Y con una carta más cursi que los informes a la nación del Boltaire, el ministro de Finanzas más desneuronado de los que se tenga noticia, nos dice adiós. ¿Quién le va a extrañar? Ni sus amigos de Carondelet. Deja destrozando al país, con más de un millón de desempleados y se cree el cuento que lo hizo bien. ¿Qué querrá, que le digamos gracias? Si nos hubiera dicho adiós, lanzándose de la terraza del Ministerio a su cargo, bueno, capaz que ahí hasta le decíamos buen viaje. Pero no...
FISyP fisyp.org.ar
06 noviembre 2013
En las últimas semanas se han producido hechos que visibilizan la estrategia de la banca internacional y nacional en América Latina....