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ALIANZAS. por Sebastián Endara*

10 marzo 2015

“…algo nos dice que logrado el objetivo de derrotar electoralmente al correísmo, las fracciones políticas “aliadas” volverán a sus pugnas tradicionales…”

 

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Algo debe estar pasando en temas políticos para que comience a resultar “interesante”, escuchar hablar a personas vinculadas a la derecha tradicional sobre libertad, respeto a los derechos, e inclusive, democracia. Pero más interesante aún, es ver cómo los opositores al gobierno, tanto de derecha como de izquierda, deponen sus diferencias estructurales, para solidarizarse en favor de la democracia y contra del modelo “progresista” de la revolución ciudadana. Seguramente en el cálculo político -nunca ausente-, habrá primado la idea de que es mejor vivir en la democracia capitalista, que en el difuso y confuso, autoritarismo “progresista”.

Estas alianzas extraordinarias entre la izquierda y la derecha revelan la existencia hasta hace poco impensable de puntos políticos en común, por ejemplo, el tema de la democracia estructurada a partir de un Estado de derecho con funciones independientes. Habría que ver qué otras cosas tienen en común, para saber si los intereses que tanto los de la izquierda como los derecha representan -y que necesariamente deberían ser intereses de clase- pueden hacer concesiones en función de un proyecto de país que sea levantado efectivamente sobre la justicia social. Pero algo nos dice que logrado el objetivo de derrotar electoralmente al correísmo, las fracciones políticas “aliadas” volverán a sus pugnas tradicionales y la defensa de sus intereses intactos en un ambiente de “democracia”, que al menos criticaría a un Estado que concentra todas sus funciones en la hegemonía del poder de la función ejecutiva.

¿Pero el pueblo?, la clase trabajadora, o sea, la mayoría, solo actúa y actuará como espectador y votante, que al margen de la clase política, no participará de los verdaderos procesos de cambio. Y así se irá construyendo el país, generando privilegiados y excluidos, la misma historia de siempre. ¿Acaso es mejor ser explotado en condiciones de cierta libertad, que en condiciones donde a más de la explotación se tuviera que soportar las formas y discursos hipócritas de quien dice trabajar por el pueblo mientras directa o indirectamente genera un grupo de aventajados protegidos por el Estado, a más de un ambiente de temor y de persecución a la crítica? No, no es mejor ciertamente, sin embargo habría que volver a pensar por qué el pueblo, la clase trabajadora que en verdad es más, muchísimo más grande que el pequeño sector de administradores, políticos y tecno-burócratas privilegiados (ya que la clase trabajadora también sirve al Estado), no puede construir una propuesta política que ya no piense solamente en la toma del poder (para reproducir los mismos vicios de siempre) sino en crear nuevas formas de organización territorial, más justas, verdaderamente participativas, equitativas y equilibradas. ¿Miedo? ¿Pasotismo? ¿Conformismo? Estos son los temas de una agenda política para el futuro.

* Licenciado en Ciencias Humanas, Magíster en Desarrollo Local. Miembro de la Casa de la Cultura Núcleo del Azuay. Docente e investigador de Universidad de Cuenca – PYDLOS.

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