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ACUERDO POLITICO- SOCIAL DE LAS IZQUIERDAS. Por Francisco Muñoz Jaramillo

28 de Marzo 2016

El día miércoles 23 de marzo se realizó una nueva reunión de las agrupaciones sociales y políticas de la tendencia de las izquierdas. Esta vez  fue convocada por Colectivo Unitario Nacional de trabajadores, indígenas y Organizaciones Sociales a las agrupaciones políticas de Izquierda y de Centro Izquierda 1.

Importante reunión que se dio en el contexto tanto del manifiesto límite al que han llegado las alternativas de derecha, como en el marco de las dificultades internas para definir la candidatura presidencial del oficialismo. Reunión significativa que estableció un primer acuerdo para definir un Programa de Gobierno en base al que inicialmente planteado por el Colectivo Unitario de Organizacione y el aporte de formulaciones – como las del Partido Concertación y el colectivo Montecristi Vive – que han presentado enfoques programáticos. Propuesta consensuada que será difundida en la movilización del Primero de Mayo.

Singular situación que anuncia una participación conjunta en el 2017 para las elecciones a Presidente de la Republica y Asambleístas Nacionales y Provinciales. Importante alternativa político- social que se despliega frente a las otras dos tendencias de derecha y populista que se encuentran disputando en la escena su predominio y posibilidad de acceso a la Presidencia de la Republica.

No cabe duda – como dice un famoso adagio popular- que “la realidad es tozuda”.  Se  impone y  concreta a  pesar  de  ciertas subjetividades, desavenencias, incoherencias y falta de comprensión que han llevado en el pasado a determinadas posiciones de izquierda a manifestarse en forma aislada, sin el empeño por disputar legitimas hegemonías y procesos de representación institucional con la finalidad de acumular fuerzas para alcanzar una mejor correlación política. Me refiero a dos principales momentos electorales. A los de las participaciones electorales en el 2006 y en el 2013.

Esta fuerza de la “tozuda realidad” es precisamente lo que nos convoca a este examen y análisis en el presente artículo. Aquí se puede observar algunos rasgos significativos de la realidad ecuatoriana: la del correismo, que hemos vivido en estos 10 años y que influyen en la construcción de la mencionado Acuerdo. Destacamos primeramente la importancia y significación de la recuperación del movimiento social luego del reflujo que vivió durante este periodo, afectado por las promesas y los símbolos de izquierda exhibidos por el gobierno de Correa. Fortaleza que se expresó durante el año 2015, principalmente en importantes movilizaciones que sobrepasaron en Quito los cien mil manifestantes. Los mismos que se reconocieron en una sola consigna unificadora: “fuera correa fuera”. Presión social que llevó al oficialismo a decidir no correr con Correa en las elecciones de 2017. Derrota política que abrió una renovada perspectiva para el recambio de Rafael Correa y Alianza país en la conducción futura del Ecuador.

En dicho contexto se pudo observar así mismo la inquietud y el desafecto de los sectores medios con la conducta política y mediática de Rafael Correa. A quien apoyaron en distintos momentos desde el 2006. Resquebrajándose en las elecciones seccionales de 2014. Inclusión y participación social que se puso de manifiesto en las movilizaciones convocadas por el Colectivo Unitario de Organizaciones Sociales y Sindicales.

Hay en esta reacción y movilización social señales claras de inconformidad-tantas veces examinada- frente al proceso de definición y construcción del Estado y Régimen Político que se ha estructurado en estos años. Donde en la reestructuración institucional del país, el correismo ha puesto el énfasis en formas estatistas y autoritarias, lo que me llevo a calificarlo como un régimen cesarista/ bonapartista de corte populista. Y que hoy en un importante artículo sobre la coyuntura latinoamericana Moddonessi precisamente examina los límites de los progresismos regionales. Dice:

“El progresismo latinoamericano está ligado al destino de unos hombres y mujeres providenciales en crecientes dificultades o cada día menos consistentes. Al haber abusado del caudillismo como recurso político estratégico, el progresismo tambalea desde la cúspide y no se sostiene desde abajo.” “En efecto, por virtuoso que pretenda ser un liderazgo, le es consustancial una pendiente autoritaria, a la cual corresponde la delegación, que restringe, cuando no obstruye, los canales de participación desde abajo.

“…ya que pesa- continua el autor mencionado- una década o más según los casos, de desmovilización sostenida desde arriba, desde la rectoría del Estado-Gobierno-Presidente, desde una concentración de poder decisional que se mantuvo intacta a pesar de que los movimientos populares de los 90 y principios de los 2000 eran portadores de banderas participativas y de profundas y radicales críticas al liberal democratismo de la gobernabilidad, el presidencialismo y la partidocracia”2

Lucida caracterización que expresa rasgos de la situación ecuatoriana y que contextualiza la mencionada reacción social en oposición al regimen, y donde se encarnan intereses sociales e imaginarios colectivos. Que estuvieron presentes en el 2006 cuando se eligió a Correa Presidente. Plegaron electoralmente al outsider Correa,  pero que hoy han manifestado, en reiteradas circunstancias, su desencanto.

El Gobierno de Correa, el Estado y el Régimen Político construido en este periodo no ha respondido a las demandas planteadas en aquel año. Las exigencias de cambio tanto del quehacer político y partidario como el cultural no han tenido asidero. Se han mantenido dentro de los parámetros tradicionales del comportamiento de nuestro país y se han profundizado en estos años. Y más bien se ha reiterado en viejas formas políticas, y estructurales. Sobre todo del partido predominante, Alianza País. Conducido en forma caudillista. Procesos y condiciones que se han concretado en el marco del ejercicio del poder en correspondencia con formas propias de una versión criolla del Régimen Bonapartista/ Cesarista. Es decir de una forma de ejercicio del poder que ha representado- desde un supuesto y real equilibrio o autonomía relativa estatal de sectores y fracciones dominantes- los viejos intereses remozados y modernizados de las clases dominantes. Que ponen de manifiesto la pervivencia de un viejo patrón de acumulación y economía centrada en el estraticivismo y la reprimarizacion. Manteniendo en consecuencia intocada la tradicional estructura social.

Hay pues en esta reacción social de los sectores populares y medios esta innegable contradicción: que ha llevado a evidenciar críticamente la falta de sindéresis y coherencia de Rafael Correa; que ha proclamado la revolución ciudadana como retórica ; y ha continuado sin embargo con los rezagos viejos de la política y organización partidaria. No fue esto lo que demandaron los sectores populares y medios en el 2006. No el retorno del Ecuador a fórmulas retrogradadas de corte neoliberal. Como quisieran hoy hacerlo a través de los intereses y propuestas políticas las tendencias de derecha y populistas que se apresuran a participar electoralmente en el 2017. Hay en esta presencia social antes descrita una búsqueda de novedad. De efectivo cambio del Ecuador. Más allá del neoliberalismo. Pero también del correismo que confundió propuestas y negó las demandas contenidas en el 2006.

Esta presencia social, por otra parte, se encuentra sobre determinada por un contexto de crisis económica. Que de manera fuerte se da en el 2015. Y conduce a restricciones no expresadas en estos años. Misma que ha desestabilizado la unidad del bloque dominante. Y ha conducido a disputas respecto a su salida entre fracciones y grupos económicos. Es decir tensión generada en el bloque. En que cada sector ha buscado eludir el costo de la crisis. Como a su vez, en conjunto adicionalmente, imponer una política laboral para sostener la situación económica agravando la condición de los trabajadores populares y medios, del campo y la ciudad. Y que ha tenido concreción en la última aprobación legal de la “Ley Orgánica para la optimización de la Jornada laboral y el desempleo (como fue remitido originalmente por el Presidente de la República). Legislación aprobada en la Asamblea Nacional que descubre la verdadera intención del Gobierno por aupar los intereses y necesidades del bloque dominante en su conjunto. ¿Quién sale perdiendo?. No viene al caso abordar esta problemática. Que ha sido desarrollada por las organizaciones sociales. Pero si reiterar el hecho de que el costo de la crisis se lo traslada hacia los trabajadores, los sectores populares y medios. Es decir lucha de clases. Entre por una parte el bloque dominante y por otra los sectores subalternos que sufren los efectos de esta situación. Y que en esta coyuntura busca representación en esta coincidencia político-social.

Se requiere también comprender que este acuerdo de las izquierdas expresa una “realidad tozuda”. No solo porque es el resultado de la reacción social. Sino porque refleja también en la coyuntura la nueva situación creada en el contexto regional. Que ciertamente influye en el posible desenlace de nuestro proceso político electoral. Y que se refiere principalmente a algunos hechos y acontecimientos que se han dado en este año 2016. Donde se advierte- decía en otro artículo- un proceso de retorno de viejas y tradicionales posturas de derecha. De carácter retrograda. En su intento por responder y contraponer al llamado “progresismo” latinoamericano. Es decir una restauración conservadora de nuevo tipo. Situaciones políticas como la pérdida de representación del chavismo en el parlamento venezolano. El triunfo del derechista Macri frente al Kishnerismo en la Argentina. Y la inestabilidad política – de carácter judicial y mediático como social- de Brasil. Así como la pérdida del referéndum en Bolivia para permitir la reelección presidencial de Evo Morales. Situaciones todas estas que muestra esta aguda realidad y confrontación política en la región.

Situación que también, por otro lado, muestra las falencias, los límites e incongruencias político estructural y cultural de los “progresistas”. En consecuencia déficit de hegemonía y de cambio cultural de las fuerzas que se han agrupado en los llamados gobiernos progresistas. Que también han devenido hacia formas regresivas de restauración conservadora. Y que en principio han provocado sentimientos de desencanto en amplios sectores de la población. Precisamente porque no se han producido los cambios estructurales y culturales. Manteniendo un capitalismo y Estado al que se ha modernizado tecnocráticamente y regímenes de corte autoritario. Donde se manifiesta abiertamente – en medio de la vulnerabilidad que conllevan estos límites- una ofensiva fenomenal en el continente por parte de la derecha. Que busca recuperar la región para devolvernos a fórmulas neoliberales de economía y gobierno, como para mantener procesos hegemónicos en el mundo y desplazar influencias en la región de eventuales potencias emergentes como a la China.

Digamos de una vez por todas. En la lucha política de la región se encarna la contradicción de dos formas de dominación capitalista. Pero también la disputa de dos vías de inserción en el sistema mundo y hegemonía planetaria. La misma que se manifiesta e influye en el curso político de los países y gobiernos de la región. Caer en compresiones unilaterales sobre esta realidad conduce a ocultar la verdadera dimensión del problema político e histórico que vive Latinoamérica. Y no hace posible el desarrollo de las izquierdas y los movimientos sociales. En este contexto la visita del Presidente norteamericano, Obama, a Cuba en Marzo de 2016 se manifiesta como un síntoma que evidencia la intención por recuperar el predominio norteamericano sobre América Latina. ¿Qué dimensión tiene este síntoma? ¿ Se trata quizás de un hito histórico? Que dejaría atrás la propuesta critica formulada por Marx para el siglo XIX. Y que por otro lado abre una nueva perspectiva emancipadora del capital y capitalismo. Que requiere recoger y recrear la teoría critica de Marx. Trascendental e histórico problema para las izquierdas del continente y el Ecuador. Tema que sale del análisis de este artículo y no se puede desarrollar. Pero que pone la atención sobre un hecho de dimensión histórico -universal.

En síntesis se puede afirmar entonces que este acuerdo de las Izquierdas surge como resultado de condiciones propias. De la autonomía social y política de los movimientos sociales. Del desarrollo de su movilización y resistencia. Y es efecto también del cambiante contexto regional. Que advierte que es viable la concreción de esta política de Izquierda-Centro Izquierda en clara demarcación con las restauraciones conservadoras del oficialismo y de la Derecha tradicional. Acuerdo que rompería el cerco de la ofensiva de derecha en el continente para desplegar un proceso autónomo y soberano de América latina.

En este sentido el acuerdo amplio político y social de Izquierda y Centro Izquierda- respecto a la cual se dio manifestaciones de pesimismo y aversión-constituida en esta reunión del 23 de Marzo puede constituirse en un hito histórico. En tanto muestra la novedad de la convocatoria. Y hace posible una política que está más allá de la ofensiva de las fuerzas retrogradas en la región. Posición que se da desde las propias posiciones de las organizaciones sociales y sindicales. De trabajadores y de indígenas. Es decir desde abajo. No había ocurrido anteriormente esta conducta. La unidad se había generado a partir de iniciativas de las cúpulas partidarias. Hoy se ha dado a través de consensos y unidad del Colectivo social. Y esta es la novedad. Esto sin duda da una fuerza, legitimidad y autenticidad que puede potenciar el desempeño electoral.

Las fuerzas sociales y políticas de la mencionada unidad entonces se encuentran hoy en la inquietud una vez más de disputar la representación de los sectores medios. Sector social -que al parecer – se ha mantenido en las últimas semanas en un compás de espera. Y que puede encontrar en este frente su real y efectiva representación. Recuperando así el espacio político electoral que había sido absorbido-entre 2006-2013- por el correismo.

Sin duda el mencionado acuerdo constituye una respuesta política que nace a partir de las movilizaciones que se han dado de manera particular en el año 2O15. Y que electoralmente, por otro lado, disputara la decisión del votante de los sectores medios. De determinados segmentos. Principalmente de aquellos que se han generado y desarrollado en estos años. Que se han mantenido en un compás de espera. Algunos de ellos confundidos e incluidos en la derecha o en la versión “progresista” del oficialista Lenin Moreno. La presencia de este Frente en la escena alinea y define. Así como abre el camino de resolución de decisiones políticas proximas como la del Movimiento Pachacutik. Polo entonces de atracción que con el mencionado acuerdo expresa una unidad social y simbólica de distintos sectores populares, medios y étnicos del Ecuador. Es decir la pluriculturalidad y plurinacionalidad. En un proceso de amplia pluralidad social.

Volvemos entonces a nuestro punto de partida de este análisis. Se ha impuesto la realidad. Más allá de la falta de voluntad y escepticismo. Es decir tozudamente. Necesidad entonces que se ubica -como hemos dicho en otros artículos- en una inteligente participación electoral de las izquierdas. “Un inevitable aislamiento-decíamos en otro artículo- de la izquierda expresaría el límite de correlación de fuerzas y de capacidad de conducción”3. Cuestión que no ha sucedido. Y que muestra la importancia de la reunión del 23 de Marzo.

Proceso de intervención política, por otro lado, que debe articularse al proceso de construcción de la contra hegemonía

“Definición estratégica, en consecuencia, – también decíamos- que recupere, recree el movimiento social y la izquierda, que ha sufrido los embates ideológicos, sociales, simbólicos y políticos de estos años de correismo. Posicionamiento que además requiere del despliegue de actividades ideológicas para avanzar a desarrollar el cambio cultural, es decir el cambio de “sentido común”. Que produzca la crítica y la necesaria ruptura teórica e ideológica con las concepciones ortodoxas estatistas del estalinismo marxista y el pensamiento liberal neo institucionalista. Será este desarrollo teórico/ideológico y cultural un punto de apoyo de la renovada organización social estratégica. Ser radical, es ir a la raíz y convenir en un cambio de dimensión histórica desde la sociedad y de carácter anticapitalista.”4

La circunstancialidad electoral debe en consecuencia corresponderse con esta dimensión estratégica. La misma que debe considerar procesos más profundos y de más largo aliento. De carácter organizativos y pedagógicos para cambiar el sentido común de la gente y la cultura dominante. Y por eso se requiere no solo un transitar del corresimo sino un tránsito de dimensión histórico, estructural y democrático, en los próximos años que se avecinan. A eso debe comprometer esta unidad política y social en proceso de gestación. Esto será fidedigno y nos diferenciara de todo tipo de restauración conservadora y de la ofensiva de derecha del Continente. En defensa de la autonomía y soberanía regional como ecuatoriana en el proceso de inserción en el sistema mundo.

Sugiero finalmente los siguientes puntos como los principales ejes del programa a debatirse y consensuar.

  • Para enfrentar la crisis económica. Incentivar la producción, inversión, empleo y salario. Como proteger la Seguridad Social desmantelada por el correismo exigiendo la participación del estado en su financiamiento.
  • Para los cambios estructurales. Una política agraria que trasforme el campo. A través de fortalecer la agroecología y la agricultura familiar campesina. Así como el cambio de tenencia de la tierra.
  • Una política económica y legislativa que ponga límites a la explotación extractivista y busque de manera gradual formas alternativas a esta explotación de la naturaleza y afectación al medio ambiente.
  • Una política democrática. Donde se encarna de manera especial la“descorreizacion”. Que proponga cambios constitucionales que modifiquen los aspectos orgánicos constitucionales que inciden en la concentración del poder y el “hiper presidencialismo”. Manteniendo de manera fundamental los principios del Sumak Kausay y el Estado Plurinacional.
  • Que en la ley de comunicación se reformen las disposiciones que restringen la libertad de expresión de colectivos sociales y ciudadanos. Reformar los artículos del Código Penal que muestran rasgos coactivos y disciplinaristas. Y se devuelva la autonomía a la ley de universidades.
  • Se vuelve necesario de manera particular desplegar una política anticorrupción desde la sociedad civil como necesario mecanismo para investigar y sancionar los actos corruptos del correismo.
  • La formulación de una política soberana Internacional que mantenga la relación con los principales mecanismos de integración propios de la región para garantizar su soberanía frente a otras regiones y el mundo.

Notas

1 Las organizaciones que constituyen el mencionado Colectivo Unitario son: CTE, CEOLS,UNE,UGTE,FEUE, FETMYP, CEDOCUT.

2 Modonessi. Caudillismos y cesarismos en la coyuntura latinoamericana y mexicana. Http// desinformenos.org.mx.

3  Francisco Muñoz. Artículo. El 2015 Desafíos Políticos.Linea de Fuego. Enero 2016

4  idem

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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