16 julio 2014
Qué duda cabe, las cárceles en Quito echaron raíces. A lo largo del siglo XX, el vínculo adentro-afuera se fue tejiendo de diversas fibras familiares, económicas, amistosas… Abundan los recuerdos de familias alimentadas con el rancho de las cárceles, de negocios de las y los presos que contribuían con el sustento familiar, de multitudinarios y bulliciosos días de visita, de ingreso de productos que afirmaban el amor, de mercaderías de quienes aprovechaban la demanda económica dentro de las cárceles, de puertas abiertas a criaturas fugadas de internados en busca de sus madres presas, de intimidades vividas en las celdas abiertas y decoradas como pequeñas casitas de barrio…
El 21 de febrero de 2014, dos días antes de la elección de autoridades seccionales, 251 internos del ex-Penal fueron trasladados de modo intempestivo a la nueva cárcel Regional Latacunga aún en construcción, a manos de las autoridades del Ministerio de Justicia, Derechos Humanos y Cultos. El desconcierto y, día tras día, el horror de esos hombres fue enorme: como la cárcel estaba en construcción, por cuestiones de seguridad, permanecían encerrados en las celdas durante interminables jornadas, allí comían, allí accedían a los inodoros sin puertas: antimotines, allí esperaban, ateridos de frío y de anonimato por la delgadez de sus flamantes uniformes anaranjados, sin acceso a recursos de ubicación en el espacio ni en el tiempo, nada de medios de comunicación, calendarios, relojes, fotografías de sí mismos, ni un lápiz. Cada nuevo día se prolongaba en estas celdas grises, modernas, seguras, limpias de humanidad.
La nueva cárcel estaba muy lejos, la visita fue restringida a una hora y media semanal por preso con allegados y negada a los presos sin allegados, sucedía en una sala sin personalidad, custodiada por hombres armados. Para ingresar, por cuestiones de seguridad, las visitas de toda edad eran desnudadas… A pesar de todo, las familiares con sus criaturas a cuestas ingresaron, recogieron la experiencia de sus consortes encogidos y tejieron un vínculo hacía afuera, que cobró la forma de la protesta. El silencio de las autoridades era sepulcral.
Todo parecía una torpeza política cometida con intereses electorales; pero, la noche del 29 y la madrugada del 30 de abril de 2014, alrededor de 1 600 presos de todas las cárceles de varones de Quito fueron trasladados a la nueva cárcel Regional Latacunga, en un operativo que desplegó cientos de hombres uniformados. Contra la fachada del ex-Penal, ante cientos de mujeres adoloridas, llorosas, endurecidas, y muchísimas criaturas atentas, mudas, con los ojos secos, cuya experiencia no fue registrada por los medios de comunicación, desfilaban los hombres esposados hacia los buses de transporte urbano que los llevaron a la nueva Regional Latacunga. Aquella noche se sintió mucha impotencia, mucho dolor, nudos en la garganta, en el estómago, en la sien. Presenciamos una demostración contundente de un poder dispuesto a desplegarse a cualquier costo. Fuimos testigos de un gesto incontestable de autoridad patriarcal: de ese tipo de autoridad que se despliega sorda y se justifica por el bien de la víctima. Esa noche supimos que no se reconocería la humanidad de las personas presas y sus allegadas, si eso significa atender a su punto de vista.
Hoy, en la nueva cárcel Regional Latacunga, las condiciones no han cambiado de modo significativo, de manera que el malestar de los presos se traduce, entre otras cosas, en el incremento de la violencia interna. Indudablemente es cierto lo que los miembros del Comité de Familiares, Amigas y Amigos de Gente en Prisión decíamos desde que inició este proceso de modernización: el aislamiento, la privación del vínculo social de ningún modo contribuye a la recomposición de la humanidad, si es a esto a lo que llamamos rehabilitación social.
fuente: http://www.hoy.com.ec/noticias-ecuador/albores-del-gobierno-penitenciario-610152.html
Habrás notado el desequilibrio existente entre las noticias e informaciones positivas y negativas, bastante favorables a las negativas, motivos para las denuncias y protestas, como también para las soluciones y una actividad que equilibre la balanza podría provenir de una mayor interactividad en los blogs y sus miles de usuarios.
En vista que no es lo mío administrar un blog, me permito opinar u observar que en las largas listas de links que los blogs tienen en el espacio de CATEGORÍAS, no constan y hacen falta títulos como: nuevas fuentes de trabajo, teorías, cómicos, encuestas, problemas planteados, etc.
Lamento el hecho de que lo manifestado se desligue del artículo pero todo esta interrelacionado y siento la necesidad de manifestar esto que considero es un aporte que suma peso en el platillo positivo, en la búsqueda de la armonía y el equilibrio natural necesarios. Saludos,
La descripción parece ser de un campo de concentración nazi. Una tragedia griega, Sofocles. Guantánamo.
Es el cambio de una cárcel vieja a una nueva, de un lugar peor a otro mejor. Pero parece ser una tragedia pocas veces vistas en el mundo.
El articulo escribe con dosis elevadas de un surrealismo irreal.
Altera y dramatiza la realidad.