Si no me creen, miren a su banco de confianza. Ese, al que llaman Bankchincha. Ese, al que llaman Banquegas. Ese, que cobra unos intereses como para de una vez dormirse en el ataúd a corto plazo. Ese banquito que se hace de la vista fidel con cientos de clientes que han sido estafados. Así es, no quieren responder por la vulneración a su sistema informático, y muchos se quedaron sin su dinero, ese dinero que le confiaron a Don Naza con pedigrí o con Egacrí. Da lo mismo.
¡Choros con sonrisa de cajero automático!
Pero ese banco, más la estafa a sus clientes, más los intereses usureros, no son noticia para Ecuavisa ni para Teleamazonas, ni para el Expreso, ni para la Posta, ni para Bonil. No. ¡Ah, cierto!, es que son amiguis de los banqueros, de los que pagan la publicidad en sus medios. Verdad de dios. Uno que es bruto para no entender esas complejidades de la vida usurera. A uno se le olvida que son la prensa seria, la que aúlla a los cuatro vientos por la libertad de expresión, la que defiende el interés público, siempre y cuando no se metan con los de bolsillo inflado.
¡Choros de bolsillo inflado con sucursales en todo el país!
¿Y la Superintendencia de Bancos? Ah, cierto. Son defensores de banqueros. ¿Y el Presidente del Ecuador? Pucta, es banquero. Y los ingenuos pensando que como los banqueros ya tienen plata, no necesitan robar. Por eso pueden ser hasta presidentes. O sea que, en este país, a muchos cuenta-ahorristas se les desaparece sus ahorros de toda la vida, y el mayor banquito privado del país, ese que nos bombardea con su eslogan “en confianza”, no dice ni fu ni fa ni pichin ni picha.
¡Choros con alma de plazo fijo!
Si Pedro, Juan o María son acusados de robo o estafa, la fiscalía, siempre expedita con los pobres, ya los tuviera tras las rejas. Pero como se trata del bankchincha, el mayor usurero legal del país, no pasa nada. Son unos cuántos clientes que lloran por redes sociales por unos cuantos dolaritos que se esfumaron. Más la bronca. Pero la culpa la tienen los perjudicados -dirán los defensores de banquitos- por no volverse expertos en sistemas digitales y claves y usuarios.
¡Choros con logo de crédito a bajito interés!
Los delincuentes de cuello blanco o de corbata chincha, los don Naza con cena caviar, seguirán en silencio, pautando como siempre en los medios, hablando de ética y honestidad en las entrevistas, dándonos lecciones de moral desde la Asobanca, donde un hijo de un tal presidente ya tiene carguito heredado, fruto de su tremendo esfuerzo, después de una vida llena de privaciones. ¡Pobre alma de dios banquera!
¡Choros de mirada refinanciada!
Y así seguirán los Bankchincha. Maltratando a sus clientes, haciéndoles esperar por largos minutos para una transacción, cobrándoles, de vez en cuando, algún servicio que nunca pidieron, debitándoles centavos, que se convierten en dólares mensuales por usar un cajero. Lo bueno es que son el banco más solvente y prestigioso del país. Ese que llama cada dos días para ofrecernos una dulce tarjeta de crédito, para casi regalarnos un préstamo sin garante. Ese que está en cada esquina, con un logo, que si se mira bien, es una mano que, algo arrancha, sin que uno se de cuenta.
Bien la critica a los bancos, pero no pueden compararlos con Nata.