Todos los nombres de los Incas están formados por dos palabras, y se los creó con sumo esmero porque debían resaltar el honor y la gloria que se atribuía a sus monarcas. Aludían al halcón totémico, pero también denotaban cualidades estéticas y éticas como la luz y la valentía.
Los incas fueron el clan real situado en la cúspide de la pirámide social en el Tahuantinsuyo. Según las creencias míticas descendían del halcón, de aquí que todos conservaron nombres que aluden al origen legendario. Con la aparición de las clases sociales, crearon una subcultura elitaria basada en las tradiciones populares quechuas.
Anteriores a la presencia inca, las culturas de las nacionalidades indígenas en Ecuador ya contaban con largos procesos de desarrollo. Aún ahora se pueden entrever ciertos códigos lingüísticos y culturales propios.
A ambos lados de la frontera colombo-ecuatoriana habitan los awa. Para los awa-kwaiker P´a (el sol) y P´a lapcha (la luna), los dos eran seres que andaban por el cielo llevando luz en las manos. Las dos palabras tienen una misma raíz y están emparentadas con las Pa´ ta (el sol) y Po pa´ta (la luna) de los Ch´a palachi o chachis. El idioma de los chachis es el cha´palaa (lengua de los hombres). Se podría decir que los awa y los chachis fueron en tiempos pasados un solo pueblo, que veneraba al sol y a la luna como creadores del universo y de la humanidad.
La Colonia en Ecuador constituye la premisa histórica para la conformación de su cultura nacional. Los españoles trasladaron al país sus códigos culturales, que aquí adquirieron rasgos diferenciadores a causa de las nuevas condiciones sociales y naturales. Como resultado del carácter dominante de la Iglesia católica, la religión abarcó casi todos los procesos y expresiones: templos y conventos marcaron la traza de las ciudades, la arquitectura civil adoptó modelos conventuales, la pintura y la imaginería fueron íconos de personajes divinos o relacionados con el culto.
La Educación Intercultural Bilingüe (EBI) es el resultado de la lucha indígena por la igualdad en el trato de las lenguas y culturas ancestrales y el español y la cultura hispano-ecuatoriana, dentro de un Estado nacional que se ha mostrado ajeno a los derechos de los pueblos originarios.
Cuando se toca la discusión sobre el Estado Plurinacional ecuatoriano las reacciones son diversas: la mayoría se queda indiferente, otros atienden con interés, pero hay quienes reaccionan con disgusto y rechazo y hasta lo relacionan con la ideología fascista.
La salvación de las culturas, las lenguas, las historias de los pueblos originarios necesita de programas oficiales de institucionalización especializada. Ahora hay profesores indígenas en todas las lenguas, ellos son al mismo tiempo, investigadores y promotores que podrían llevar adelante su autonomía en el campo de la interculturalidad. También hay especialistas, que sin ser indígenas, comparten sus ideales, han estudiado sus idiomas, sus logros, su visión ecologista y su lucha política y que podrían cooperar en un exitoso programa lingüístico y educativo donde aflore la riqueza del pensamiento indígena.
Algunos cronistas llamaron “país de los yumbos” al territorio situado en las laderas occidentales del volcán Pichicha. El nombre yumbo consta en el diccionario quichua-español de L. Stark y P. Muysken con el significado de brujo, pero es posible que se refiera al personaje que guiaba la conciencia comunal hacia la interpretación del modelo del mundo. En Tulipe, centro ritual de este pueblo, se representa el mundo con formas geométricas: patios hundidos para indicar el paso al inframundo, tolas para acercarse al mundo superior y la figura de un jaguar, símbolo del mundo de aquí.
En la década de 1980, surgió en Quito un grupo político de mujeres que planteó cambios a la sociedad ecuatoriana. Una de las causas del aparecimiento de Mujeres por la Democracia fue la arbitrariedad y abuso de poder que (MxD) caracterizaron al gobierno de León Febres Cordero. Más allá de la coyuntura que vivía el país, el movimiento impulsó el debate sobre cuestiones trascendentales para Ecuador y América Latina, y asumió, a partir de convicciones firmes, acciones para profundizar la democracia.
Que Yaku Pérez, indígena cañari, que pasó su infancia en el huasipungo de una hacienda, que sabe lo que es pobreza extrema, que ha sufrido persecuciones políticas, encierros arbitrarios, y que haya logrado convertirse en un político e intelectual, dispuesto a responsabilizarse por el destino de todos los ecuatorianos desde los más altos ideales, es realmente digno de alabanza.
La imagen que la mayoría de los ecuatorianos tiene de los indígenas es ajena y lejana. La palabra indígena apenas se ha pronunciado en los discursos de los presidenciables. Sin embargo, los antepasados de los indígenas han existido en el territorio ecuatoriano durante miles de años y ahora sus descendientes sobreviven con su propia personalidad y problemas. La deteriorada imagen que se ha forjado de ellos se origina en la injusticia de los tiempos coloniales, en la usurpación de tierras, la negación de las culturas y el desconocimiento de las lenguas, y en la explotación económica y ecológica.
Los quichuas amazónicos son clasificados por ciertos rasgos culturales, en Quijos Runa y Canelos Runa. Viven en sus llactas a orillas de los ríos Napo, Arajuno, Curaray, Bobonaza Pindo, Sara Yaku y otras corrientes fluviales. Habitan también en zonas urbanizadas.
Creo que lo más fuerte del año 2020 son las imágenes de la pandemia presentadas crudamente por los medios de comunicación: los mercados chinos con animales enjaulados para ser servidos en los comederos y una mujer sosteniendo de un ala al murciélago que devora; los ancianos de los asilos aterrorizados por un virus invisible y olvidados de sus familiares; los muertos en las calles de Guayaquil, cubiertos con sábanas como sudarios; los indígenas huyendo por los chaquiñanes de las montañas. Pero, como esperanza, la gente vacunándose, por miles, que pronto serán por millones.
El problema del agua empieza a manifestarse como peligro inminente ahora cuando va a tener precio en el mercado, lo que alerta a los científicos, a los ecologistas, a los políticos sinceros y a la gente en general. Por temor a que falte el líquido vital, el agua empieza a ser cotizada en Wall Street como si fuera oro o plata. ¿Pero quién gana con esta inusitada decisión? Indudablemente las empresas trasnacionales que quieren imponer sus intereses económicos y defenderlos con la mecánica de política de clases a escala internacional.