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lunes, mayo 13, 2024

Neisi, la fuerza de un sueño (o cómo filmar el peso de la gloria)

El pasado martes 9 de abril, en el Mundial de Pesas de Tailandia, Neisi Dajomes aprovechó su última oportunidad de clasificación a los Juegos Olímpicos de París 2024, que comenzarán a finales de julio próximo. Desde su histórica medalla dorada en Tokio 2021, la halterista tricolor atravesó varias dificultades físicas que le impidieron mantener su mejor nivel y casi la privan de la posibilidad de revalidar su máximo logro.

Pero la jugada del destino guardaba otra carta: poco después se anunció que la película Neisi, la fuerza de un sueño –que relata la esforzada historia personal y deportiva de Dajomes–, fue galardonada como el Mejor Documental Latinoamericano en la IV Edición del Premio IILA-Cinema. La entrega del reconocimiento tendrá lugar el próximo 13 de mayo, en el marco del 17° Festival de Cine Español y Latinoamericano en Roma.

Dos esfuerzos prolongados, a menudo faltos de reconocimiento moral y material, alcanzaron nuevas metas. Ser una deportista de élite y hacer cine en Ecuador no es tarea sencilla. Junto con Daniel Yépez e Irina López (director y productora del documental, respectivamente) conversamos sobre ambos universos, los momentos compartidos con Neisi Dajomes y el derecho a soñar con realizarse en el arte y el deporte de estas tierras.

La Línea de FuegoPor Redacción La Línea de Fuego


 

El rostro de Neisi ocupa toda la pantalla. Mira sin ver, busca concentración y respira profundo. Toma la barra y eleva la pesa sobre su cabeza. Repite el movimiento una vez, diez, cien. Perdemos la cuenta mientras la vemos crecer, viajar en buses y aviones, entrenar, bromear con sus hermanos y amigos, competir, sufrir lesiones y pérdidas. Sentirse frustrada por las derrotas, como tantas otras personas, y redimirse con la gloria deportiva, como muy pocas. Vivir.

Casi nada escapa a ese ojo curioso y discreto que es la cámara. Sólo en ocasiones la atleta muestra su juvenil timidez, toma conciencia de su protagonismo, tensa levemente la voz y el gesto. La naturalidad domina la escena.

–Eso lo logramos con el tiempo, pero la primera etapa fue difícil. Neisi tiene una personalidad reservada y no estaba acostumbrada al seguimiento íntimo que representa un documental –evoca Daniel Yépez Brito, director de Neisi, la fuerza de un sueño.

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Afiche de la película “Neisi, la fuerza de un sueño”, estrenada en Ecuador el 9 de noviembre de 2023. (Foto: Cortesía Retrogusto Films)

Dos sueños, a decir verdad: uno olímpico y dorado, otro fílmico. Simultáneos y semejantes en su dificultad. El desafío de ser una atleta de élite y de hacer cine en Ecuador. Ante la indiferencia general por el proceso y las reacciones exacerbadas por el resultado final. Y seguir soñando, a pesar de todo.

Varias mujeres, una heroína

Ocho años atrás, Yépez y la productora Irina López Eldredge –ambos, responsables de Retrogusto Films– obtuvieron un fondo de producción para desarrollar la serie televisiva “Ser Mujer”, luego emitida por Ecuador TV. En busca de ocho ecuatorianas destacadas en diferentes ámbitos, les hablaron de una levantadora de pesas adolescente, amazónica e hija de refugiados colombianos. Decidieron visitarla y contar su historia.

Para entonces, Neisi Dajomes ya había ganado medallas en competencias internacionales, entre ellas una de oro y una de plata en mundiales juveniles. Era casi una celebridad en la ciudad de Shell y en toda la provincia de Pastaza, pero en el resto del país su nombre no tenía la misma relevancia. Tampoco se conocían las dificultades que atravesaron sus padres; el rol de su hermano Javier en sus inicios como pesista; las condiciones en las que se preparaba para los torneos y el apoyo del entrenador Walter Llerena y su familia, durante su formación deportiva y humana.

Muy pronto, el equipo de producción advirtió que había muchos más elementos valiosos y desconocidos. A punto tal que los 25 minutos de aquel episodio de “Ser Mujer” se les hicieron escasos:

–De las ocho protagonistas, la historia de Neisi fue la de mayor potencial para continuarla más allá del reportaje. Por todo lo que la atravesaba a ella y porque el deporte es muy visual, muy cinematográfico –recuerda Yépez.

Fragmento de la proyección de “Neisi, la fuerza de un sueño” durante el festival Kunturñawi, a fines de noviembre de 2023. (Video: Facebook Festival Kunturñawi).

En julio de 2015, Dajomes sufrió un desmayo y convulsiones durante su participación en los Juegos Panamericanos de Toronto. Sin embargo, pudo recuperarse y conseguir otra medalla plateada. El peso de la gloria deportiva llevado al extremo. El cuerpo como herramienta y obstáculo de una voluntad que, en la alta competencia, lo excede hasta la crueldad.

Las imágenes de aquel suceso recorrieron el mundo. Con la piel erizada frente al televisor, en ese instante preciso, Irina López y Daniel Yépez decidieron comenzar el documental de profundidad que tenían en mente desde tiempo atrás. El plan inicial fue viajar a Pastaza, decenas de veces, para registrar todo aquello que les faltaba saber sobre Neisi. Construir el relato al ritmo en que su protagonista les permitiera conocer cada detalle.

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Fotograma del documental, en el que se ve a Neisi Dajomes junto con varias de sus compañeras y compañeros de colegio. (Foto: Cortesía Retrogusto Films)

–Tú puedes decir “vamos a contar esto” pero, finalmente, nunca sabes qué sucederá delante de la cámara. El guión se reescribe todo el tiempo –confiesa López.

Poco a poco, aparecieron personajes secundarios entre los amigos y familiares de Dajomes. Shell y el Puyo aportaron las escenografías. El confinamiento pandémico sumó un ingrediente catastrófico e inquietante. Y la atleta ofreció todo el arco dramático de su propio “viaje heroico”: un camino de sacrificio y superación, con numerosas complicaciones intermedias. Personales y deportivas.

[Neisi Dajomes] ofreció al documental todo el arco dramático de su propio “viaje heroico”: un camino de sacrificio y superación, con numerosas complicaciones intermedias. Personales y deportivas.

De la victoria a la locura

Reservada y decidida, Neisi nunca maldice su suerte ni lamenta sus desgracias. Al menos en pantalla: la película la muestra endurecer el gesto, sacudirse la frustración y redoblar el esfuerzo para alcanzar su sueño. Aún ante la prematura muerte de su hermano y de su madre, el dolor de la joven se intuye sin volverse llanto. Es su hermana, Angie Palacios, el canal expresivo del mutuo disgusto por la falta de apoyo económico y logístico, o por los (des)manejos burocráticos del deporte de élite en el Ecuador.

–Angie tiene un carácter mucho más abierto, expresivo, y también está haciendo una carrera súper fuerte en las pesas. Por eso siempre estuvo sobre la mesa la posibilidad de hacer una segunda parte del documental, más centrada en ella –revela Yépez.

Pero la historia golpea primero a la puerta de la hermana mayor. Con un rendimiento notable, en Tokio, Dajomes se convierte en la primera mujer ecuatoriana ganadora de una medalla olímpica. Y, además, dorada. Desde una sala de la Concentración Deportiva de Pichincha, autoridades de la institución, la familia de la deportista y el equipo técnico del documental siguen la competencia por televisión. En las imágenes del festejo, esta vez sí, brotan las lágrimas de la atleta, confundidas entre la felicidad por el logro, las penurias del proceso y la tristeza por las ausencias sin abrazo.

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Durante la premiación olímpica, Neisi Dajomes muestra su mano con una inscripción en memoria de su madre y su hermano, fallecidos poco tiempo antes. (Foto: Cortesía Retrogusto Films)

De inmediato, el impacto de esa victoria transforma en locura todo a su alrededor. A veces, para bien: su retrato, como antes sucedió con el de Richard Carapaz, empapela las calles de todo el país. Junto con los homenajes, entrevistas e invitaciones oficiales llegan los contratos publicitarios, que le aportan algo del reconocimiento material tan necesario y esquivo en el deporte de élite nacional.

Publicidad protagonizada por varias atletas ecuatorianas, entre ellas Neisi Dajomes y su hermana Angie Palacios, de cara a los Juegos Olímpicos de París 2024.

–Es muy triste porque, a pesar de todo su esfuerzo, no recibió del Estado ni de la empresa privada el apoyo que le corresponde por dejar tan alto el nombre del Ecuador. Le entregaron la casa que le habían prometido en el Puyo y eso le “cambió la vida”, como ella dice. Pero si se lesiona y no puede competir más, se queda sin ingresos –alerta López.

“[…] a pesar de todo su esfuerzo, [Neisi] no recibió del Estado ni de la empresa privada el apoyo que le corresponde por dejar tan alto el nombre del Ecuador. […] si se lesiona y no puede competir más, se queda sin ingresos”.
–Irina López Eldredge, productora del documental.

La accidentada clasificación de Dajomes para los Juegos Olímpicos de París 2024, incierta hasta último momento, confronta a la deportista con ese riesgo, momentáneamente desactivado. También aparecen oportunistas con intenciones de aprovecharse de su repentina fama y la de sus hermanas: el documental expone a una de ellas, quien participa de la recepción brindada a la atleta en el aeropuerto, a su regreso de Tokio.

–Neisi era la máxima estrella del Ecuador en ese momento y todo el mundo quería acercársele. Esa mujer dijo que era la mánager de las chicas, aunque por suerte no habían firmado nada con ella –recuerda Yépez.

Todo lo contrario, quizás por puro instinto de conservación, aún en esas jornadas tan confusas, las jóvenes halteristas se refugian en el reducido círculo de amistades que las contiene desde sus inicios. La “novedad” –sin duda por su compañía constante desde 2015– es el equipo de realización de Neisi, la fuerza de un sueño, único grupo habilitado a filmar la recepción íntima que les brinda la familia del entrenador Walter Llerena en su vivienda particular.

–Para nosotros fue algo muy lindo que nos tomaran en cuenta para estar ahí. Igual que el gesto de la gente de la CACPE (Cooperativa de Ahorro y Crédito de la Pequeña Empresa, de Pastaza), uno de los primeros auspiciantes de Neisi y Angie, que junto con el Municipio de Puyo organizó todo el recibimiento: nos guardaron un espacio junto a la camioneta para que pudiéramos filmar el recorrido. Fue como reconocer todo el trabajo que habíamos hecho en ese tiempo –celebra López, mientras evoca mentalmente las etapas de aquel camino.

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Recepción que se le brindó a Neisi Dajomes en Pastaza, luego de obtener el oro olímpico en Tokio. (Foto: Cortesía Retrogusto Films)

La odisea de contar la gloria

El deporte rebosa de componentes cinematográficos: personajes fuertes; historias de épica, temple y valores; caídas dolorosas y victorias capaces de hacer que un pueblo entero olvide sus diferencias, para celebrar unido una misma alegría. Ciertos éxitos deportivos tienen la capacidad de generar, al menos por un tiempo, un sentido de pertenencia e identidad nacional que muy pocos hechos políticos o sociales alcanzan. Pero la valoración y la respuesta popular, ante las expresiones artísticas derivadas de esos logros, no son uniformes. En Ecuador, contar la gloria parece ser una odisea tan exigente como alcanzarla.

A fines de 2023, por ejemplo, se presenta el documental Muchachos, la película de la gente, que recuerda la obtención del Mundial de Fútbol de Qatar 2022 por parte de la selección de Argentina. Pocas semanas de exhibición, en decenas de cines de ese país, le bastan para convertirse en el filme más taquillero del año. Por la misma época, Neisi, la fuerza de un sueño, apenas consigue espacios limitados en las salas comerciales ecuatorianas, y la baja convocatoria derivada de ese hecho no le ayuda a sostenerse en cartelera.

–Es una lucha que va más allá de esta película. Cuando nosotros estrenamos, el 90% de las salas estaban reservadas para Las Marvels; mientras que el otro 10% quedaba para otras 20 producciones, la nuestra entre ellas. Eso perjudica al cine ecuatoriano porque nos dan menos salas, menos difusión, horarios que no favorecen la asistencia de público… Nos condenan a no tener una buena recaudación –cuestiona López.

“Cuando nosotros estrenamos, el 90% de las salas estaban reservadas para Las Marvels; mientras que el otro 10% quedaba para otras 20 producciones, la nuestra entre ellas. Eso perjudica al cine ecuatoriano porque nos dan menos salas, menos difusión, horarios que no favorecen la asistencia de público… Nos condenan a no tener una buena recaudación”.
–Irina López Eldredge, Productora del documental.

Pero las dificultades comienzan mucho antes, desde el preciso instante de imaginar un proyecto fílmico e intentar materializarlo. El prejuicio del público y el desinterés de la empresa privada hacia el cine nacional son dos males que se alimentan mutuamente. Al igual que sucede con los deportistas, el aliento o el apoyo concreto aparecen –si lo hacen– cuando el objetivo ya es un hecho; muy rara vez facilitan el camino hacia él. Mientras tanto, los fondos públicos destinados al sector, siempre sujetos a vaivenes políticos, resultan insuficientes o tardíos, en el mejor de los casos.

De hecho, el director y la productora inician la filmación del documental sobre Neisi Dajomes con recursos propios. Durante casi cuatro años, Yépez y López exprimen sus bolsillos y su ingenio en soledad, para estar presentes con su cámara en cada momento importante en la vida de la protagonista. O para recrear aquellos en que no consiguen acompañarla.

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Angie Palacios (de perfil) y Neisi Dajomes, en un pasaje de la película filmado en Pastaza. (Foto: Cortesía Retrogusto Films)

–La película tiene todo tipo de material. Varias de las escenas del confinamiento, durante la pandemia, las pudimos hacer gracias a la “magia” del cine: hoy la tecnología te permite usar tomas hechas con un celular, en formato vertical, e “inflarlas” a 4K. Luego, con la colorización, se empata todo –describe el director.

Para la etapa final de realización, obtienen por concurso varios fondos públicos: uno del Instituto de Cine y Creación Audiovisual, otro del Instituto de Fomento a la Creatividad y la Innovación (IFCI) y, por último, uno del Municipio de Quito. Los emplean en la contratación de servicios profesionales y para asumir una parte de los costos que demandan la posproducción, la exhibición y la difusión a través de la prensa.

Sin embargo, el estreno sufre todavía varias demoras; hasta la protagonista muestra su descontento por esa causa. Las sensaciones dan un vuelco cuando el documental logra tomar contacto con el público: su presencia en salas comerciales no es muy prolongada, pero resulta premiado en el Festival de Cine Kunturñawi y recibe aplausos de pie durante más de diez minutos, tras su proyección en la ciudad de Riobamba.

Las limitaciones económicas, por otra parte, también les obligan a meditar muy bien cuáles son los festivales internacionales a los que pueden aplicar: las tasas de inscripción, en algunos casos, resultan demasiado elevadas para una producción independiente como la suya. Pero el reciente premio obtenido en Italia renueva la esperanza de los realizadores de hacerse fuertes en los circuitos de proyección alternativos:

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Proyección y cineforo exclusivo de “Neisi, la fuerza de un sueño”, en la sala de cine de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, para estudiantes y deportistas de la Concentración Deportiva de Pichincha. (Fotos: La Línea de Fuego)

–En general, la asistencia a salas de cine ya no es tan masiva, peor aún para el cine ecuatoriano. Por los precios, o porque hay plataformas y la gente a veces prefiere quedarse en la casa viendo Netflix. Por eso nosotros queremos hacer otro tipo de exhibiciones: comunitarias, en colegios, en universidades, en empresas… Porque la historia de Neisi motiva y emociona a la gente que la ve, y porque sabemos que la película vale la pena –remata López.

Vale nada menos que dos historias de superación entrelazadas: la del primer oro olímpico femenino y la del filme que cuenta esa gesta. Dos logros invaluables, tan escasos como estimulantes, en el dolido Ecuador actual.

Aquellas empresas, instituciones educativas o colectivos sociales interesados en contar con proyecciones especiales del documental Neisi, la fuerza de un sueño, acompañadas de cineforos con Daniel Yépez Brito e Irina López Eldredge, pueden contactarse con la producción de Retrogusto Films a través de sus redes sociales:

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La Línea de FuegoFotografías: Cortesía Retrogusto Films (Daniel Yépez / Irina López) y La Línea de Fuego.

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