Isla Decepción viene escrita con un tono a la deriva y fragua, una historia encallada página tras página, y que acompaña como lo hacen sus personajes principales en la complicidad del silencio, en el respeto de una incomunicación secreta; hay entre los personajes, y entre la novela y el lector, un entendimiento profundo que solo se vincula en la derrota, en la isla decepción que llevamos dentro.
La lectora puede abrir Qué verguenza donde guste y elegir el inicio en cualquier cuento, incluso sin seguir el orden propuesto, se puede empezar en “Afortunada de mí”, “Teresa”, o en “Últimas vacaciones”, que la sensación de que alguien le está mostrando lo que tiene en frente y no se ha fijado es constante en todos, la idea de que la luz en medio de la cotidianidad tiene un brillo diferente atraviesa los nueve relatos.