La guerra por la cocaína ha causado conmoción social, ha perturbado con gravedad el orden público, ha causado calamidades familiares y públicas insubsanables, conflictos armados y territoriales; hay completa inestabilidad e inseguridad en las cárceles y en varias provincias del país; la convivencia ciudadana ha sido trastornada y el sistema de derechos humanos quebrantado.