oro (de 5 a 3) y Los Ríos (de 9 a 5) mientras aumenta en Guayas (muchísimo, de 4 a al menos 11 alcaldías), Esmeraldas y Manabí. Con ello se confirma el desplazamiento del electorado de Alianza País desde la Sierra hacia la Costa que se venía ya observando en pasadas elecciones. Esto no es raro, porque desde el tercer tercio del siglo XX, el voto en la Costa ha tendido por lo general a ser más conservador y con un gobierno que se vuelve crecientemente conservador, este desplazamiento del electorado es bastante lógico. En la Amazonía hay un leve avance del partido de gobierno: parece haber conseguido una alcaldía en cada una de las provincias de Napo, Pastaza y Zamora, ninguna en Sucumbíos, dos en Orellana y cinco en Morona, donde tiene la misma cantidad de alcaldías de Pachakutik.

El resultado agregado difícilmente superará el número de alcaldías obtenido en 2009, que fue de 73 (33%) con más de 42% de la población del país. Con los números existentes, parece difícil que Alianza País supere las 60 alcaldías. Además, al perder tantas capitales provinciales de alta población, es prácticamente imposible que mantenga la votaciónobtenida hace cinco años.

Después de semejante recuento, el lector podrá juzgar por sí mismo si estos resultados de Alianza País deben llamarse “remezón” o “derrota”.

Implicaciones

A pesar de estos serios retrocesos, Alianza País se mantuvo como la fuerza política individual que tiene más gobiernos locales porque la dispersión en el resto de movimientos políticos es grande. Lo más llamativo de estas elecciones seccionales es que la victoria no fue de la derecha. El partido CREO, formado por el banquero Guillermo Lasso para auspiciar su candidatura presidencial en 2013, luego de considerarse a sí mismo como el abanderado de la oposición y la segunda fuerza política del país, tendrá menos de 20 alcaldías, de las cuales cuatro capitales de provincia y un prefecto. El Partido Sociedad Patriótica se desplomó: de 31 alcaldías en 2009 cayó a menos 15. El Partido Social Cristiano tendrá alrededor de 10 alcaldías (lo mismo que en 2009) pero retrocedió en la votación en la provincia del Guayas e incluso obtuvo menos votación que en 2009 en su bastión, la ciudad de Guayaquil. El único partido que creció fue SUMA, porque nació de la nada, recién formado por el alcalde electo de Quito, Mauricio Rodas, para auspiciar su candidatura presidencial en 2013: tendrá no menos de 10 alcaldías, de las cuales cuatro capitales de provincia y dos prefectos. El balance global es que la derecha y el centro derecha controlan ahora la misma cantidad o menos gobiernos locales que en 2009 aunque presiden los gobiernos locales de las dos ciudades más grandes del país.

Las izquierdas independientes del gobierno mantuvieron sus bastiones, en provincias y municipios pequeños, pero tampoco crecieron. Pachakutik superará las 23 alcaldías que tuvo en 2009, sin tomar en cuenta la provincia de Chimborazo, donde existe una alianza local con el movimiento del gobierno y cuatro prefecturas, también sin tomar en cuenta a Chimborazo. El movimiento local de Paúl Carrasco, en Azuay, creció regionalmente en la Sierra sur, pero apenas ganó en tres alcaldías. El MPD es el más afectado: aunque mantiene la prefectura de Esmeraldas, bajó de 9 alcaldías en 2009 a dos o tal vez tres en 2014.

Los verdaderos ganadores de las elecciones locales fueron los aliados nacionales de Alianza País, el partido Avanza, del Ministro de Industrias, Ramiro González, y el Partido Socialista Ecuatoriano. Cuando trataba de minimizar los destrozos de la jornada, Rafael Correa recordaba que en muchos lugares ganaron estos aliados.Avanza, que podría llegar a las 40 alcaldías, de las cuales cinco son capitales provinciales; y el Partido Socialista Ecuatoriano, que según cálculos preliminares podría tener unas 15 alcaldías.Juntos posiblemente tendrán tantas alcaldías como Alianza País.

La razón por la cual no pueden sencillamente sumarse a la votación de Alianza País, como hizo el presidente Correa, no es que haya grandes diferencias ideológicas o políticas o que les sea difícil acordar programas entre sus gobiernos locales y el gobierno central, sino que sus candidaturas surgieron en realidad de duras disputas locales y sus victorias se ganaron precisamente contra Alianza País en la mayoría de ciudades. Aunque sean aliados nacionales, son enemigos locales. Varios de los nuevos alcaldes socialistas o de Avanza son en realidad ex – militantes de Alianza País que salieron inconformes por los procesos de selección de candidaturas dentro del partido de gobierno. Otros son ex – militantes y caciques locales del partido Izquierda Democrática, distanciados por largo tiempo del gobierno y de sus aliados locales. En la mayoría de los casos, la incapacidad de ponerse de acuerdo nació de las ambiciones recrudecidas que fueron alentadas por la idea de que el presidente podía “transferir” con facilidad su propia popularidad hacia sus candidatos, como lo había hecho exitosamente en las elecciones generales de 2013. Esta grave falla de la estrategia electoral no puede ser atribuida solamente a los candidatos locales. En la dirección nacional de Alianza País todos creyeron en la transferencia de votos porque en todos los municipios el candidato parecía Rafael Correa:la publicidad enfatizaba la lealtad y cercanía de los candidatos al gran elector. Aquí es donde reside, posiblemente, la explicación del anuncio de Rafael Correa de que, ante el peligro que vive la revolución ciudadana, revisará su decisión de no presentarse a las elecciones de 2017. Ya no es seguro que pueda lograr que el electorado acepte a cualquier entenado en su nombre.

La imposibilidad de acuerdos locales nació también de malas gestiones municipales que no llenaron las expectativas del electorado, tal como ocurrió en Quito. Al final, las ambiciones de los antiguos caciques locales chocaron con los nuevos caciques emergentes de tal manera que no pudieron ser gestionados ni por las directivas locales ni por el dedo aplastante de la dirección nacional de Alianza País. El resultado fue que hubo demasiados pretendientes frustrados a los tronos locales. En muchos lugares, la victoria de los partidos de la oposición de izquierdas o de derechas fue posible gracias a la división de la votación de los candidatos del gobierno por este fraccionamiento con Avanza, con el Partido Socialista o con ambos.

En tales circunstancias, no es raro que para Rafael Correa el primer acusado del “remezón” haya sido el sectarismo. Dio a entender que no se trata de un pecado nacional sino local pero la verdad es que las persecuciones, los excesos sectarios y la gran cantidad de episodios autoritarios del gobierno nacional en el último año pueden ser perfectamente responsables de una parte de la factura electoral. Así, pues, se le olvidó decir que fue un sectarismo impulsado desde las más altas esferas del gobierno y el partido y por él mismo y su arrogancia convertida en política de Estado. Las implicaciones de estas divisiones y de la victoria de los protagonistas de las divisiones son importantes y configuran el terreno político en el que se decidirán varios de los conflictos por venir.

El primer elemento importante es la disputa dentro de la coalición gobernante entre el grupo de Ramiro González y el grupo de Augusto Barrera (ex – alcalde de Quito y protagonista del revés más serio de toda la jornada), que controlaba tanto el Ministerio de la Política (Betty Tola) como el buró político del partido (a la cabeza del cual está Galo Mora). Por ello fue que apenas terminado el festejo en el movimiento Avanza, empezaron las recriminaciones. Al hacer el balance de éxitos y fracasos, no es difícil imaginar de qué lado se inclinarán las preferencias del magnánimo. Para el grupo de Barrera, que se presentaba como la alternativa de izquierdas dentro de Alianza País, el ostracismo es más probable que la redención.

Durante el año que medió entre las elecciones presidenciales de febrero de 2013 y las elecciones locales de febrero de 2014, cualquier imaginación de un futuro pos-correísta parecía exclusivamente ocupada por la derecha política. Ahora apareció el espectro de movimientos de centro izquierda que crecieron al amparo del correísmo, unos bajo su ala protectora (González) y otros fuera de ella (Carrasco y los grupos cuencanos), pero ambos con movimientos políticos independientes. Antes del domingo pasado estos movimientos parecían máscaras sin rostro rogando por el favor del gran hermano. Ahora la novia despreciada le entristeció el panorama en muchas y muy diversas localidades del país. Parafraseando al propio Rafael Correa, las agendas propias de sus aliados se le colaron por las trasteras. En adelante deberá considerarlos aliados necesarios pero también peligrosos: se pueden ir, y si se van, hacen daño.


[1]Llori fue destituida en 2008 acusada de sabotaje y terrorismo. Fue absuelta de todos los cargos luego de pasar 9 meses en prisión. Volvió a ganar la elección en 2009 y ahora repite por tercera vez. Los otros dos fueron destituidos después de ser electos en 2009.

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2 COMENTARIOS

  1. Me permito adjuntar mi análisis: DERROTA ELECTORAL
    Por Jaime Muñoz Mantilla
    El golpe electoral infligido, el 23 de febrero de 2014, a Alianza País por la derecha oligárquica -acicalada con ropajes “democráticos”- pudo devenir esa cuasi tragedia en un positivo sacudón, a condición de que el líder y los cuadros de segunda de ese amasijo político mostraran un claro y sincero propósito de reconocer los errores de fondo en la conducción del Estado y en sus relaciones con los sectores organizados de los trabajadores, las etnias y más sectores populares progresistas.
    No lo han hecho. Y, por el contrario, pretenden encontrar en errores tácticos, de segundo orden, la pérdida de dos importantes baluartes de la llamada Revolución Ciudadana, las alcaldías de Quito y Cuenca.
    Podía esperarse otra conducta, más bien próxima a la severa autocrítica, empezando por el estilo autoritario del Presidente, la persecución a los dirigentes populares contestatarios, la tozudez de explotar el ITT en el Yasuní y continuar con una política extractivista, que entrega enormes extensiones territoriales a la voracidad empresarial transnacional; la intolerancia con la prensa (a la que se puede combatir desde el debate, la reflexión y la denuncia y no vía represión y humillación, como se procedió y se pretendió con el caricaturista Bonil). La criminalización y la penalización a todo, vía COIP, como si por ahí anduvieran los métodos revolucionarios, cuya legitimidad -la Historia demuestra el fracaso del estalinismo- radica en el diálogo democrático, la organización de las masas en torno a un proyecto verdaderamente transformador de las estructuras, la siembra de una simiente económica comunitaria, principio del fin de la explotación del trabajo humano. El encarcelamiento a los denunciantes de actos de corrupción, violando procedimientos legales y constitucionales (persecución y condena al asambleísta Kleber Jiménez, su asesor Villavicencio y el médico Carlos Figueroa). El primario enfrentamiento con el cantautor Jaime Guevara, etc. Luego, el enfrentamiento con los médicos, que derivó en renuncias y en un absurdo posible conflicto de nuestros médicos con facultativos cubanos. Y remontándonos algo más, la persecución a los diez jóvenes de Luluncoto y a los estudiantes del Colegio Central Técnico.
    En lugar de reconocerlo, buscan la calentura en las sábanas.
    Así, la cuasi tragedia de Alianza País puede derivar, más bien, en tragedia para el pueblo ecuatoriano. Expliquémonos:
    1. ¿Contra qué votó el pueblo de Quito -cuya histórica rebeldía es proverbial?- Un sondeo a la opinión pública puede revelar claramente que un alto porcentaje no votó por el personaje Rodas. Votó contra Rafael Correa. Contra su prepotencia, su autoritarismo -negado inútil y torpemente por sus voceros en los medios llamados públicos-, votó, como se escuchaba por doquier “por quienquiera, menos por Correa”. Es, a este respecto, infantil el argumento de que si así fuese, no habría triunfado con tan alto margen, Gustavo Baroja, en la Prefectura de Pichincha. No perciben o no quieren percibir que el asunto radica en que Augusto Barrera era la figura visible del gobierno –cometiendo, también, errores tan graves como las sanciones desmedidas para las infracciones de tránsito- Gustavo, por el contrario, ha sido un dirigente sobrio y reposado, llevando a cabo obras, mal o bien apoyadas por el gobierno central. (Es deplorable leer a columnistas de la seriedad de Jaime Galarza, descender a la condena a Augusto Barrera, endilgándole toda la culpa del fracaso electoral. (El Telégrafo, jueves 27.2.2014). Omitiendo mencionar las políticas personalistas a ultranza del gran líder, su conservadurismo religioso -a ultranza también-, el llamado insólito del Presidente para que votasen NULO, quienes no quisieran hacerlo por Barrera. Increíble en un líder de la envergadura del economista Rafael Correa). ¿No son sospechosas aquellas medidas de última hora de suspender multas de tránsito y cobros de peaje, que, en vez de significar adhesiones al candidato de AP, se revirtieron, por su naturaleza grotesca, contra él? ¿No lo fueron, igualmente, las llamadas nocturnas a votar por Rodas, fastidiando el descanso de la ciudadanía, de factura innegable del gobierno central o de AP y no del candidato de la derecha (reaccionario pero no estúpido)?
    2. Por muy politizado que luzca en la Historia el pueblo quiteño, sus niveles son vulnerables, reversibles, sus convicciones, deleznables. Entre otras razones porque los acontecimientos de reciente data: políticos, económicos, culturales, éticos, modifican las posturas, oscurecen la comprensión de los trasfondos y la complejidad de la política, que trasciende lo nacional, pues tiene connotaciones universales. Cuando el Presidente Correa, sus voceros, los analistas políticos destacan que la estrategia del imperio norteamericano es derrocar a los gobiernos progresistas de América Latina y el Caribe, aciertan 100%. También aciertan cuando afirman que los candidatos y líderes de la derecha -Capriles en Venezuela, Rodas en Ecuador y afines en Argentina y Bolivia- responden a esa política imperial. Y desde esa conciencia, muchos, entre los que me cuento, decidimos votar por Barrera. Pero ¿Piensa el Presidente y su entorno gubernamental que esa denuncia sobre las pretensiones del imperio puede calar hondo en el electorado a tal punto de pesar más en la balanza, que los errores y aberraciones de las políticas de los últimos años, ejercidas desde Carondelet? El pueblo ve lo cercano, lo inmediato. Y el imperio y sus aliados criollos aprovechan ipso facto el descontento popular, caldo de cultivo para el avance de la derecha, como lo acaban de demostrar las elecciones del 23 de febrero. Adicionalmente, el propio Presidente y su entorno se han encargado de dividir a las organizaciones populares, principalmente a aquéllas del vigoroso movimiento indígena, hasta convertirlas en una suerte de caos político, en donde cunde la desorientación y la falta de certezas. Por eso, lo lamentable de ver cómo el candidato a Alcalde por Pachakutik -brazo político de la CONAIE- doctor Milton Castillo, sorprende al electorado de la izquierda radical, con su exabrupto, entre absurdo y sospechoso, convocando a votar, no por él y por la organización que lo candidatiza, sino por el candidato de la derecha oligárquica y neoliberal.
    3. Así las cosas, pretender que el fracaso electoral en varias provincias, pero principalmente en Quito y Cuenca, obedece al “sectarismo” denunciado por el Presidente, sonaría a pueril, si no fuese porque responde a la incapacidad de adultos fogueados, de rectificar errores de fondo, avanzar en una severa madurez que conduzca a encontrar esas razones de fondo. Ese “sectarismo”, al que se refieren principalmente como la incapacidad de fraguar alianzas, puede significar todo o no significar nada. Significaría mucho si aludiera a lo que puede ser la AP: una secta impenetrable e incuestionable, poseedora de la verdad absoluta, incapaz de dialogar con las bases populares -golpeadas y amenazadas y con líderes perseguidos y acusados de “terroristas”-, y algo más: secta obediente a las disposiciones voluntariosas del líder- Pero no. El sectarismo a que se refiere la voz oficial alude a errores de menor cuantía, como el no haber concertado alianzas con el economista González, líder de la pujante Avanza, miembro actual del gabinete ministerial. (El mismo personaje que, en la campaña electoral de 2006 y en calidad de candidato a vicepresidente con el socialdemócrata León Roldós, calificó al candidato Correa de “cuentero de Muisne”*. Personaje, igualmente, designado por el gobernante como Presidente del Consejo Directivo del IESS y cuyo manejo dejó mucho que desear, al punto de merecer el enojo del actual Presidente, el arquitecto “Corcho” Cordero).
    Cuando el secretario ejecutivo de AP, Galo Mora, hace un balance de los resultados electorales, comete iguales equívocos. Pretende que, lejos de la derrota, AP exhibe un triunfo electoral a nivel nacional, pues cuenta con más alcaldías. Luce este aserto como una ingenuidad. ¿No sería mejor cuantificar los votos para AP, en el país entero y comparar con los resultados de las elecciones anteriores, a fin de ver si hay un incremento o una merma sensible? Malabares que comparte con el Presidente y que no convencen al menos avisado. Lleven a cabo, señores de AP, adicionalmente, una encuesta imparcial que pregunte –en Quito al menos- la causa por la cual votaron por Rodas y tendrán la claridad necesaria sobre su verdadera situación.
    4. Entonces, si las mismas políticas arbitrarias, personalistas, antidemocráticas, ilegales, junto con la corrupción desatada en todos los espacios de la administración pública (léase al propio columnista de El Telégrafo, Dr. Jaime Galarza, sobre el tema); si se persiste en la vigencia del fascistoide decreto ejecutivo 016, de control social absoluto; si se silencian las voces de protesta, vía penalización y acusación de terrorismo y rebelión –en copia servil del modelo imperial- si se cierran las puertas al diálogo con los movimientos sociales, especialmente indígenas, contestatarios e inconformes con las políticas extractivistas; si se reemplaza incondicionalmente al amo imperial del norte por el neo imperialismo chino; si luego de repudiar el TLC con los EE.UU., se lo firma con la UE, abriendo las puertas al saqueo de la biodiversidad, acabando con la economía popular, violando artículos de la Constitución y atentando contra la soberanía de la Nación; si se desconoce la independencia de los poderes del Estado y se persiste en considerar al Presidente el jefe de todo el aparato estatal, entonces, el rechazo de la base social, desorganizada por obra y gracia de las propias políticas gubernamentales, será fácilmente canalizado por el imperio norteamericano y la oligarquía criolla a fin de reinstalar el neoliberalismo, cuyas nefastas políticas lo privatizaban todo, negaban categóricamente el papel regulador del Estado en la economía y lo dejaban librado todo al libre mercado, incluidos los famosos Tratados de Libre Comercio, rechazados por el pueblo ecuatoriano en recias movilizaciones.
    Y esa será la tragedia mayor, de cuya responsabilidad los políticos derrotados que hoy ejercen el poder endilgarán a la “izquierda dogmática”.
    Pero AP, la Asamblea Nacional Legislativa y el propio Presidente Rafael Correa han encontrado la solución salomónica: reformarán la Constitución en su Art. 114 -que estipula la reelección del Presidente de la República por una sola vez- para tornarla indefinida. Recurso que podría ser la gota que derrame el vaso. Si alguna reforma de la Constitución de 2008 se requiere es una que suprima el hiper presidencialismo que nos agobia. Porque si hoy, con un gobierno de origen progresista se cometen los atropellos y desafueros de que somos testigos ¿Qué será si accede al poder un LFC redivivo, nacido de las cenizas de la derecha social cristiana, cuya expresión contemporánea son los CREO, los SUMA y sus aliados inconfesos: los PSP y más especímenes sirvientes incondicionales de la banca especulativa y del imperio?
    Veremos si la reflexión prevalece o perseveran en la infalibilidad del líder y los oídos sordos a los cuestionamientos legítimos.
    Quito, 3 de marzo de 2014

  2. En Sucumbíos A P no obtiene ni prefecto ni alcaldes; cuál es la percepción de los sucumbienses…. Que la corrupción está hasta en la sopa. El revés de A P en Sucumbíos es un rechazo a la corrupción

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