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¿Y EL DECRETO 16? por César Montúfar

El Comercio <www.elcomercio.com>

16 septiembre 2013

Ya son un poco más de tres meses desde el 4 de junio en que el presidente Correa firmó el tristemente célebre Decreto 16, con el que se establece un férreo sistema de control sobre las organizaciones de la sociedad civil ecuatoriana. Corre ya el plazo para que se ponga en marcha el sistema de información que prevé el decreto, el Estado tenga en sus manos los detalles más mínimos del trabajo de las organizaciones sociales y el Gobierno pueda intervenir en ellas, disolverlas y liquidarlas si es que incurren en las causales que establece su draconiano artículo 26.

Fundamedios y Ecuarunari han presentado sendas demandas de inconstitucionalidad al referido decreto. Hasta el momento, la Corte Constitucional guarda silencio. Antes, un juez no admitió una acción de protección planteada por César Ricaurte. La justicia constitucional aúpa el intento presidencial de hacer de la sociedad civil un apéndice del Estado. Por su parte, la sociedad ecuatoriana pareciera aún no aquilatar las implicancias de esta iniciativa presidencial. El vértigo de la coyuntura ha hecho que los ojos del público se alejen de este monumento, quizá como ningún otro, al hiperestatismo, a la voracidad autoritaria del Gobierno, a su voluntad de controlarlo todo, inclusive el derecho básico de los ciudadanos a asociarse libremente.

Pero el Decreto 16 sigue su camino de ejecución. Con ello, uno de los últimos reservorios de libertad quedará bajo la rectoría del Ejecutivo. Mediante este decreto, entre otras cosas, el Gobierno puede disolver a las organizaciones sociales si intervienen en temas políticos o alteran la paz pública. Si este decreto hubiera estado vigente en el pasado, ni el movimiento indígena de los noventa ni la movilización social que puso en jaque a la corrupción estatal desde los ochenta ni los forajidos u otras experiencias de insurgencia social hubieran ocurrido en el país. Seríamos una isla de paz subyugada por caudillos y sus argollas, intoxicados de corrupción y poder, sin la participación activa de la sociedad civil en los asuntos más candentes de la vida política nacional. Es por eso que, sin duda alguna, con este decreto Correa no pretende otra cosa que curarse en sano de una sociedad civil activa, de organizaciones sociales que lo interpelen; convertir a la sociedad civil en una burocracia más sin ánimo de cuestionar las corruptelas del poder y mendicante de la plata del Gobierno. Su expedición por ello es la prueba más clara del terror que siente Correa a la movilización social; de su necesidad de tener callados y controlados a los ciudadanos que pueden reclamar y organizarse. El Decreto 16 es el retrato vivo de un gobernante aterrorizado por una sociedad que interrumpa sus monólogos, despierte de su propaganda y le pida cuentas.

Este contenido ha sido publicado originalmente por Diario EL COMERCIO en la siguiente dirección: http://www.elcomercio.com/cesar_montufar/Decreto_0_994100610.html.

 

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1 COMENTARIO

  1. Suenan las voces de esos intentos que significa un retroceso para el andar evolutivo social, una situación que a mi entender no va con el sentir popular, de forma que de ser así, de aplicarse ese férreo control social, se avizora la confrontación, en mi caso particular, desde ya pueden enviar a sus sicarios gubernamentales porque a lo que obedezco es a mi consciencia y prefiero estar muerto a soportar los horrores del estilo monárquico o hitleriano.

    Eso del férreo control social lo vengo escuchando como política afín al nuevo orden mundial, elites que quieren reducir la población a menos de 1000 millones de esclavos, colocarles chips, en esa línea de actividad, como avanzada estarían los transgénicos, los chemtrails, restringir la libertad de expresión en Internet, las guerras, que buscan hacerse de una III guerra mundial, etc.

    Luego de lo cual, los pusilánimes que queden serían gobernados por las elites acostumbradas a someter a los pueblos, psicópatas en realidad. Un asunto en extremo macabro pero que suena fuerte tan sólo en Internet y tiene sustento, basta observar los acontecimientos mundiales.

    Por ventaja ya existe un gran conglomerado nacional y mundial despierto y cada día serían más y más las y los que despiertan a la realidad de posibilidades diferentes a las de hambre, ignorancia, corrupción y graves problemas sociales sin aparente solución.

    Los valores y los derechos humanos son la reserva que la evolución y los seres humanos tenemos para forjar presentes sociales dignos, saludables y son objetivo que se los conseguiría con masivo buen trato psicológico, con el pueblo y autoridades en equipo, con una democracia participativa.

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