10 marzo 2015
“…algo nos dice que logrado el objetivo de derrotar electoralmente al correísmo, las fracciones políticas “aliadas” volverán a sus pugnas tradicionales…”
¿Pero el pueblo?, la clase trabajadora, o sea, la mayoría, solo actúa y actuará como espectador y votante, que al margen de la clase política, no participará de los verdaderos procesos de cambio. Y así se irá construyendo el país, generando privilegiados y excluidos, la misma historia de siempre. ¿Acaso es mejor ser explotado en condiciones de cierta libertad, que en condiciones donde a más de la explotación se tuviera que soportar las formas y discursos hipócritas de quien dice trabajar por el pueblo mientras directa o indirectamente genera un grupo de aventajados protegidos por el Estado, a más de un ambiente de temor y de persecución a la crítica? No, no es mejor ciertamente, sin embargo habría que volver a pensar por qué el pueblo, la clase trabajadora que en verdad es más, muchísimo más grande que el pequeño sector de administradores, políticos y tecno-burócratas privilegiados (ya que la clase trabajadora también sirve al Estado), no puede construir una propuesta política que ya no piense solamente en la toma del poder (para reproducir los mismos vicios de siempre) sino en crear nuevas formas de organización territorial, más justas, verdaderamente participativas, equitativas y equilibradas. ¿Miedo? ¿Pasotismo? ¿Conformismo? Estos son los temas de una agenda política para el futuro.
* Licenciado en Ciencias Humanas, Magíster en Desarrollo Local. Miembro de la Casa de la Cultura Núcleo del Azuay. Docente e investigador de Universidad de Cuenca – PYDLOS.