El sueño de la gente de bien, de las altas esferas, de los medios pelagateros se hizo realidad ayer. La Casa de la Cultura Ecuatoriana fue convertida en cuartel. No se extrañen que, en un par de meses, si el evasor sigue en Carondelet, la CCE se convierta en la nueva sede del Banco Guayaquil. ¿Para qué seguir gastando en cultura, en arte, en esas trivialidades de hippies y desocupados? ¿Para qué? Lo que los artistas y gestores culturales deberían hacer -por el bien del país- es inscribirse en algún curso de policía o sumarse a la milicia. O sea, ser entes productivos para la patria.