Por Carlos Villacís Nolivos
Lo ocurrido en la madrugada del 11 de junio de 2021 en la República Argentina representa un sismo de grandes proporciones para los medios de comunicación. La Cámara de Diputados de ese país, con 134 votos a favor, aprobó la “Ley para Equidad en la Representación de los Géneros en los Servicios de Comunicación de la República Argentina”. Previamente, el 8 de octubre de 2020, el Senado también dio su visto bueno al entonces proyecto de ley.
En lo esencial promueve que al interior de los medios de comunicación se generen las condiciones y se apliquen políticas que permitan a hombres y mujeres ejercer el periodismo en igualdad de oportunidades, tanto para la creación de contenidos como para el acceso a un puesto de trabajo o la garantía de un ascenso sin discriminación por razones de género. Pero esta ley va aún más allá: abre esta posibilidad a las diversidades sexo genéricas. Desde ahora, en los medios gubernamentales, por lo menos el 1% de la planta periodística deberá ser para las diversidades sexuales.
Esta es toda una revolución en la lógica de los medios. Es lamentable que se haya tenido que convertir en ley algo que no debería ser problema en la vida cotidiana de las salas de prensa, edición y redacción, pero como no ha existido disposición de parte de muchos medios para implementar políticas de equidad de género dentro de sus organizaciones, resulta más que justo este paso en Argentina. Ojalá pronto en el resto del mundo.
Como era de esperarse, este hecho no está exento de polémicas porque afecta al bolsillo de algunos medios. La aplicación de esta ley es obligatoria para los medios gubernamentales, pero es opcional para los privados. Ahí es donde entra el gancho que ha dejado sin piso a los dueños de los medios privados porque los pone ante una disyuntiva: cambiar sus chips o seguir igual. La ley señala que los medios privados que deseen acceder a la publicidad estatal deberán demostrar que cumplen con políticas y acciones de equidad de género.
En otras palabras, si quieren comer del pastel publicitario del Estado, los medios deberían cumplir con:
- Procesos de selección de personal basados en el respeto del principio de equidad en la representación de los géneros;
- Políticas de inclusión laboral con perspectiva de género y de diversidad sexual;
- Implementación de capacitaciones permanentes en temáticas de género y de comunicación igualitaria y no discriminatoria, de conformidad con la normativa vigente en la materia;
- Acciones para apoyar la distribución equitativa de las tareas de cuidado de las personas trabajadoras;
- Disposición de salas de lactancia y/o de centros de cuidado infantil;
- Promoción del uso de lenguaje inclusivo en cuanto al género en la producción y difusión de contenidos de comunicación; y
- Protocolo para la prevención de la violencia laboral y de género.
Como era de esperarse, algunos de los grandes medios han reaccionado llevando toda la atención de esta ley no a la equidad de género, sino a las “intenciones” de amenazar su acceso al pastel publicitario. Veamos los titulares:
Perfil: “Se aprobó la ley para condicionar a los medios que no tengan “equidad de género”.
Clarín: Se establece la polémica ley que dará “preferencia” en la publicidad oficial a los medios que promuevan la equidad de género.
A diferencia de estos medios, La Nación prefirió un título más neutro: Argentina aprueba un proyecto de ley para promover la paridad de género en medios de comunicación.
Y en la otra orilla está un medio más progresista, Página 12, que tituló: Ya es ley la equidad de género en los medios de comunicación.
A escala internacional, agencias como Russia Today (RT) ya se han hecho eco y centran su atención en los puntos más polémicos: Equidad de género en medios y cupo laboral trans: las nuevas leyes que vuelven a colocar a Argentina a la vanguardia de derechos en América Latina.
Esta iniciativa provino de las propias periodistas, quienes impulsaron ya una campaña en 2020 denominada “Faltamos en los medios”, exigiendo equidad de género en dichas organizaciones. “El proyecto fue presentado por la senadora Norma Durango, del Frente de Todos, y recoge una propuesta del colectivo de Periodistas Argentinas y aportes de otras redes de comunicadoras feministas y especialistas en el tema como la Red-PAR y LATFEM, que participaron en una serie de foros federales organizados en 2020 por la diputada del Frente de Todos Mónica Macha”, reseña la nota escrita por Mariana Carbajal y publicada en de Página 12.
Sobre el enfoque de la Ley, el diputado Pablo Carro señaló: “No se trata que haya más mujeres, que por supuesto deben haber, sino de que haya una perspectiva de género. Éste no es un proyecto de cupo, ni de paridad. Habla de equidad de géneros y este concepto es más potente y nos va generar más oportunidades”.
Ahora el tiempo corre para los medios de comunicación, para los colectivos que impulsaron la medida y para otros actores comunicacionales, como las universidades y facultades de comunicación en el país sudamericano. Sin duda, será una prueba de fuego que demostrará, en la práctica, si una legislación es necesaria para lograr el efecto deseado e implantar una real equidad e igualdad de género así como la apertura profesional a la diversidad sexo genérica en los medios. Estos deberán acoplar paulatinamente sus prácticas, contenidos y esquemas cotidianos de funcionamiento a estas nuevas disposiciones. Solo queda decir: pago por ver cómo concluye esta historia
NOTA: Según un reporte de Europa Press, en la madrugada de este 11 de junio, la Cámara de Diputados también aprobó “por amplia mayoría el proyecto de ley de inclusión laboral para personas transexuales y transgénero, que ahora deberá ser discutida y aprobada en el Senado”.
“No se trata de que haya más mujeres, que por supuesto deben haber, sino de que haya una perspectiva de género. Éste no es un proyecto de cupo, ni de paridad. Habla de equidad de géneros y este concepto es más potente y nos va generar más oportunidades”.
–Pablo Carro, diputado argentino.
