El pueblo caranqui (cara o imbaya), habitaba la zona norte de la Sierra ecuatoriana. Su cohesión se fundaba en la identificación con un territorio, una lengua (posiblemente la cara, del grupo barbacoana), y un modo de vida tradicional que nos habla de su historia. Antes de la llegada de los incas, vivían en aldeas, elemento básico de su organización; varias aldeas conformaban un señorío, dirigido por un jefe que se beneficiaba del trabajo de los campesinos a su cargo. El señor tenía la responsabilidad de la guerra y de la religión. Había varios señoríos, los principales eran los de Cayambi, Otavalo y Caranqui, este último da el nombre al “país caranqui” de que hablan los cronistas españoles. Entre los señores, que ya conformaban una nobleza incipiente, se establecían alianzas matrimoniales y de guerra.
El territorio de la comunidad guambiana ha sido cercenado durante la Colonia y la República. Ahora es un limitado territorio donde sus habitantes conforman una colectividad con conciencia de su pasado y una firme decisión de proyectarlo al futuro. Al aproximarse, lo primero que se admira es el río, de aguas oscuras pero transparentes con reflejos plateados, producidos por los residuos metálicos que arrastran desde las lagunas de la alta montaña. Los pobladores lo llaman doctor Piendamó por las cualidades curativas que tiene. En el cauce han construido diques para formar estanques donde crían truchas de exportación.
El cronista Fernando de Montesinos escribe sobre los cofanes: “… el inca (¿Tupac Yupanqui?) envió expediciones a la región oriental, entrando por los Cofanes, llamados también Quijos”. Que cofanes y quijos conformaban un solo pueblo es algo que no se sabe con certeza, aunque ambos colindaban en las vertientes andinas y en la selva amazónica. Los incas se “espantaron” con esa naturaleza tan extraña para ellos y poco incursionaron por ahí. Algunos misioneros cristianos pagaron con su vida el intento de establecer enclaves en el territorio cofán, o como ellos se llaman ahora: A´i cofán.
*Filóloga. Profesora universitaria, investigadora, periodista. Nacida en Ambato, Ecuador. Es autora de varios libros, ensayos y artículos de su especialización. Algunos de sus trabajos han sido publicados en México, Perú, Estonia, España, Alemania.
Rumiñahui, el general quiteño a cargo de la retaguardia del ejército inca durante la guerra civil entre Huáscar y Atahualpa. Nació en Píllaro hacia 1482 y se llamó, de origen, Pillahuaso.
En el templo y observatorio de Inga Pirka había especialistas que, a más de conocer la desarrollada técnica de la construcción, debían dominar los movimientos del Sol, la Luna y otros astros. La orden para construir el templo fue dada por Huayna Cápac, y aún ahora podemos admirar su hermosa forma y esmerada edificación.
La pandemia del coronavirus se extiende entre toda la población y, como siempre, los indígenas son los más afectados porque soportan las peores condiciones de vida y salubridad.
Los huaorani son un pueblo amazónico, reducido al olvido por un Estado indiferente que nunca ha reparado en los atropellos que han sufrido en distintas épocas
La contraposición socioeconómica campo-ciudad es estructural, por lo que llegamos a la triste conclusión que desde la Conquista el campo solo ha servido para explotarlo, pero no para desarrollarlo.
Algunos pueblos del Ecuador precolombino terminaron su etapa de florecimiento sin dejar mayores vestigios. Es el caso de los paltas. ¿Qué pasó con ellos? Este artículo de Ileana Almeida nos brinda algunos detalles al respecto.
Por error de buena o mala fe, en varios artículos de prensa y radio, se presenta a ciertos líderes indígenas ecuatorianos como contrarios a las ideas de José Carlos Mariátegui (1894-1930). Vale la pena hacer algunas precisiones al respecto.
Varios estudiosos han advertido que en la comunidad Salasaca se ha mantenido cierta pluralidad étnica que incluye una alianza de elementos culturales diversos. Considerando que en una etapa lejana, los Salasaca vivían en el actual Pelileo -hasta ahora tienen ahí sitios sagrados- cabe pensar que ocuparon un área mucho más extensa, incluyendo pequeños pueblos emparentados entre sí: Panzaleo, Chibuleo, Tizaleo y el propio Pelileo.