ANTI ÉTICA REFORMA ELECTORAL
Ulbio Cárdenas S.
El Consejo Nacional Electoral, dominado por el correísmo, remitió a última hora un proyecto de reformas al Código de la Democracia, para cambiar las reglas electorales a favor del oficialismo. El Consejo Administrativo de la Legislatura CAL, sumiso al gobierno, calificó el proyecto diligentemente y lo envió a la comisión especializada, la que aceleradamente emitió informe favorable para el debate en el pleno. En época navideña, al son de villancicos y con una pírrica mayoría, en la que los inefables “independientes”, hicieron las de Papá Noel, se aprobó al apuro, lo que podía interesar a quien cree encarnar la democracia y que por lo mismo, cree que debe continuar en el poder.
El artículo 117 de la Constitución prohíbe cambiar las reglas electorales a un año de las elecciones. Si el CNE fijó las elecciones generales para el 20 de enero de 2013; la reforma electoral debe ser aprobada, hasta el 20 de enero de 2012. Se entiende entonces el apuro del señor Simon, Presidente del anterior CNE; pues si su “iniciativa” no se remitía a la Asamblea en los últimos días de su mandato, las nuevas reglas no se hubieran aprobado hasta el 20 de enero de 2012 y el regalito navideño jamás llegaría al destinatario. Por eso, armó el paquetito para que los incondicionales asambleístas le pongan una fina envoltura que guste al destinatario; quien haciendo prevalecer su capacidad de veto, es posible que le cambie algunos elementos para “mejorarlo” a su gusto.
La reforma original contenía la elección de asambleístas en primera vuelta, volver al método de Hont para distribuir escaños (utilizado por la aplanadora socialcristiana), limitar impugnaciones y apelaciones, y que quienes busquen la reelección no pidan obligadamente licencia sin remuneración para la campaña. Los incondicionales aprobaron la primera y última propuestas, dejaron de lado las limitaciones a impugnaciones; y, en vez del método de Hont, aprobaron el de Webster; como para maquillar su actuación
La Constitución establece el principio de igualdad de las personas ante la ley; y en materia electoral, manda que los servidores públicos que se candidaticen, deban pedir licencia sin sueldo; y, prohíbe usar recursos e infraestructura estatales en la campaña. Así se trata de aplicar el principio de igualdad entre candidatos, y dar un elemental sentido ético a la lid electoral. En armonía con estas normas el artículo 93 del Código de la Democracia dispone hasta ahora, que los aspirantes a la reelección se sometan a licencia sin sueldo en la campaña electoral. Pero como el señor Simon y los incondicionales asambleístas querían congraciarse con su majestad, eliminaron la obligatoriedad de esa licencia, con lo cual el presidente – candidato podrá recorrer el país en avión presidencial, con sus ministros, equipo logístico, inaugurando obras por doquier, arreciar en las sabatinas como sólo él sabe hacerlo y… todo pagado por el Estado; en una abierta violación a principios constitucionales, otorgando una enorme ventaja a favor de los aspirantes a la reelección, echando al tacho el principio de igualdad ante la ley y sepultando un elemental sentido de ética política.
Cuando Correa planteó el proyecto político de cambio, uno de sus ejes principales fue la llamada revolución ética, con la que se dejarían atrás las viejas prácticas de la criticada partidocracia. Pero estos tres últimos años nos muestran una praxis presidencial basada precisamente en los viejos trucos partidocráticos, con el agravante que ahora sostienen que esa es la nueva democracia… Todo, condimentado con consignas de izquierda, que hacen creer a los incautos que eso es revolución… Vaya cinismo!!!!
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