“Es una pena que un premio que nació con tan buenos auspicios se desprestigie en esa forma, por la mala calidad de los jurados.”
ALFAGUARA: JURADO DUDOSO E INJUSTO
Periodistas por el cambio. Bolpress. www.bolpress.com
Claudio Ferrufino Coqueugniot es muy buen escritor y tiene merecido el Premio Nacional Alfaguara, que acaba de ganar. Sobre eso no hay duda alguna de que el jurado obró bien al premiarlo por unanimidad. Pero queremos referirnos a las declaraciones desaprensivas de Wilmer Urrelo, Presidente del jurado, al descalificar el resto de las obras que participaron hasta llegar a 40. Dice que están mal escritas, desprovistas de estrategias narrativas y con un lenguaje descuidado que debería merecer varias correcciones.
Esto hiere a 39 escritores que participaron en el Premio, con algunos trabajos que fueron presentados en el interior y, al parecer, Wilmer Urrelo no se dignó leer, porque conocemos algunos de esos trabajos y tienen estrategias narrativas además de estar correctamente escritos.
La conformación del jurado es la habitual imposición de la cultura oficial sobre el país entero, con los mismos desconocidos de siempre, que no sabemos si secundarán las declaraciones de Urrelo. Ellos también deberían hablar para confirmar o desestimar las declaraciones de este escritor novato, para decir lo menos, a quien Santillana se ha empeñado en convertirlo en su favorito.
Nos hemos comunicado con el interior del país y allí hay la sospecha de que los originales enviados al Premio Nacional en cada sucursal de Santillana no llegan a manos del jurado, y que los organizadores no se toman la molestia de leer todas las novelas que se presentan.
Es una pena que un premio que nació con tan buenos auspicios se desprestigie en esa forma, por la mala calidad de los jurados. En el pasado, el Premio Erich Guttentag, para hablar de uno solo, tenía jurados internacionales de la talla del Premio Nobel Mario Vargas Llosa o del crítico español Julio Ortega. En cambio ahora sólo se limita a nombrar a los mismos de siempre, los obsecuentes de La Paz y Santa Cruz, que parecen juzgar las obras en función de sus prejuicios.
Hay un movimiento en marcha. Es una decisión de los escritores del interior de no participar nunca más del Premio Nacional de Novela Alfaguara por las declaraciones de Wilmer Urrelo, que no han merecido hasta hoy el desmentido del resto de quienes conforman el jurado. Con esa clase de prejuicios, es preferible buscar otras soluciones que dejen de hacerle juego a un premio desprestigiado por culpa de Editorial Santillana, pues las obras se editan poco y circulan peor. Ya son muchos los premiados que se quejan de la pésima circulación de sus obras. Entre ellos, hemos escuchado a Gonzalo Lema, a Eduardo Scott y a Tito Gutiérrez, pero probablemente otros dirán lo mismo, porque es inútil acercarse a las librerías, porque los libros del Premio no existen y en las ferias del libro son muy caros. Hace tiempo que Editorial Santillana parece consagrada exclusivamente a especular con textos escolares y en tratar del peor modo a los escritores que acoge en su catálogo, y peor aún, a quienes presentan sus trabajos a los premios nacionales, para merecer semejantes declaraciones nada menos que del Presidente del jurado.
La solución está a la vista. Hay que crear otros premios. No entendemos que una transnacional tenga el visto bueno del Ministerio de Culturas para gozar de apoyo oficial. Quizá en el pasado esto fue bueno porque permitió crear el premio pecuniario más importante de todas las artes, pero hoy no se justifica, mucho menos con la cantidad de buenas editoriales bolivianas, que deberían concertar la creación de un premio verazmente nacional y con jurados internacionales, y no con los consabidos que conforman todos los años el jurado de Alfaguara.