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jueves, noviembre 14, 2024

CONVERSANDO CON DIRIGENTES SOCIALES: ASTAC – LA ORGANIZACIÓN SINDICAL QUE VELA POR LOS DERECHOS DE LOS TRABAJADORES BANANEROS EN EL CAMPO

05 Abril

Entrevista por IEE/OCARU.

Defensor de derechos humanos y defensor de la vida. Jorge Acosta es el Director General de la Asociación Sindical de Trabajadores Agrícolas Bananeros y Campesinos (ASTAC). Acosta conversó sobre su trayectoria como dirigente sindical, tras las amenazas que recibió el pasado mes de febrero en Ecuador.

¿Cuál es el primer acontecimiento que plantea la necesidad de la creación de la Asociación Sindical de Trabajadores Agrícolas y Campesinos, ASTAC?

En 2008, ocurrió un problema de salud en el sector de los trabajadores de aerofumigación, incluidos pilotos, abastecedores y mecánicos que comenzamos a sentir síntomas similares como mareos, visión borrosa y taquicardia. Algunos pilotos se desmayaron al bajar del avión y hubo accidentes de los cuales se desconocen las causas reales. Tal hecho, nos llevó a investigar un poco qué es lo que estaba pasando y por qué siempre las empresas que comercializan plaguicidas dicen que los plaguicidas que se usan en banano son inocuos y no afectan a la salud.

¿Cómo descubrieron sus efectos nocivos sobre la salud?

Descubrí que los síntomas de los que padecíamos los trabajadores se acentuaban cuando usábamos Mancase ó Mancozeb. Durante aquel entonces, hubo una prohibición en el Estado de California ya que se consideró al Mancase como un producto cancerígeno. Al haber algunas restricciones en Estados Unidos, nos hizo pensar que mandaron muchos cargamentos de mancozeb a los países bananeros para salir de tal inmenso stock.

¿Cuáles fueron las acciones que llevaron a cabo por parte de ASTAC? ¿En qué concluyeron?

A partir de ese momento, pusimos una queja a través de Acción Ecológica en la Defensoría del Pueblo; también está dispuesto un peritaje con Jaime Breil, Arturo Campaña y con Adolfo Maldonado.

La conclusión del peritaje es que sí, que dichos plaguicidas pudieron ser una de las causas de intoxicación. También se evidenciaron las graves situaciones de los trabajadores, no sólo de aerofumigación, sino de los trabajadores de campo y los pobladores de las zonas bananeras.

Al hablar de las graves situaciones de los trabajadores en el campo, ¿qué otros aspectos averiguaron sobre el sector?

Encontramos que la mayoría de los trabajadores no estaban afiliados al seguro social y, por ello, no tenían acceso a la salud. Comenzamos a conocer un poco más y reconocimos que a ellos no se les respetaba ninguno de los derechos. Estamos hablando de 2008.

Foto. Orlan Cazorla

En este proceso de denuncia, ¿qué otros actores intervinieron?

En las demandas se incluyó al Municipio de Pueblo Viejo; en el momento de presentar una demanda en Estados Unidos contra el uso de plaguicidas y, particularmente el Mancase, los trabajadores comenzaron a llamarnos para conversarnos que también tenían el mismo problema, con los mismos síntomas; incluso nos hablaban de muertes que habían sucedido en las mismas empacadoras.

En el año 2009, Cristian Zurita, perteneciente al Diario Expreso, hizo un reportaje de cinco días donde ‘’destapó la olla’’. En ese momento, salió el Ministro de Agricultura de entonces a decir que “sí, que se quiere afectar el negocio bananero como siempre”; el señor Eduardo Ledesma –padre del actual ministro del trabajo Raúl Ledesma- también dijo lo mismo que “ésa es una maniobra para afectar el negocio bananero”.

En medio de esto, ¿cómo comienzan a reunirse y organizarse? ¿Cómo surge ASTAC?

Al mismo tiempo que hablábamos del Mancozeb y de intoxicación, conversábamos sobre los derechos violentados en los trabajadores. Yo mismo me movilizaba a la Hacienda la Clementina y me reunía con su administradora. ASTAC surge justamente con la Clementina, porque inicialmente era la Asociación Sindical de Trabajadores Agrícolas Clementina. Nosotros le añadimos Agrícola, Bananera y Campesina. En aquel entonces, hubo una huelga en cinco haciendas bananeras de Álvaro Noboa, en el sector de Quevedo; de ahí salieron algunos de los que ahora son dirigentes de ASTAC.

En enero de 2010 tuvieron un encuentro con la Relatora Especial de Naciones Unidas, ¿puede contarnos qué ocurrió?

En febrero de ese mismo año, presentamos una queja nacional a la Defensoría del Pueblo por violación de derechos humanos y derechos de la naturaleza. Se realizó con el auspicio de Pablo Fajardo; Acción Ecológica también colaboró. Previo a la presentación de la queja, recorrimos las zonas bananeras conociendo directamente la condición de los trabajadores y encontramos que había razones suficientes para poner dicha denuncia.

A partir de ese momento, la Defensoría del Pueblo comenzó a investigar y encontró que todo lo que nosotros denunciamos tenía una razón.

La Relatora Especial de Naciones Unidas, sobre formas contemporáneas de esclavitud, se reunió con nosotros en la Dirección del Trabajo de la provincia de El Oro; allí aportamos con algunos testimonios. Ella había recabado alguna información y le entregamos un vídeo con entrevistas. Los testimonios de varios trabajadores evidenciaban la condición en la que vivían y qué era lo que les pasaba.

Por nuestra parte, les contamos que en el sector bananero hay zonas rurales donde sólo hay banano. Todos los trabajadores que se fueron a la huelga de Noboa, fueron despedidos y un recinto quedó prácticamente desocupado y sus trabajadores tuvieron que ir a trabajar en otras haciendas en iguales o peores condiciones; estaban esclavizados a trabajar en el banano. Por ello, no hay nada más que hacer en el sector, sólo hay bananeras, lo que hay son pequeñas parcelas de agricultura, muy pequeñas, que no tienen la capacidad de contratar; ellos mismos laboran en su tierra.

¿Cuáles fueron las repercusiones a nivel internacional?

En junio del mismo año, la Relatora publicó un informe en el Consejo de Derechos humanos de las Naciones Unidas donde se reconocía que en Ecuador hay una forma similar a la esclavitud en el sector bananero.

En 2010, ¿Por qué ASTAC decidió conformar las asociaciones de trabajadores?

Nos dimos cuenta que, lastimosamente, los sindicatos que tenían alguna vinculación con el sector no habían hecho las cosas de forma adecuada. Había un total rechazo al sindicalismo por parte de muchos trabajadores. ¿Por qué? Porque el sindicalismo, según ellos, les había engañado; el sindicalismo se aprovechó de ellos para negociar con las empresas que no cambiaron nada. En este tiempo, encontramos que había alrededor de 8.000 haciendas bananeras, entre medianos y grandes productores. Ahora contamos con 5.700 (según un proyecto que hizo el gobierno de la exportadora nacional de banano). Lo que ha sucedido es que muchos pequeños agricultores han quebrado y otros han sido absorbidos por las grandes empresas.

¿En qué momento se constituyó ASTAC como un único sindicato?

En 2014 decidimos constituirnos en un solo sindicato, en ASTAC. En agosto de 2017 enviamos la solicitud de registro al Ministerio de Trabajo; igual fue negado, aduciendo que no se podía reconocer el sindicato porque no dependía de un sólo patrono. Pero, paralelo a este tema, se reconoció al Sindicato Único de Trabajadores Remunerados del Hogar; cada uno de ellos tenía un solo patrón, pero hace poco encontramos que, en ese tiempo, la FENACLE, muy afín al gobierno de Correa, registró un sindicato, según lo que el mismo acuerdo habla.

Nosotros propusimos, por ejemplo, paralelo a una organización sindical, una cooperativa de ahorro y crédito, porque a los trabajadores que no eran sujetos de crédito; nadie les daba crédito con la miseria que ganaban. Formamos la Cooperativa de Ahorro y Crédito pero con la capacidad de ahorro de los trabajadores. Pero no tuvo éxito porque no estaba legalmente constituida y el Ministerio de Inclusión Económica y Social nos cerró hace dos años.

Durante todo este tiempo nosotros siempre habíamos generado denuncias, tanto dentro como fuera del país. Y, por aquel entonces, ya nos habían visitado algunos medios de comunicación europeos.

Jorge Acosta, Director General, ASTAC. Foto: Isabel Salcedo

¿Cómo comenzaron a conformar las asociaciones de trabajadores?

Identificamos que no era posible hacer sindicatos por cada finca o cada hacienda, por todos estos problemas que se generaban. Entonces, decidimos formar asociaciones de trabajadores por sector, en Quevedo, en San Pedro de Layen. Pero todas nos fueron negadas, porque según el gobierno no dependíamos de un solo patrono, entonces, ése era un problema. Según ellos, para no registrar, pero igual nosotros seguimos activándonos, tratamos de formar dos sindicatos por hacienda, tres en realidad; uno fue en El Empalme, en la compañía FRUTSESA pero lo liquidaron y amenazaron a su Secretario General. Fue un caso motivo de la queja que hay en la OIT.

Después, ayudamos a formar dos sindicatos en el Oro pero corrieron la misma suerte. En VIESFRUT entraron ocho sicarios a desalojar a los trabajadores; el otro sindicato es CEINCONSA pero, hasta el día de hoy, ellos no logran salir adelante.

El Código de Justicia Laboral de 2014 hablaba sobre el despido ineficaz para mujeres embarazadas y para dirigentes sindicales. Hasta 2014 nos negaron toda posibilidad, pero seguimos reuniéndonos. Formamos los sindicatos que indiqué; y, en el caso de ese último, hasta ahora existe con mucha presión de las empresas para que puedan sostenerse.

Llegó 2012, ¿Cuáles fueron las acciones de ASTAC frente a la Defensoría del Pueblo?

Durante 2012, tuvimos que hacer un poco de presión a la Defensoría del Pueblo para que sacase la resolución donde se reconocían una serie de violaciones contra los derechos humanos y la naturaleza. Dichas acciones provocaron que el gobierno hiciera algunos cambios como exigir la afiliación al seguro social a todos; se modificaron algunos temas en el Ministerio de Ambiente y se realizó un mayor control sobre las compañías de aerofumigación; se incorporaron nuevas reglas para el sector agrícola en general, especialmente en el bananero.

Sin embargo, vimos que se quedó simplemente en lo que dijo la ley porque nunca la han cumplido; el Gobierno no ha ejercido un verdadero control sobre el cumplimiento de esos reglamentos.

¿Cuáles fueron las reacciones del Gobierno por aquel entonces?

Las acciones junto a la Relatoría de Naciones Unidas y la Defensoría del Pueblo no fueron extrañas para el gobierno. La Relatora nos dijo que ella estaba en Ecuador por pedido del gobierno ecuatoriano y que presentó el informe en las Naciones Unidas y ante el gobierno ecuatoriano; particularmente, aseguró que hablaría con Rafael Correa para contarle lo que encontró en el sector bananero. Me solicitó que escribiera una carta detallándolo todo y me pidió que no lo firmase para no identificarme por las posibles repercusiones que pudiera sufrir.

Las reacciones del gobierno comenzaron de forma muy tibia. Hicieron algunas cosas; en el caso del seguro social y derechos laborales, se exigió que se afiliase al seguro social a los trabajadores pero nunca se verificó su cumplimiento.

¿Hay cifras y datos de la cantidad de trabajadores bananeros afiliados al sistema de salud social?

No, no hay. Les he pedido en reuniones con Ministerios y con la Defensoría del Pueblo; es fácil establecer el número de trabajadores afiliados, ó si una hacienda bananera tiene o no tiene trabajadores afiliados.

Hay una norma que dice que por cada hectárea de banano debe haber de promedio un trabajador. En una hacienda de 1.500 hectáreas de banano debe haber mínimo 1400 o 1500 trabajadores afiliados al seguro social.

El Ministerio de Agricultura proporciona al Ministerio de Trabajo la cantidad de hectáreas de cada hacienda. Tienen el Censo Bananero pero no ha habido la voluntad.

 

ASTAC: la organizacón sindical, sus aliados en Europa y estrategias de acción 

Ante la necesidad de una proyección internacional, ¿en qué contexto se da la relación de ASTAC con las organizaciones y medios de comunicación europeos?

En 2009, el canal Al Jazeera hizo un reportaje con nosotros. También hubo un documentalista, Jason Glazer, norteamericano, que realizó una película llamada: “Sangre, Veneno y Muerte”, sobre todo el eje bananero desde Guatemala hasta Ecuador.

En 2012, Frank Brazzel estaba concluyendo una investigación con el Sipae. En esa investigación habían reunido a 50 trabajadores pero tuvimos un total de 200 trabajadores para la entrevista. Quedaron totalmente sorprendidos sobre la capacidad de convocatoria de ASTAC.

Además, se produjo un reportaje que demostró cómo a pesar de que exista la ley, no se controla el uso de plaguicidas. Una anécdota importante fue que el periodista Michael Ritcherd, cuando estábamos en una tienda común donde venden plaguicidas, hizo una prueba; puso una cámara a un lado y le dio a un niño 20 dólares indicándole que fuera a comprar un plaguicida de franja roja. El niño fue y la señora le vendió; todo fue grabado y el periodista alemán divulgó el vídeo provocando un alto impacto.

También vino un canal holandés, el DAHL y nos dijeron: “nosotros venimos a investigar cuáles son las condiciones de trabajo de ustedes, porque el supermercado Jumbo de Holanda vende los bananos muy baratos”; ése fue el primer acercamiento en el que evidenciaron la situación de los trabajadores e hicieron un reportaje sobre el tema allá.

¿Por qué tanto interés por parte de los medios de comunicación europeos?

Creo que los europeos han visto que nosotros nos hemos mantenido; somos, hasta cierto punto, hasta radicales en nuestra posición y eso es lo que les llama la atención.

¿Qué surgió tras la resolución de la Defensoría del Pueblo en 2012?

En tal resolución se ratificó lo que nosotros como Coordinadora de Trabajadores de Trabajadores Bananeros habíamos enunciado. Este hecho les llamó la atención a FOS (Federación de Organizaciones Sociales) y, sin ser parte o coparte de ellos, nos ofrecieron hacer una difusión de los resultados.

En 2013, FOS nos solicitó que hiciésemos un documento donde incluímos nuestros tres ejes temáticos: derechos laborales, equidad de género, derechos de la naturaleza y que el sindicato sea una institución que represente a los trabajadores representando un soporte para ellos.

Desde Ecuador, ¿cuáles fueron las acciones de apoyo?

Con Pablo Fajardo hicimos un seminario taller en Quevedo, donde hubo 200 trabajadores entre la provincia de Los Ríos y El Oro, donde se dieron a conocer testimonios y hechos en una rueda de prensa.

En el momento presente, ¿cuál es la demanda principal en la que se encuentra ASTAC con la OIT?

Nosotros hemos alimentado una demanda permanentemente. El gobierno hizo una sola exposición, una sola argumentación; nosotros dijimos: “cómo es posible que se reconozca al sindicato de los trabajadores remunerados del hogar y no a ASTAC”. Entonces el gobierno argumentó que ése era un asunto especial. Entonces la OIT le dijo que no tiene nada que ver lo uno con lo otro.

En marzo de 2017, la OIT mandó un informe preliminar pidiéndole al gobierno que registre a ASTAC. Según informaciones, la última vez fue en noviembre y le han insistido al gobierno que si tiene algún comentario sobre el informe preliminar, que lo haga. Sin embargo, no lo ha hecho y estamos esperando a que en marzo se regule nuevamente el Comité y saque el informe final sobre nuestro registro.

¿Cuáles han sido las reacciones del Ministerio de Trabajo en Ecuador?

Nada. Nosotros hemos aportado y mandado la documentación pero no han hecho nada.

En relación a temas de capacitación, ¿cuáles son las estrategias de ASTAC con los diferentes actores?

Hemos estado recorriendo zonas bananeras, se ha ido afiliando trabajadores y se han dado capacitaciones. Desde mediados de 2014, comenzamos un proceso con FOS, proyecto que consiste en capacitar a los trabajadores.

Nosotros siempre hemos mantenido la idea de que el sindicato no puede únicamente trabajar en el tema de derechos, debe proveer al trabajador de la posibilidad de alguna oportunidad de trabajo, de prepararlo.

Es por eso que ASTAC entiende que debe tener su propia escuela sindical, definitivamente no puede ser de otra forma.

En este período que va desde 2008 al 2017, ¿cuál ha sido la situación de los trabajadores?

La situación de los trabajadores mejoró un poco. Nos atrevemos a pensar que hubo un 70% de afiliados frente a un 30% del período anterior. Pero poco a poco se ha ido regresando a las cifras anteriores; es decir, yo calculo que ahora estamos hablando de que un 40% de trabajadores están afiliados y un 60% no lo están.

Entonces, ¿podemos hablar de avances o retrocesos en estos 10 años?

El gobierno ha propuesto cosas como que, por ejemplo, trabajen medio tiempo y que se les afilie medio tiempo. Por ello, las empresas, si trabajan más de las 40 horas semanales pero los afilian por medio tiempo, buscan la forma de restar derechos a los trabajadores.

En ocasiones, hay trabajadores que están afiliados al seguro social pero luego descubren que no pueden acceder al servicio médico porque no se han realizado los aportes.

En el gobierno de Correa, ¿cuáles han sido tus impresiones sobre el sector sindical?

Nuestros datos demuestran que, durante el gobierno de Rafael Correa, los conflictos sindicales crecieron enormemente. Los sindicatos públicos, pero al mismo tiempo, las estructuras sindicales no lograron mayor ejercicio en una representación política interesante.

El problema radica en el conocimiento de la realidad actual; en el tema sindical de los trabajadores, de los dirigentes. Se mantienen ideas de siglos pasados sobre lo que es el sindicalismo. Es necesario buscar herramientas modernas de lucha. Pienso que somos una especie de guerrilleros, pero modernos, que actuamos con otras armas.

Cuando te refieres a otras armas, ¿cuál es la estrategia a seguir?

En alguna ocasión, un trabajador me dijo que hagamos una guerrilla. Si te das cuenta, en la guerrilla, lo que normalmente se hace, es afectar los negocios a través de los atentados y esas cosas; pero eso es ilegal, ilegitimo. Nosotros hacemos algo casi parecido, pero usando la ley. Hacemos uso de los contactos de afuera para evidenciar cómo son afectadas las empresas bananeras en nuestro país a través de sus negocios relacionados con Europa. Es algo así como un atentado, lo que sería un atentado en tiempos de guerrilla. Nosotros estamos haciendo esa forma de lucha, estamos afectando su negocio, obligándolos y presionando para que se sienten a conversar.

Y si ASTAC ha crecido como sindicato sin estar legalizado, ¿cómo explicas este hecho?

Nos hemos mantenido independientes del tema político, sin dejar de reconocer que somos políticos. Trabajamos en el sector de los trabajadores, con los trabajadores, no tenemos compromiso alguno con partidos o personajes de la política, porque ellos tienen sus propios intereses. Desde nuestras denuncias, nos hemos dedicado de lleno a trabajar y denunciar esté quien esté en el gobierno.

De ahora en adelante, ¿cuáles son los retos y desafíos de ASTAC?

Ahora queremos hacer una asociación sindical sólo de mujeres bananeras. Las mujeres tienen muy poca voz. Queremos hacer una organización sólo de mujeres, que representan el 30% de del sector bananero. Nos gustaría que vayan tomando poder, fuerza y que sean parte de un Comité Central de ASTAC donde estén representadas con voz y voto. Hasta el momento, cuando van con dirigentes pasan calladas y no dicen nada. Pero cuando se les reúne a ellas solas, ahí si hablan.

¿Y qué decir de la parte legal?

En la parte legal contamos con un abogado en la provincia de Guayas. Tenemos asesoría legal; uno de los servicios que damos en ASTAC y que, por el momento, se ofrece gratis. Lógicamente, si llega una demanda, el trato se establecerá entre el trabajador y el abogado.

En este momento, ¿cuáles son los elementos mas críticos de la estructura de la normativa laboral en Ecuador? (código laboral, acuerdos ministeriales)

El problema es que no hay un conocimiento cabal de las tareas del trabajador. Por eso, nosotros hemos propuesto esta categorización del trabajo en el sector bananero.

Debe existir un código laboral que se ajuste a la realidad. Yo pienso que hay que modernizar todo, incluso el sector laboral. En el sector bananero debería haber una categorización del trabajo con unas condiciones de trabajo que sean justas. Pero tiene que pasar por una investigación que determine cuáles son las condiciones realmente justas y, a partir de eso, establecer cuál debería ser el salario.

FAO sacó un manual del trabajo bananero y ha incorporado algo muy importante: los riesgos psicosociales que son justamente los problemas emocionales que puede tener un trabajador frente a la explotación y frente al maltrato.

Dicen, “Ecuador es el país que tiene las exigencias más grandes en el sector”,  pero no las cumplen, pero incluso esas normas habría que revisarlas para ver qué es lo que se puede hacer.

Desde el Instituto de Estudios Ecuatorianos y el Observatorio del Cambio Rural, creemos que es necesario construir una vía sindical en el campo, ¿cuál es el futuro de los sindicatos en el campo? ¿Qué es lo que deberían pensar los sindicatos en el campo? ¿Cuáles deberían ser las condiciones para construir un sindicalismo rural?

Creo que hay que modernizar los temas por los que los sindicatos deben luchar. En el campo existe el desarrollo en torno a las grandes plantaciones. Ésto se ve como un modelo que debería incorporarse o desarrollarse más para mantener la economía del país. Con ello, implica que se afecte a la naturaleza, se afecte al medio ambiente, talando árboles, e incluso, hasta desviándose el curso de los ríos. También implica el uso de plaguicidas, porque, lastimosamente se piensa que para producir alimentos hay que usar plaguicidas. Con ellos se afectará gravemente a la salud y el medio ambiente. Es muy grave, desde ASTAC hemos estado intentando hacer entender que no sirve sólo pelear por una reivindicación económica porque al final un empresario generoso dice que va a pagar un mejor sueldo, ‘’pero déjense fumigar’’, ó en otros casos no te afilian. Este tipo de cosas son las que deben  comenzar a moverse más, como el tema del medio ambiente, de la salud; deben ser el motivo para que comiencen a unirse.

 

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