Comprar vacunas no es lo mismo que recibirlas. Los países ricos se han replegado sobre sí mismos para acaparar las elaboradas por Pfizer y AstraZeneca. La UE ha cerrado sus fronteras para impedir la salida del codiciado producto. Israel pronto habrá inmunizado a sus nueve millones de habitantes, pero en 2021 nueve de cada diez personas de unos 70 países de bajos ingresos tratarán de sobrevivir con la amenaza constante del contagio.